Фидель Кастро Рус. Собрание выступлений 1990-2000-ых годов. Fidel Castro Rus. Palabra de Fidel. Selección de discursos

Фидель Кастро Рус. Собрание выступлений 1990-2000-ых годов
Fidel Castro Rus. Palabra de Fidel. Selección de discursos

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Фидель Кастро Рус. Собрание выступлений 1990-2000-ых годов
Fidel Castro Rus. Palabra de Fidel. Selección de discursos

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A modo de presentación
Los aquí reunidos son sólo algunos de las decenas de discursos que Fidel
pronuncia afortunadamente con cierta periodicidad y abundancia. Varios de ellos
han sido tomados de los sitios web que se mencionan más abajo, aunque la mayor
ía nos han sido enviados como colaboración por nuestros amigos subscriptores de, fundamentalmente por nuestros ciberlectores cubanos y por muchos otros
de distintas latitudes que conocen la importancia de escuchar, leer y compartir las
palabras de Fidel.
Con la calidad del gran estadista latinoamericano y la autoridad que le confieren
los más de 40 años de Revolución y resistencia del pueblo cubano a las
irracionales afrentas políticas y al bloqueo más cruel que se conoce hacia un pueblo
sólo por defender su dignidad soberana; este ejemplo, reflejado en sus discursos,
señala un camino de lucha y resistencia al modelo de dominación política y
económica que impone el imperio con su colosal poder unipolar y enseña a nuestros
pueblos que un mundo mejor es posible, sin exclusiones, con justicia social,
independencia económica y soberanía política.
Agradecemos a los amigos de Paraleer su preocupación constante de compartir
material habitualmente poco accesible y escasamente difundido en los centros
de información internacional, y por hacernos llegar oportunamente sus aportes y
sus críticas sugerencias que son siempre bienvenidas a nuestra dirección de correo
electrónico:
Esperamos ir completando este documento electrónico con otros discursos memorables
de Fidel, con los que nos vayamos encontrando en próximas ediciones, y
con las siempre esperadas futuras palabras que seguiremos disfrutando.

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Selección de discursos
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INDICE
Discurso pronunciado, en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder
Popular. Palacio de las Convenciones, 26 de junio del 2002.
Discurso pronunciado, en la Tribuna Abierta de la Revolución en acto de protesta y repudio
contra el bloqueo, Plaza Mayor General «Calixto García» de Holguín, el 1ro de junio del 2002.
Discurso pronunciado, en la Tribuna Abierta de la Revolución, en acto de protesta contra el
bloqueo, Plaza Los Olivos, Sancti Spíritus, el 25 de mayo del 2002.
Palabras de Fidel en el recibimiento al expresidente James Carter. Aeropuerto internacional
«José Martí». 12 de mayo del 2002.
Discurso pronunciado con motivo de la visita del expresidente norteamericano, James Carter,
a la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, el día 13 de mayo del 2002.
Respuesta de Fidel a las declaraciones del gobierno de EEUU sobre armas biológicas
Discurso pronunciado en el acto de conmemoración por el Día Internacional de los
Trabajadores, celebrado en la Plaza de la Revolución, el Primero de Mayo del 2002.
Discurso pronunciado en la Conferencia Internacional sobre el Financiamiento para el
Desarrollo. Ciudad de Monterrey, México, 21 de marzo de 2002.
Discurso pronunciado en la clausura del IV Encuentro Internacional de Economistas. Palacio
de las Convenciones, La Habana, 15 de febrero del 2002.
Fragmento del discurso pronunciado el día de los trágicos hechos ocurridos en Estados
Unidos. 11 de septiembre del 2001.
Discurso pronunciado en Durban, Sudáfrica, en Sesión Plenaria de la Conferencia Mundial
contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de
Intolerancia. 1º de Septiembre de 2001.
Discurso pronunciado con motivo del Día Internacional de los Trabajadores, en la Plaza de la
Revolución. 1º de mayo del 2001.
Mensaje de Fidel a los manifestantes de Quebec. 20 de abril de 2001.
Discurso pronunciado en la Cumbre del Milenio, Naciones Unidas, Nueva York. 6 de
septiembre del 2000.
Intervención en la Mesa Redonda No.2 de la Cumbre del Milenio, Naciones Unidas, Nueva
York, 7 de septiembre del 2000.
Intervención en la Mesa Redonda No. 3 de la Cumbre del Milenio, “El papel de las Naciones
Unidas en el Siglo XXI”, Naciones Unidas, Nueva York. 7 de septiembre de 2000.
Discurso pronunciado en la sesión inaugural de la Cumbre Sur. La Habana, 12 de abril de
2000.
Discurso pronunciado por el Dr. Fidel Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros de la República de Cuba, en la sesión de clausura de la Cumbre Sur, La Habana.
14 de abril de 2000.
Las Cumbres Iberoamericanas
Discurso pronunciado durante la Primera Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de
Gobierno. Guadalajara, México. 18 de julio de 1991.
Discurso pronunciado durante la Segunda Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de
Gobierno. Madrid, España. 23 de Julio de 1992.
Discurso pronunciado durante la Tercera Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de
Gobierno. Salvador de Bahía, Brasil. 15 de Julio de 1993.
Discurso pronunciado en la sesión inaugural de la Cuarta Cumbre Iberoamericana de Jefes de
Estado y de Gobierno. Cartagena de Indias, Colombia. 14 de junio de 1994.

Discurso pronunciado en la 2da sesión de trabajo de la Cuarta Cumbre Iberoamericana de
Jefes de Estado y de Gobierno. Cartagena de Indias, Colombia. 15 de junio de 1994.
Discurso pronunciado durante la Quinta Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de
Gobierno. San Carlos de Bariloche, Argentina. 16 de octubre de 1995.
Discurso pronunciado durante la Sexta Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de
Gobierno. Santiago de Chile, Chile. 10 de noviembre de 1996.
Discurso pronunciado durante la Séptima Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de
Gobierno. Isla Margarita, Venezuela. Diciembre 1997
Discurso pronunciado en la sesión de clausura de la Octava Cumbre Iberoamericana de
Jefes de Estado y de Gobierno. Oporto, Portugal. 18 de octubre de 1998.
Discurso pronunciado en la inauguración de la Décima Cumbre Iberoamericana de Jefes de
Estado y de Gobierno. Ciudad de Panamá. 17 de noviembre del 2000.
APENDICE: CQC entrevista a Fidel.

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Palabra de Fidel
Discurso pronunciado por el Presidente de la República de Cuba
Fidel Castro Ruz, en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional
del Poder Popular. Palacio de las Convenciones, 26 de junio del
2002. (En ocasión de la Reforma Constitucional)
Compañeras y compañeros:
Todo está dicho y mucho mejor de lo que pueda yo decirlo. Un resumen y la
consideración de algunos aspectos es lo más que puedo hacer.
En los días en que tomó posesión, no deseábamos intercambios retóricos con
el nuevo Presidente de Estados Unidos. Aunque no albergábamos la menor duda
sobre su política hacia Cuba, no veíamos la utilidad de lanzar la primera piedra.
Seríamos pacientes.
Un grupo de extrema derecha había tomado el poder en Estados Unidos, y
sabíamos de sus acuerdos y compromisos contraídos desde antes de las elecciones
con los grupos mafiosos de Miami para liquidar la Revolución Cubana, que no
excluían mi propia eliminación física. El azar añadió la peculiar circunstancia de
que aquellos decidieron, mediante fraude electoral, la elección presidencial de Bush.
En la primera etapa tuvieron lugar las habituales maniobras anticubanas de
Ginebra. Nada nuevo, sólo que los métodos de presión contra las delegaciones
ante la Comisión de Derechos Humanos fueron más brutales que de costumbre.
Casi un primer año había transcurrido sin especial novedad: los tradicionales
ataques retóricos contra Cuba, la reunión del ALCA en Québec y la desacertada
referencia por parte de Bush en ese evento al pensamiento de Martí, que originó
una lluvia de cartas de los niños y adolescentes cubanos explicándole al Presidente
de Estados Unidos, con la mayor cortesía posible, quién era y cómo pensaba
nuestro Apóstol y Héroe Nacional, fueron los hechos de más relevancia en las
relaciones bilaterales.
En la esfera internacional, la decisión de construir un escudo nuclear
antimisiles, el desprecio a los compromisos contraídos en Kyoto y el anuncio de
grandes gastos militares en el desarrollo de nuevas y sofisticadas armas cuando
ya ni siquiera existía la guerra fría, dieron temprana señal al mundo del pensamiento,
el estilo y los métodos de la nueva Administración de la superpotencia
hegemónica.
La economía internacional comenzaba a mostrar síntomas preocupantes por
doquier: todos los índices y pronósticos se tornaron pesimistas. El mundo entraba
en una incierta y desconcertante recesión. Los productos básicos, de los que vive
la inmensa mayoría de las naciones del Tercer Mundo, estaban por el suelo, mientras
la globalización neoliberal, la privatización forzosa, la deuda externa y los
precios del petróleo alcanzaban su cenit.
Tienen lugar en medio de tales circunstancias los hechos trágicos, absurdos e
injustificables del 11 de septiembre. El mundo prestó apoyo unánime y solidaridad
al pueblo de Estados Unidos. Cualesquiera que fuesen los errores y las incongruencias
de la política exterior de las Administraciones de ese país, nadie dejó de
conmoverse ante la atroz matanza de miles de norteamericanos inocentes, nacidos
allí o procedentes de los más variados países.
Era la hora del examen de conciencia y no de atizar, multiplicar y capitalizar
los odios absurdos acumulados durante décadas enteras. La nación superpoderosa
debía ser ecuánime; el resto del mundo estaba en el deber de ser valiente. Lo
primero dependía de sus líderes; lo segundo, de un elemental sentido común y
dignidad. Tales virtudes no abundan. No ocurrió ni lo uno ni lo otro. El más poderoso
decretó un golpe de estado mundial el 20 de septiembre, 9 días después del
repudiable acto terrorista, al declarar en son de guerra que todos los países deb
ían escoger entre ser sus aliados o ser sus enemigos. Las Naciones Unidas per-
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Selección de discursos
dieron la poca autoridad que les otorgaba una Carta viciada por el más
antidemocrático de los procedimientos: el veto. Los demás estados, alrededor de
184, que suelen entretenerse votando acuerdos casi siempre nobles, pero que jam
ás se aplican, esta vez perdieron incluso su derecho a la voz.
Desde entonces se escucha sólo el ruido estridente de la irracionalidad, las
amenazas y las armas.
Las crisis económicas, con su secuela de pobreza y hambre, se multiplican; el
egoísmo crece, la solidaridad se debilita; las enfermedades, peores a veces que las
propias guerras, amenazan con exterminar regiones enteras. Las ciencias econó-
micas se encuentran ante problemas que ni siquiera habían imaginado nunca,
atadas a conceptos y categorías que, como pesado lastre, las hunden en un mar de
incertidumbre e impotencia. Es lo que han aprendido en las grandes y prestigiosas
universidades de un sistema económico y social devenido hoy anacrónico imperio
mundial. La política ha dejado de ser la ilusión de arte noble y útil con el que
siempre soñó justificarse, para convertirse en entretenimiento banal y desprestigiado.
Es una tragedia grande, pero no insoluble. La propia insostenibilidad del
sistema conducirá a la especie humana a la búsqueda de soluciones.
Volviendo a poner los pies sobre la tierra, en el limitado espacio del planeta
donde se encuentra nuestro país, los cubanos tenemos derecho a disfrutar el
modesto privilegio del deber cumplido. Somos fruto de grandes acontecimientos y
corrientes históricas que han tenido lugar a lo largo de muchos siglos. Sociedad
colonial y esclavista, con fuertes sentimientos anexionistas y antindependentistas
en las capas criollas más ricas hasta hace poco más de un siglo; lucha titánica del
creciente sector patriótico durante 30 años, próxima ya al logro de sus objetivos;
intervenida por tropas de Estados Unidos la nación forjada con la tenacidad y el
heroísmo de sus mejores hijos, traicionada y vendida, llevada y traída por fuerzas
infinitamente superiores, nos vemos hoy, país pequeño, independiente y absolutamente
libre, erguido ante la potencia imperial más poderosa que ha existido,
nada proclive a la paz y al respeto del derecho de los pueblos.
Tan singular caso no estaba escrito en ningún libro. Del profundo abismo del
pasado habían surgido las ideas, los sentimientos y las fuerzas que nos llevaron,
nos mantienen y nos mantendrán aquí.
Después de la bochornosa maniobra de Ginebra, en que el gobierno de Estados
Unidos tras brutales presiones logra por mínimo margen una pírrica victoria,
surgen en mayo pasado peligrosos hechos: el día 6 el gobierno de Estados Unidos
nos acusa de realizar investigaciones sobre armas biológicas; el 20, los discursos
de Bush en Washington y Miami; el 21, se reitera la inclusión de Cuba en su lista
de países que propician el terrorismo; el día 1ro. de junio, los insólitos pronunciamientos
de Bush en West Point.
El 20 de mayo el Presidente de Estados Unidos dedicó todo un día a Cuba y la
Revolución. ¡Qué gran honor! ¡Nos recuerda, luego existimos!
Ignoro cuándo el Presidente de Estados Unidos escribe sus discursos, cuándo
encomienda esa labor a uno de sus íntimos asesores, o son un híbrido de ambas
cosas. En cualesquiera de las circunstancias, la arrogancia, la demagogia, y la
mentira suelen ser compañeras inseparables de tales discursos. Ese día pronunci
ó dos: uno en la Casa Blanca y otro en Miami. Se mostró despectivo, insultante
y poco respetuoso hacia el adversario. Lo más importante no fueron ofensas e
insultos. Quienes carecen de argumentos no tienen otras armas que la mentira y
los adjetivos. Lo que debe considerarse como esencial son sus macabras intenciones,
sus planes insensatos y sus ilusiones.
Un ejemplo de inconcebible falsedad y falta de respeto a la opinión pública
internacional tiene lugar cuando, en el discurso de la Casa Blanca, el señor Bush
afirmó tranquilamente que Estados Unidos, sus aliados y amigos lograron la libertad
en países como Sudáfrica.
Palabra de Fidel
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El mundo entero conoce, y las nuevas generaciones deben conocer, que fue en
Cuito Cuanavale y al sureste de Angola donde se decidió el fin del apartheid, con
la participación de más de 40 mil combatientes cubanos en ese frente junto a
soldados angolanos y namibios. Las administraciones de Estados Unidos armaron
a Savimbi, que sembró millones de minas y mató a cientos de miles de civiles.
Guardaron silencio cómplice sobre la posesión de siete armas nucleares por parte
de Sudáfrica, con la idea de que fuesen usadas contra las tropas cubanas.
Bush confunde sus deseos con las más extrañas fantasías.
«Hace 100 años,» -dijo en Miami- «el pueblo orgulloso de Cuba declaró su independencia
y situó a Cuba en el camino de la democracia. Estamos aquí hoy para
celebrar este importante aniversario.»
Para él no existió en absoluto la Enmienda Platt, el engaño, la traición, el derecho
de intervenir, el ultraje a la soberanía de Cuba que esta constituyó. No existió
siquiera la historia.
Habla de un «peter pan», hoy ministro suyo. Y no dijo que en aquella monstruosa
operación que llevó tal nombre, organizada por las autoridades de Estados
Unidos sobre la base de una cínica y repugnante mentira, fueron sustraídos clandestinamente
del país 14 mil niños cubanos.
Acto seguido acude a la melodramática historieta de un niño cubano que llegó
a Estados Unidos en 1995 cuando tenía diez años de edad, que dentro de unas
semanas se graduaría en una Escuela Senior High School de Miami y sería el
primer graduado de ese plantel que ingresaría en la Universidad de Harvard. No
tuvo ni podía tener siquiera la mínima honestidad requerida para reconocer que
sólo un niño procedente de Cuba -único país del hemisferio donde desde el preescolar
están matriculados todos y el ciento por ciento se gradúa de sexto grado con
el doble de conocimientos promedio en lenguaje y matemática, según testimonia
la UNESCO- puede entrar en Harvard con unos pocos años de estudio posteriores;
no se trataba de un inmigrante del resto de América Latina, educado en una escuela
pública, ni de un niño indio o negro norteamericano.
De inmediato añade que nada se ha proporcionado en Cuba a nadie, «nada a
los trabajadores, los campesinos y las familias cubanas; sólo miseria y aislamiento.»
No intenta siquiera explicar por qué entonces cuatro décadas de agresiones,
terrorismo, bloqueo y guerra económica por parte de Estados Unidos, que para
enfrentarlos se requería de una gran dosis de conciencia política, cultura, heroísmo
y apoyo popular, no han podido sin embargo destruir o debilitar absolutamente
nada a una Revolución que nada haya hecho por el pueblo.
El señor Bush añade, entre otras superficialidades, que cuando todas las naciones
del hemisferio han escogido el camino de la democracia, yo escogí «la cárcel,
la tortura y el exilio para los cubanos que dicen lo que piensan». Esta calumniosa
referencia al empleo de la tortura en nuestro país la hace precisamente el
jefe del Estado que formó en escuelas especiales a decenas de miles de latinoamericanos
que en casi todos los países de nuestro hemisferio fueron responsables de
cientos de miles de torturados, desaparecidos y muertos. Nuestro personal de
seguridad nunca recibió lecciones de tan experimentados maestros. Si el señor
Bush fuera capaz de demostrar un solo caso de tortura en Cuba a lo largo de más
de cuatro décadas de Revolución, estaríamos dispuestos a erigir una estatua de
oro, aunque sea fundiendo la colección de nuestro museo numismático, para honrar
su memoria, como el menos mentiroso de todos los mentirosos del mundo.
Los que conocen a fondo nuestra Patria y su larga y azarosa historia saben que
los principios éticos de la Revolución, algo que explica su extraordinaria fuerza y
capacidad de resistencia, no son en absoluto los principios del señor Bush.
En los incongruentes discursos que pronunció el 20 de mayo anunció:
«Mi Administración también trabajará en busca de vías para la modernización
de radio y televisión ‘Martí’».
Selección de discursos
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Como puede apreciarse, mientras Cuba dedica un mayor número de horas
cada día en la televisión a los programas escolares y de Universidad para Todos e
invierte recursos en la ampliación a todo el país de un Canal Educativo que cuenta
con creciente prestigio y apoyo en el pueblo, el gobierno de Estados Unidos, aparte
de la ofensa de utilizar el nombre de nuestra más sagrada figura histórica, promete
invertir más dinero en la modernización de emisoras radiales y televisivas para
agredir nuestra cultura y sembrar desinformación, mentiras, veneno y subversión
en nuestro país.
En un rapto que pareciera delirante, se confiesa atónito por haber leído -sin
que nadie sepa dónde lo leyó- que en esta era moderna el régimen cubano prohíbe
la venta de computadoras al público. Nos trata como si fuésemos un país desarrollado
y rico. A nadie se le ha ocurrido decirle que, sin embargo, Cuba es en este
momento el único país de este hemisferio, incluido posiblemente Estados Unidos,
en que el ciento por ciento de las escuelas y centros de enseñanza, desde preescolar
hasta el último curso universitario, cuentan con laboratorios y profesores de
computación, a pesar del férreo y cruel bloqueo económico y tecnológico impuesto
a nuestro pueblo para impedirle cualquier tipo de avance en cualquier terreno.
El señor Bush podría quedar justificadamente atónito si fuese capaz de creer
que nuestro país es hoy posiblemente el único del planeta que lucha por una
cultura general integral, donde quien posea sólo los conocimientos de una carrera
universitaria será considerado dentro de breves años analfabeto funcional. Entonces
podremos competir con los ciudadanos de Estados Unidos y otros países desarrollados
no sólo en posibilidades de comunicarse por Internet en varios idiomas,
sino también en niveles de educación y cultura. Más le valdría preparar a los
niños y jóvenes de su país para ese futuro no lejano, y sobre todo protegerlos del
efecto destructor y enajenante de la publicidad comercial y consumista.
Algo más vergonzoso e inadmisible: el señor Bush afirmó que «si Cuba comienza
a adoptar reformas básicas importantes orientadas al mercado» (es decir, al capitalismo),
«entonces y sólo entonces trabajaría con el Congreso de Estados Unidos
para flexibilizar las restricciones a los viajes y al comercio entre nuestros dos
países.»
«Seguiremos prohibiendo el financiamiento norteamericano a las compras cubanas
de productos agrícolas norteamericanos porque eso no sería más que un
programa de ayuda extranjera disfrazada, que beneficiaría sólo al régimen actual.»
«Si el señor Castro rechaza nuestro ofrecimiento, estará protegiendo a sus secuaces
a expensas de su pueblo y al final pese a todos esos instrumentos de opresi
ón, tendrá que responder ante su pueblo.» Eso es precisamente lo que estoy
haciendo, señor Bush: respondiendo ante el pueblo, dándole cuenta de mi vida y
mi conducta revolucionaria, para elaborar junto a él la respuesta que debemos
dar a las exigencias y amenazas que usted no debió ni tiene derecho a plantear a
un pueblo con la dignidad y el decoro del pueblo cubano.
Con ingenua o insolente osadía, el presidente Bush declara que «ofrecerá becas
en ese país a estudiantes y profesionales cubanos que intentan crear instituciones
civiles independientes dentro de Cuba, y a los familiares de los presos polí-
ticos».
En Cuba nuestros adolescentes y jóvenes disfrutan de casi medio millón de
becas para todas las enseñanzas. Esas becas se otorgan por rendimiento acadé-
mico o por necesidades de nuestros estudiantes, de acuerdo a las instituciones de
que se trate. Ninguno de los niños y jóvenes es discriminado. La idea de que tal
cosa pueda hacerse por razones de carácter político es insultante e inadmisible.
El señor Bush ofrece becas que el país no necesita en absoluto, y lo hace con
otros fines. No debe imaginarse que vamos a cooperar con un plan tendiente a
crear algo parecido a un tipo de Escuela de las Américas para formar agentes subversivos
y desestabilizadores al servicio de sus planes injerencistas e imperiales.
Palabra de Fidel
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En Cuba, adicionalmente, se otorgan cada año miles de becas a jóvenes extranjeros
y no discriminamos a nadie por razones étnicas o ideológicas. Sería preferible
que el señor Bush concediera esas becas a jóvenes negros, indios o de
origen latinoamericano en Estados Unidos que no pueden estudiar.
Comete igualmente un error el Gobierno de Estados Unidos si cuenta de antemano
con la impunidad de ciudadanos que trabajen a sueldo de una potencia
extranjera (un delito que es castigado severamente por las leyes norteamericanas),
o cree que recibirán facilidades los que visiten Cuba disfrazados de cualquier forma
para transportar fondos y conspirar abiertamente contra la Revolución, o que
los funcionarios de su Oficina de Intereses tengan derecho a recorrer el país a su
antojo organizando redes y conspiraciones, violando normas que rigen la conducta
de los diplomáticos, con el pretexto de verificar la situación de los emigrantes
ilegales que son devueltos a Cuba. No estamos dispuestos a permitir violaciones
de nuestra soberanía, ni humillantes desacatos a las normas que rigen las conductas
de los diplomáticos. Tampoco es admisible el contrabando de mercancías a
través de las valijas diplomáticas. Será responsabilidad del Gobierno de Estados
Unidos si la insistencia en tales prácticas conduce a la anulación del acuerdo
migratorio, e incluso la retirada de la Oficina de Intereses en La Habana. Es algo
que no deseamos, ya que significaría un lamentable retroceso en las pocas cosas
en que se han logrado avances en las relaciones entre ambos países.
Pero estamos dispuestos a prescindir de cualquier cosa, incluso la vida, menos
la dignidad y la soberanía de nuestro país. No somos nosotros los que agredimos,
hostilizamos o bloqueamos a Estados Unidos. No exigimos que su constitución y
su sistema económico y político sean cambiados. Respetamos rigurosamente los
derechos de los demás países. Los nuestros deben ser también respetados.
Hemos dado sobradas pruebas de un sincero espíritu de cooperación en cuestiones
de interés común. De nuestra parte surgieron tres proyectos de acuerdos
bilaterales para la lucha contra el tráfico de drogas, el tráfico de personas y el
terrorismo.
Otro ejemplo: frente a la ilegal utilización de la Base Naval de Guantánamo
para convertirla en campamento de prisioneros extranjeros, adoptamos las medidas
pertinentes y ofrecimos facilidades en aquel terreno irregular y montañoso
para evitar accidentes que afectaran tanto al personal militar norteamericano como
a los prisioneros.
En su discurso el señor Bush habla de presos políticos en Cuba, pero no menciona
para nada a los héroes cubanos prisioneros del imperio condenados injustamente
en Estados Unidos a decenas de años de cárcel y varias cadenas perpetuas.
De este modo, ellos hablan de espías allá y de presos políticos aquí; nosotros
hablamos de presos políticos allá y de presos contrarrevolucionarios y espías aquí.
Finalmente, un punto que no podemos omitir: el insulto y la ofensa cuando
afirmó en Miami que «el comercio con Cuba no haría otra cosa que llenar los bolsillos
de Fidel Castro y sus secuaces».
Señor Bush, yo no me parezco absolutamente en nada a los corruptos personajes
que usted honra con su amistad en el mundo, o a aquellos que, siguiendo
recetas capitalistas y neoliberales, confiscaron al Estado y trasladaron al exterior
cientos de miles de millones de dólares, lavados gran parte de ellos por prestigiosos
e influyentes bancos norteamericanos. Usted, tan apegado a las grandes fortunas
como millonario e hijo de millonario, tal vez no pueda comprender jamás que
existan personas insobornables e indiferentes al dinero.
No nací totalmente pobre. Mi padre poseía miles de hectáreas de tierra. Al
triunfo de la Revolución, esas tierras fueron entregadas a obreros y campesinos.
Tengo el honor de poder decir que no poseo ni cuento en mi haber con un solo
dólar. Toda mi fortuna, señor Bush, cabe en el bolsillo de su camisa. Si algún día
lo necesitara para guardarla en un lugar bien protegido de ataques preventivos y
Selección de discursos
9
sorpresivos, le rogaría que me lo prestase, y si es mucha se la dono de antemano
como pago de alquiler.
Es curioso observar que en el ambidiestro discurso del Presidente Bush el 20
de mayo, pronunciado dos veces el mismo día, hay una sutil diferencia. El de la
Casa Blanca no menciona la palabra tortura ni la frase grosera sobre los bolsillos
de Castro y sus secuaces. Estas las incluyó en el del Centro «James L. Knight»
para el pleno disfrute de sus amiguitos de Miami, los mismos que, al regreso de
Elián a su hogar y su familia, pisotearon con furia e incendiaron banderas norteamericanas,
algo que jamás ha ocurrido en Cuba desde el triunfo de la Revoluci
ón.
De su discurso en West Point ya hablé en Santiago de Cuba. Hoy no son pocos
en el mundo, e incluso en su propio país, los que comparten la preocupación por
la filosofía que usted expresó allí. No añadiré más en esta ocasión. Sólo me complace
informarle que en este oscuro rincón del mundo nadie teme a sus amenazas
de ataque repentino y sorpresivo.
Todo hombre o mujer vive una cuenta regresiva. Hace mucho tiempo que hemos
entregado a nuestra causa cada minuto de vida que nos reste.
Usted, por su parte, pierde autoridad. En teoría posee el poder de ordenar la
muerte de una gran parte del mundo, pero no puede hacerlo solo. Para matar al
resto del mundo, necesita mucha gente que lo ayude. Entre los jefes militares y
civiles que manejan las estructuras de poder en su país, hay muchas personas
capacitadas y cultas. No basta una orden. Necesitan ser persuadidas y lo estarán
cada vez menos en la medida en que asesores políticos suyos sin capacidad y
experiencia militar, y ni siquiera política, cometan errores tras errores. No bastan
mentiras truculentas o inventos de ocasión para lanzar ataques preventivos y
sorpresivos contra cualquiera entre 60 o más países, o contra varios de ellos, o
contra todos.
En su país hay igualmente millones de científicos, intelectuales, profesionales
de las más variadas disciplinas que saben distinguir entre el bien y el mal, conocen
de historia y de las terribles realidades del mundo actual, tienen opiniones y
forman opiniones. Existe también el resto del mundo que no olvida fácilmente las
tragedias a que pueden conducir las ideas y los conceptos que usted está sosteniendo.
Se lo dice, sin agravio personal ni propósito de ofenderlo, quien sólo posee el
modesto poder de meditar fríamente y ha perdido hace mucho rato, junto a todo
un pueblo valiente y heroico, la noción del miedo.
¡Viva el Socialismo!
Palabra de Fidel
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Discurso pronunciado por el Presidente de la República de Cuba
Fidel Castro Ruz, en la Tribuna Abierta de la Revolución en acto de
protesta y repudio contra el bloqueo, las amenazas, las calumnias y
las mentiras del presidente Bush, en la Plaza Mayor General «Calixto
García» de Holguín, el 1ro de junio del 2002.
Queridos compatriotas de Holguín, Granma,
Las Tunas y toda Cuba:
El 20 de mayo, día del bochornoso espectáculo del auditorio de Miami, era
irónico escuchar al señor W. Bush hablar enérgicamente de independencia y libertad
-no para Puerto Rico sino para Cuba-, y mucho sobre democracia —no
para la Florida sino para Cuba. Especial énfasis puso el señor W. en la defensa de
la propiedad privada, como si ésta no existiera en Cuba.
Me di cuenta de que los años pasan. Qué lejos quedaban aquellos tiempos en
que un hombre de voz cálida y persuasivo acento, desde un sillón de ruedas,
hablaba como Presidente de Estados Unidos e inspiraba respeto: era Franklin
Delano Roosevelt. No se expresaba como un perdonavidas o un matón; ni era
Estados Unidos la superpotencia hegemónica que es hoy. Etiopía había sido ocupada.
La sangrienta guerra civil española había estallado. China estaba siendo
invadida y el peligro nazi-fascista amenazaba al mundo. Roosevelt, a mi juicio un
verdadero estadista, luchaba por sacar a su país de un peligroso aislacionismo.
Yo era entonces un colegial de sexto o séptimo grado. Tendría de 12 a 13 años.
Había nacido en pleno campo, donde ni luz eléctrica existía, y muchas veces sólo
a caballo, por caminos de espeso lodo, podía arribarse. Alternaba los meses del
año entre un rígido internado segregacionista -léase apartheid sexual, los varones
a distancia infinita de las hembras, separados en escuelas que estaban a años luz
unas de otras- en Santiago de Cuba, y breves vacaciones, aunque una más extensa
durante el verano, en Birán.
Los que teníamos privilegios, vestíamos, calzábamos y nos alimentábamos. Un
mar de pobreza nos rodeaba. No sé qué tamaño tendrá el rancho en Texas del
señor W.; sí recuerdo que mi padre dominaba sobre más de diez mil hectáreas de
tierra. Eso apenas era nada. Otras gigantescas extensiones, que variaban entre
110.409 y 115.079 hectáreas -propiedad de la West Indies Sugar Company y de la
United Fruit Company-, rodeaban el latifundio familiar.
Cuando un Presidente de Estados Unidos anunciaba un discurso, equivalía a
decir: hablará Dios. Era lógico, todo venía de allí: lo bello, lo bueno, lo útil; desde
una cuchilla de afeitar hasta una locomotora; desde una postal con la Estatua de
la Libertad, hasta una película de cowboys que tanto fascinaba a niños y adultos.
Además, «desde allí nos vino la independencia y la libertad». Eso les decían a las
decenas de miles de obreros agrícolas y campesinos sin tierra de aquellos territorios
que una parte del año obtenían empleo limpiando y cortando caña. Descalzos,
mal vestidos y hambrientos, vivían bajo el terror de la guardia rural, creada por los
interventores, con fusiles Springfield, largos y estrechos machetes, sombreros y
caballos de Texas de siete cuartas, que sembraban el pánico con su imponente
altura en nuestros desnutridos trabajadores, a los cuales reprimían sin piedad
ante cualquier amago de huelga o protesta.
En aquellas inmensas extensiones de campos, barracones, bohíos de guano,
pueblos empobrecidos y centrales de azúcar, de vez en cuando aparecía una mísera
aula por cada 200 o 300 niños, sin libros, con muy pocos materiales escolares,
y a veces sin maestro. Sólo en los bateyes de los grandes centrales había uno o dos
médicos para atender fundamentalmente a las familias de administradores y altos
funcionarios de las empresas azucareras extranjeras.
Selección de discursos
11
En cambio, abundaba un extraño profesional, con instrucción escolar no mayor
de tres o cuatro grados -un verdadero sabio entre la masa de analfabetos, que
casi siempre era compadre y visitante ocasional de las familias que vivían en el
campo-, se encargaba de los asuntos electorales de los ciudadanos. Sacaba cédulas,
comprometía al elector. Era el sargento político. El hombre de campo no vend
ía su voto, pero ayudaba a «su amigo». Quien contara con más dinero y más
sargentos políticos contratara, salvo excepciones, era el seguro candidato triunfador
como aspirante a cargos legislativos nacionales u otras funciones que podían
ser de carácter municipal o provincial. Cuando en algunas de aquellas elecciones
se decidía un cambio presidencial -nunca del sistema político y social, algo impensable-
y surgían conflictos de intereses, la guardia rural decidía quiénes serían los
gobernantes.
La inmensa mayoría de la población era analfabeta o semianalfabeta; depend
ía de un mísero empleo que debía conceder un patrón o un funcionario político.
No había para el ciudadano opción alguna, ni contaba siquiera con el conocimiento
mínimo indispensable para decidir sobre temas cada vez más complejos de la
sociedad y del mundo.
De la historia de nuestra patria no conocía más que la leyenda que de boca en
boca contaban los padres y abuelos sobre las pasadas y heroicas luchas de la era
colonial, lo que al final fue por cierto una gran suerte. Pero lo que significaban
aquellos partidos políticos tradicionales, dominados por las oligarquías al servicio
del imperio, ¿cómo podían comprenderlo? ¿Quién lo ilustraba? ¿Dónde podrían
leerlo? ¿En qué prensa? ¿Con qué alfabeto? ¿Cómo transmitirlo? El brillante y
heroico esfuerzo de los intelectuales de izquierda, que lograron admirables avances
en aquellas condiciones, chocaba con las murallas infranqueables de un nuevo
sistema imperial y la experiencia acumulada durante siglos por las clases dominantes
para mantener oprimidos, explotados, confundidos y divididos a los
pueblos.
El único derecho de propiedad que conocía la casi totalidad de Cuba hasta
1959, era el derecho de las grandes empresas extranjeras y sus aliados de la oligarqu
ía nacional a ser dueños de enormes extensiones de tierra, de los recursos
naturales del país, y a la propiedad de las grandes fábricas, los servicios públicos
vitales, los bancos, los almacenes, los puertos, los hospitales y escuelas privadas
que prestaban servicio de calidad a una ínfima minoría privilegiada de la poblaci
ón.
El azar me concedió el honor de nacer aquí precisamente, en el territorio actual
de esta provincia, y si ese lugar está a 54 kilómetros de distancia de esta Plaza
en línea recta, el recuerdo está muy cercano, sólo a diez milímetros o a diez segundos
en mi mente.
En aquellos enormes latifundios cañeros, sólo vi decenas de miles de campesinos
sin tierra o tenedores de parcelas sin título alguno, constantemente amenazados
o desalojados por los jinetes de los caballos texanos o, en el mejor de los casos,
pagando leoninas rentas. En las ciudades, veía muy pocos propietarios de las
viviendas que habitaban, por las cuales la población pagaba elevados alquileres.
No vi hospitales, ni escuelas para el pueblo y sus hijos, no vi ejércitos de médicos
y maestros; sólo miseria, injusticia y desesperanza se apreciaba por todas partes.
El pueblo cubano fue confiscado y despojado de toda propiedad.
Había que volver a la manigua. Había que romper las cadenas. Había que
hacer una revolución profunda. Había que estar dispuestos a vencer o a morir. Y
eso hicimos.
La revolución socialista ha creado más propietarios que los que había creado
el capitalismo en Cuba a lo largo de siglos. Cientos de miles de familias campesinas
son hoy propietarias de sus tierras, por las cuales no pagan siquiera impuestos.
Otros cientos de miles las poseen en usufructo gratuito y las explotan de
Palabra de Fidel
12
forma individual o cooperativa, y son propietarios de la maquinaria, los talleres, el
ganado y otros bienes. Lo más importante: la Revolución convirtió al pueblo cubano
en propietario de su propio país. Lo que erradicó fue la propiedad de los medios
fundamentales de producción, de las instituciones financieras y otros servicios
vitales en manos de saqueadores y explotadores del pueblo, que se enriquecían a
costa del sudor de los trabajadores, o eran para uso exclusivo de privilegiados y
ricos, donde pobres y negros estaban excluidos.
La nostalgia sobre la propiedad que pueda sufrir el jefe de un gobierno imperial
podría saciarse al ver que, además de los campesinos, millones de familias en
las ciudades son ahora dueñas de las viviendas que ocupan, por las que tampoco
pagan siquiera impuestos.
Como una necesidad histórica de superar el subdesarrollo heredado, Cuba
comparte con empresas extranjeras aquellas producciones a las que no tendría
acceso con sus propias tecnologías y fondos, pero ninguna institución financiera
internacional o capital privado extranjero determina nuestro destino.
Ni un solo centavo va a parar a los bolsillos de Castro y sus seguidores. Ningún
alto líder revolucionario cubano tiene un dólar en ningún banco, ni cuentas personales
en divisas dentro o fuera de Cuba, ni testaferros que las tengan en su nombre.
Ninguno es sobornable. Eso lo conocen muy bien los cientos de empresas
extranjeras que tienen negocios en Cuba. Ninguno es millonario como el señor
Presidente de Estados Unidos, cuyo sueldo de un mes es casi el doble del de todos
los miembros del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros de Cuba en un
año. Ninguno podría ser incluido en la larga lista de muchos de los amigos
neoliberales del señor W. en América Latina, campeones olímpicos de la malversaci
ón y el robo. Los pocos de ellos que no roban fondos públicos e impuestos al
Estado, roban plusvalía a los pobres y hambrientos y matan cada año a cientos de
miles de niños latinoamericanos que podrían salvarse; un sistema que el señor W.
añora imponer como modelo para Cuba. Su insulto es gratuito. No se queje luego
de nuestras duras respuestas.
El cese de la explotación de los seres humanos y la lucha por la verdadera
igualdad y justicia, es y será el objetivo de una revolución que no dejará de serlo
nunca.
Grande ha sido la obra de la Revolución cubana en todo el país y muy grande
en la querida y heroica región oriental, que era la más pobre y atrasada. Las tres
de las cinco provincias orientales que han enviado a este histórico acto de protesta
más de 400 mil combativos y entusiastas ciudadanos -Holguín, Granma y Las
Tunas-, han alcanzado en breves años logros sociales y humanos sin paralelo en
el mundo.
Algunos datos de lo que tenían y lo que tienen, antes y después del triunfo de
la Revolución:
Mortalidad infantil: antes, más de 100 por cada mil nacidos vivos; hoy, 5,9 –
muy por debajo de Estados Unidos.
Esperanza de vida al nacer: antes, 57 años; hoy, 76.
Número de médicos: antes, 344; hoy, 10.334.
Unidades de salud: antes, 46; hoy, 4.006
Camas asistenciales: antes, 1.470; hoy, más de 12 mil.
Maestros primarios: antes, 1.682; hoy, 77.479.
Centros universitarios: antes, cero; hoy, 12.
No sabían leer y escribir: antes, 40,3 por ciento; hoy, 0,2 por ciento.
Se graduaban de sexto grado: antes, el 10 por ciento de sólo un 34 por ciento
de niños en edad escolar que asistían a la escuela pública; hoy, asiste el ciento por
ciento y se gradúa el 99,9 por ciento.
Televisores para la enseñanza audiovisual: antes, cero; hoy, 13.394.
Equipos para la enseñanza de computación desde preescolar hasta sexto gra-
Selección de discursos
13
do: 5.563, que benefician a 237.510 niños.
Más de 27 mil jóvenes entre 17 y 30 años, que no tenían empleo, cursan estudios
de nivel medio superior en recién creadas Escuelas de Superación Integral
para Jóvenes, por lo cual reciben una remuneración.
Estas tres provincias cuentan con 62 museos, 68 casas de cultura, 21 galerías
de arte y 72 bibliotecas.
Todos los niños de Cuba, independientemente del ingreso de sus padres y del
color de su piel, tienen asegurada atención médica de elevada y creciente calidad
desde su nacimiento hasta el final de su vida; y la educación, desde el preescolar
hasta graduarse como doctor en ciencias, sin pagar un solo centavo.
En los índices y las posibilidades mencionados, ningún país de América Latina
se acerca ni remotamente a Cuba, y no hay en nuestra patria un solo niño mendigando
por las calles o trabajando para vivir, sin poder ir a la escuela; ni tampoco
drogas, que envenenan y destruyen a los adolescentes y jóvenes.
Eso no es tiranía, como lo califica el señor W. Es justicia, igualdad real entre
los seres humanos, conocimiento y cultura generalizada, sin la cual no hay, ni
puede haber ni habrá, verdadera independencia, libertad y democracia en ningún
lugar de la Tierra.
¡Vergüenza debiera darle al señor W. mencionar sociedades donde reinan la
corrupción, la desigualdad y la injusticia, destrozadas por el modelo neoliberal,
como ejemplos de independencia, libertad y democracia!
Para el señor W., democracia es únicamente aquella donde el dinero lo resuelve
todo, y donde los que pueden pagar en una cena 25 mil dólares por cubierto -un
insulto para los miles de millones de personas que habitan el mundo pobre, hambriento
y subdesarrollado- son los que van a resolver los problemas de la sociedad
y el mundo, y los que deben decidir la suerte de una gran nación como Estados
Unidos y del resto del planeta.
No sea tonto, señor W. Respete la inteligencia de las personas capaces de pensar.
Lea algunas de las cien mil cartas que nuestros pioneros le enviaron. No
insulte a Martí. No invoque en vano su sagrado nombre. Deje de buscar frases de
ocasión para sus discursos. Respete y respétese a sí mismo.
El bloqueo criminal que nos promete endurecer multiplica el honor y la gloria
de nuestro pueblo, contra el cual se estrellarán sus planes genocidas. Se lo aseguro.
Compatriotas: Frente a peligros y amenazas, ¡Viva hoy más que nunca la Revoluci
ón Socialista!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
Palabra de Fidel
14
Discurso pronunciado por el Presidente de la República de Cuba Fidel
Castro Ruz, en la Tribuna Abierta de la Revolución, en acto de protesta contra
el bloqueo, las calumnias y las amenazas del gobierno de Estados Unidos
contra Cuba, en la Plaza Los Olivos, Sancti Spíritus, el 25 de mayo del 2002.
Queridos compatriotas:
Sólo unos minutos para saludarlos a ustedes y pronunciar breves palabras,
dirigidas en esta ocasión fundamentalmente al pueblo norteamericano.
Nuestra lucha no es ni será jamás contra el pueblo de Estados Unidos.
Quizás en ningún otro país se reciba a los ciudadanos norteamericanos con el
respeto y la hospitalidad con que se les recibe en Cuba.
Somos hombres de ideas y no una comunidad de fanáticos. Nunca en Cuba se
culpó ni sembró odio contra el pueblo de Estados Unidos por las agresiones que
hemos sufrido de sus gobiernos. Eso hubiera estado contra nuestras doctrinas
políticas y nuestra conciencia internacionalista, bien probada a lo largo de muchos
años y cada día más arraigada en nuestro pensamiento.
Si patria es humanidad, como sentenció Martí, somos ciudadanos del mundo
y hermanos de todos los pueblos del planeta. Sus niños, sus jóvenes, sus ancianos,
sus hombres y mujeres, son también nuestros, independientemente de las
ideas económicas, políticas, religiosas y culturales de cada cual.
Las relaciones entre el pueblo de Cuba y el pueblo de Estados Unidos, aunque
muy influido este durante decenas de años por un diluvio de propaganda calumniosa
e información manipulada, han ido mejorando día a día, en especial desde
que un 80 por ciento de sus ciudadanos apoyó la devolución del niño secuestrado
a su familia y a su patria.
Siempre he pensado, a partir de mis reflexiones sobre la más reciente historia
de ese país, que el pueblo norteamericano puede apoyar una mala causa -y no
pocas veces lo ha hecho-, pero para ello primero hay que engañarlo. Si bien cuando
la guerra de Viet Nam las imágenes dolorosas que observaba a diario, de jóvenes
norteamericanos que regresaban sin vida, contribuyeron en alto grado a su
toma de conciencia sobre lo estéril, injusto y absurdo de aquella guerra, en el caso
del niño no ocurría algo parecido. Conocida a través de sus propios medios masivos
la cruel injusticia que se estaba cometiendo con aquella criatura, el pueblo norteamericano
no vaciló en ponerse al lado de lo justo. ¡Eso Cuba no lo olvidará nunca!
Duele profundamente que a ese pueblo, de esencia noble, se le trate de enga-
ñar con la diabólica invención de que en los laboratorios donde nuestros abnegados
científicos descubren, producen y desarrollan vacunas, medicinas y tratamientos
terapéuticos que previenen o curan enfermedades, ahorran sufrimientos
y salvan incontables vidas, se desarrollan programas de investigación y producci
ón de armas biológicas.
Se habla alternativamente de la capacidad de producirlas. Cualquier conocimiento
técnico-científico a lo largo de la historia ha servido para el bien o para el
mal. En nuestro país jamás se ha pensado producir tales
armas. Nuestros científicos han sido educados en la misión sagrada de proteger
la vida y no en destruirla.
Cuba dispone del doble de médicos per cápita que el conjunto de las naciones
más desarrolladas. Ningún país ha prestado ni presta gratuitamente más apoyo a
los servicios de salud de otros pueblos, ni ha salvado más vidas. Un pueblo que así
actúa, no tiene ni puede tener vocación de fabricante de armas biológicas.
Más importantes que los conocimientos son los sentimientos. Y por encima de
todo, la verdad debe ser sagrada.
Dos semanas después de la infame calumnia, vino la arbitraria inclusión de
Cuba en una lista de países que auspician el terrorismo.
Más que la preocupación por el daño moral y político que puede derivarse de
tan canallescas acusaciones, nos duele la idea de que un solo norteamericano
Selección de discursos
15
llegara a creer que desde Cuba pudiera originarse daño alguno a él, a su familia y
a su pueblo.
Ni una sola gota de sangre se ha derramado en Estados Unidos, ni un átomo
de riqueza allí se ha perdido en 43 años de Revolución por acción terrorista alguna
procedente de Cuba. A la inversa, son miles las pérdidas de vidas y cifras siderales
los daños materiales que se han ocasionado a nuestra patria desde territorio norteamericano.
Es algo sobre lo que el pueblo de Estados Unidos debe ser informado,
en lugar de saturarlo con calumnias y mentiras.
La única verdad que debiera inferirse es que desde Cuba el pueblo de Estados
Unidos pudiera recibir vacunas, medicamentos y procedimientos médicos que salvar
ían con seguridad numerosas vidas, o servirían para recuperar bienestar y
salud cuando cese la absurda prohibición del intercambio comercial. Si esa modesta
cooperación es posible, se debe a que hace mucho rato desapareció el analfabetismo
en nuestro país, un alto nivel educacional ha sido alcanzado, y Cuba se
convierte cada vez más en un país no solo de
grandes talentos artísticos e intelectuales, sino también de pedagogos, cientí-
ficos y cientos de miles de ciudadanos capaces de crear riquezas con sus inteligencias
cultivadas. ¡Una prueba de lo que puede hacerse, a pesar del subdesarrollo
heredado y el más prolongado bloqueo económico y financiero que haya sufrido
nunca pueblo alguno!
Nos duele también mucho ver al pueblo norteamericano envuelto en una atm
ósfera de terror que perturba su vida, limita su capacidad de crear, entorpece
sus actividades normales y afecta su economía.
No quiero utilizar este momento para hacer críticas de lo que pudo hacerse y
no se hizo a fin de evitar el horrendo crimen del 11 de septiembre; no dispongo de
elementos de juicio suficientes.
Como dirigente de un país que ha tenido que defenderse durante más de 4
décadas de miles de acciones terroristas, puedo afirmar que la siembra incesante
de pánico no es el camino correcto; puede afectar
psicológicamente a la población y convertir la vida de ese inmenso país en un
insoportable infierno. Los riesgos de graves acciones terroristas han existido y
existen en Estados Unidos como en cualquier otra parte del mundo, antes o despu
és del 11 de septiembre. Incluso, personas enajenadas, excitadas por el clima
reinante, pueden realizarlas. Los dirigentes de un país no pueden ser arrastrados
a errores por el temor a las realidades; son muchas y muy diversas las que en la
actualidad amenazan a la sociedad humana.
De todas las medidas preventivas que puedan adoptarse contra el terrorismo,
hay algunas fundamentales: educar al pueblo, informarlo de esas realidades y
peligros, transmitirle serenidad, confianza y los conocimientos necesarios para
obtener de él la mayor y más eficiente cooperación en esa lucha.
Los cubanos, habituados a librar batallas con el pueblo, no concebimos victoria
alguna sin su participación y apoyo.
Es deber elemental de los agobiados dirigentes de nuestro complejo mundo,
entre otras muchas obligaciones -y sin olvidar el hambre, la pobreza, el subdesarrollo,
las enfermedades que diezman regiones enteras, los cambios de clima y
otras calamidades-, reflexionar y meditar sobre las causas y raíces
que han originado la peligrosa pandemia del terrorismo, y aplicar métodos
verdaderamente eficaces para combatirlos.
En sus dificultades actuales y en la lucha contra el flagelo del terrorismo, el pueblo
de Estados Unidos puede contar con este pueblo amistoso, solidario y generoso.
¡Viva el sistema político y económico que convirtió a Cuba en ejemplo de justicia,
soberanía plena, libertad verdadera, dignidad y heroísmo!
¡Viva el pueblo patriótico, unido y culto que ningún poder sobre la Tierra podrá
jamás doblegar!
¡Venceremos!
Palabra de Fidel
16
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, FIDEL
CASTRO RUZ, EN EL RECIBIMIENTO AL EX PRESIDENTE NORTEAMERICANO
JAMES CARTER, EN EL AEROPUERTO INTERNACIONAL
«JOSÉ MARTÍ», EL DÍA 12 DE MAYO DEL 2002.
Excelentísimo Señor James Carter, ex Presidente de Estados Unidos;
Distinguida señora Rosalynn Carter y demás miembros del selecto grupo de
amigos que los acompañan:
Hoy se convierten en realidad los sinceros deseos que en más de una ocasión le
formulara, en los breves encuentros que hemos sostenido en el exterior, de que
visitara Cuba.
Ambos hemos compartido, en un mismo lapso de tiempo, la responsabilidad
de dirigir los destinos de nuestros países. Usted, en una inmensa y poderosa naci
ón; yo, en una pequeña isla, a 90 millas de su país.
No es un secreto para nadie que durante casi medio siglo las relaciones entre
los dos Estados no fueron óptimas y aún siguen sin serlo.
Deseo, sin embargo, dejar constancia de que en los cuatro años de su Presidencia,
usted tuvo el valor de realizar esfuerzos por cambiar el curso de aquellas
relaciones. Por ello, su nombre es visto con respeto por todos aquellos que fuimos
testigos de su actitud.
Una prueba palpable de que aquel propósito no fue inútil, es que a pesar de
dificultades, incomprensiones y desacuerdos al parecer insuperables, durante sus
cuatro años de gobierno tuvieron lugar, entre otros, tres hechos importantes: se
abrieron las Oficinas de Intereses en Washington y en La Habana; se delimitaron
las fronteras marítimas entre Cuba, México y Estados Unidos; y fue reconocido el
derecho de los ciudadanos norteamericanos de viajar a Cuba, lo que más tarde fue
lamentablemente suspendido de nuevo por otros.
Tal vez algunos piensen que nuestra invitación a que usted visitara nuestro
país obedece a una astuta maniobra o a un mezquino interés político. Con toda
sinceridad digo que se trata de un merecido reconocimiento a su actitud como
Presidente de Estados Unidos con relación a Cuba, y a su trayectoria ulterior
como personalidad de reconocido prestigio internacional, consagrada a luchar por
reducir, mitigar o hacer conciencia sobre algunas de las muchas tragedias que
hoy padece la humanidad, y siempre buscando las posibilidades de paz y entendimiento
entre los pueblos.
Quien en tiempos de plena guerra fría y en las profundidades de un mar de
prejuicios, desinformación y desconfianza de un lado y de otro fue capaz de intentar
una mejoría de las relaciones entre ambos países, merece respeto.
Los cubanos, una de cuyas mejores virtudes es el desinterés, admiran y respetan
el valor y hacen suya cualquier causa justa.
Nuestro país los recibirá a usted y a su delegación con la más sincera hospitalidad
de que es capaz. Le mostrará con modestia su obra humana y social. Le
facilitará la comunicación con nuestro pueblo, para que usted le exprese todo lo
que desee expresar, estemos o no de acuerdo con parte o con todo lo que exprese.
Tendrá acceso libre a cuanto lugar desee ver, y en nada nos sentiremos ofendidos
por cualquier contacto que desee hacer, incluso con aquellos que no comparten
nuestras luchas.
Aunque está previsto en el programa acordado un contacto con nuestros cient
íficos en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, si le interesa y lo desea,
tendrá acceso libre y total, con personal especializado que usted escoja, a ese y a
cualquier otro de nuestros más prestigiosos centros de investigación científica,
algunos de los cuales han sido recién acusados, unos días antes de su visita, de
producir armas biológicas.
Selección de discursos
17
Somos un pueblo patriótico y digno, que jamás aceptará imposiciones ni amenazas
de nadie; pero amigo sincero del pueblo de Estados Unidos, y especialmente
de todos los buenos norteamericanos, que son muchos, y cada vez descubrimos
más.
Al darle la bienvenida con cálida y sincera amistad, nuestro principal deseo es
que su visita a Cuba no pueda ser tomada por nadie para cuestionar su patriotismo,
disminuir sus méritos o hacer daño a la ayuda que su Fundación ofrece a
tantas personas pobres, necesitadas y abandonadas que existen hoy en el mundo.
¡Muchas gracias!
Discurso del Presidente de la República de Cuba, Fidel Castro Ruz,
con motivo de la visita del expresidente norteamericano, James
Carter, a la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, el día 13
de mayo del 2002.
Distinguido expresidente de Estados Unidos, James Carter, su esposa y dem
ás acompañantes;
Saludo, igualmente, a los demás invitados, y a los queridos estudiantes de esta
escuela de medicina:
Yo no estaba seguro de si debía hablar, entre otras cosas, para no arriesgarlos
a ustedes aquí (Risas) a un discurso que se extienda un poquito más de la
cuenta; pero, bueno, se hizo un silencio total y de esa forma me sentí obligado
(Risas), óiganme bien, a ocupar unos minutos esta tribuna.
Por ahí había un programa que decía: “Finalmente, anuncian las palabras
centrales”, así suele decirse en los actos públicos, en las tribunas abiertas, etcétera,
y yo digo, en todo caso, si digo algo serán las palabras finales, puesto que las
palabras centrales correspondían al presidente Carter, para que comprendan esto
de expresidente y de presidente, es que por una cuestión de cortesía, en Estados
Unidos, de forma familiar, a los que han sido presidentes, aun cuando hayan
dejado de serlo, se les sigue llamando presidentes, y a él lo estamos tratando
familiarmente en la tarde de hoy.
Yo meditaba, realmente, ¿qué es lo que estamos haciendo, si esto es una escuela
de medicina o esto es otra cosa? Uno piensa en números, porcentajes, etcé-
tera. Yo también calculaba, por ejemplo, cuántos médicos teníamos al triunfar la
Revolución y los que están hoy estudiando en esta escuela son más que todos los
médicos que tenía Cuba, y en dos o tres años quedaron la mitad de aquellos médicos.
También quedó solo el 40% de nuestros profesores de medicina.
Los resultados que hoy pudiera presentar -no digo exhibir, porque nosotros no
exhibimos nada, presentamos-, son el resultado de un gran esfuerzo, de un esfuerzo
de 43 años.
Con aquellos médicos que quedaron en nuestro país, es que pudo crearse lo
que hoy tenemos y hoy tenemos 22 médicos por cada uno de los que nos dejaron,
un poquito más de 22, y cursan estudios en nuestras universidades dos veces y
media el total de médicos que quedaron.
Sí, nos vimos ante la situación de un gran desafío, nos quedábamos sin médicos
o hacíamos el esfuerzo requerido para disponer de todos los médicos necesarios.
Entre nuestras grandes esperanzas, cuando pensábamos en el futuro, cuando
soñábamos en ese futuro, estaba que nuestro país dispusiera de un buen sistema
médico.
A mí no se me puede olvidar que cuando era un alumno de quinto o sexto
grado de la escuela primaria y viajaba allá, donde yo vivía, en un latifundio, me
encontraba a veces con que la tercera parte de los niños había muerto; de aquello
Palabra de Fidel
18
no se enteraba nadie, y aquello no salía en los periódicos, ¿y de qué morían?, de
acidosis. A esto hay que sumarle, desde luego, los que morían habitualmente de
tétanos, o de cualquier otra de las muchas enfermedades habituales que azotaban
nuestros campos.
Soñábamos también con las escuelas, porque observábamos lo que veíamos
en todo lo que nos rodeaba, casi todos los jóvenes y adultos eran analfabetos.
Recuerdo que algunos de los pocos que sabían leer y escribir se ganaban la vida
escribiendo cartas para los que querían escribirle a una novia o a una enamorada
o a una joven que pretendieran conquistar; pero no es que le dictaran una carta,
sino que le pedían también que elaborara el contenido de la carta, le pedían que
dijera lo que el que la escribía creyera lo que tenía que decir para conquistar a la
muchacha, porque, en aquella época, los muchachos conquistaban a las muchachas
(Risas y aplausos), no había tanta igualdad (Risas).
Aquellos eran dos pilares por los que luchábamos, pero no eran los dos pilares
fundamentales, había un pilar fundamental: la justicia, la igualdad de posibilidades,
la verdadera hermandad entre los seres humanos. ¿Y qué es una sociedad
sin justicia? ¿Qué es una sociedad de analfabetos? ¿Qué es una sociedad donde
unos pocos tienen todo y los demás no tienen nada? ¿Qué libertad puede nacer de
la desigualdad y la incultura? ¿Qué democracia? ¿Qué derechos humanos?
Hay cosas muy profundas que mueven los sentimientos de nuestro pueblo.
Albergamos la más firme convicción de que hay muchas palabras y muchos conceptos
que tienen que ser redefinidos, si es que queremos, realmente, marchar
hacia un futuro digno. El futuro no puede ser el pasado, y concebir una sociedad
futura requiere, realmente, repensar muchos conceptos que son prehistóricos.
Todos sabemos, o muchos de nosotros, que cuando surgió por vez primera la
palabra democracia fue allá en Grecia, y cuando éramos jóvenes nos decían: “Allá
está el ejemplo de la democracia, los ciudadanos reunidos en un parque público,
que debe haber sido bien pequeño, gobiernan.” En aquella época Atenas, por
ejemplo, tenía 20 000 ciudadanos libres -deben haber sido un poquito menos,
porque si se reunían en la plaza y no existían ni siquiera los micrófonos, en realidad,
cabían en un pequeño parque; sin estos micrófonos yo no podría hacerme
escuchar allá, en el fondo de este conjunto de personas aquí reunidas-, y al lado
de los 15 000 ó 20 000 ciudadanos libres, había 50 000 ó 60 000 que no gozaban
de derecho alguno y alrededor de 80 000 seres humanos que eran esclavos.
Cuando pasamos la vista por el mundo que hoy conocemos y sabemos que hay
miles de millones de seres humanos que viven en inconcebible pobreza, miles y
miles de millones de seres humanos que pueblan ese Tercer Mundo, nos podemos
preguntar en qué mundo estamos viviendo; cuando sabemos que hay países donde
el 90% son analfabetos y no tienen escuelas y vemos que su número crece cada
año; cuando llegan noticias de que solamente niños que podrían salvarse mueren
antes de cumplir el primer año de vida, y se compara países donde mueren 5, 6, 7,
8 por cada 1 000 nacidos vivos y donde la cifra se eleva a más de 150, nos preguntamos,
en qué mundo estamos viviendo.
Muchas veces nos preguntamos cuál será el siglo, cuál será el milenio en que
podamos decir que todos los seres humanos que vienen a este mundo, vengan,
realmente, con una igualdad de posibilidades ante la vida.
Nosotros hemos hecho un gran esfuerzo para que, al menos, en esta isla, existiera
esa igualdad de posibilidades para todos los seres humanos y aun todavía no
lo hemos alcanzado totalmente. Podrán imaginarse cuán difícil es y cuánto más
difícil aún, si se parte de la pobreza, como ha tenido que partir nuestro país, y de
la cual parten hoy más de 140 países en mayor o menor grado. Y si algo puede
satisfacer, como premio al esfuerzo de tantos compatriotas como lucharon y muchos
de ellos cayeron o dieron todas las energías de su vida a una idea justa, a un
sueño noble, es que nuestro país se va acercando hacia una sociedad donde todos
los seres humanos tengan iguales posibilidades, pero no en teoría, porque solo en
Selección de discursos
19
teoría se podría hablar de igualdad en este mundo. Solo en teoría, si se sabe que,
por ejemplo, un país como Mozambique tiene un per cápita del Producto Interno
Bruto equivalente a 80 dólares al año y hay otros que tienen 45 000 dólares per
cápita anualmente, y no me refiero solo a la diferencia entre las naciones, sino a
las diferencias entre los individuos dentro de las naciones, y en eso nuestros paí-
ses latinoamericanos son campeones olímpicos.
Procedemos todos nosotros de una región donde existe la mayor diferencia
entre ricos y pobres; es sabido que en muchas el 10% más rico de la población
posee más del 50% de las riquezas y bienes que se crean en esas naciones y el 10%
de los más pobres apenas dispone del 4% o el 5%, a veces, incluso, menos, del
Producto Interno Bruto.
Se camina por las calles y se les ve llenas de niños limpiando parabrisas, limpiando
zapatos o trabajando por miserables sueldos para ayudar a su familia, o
sin ir a la escuela porque no hay escuelas, o sin graduarse ni de quinto grado
porque solo el 52%, si mal no recuerdo, alcanza el quinto grado, mucho menos el
sexto y mucho menos el noveno. Podríamos preguntarnos por qué, qué grado de
justicia hay, a qué están destinados unos y a qué están destinados otros.
Es por ello, que si bien es cierto que muchos reconocen a nuestro país grandes
avances en salud, educación, deportes, cual si esos fueran los únicos objetivos, o
los objetivos finales de nuestras luchas o de nuestras vidas, habría que decir:
Nosotros buscamos algo mucho más noble, buscamos justicia para todos.
Cómo puede haber justicia sin saber leer y escribir. Cómo puede haber libertad
sin justicia ni igualdad. Cómo puede haber democracia al estilo de aquella
Atenas que mencionábamos. Cómo puede hablarse de derechos humanos y en
qué mundo vivimos, si al país que en esta época y enfrentando dificultades inimaginables
se está acercando y se acerca cada vez más aceleradamente a ese nivel, a
ese sueño de justicia, de verdadera libertad, de verdadera democracia, de verdaderos
derechos humanos, se le condena en Ginebra como violador de esos derechos.
No puedo en una reunión como esta, en la que no quería hablar, abordar tan
espinoso tema, pero ya que me obligaron… Cuando uno habla debe ser para decir
algo. Le añado que quizás este sea hoy el país más unido del mundo y más preparado
políticamente, quizás sea este hoy el país más entusiasta y el más lleno de
esperanzas cuando mira hacia el futuro.
Ustedes saben que hace solo unos días, allá, en la Plaza de la Revolución, un
millón de habaneros se reunió. Sí, a los pocos días de la condena, indignado por
aquella colosal ofensa, y lo increíble es que los que nos condenaron no podrían
mostrar otro cuadro que el cuadro del infierno, porque esos países -y me estoy
refiriendo en este caso concreto a los de América Latina- son la negación total de
los derechos que mencionábamos. No hay, por eso, que afligirse. Habrá un juez
inapelable, y ese juez será la historia (Aplausos).
Es por ello que les contaba que al mirarlos así, me preguntaba: ¿Es esto una
escuela de medicina? Y para qué serviría si ustedes regresaran a sus países para
incorporarse a instituciones permeadas, desgraciadamente, por el economicismo,
el mercantilismo y el egoísmo, y ninguno quisiera viajar a una montaña, a una
meseta, a un rincón de los campos, o a barrios marginales para ejercer allí la noble
profesión de médico. Más que escuela de medicina, nuestro más ferviente deseo
es que esta sea una escuela de solidaridad, de hermandad y de justicia.
Tengo la convicción de que así será, que no en balde los estudiantes de esta
escuela y las otras constituyen una representación de todas las etnias y de todos
los sectores más humildes de sus países, 66 etnias, según nos dijeron.
Qué hermoso espectáculo ver aquí unidos, estudiando juntos, a estudiantes
de toda América Latina y a estudiantes norteamericanos. Con qué placer y satisfacci
ón escuchamos a esa joven que habló aquí, o a la que allí cantó, y cuántas
esperanzas de amistad y de hermandad pudieran concebirse si nos unimos todos
bajo ideales de justicia, bajo ideales de igualdad, los que expresaba aquí el presi-
Palabra de Fidel
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dente Carter, los ejemplos que citaba, impresionantes, cuando nos contaba cómo
con una pastilla, una pastilla, o tal vez dos, se podía contribuir a que terribles
enfermedades desaparecieran; con un esfuerzo noble, dirigido a resolver algunas
de las tragedias que padecen los seres humanos en este mundo, se podían resolver
mediante procedimientos sencillísimos. Y mi pregunta era, la que me surgía
de la mente, ¿cuánto habrá costado todo eso?, y es evidente que los recursos
invertidos son mínimos. Pensaba que hay miles de millones de personas sobre la
tierra con esos mismos problemas o riesgos de sufrirlos.
No se mencionó, puesto que no era posible -él se concretaba a los casos que
han estado atendiendo en el terreno de la medicina, ya que mencionó otros terrenos
en los que la Fundación o Centro Carter está contribuyendo-, por ejemplo, el
paludismo, las decenas de millones de personas que enferman de paludismo y los
millones de personas que mueren del paludismo, o la tifoidea.
No se mencionó el espanto, era demasiado bella la tarde para hablar del espanto,
y el espanto se llama SIDA, y cuando se menciona el Africa es imposible
dejar de tener en la mente 26 ó 28 millones de personas infectadas de SIDA; 13 ó
14 millones de niños huérfanos; millones de niños que nacen ya con el virus adquirido
en el vientre de la madre. Una de las más grandes tragedias que ha conocido
la humanidad y que amenaza con el exterminio de naciones enteras, e incluso
de regiones enteras.
A cualquiera de estas cifras habría que añadirles los millones de analfabetos,
el número creciente que hay en el mundo; los millones de desempleados; el 60% o
el 70% de los ciudadanos latinoamericanos que viven del trabajo informal, sin seguridad,
sin protección social alguna, sin ningún derecho, porque no solo se han
estado erradicando el movimiento obrero y los sindicatos, sino, incluso, los derechos
más elementales de los trabajadores. ¡Cuántas calamidades pudieran sumarse!
El presidente Carter nos hablaba del noble esfuerzo de su esposa en el estudio,
la investigación y la lucha contra los fenómenos de retraso mental, y ahí se abordaba
un tema tremendo. Nosotros lo sabemos, porque vamos conociendo los datos
exactos de personas que padecen de alguna incapacidad por retraso mental,
que en la capital de la república solamente son más de 13 000, y a cada uno de
ellos hay que estudiarlos, e incluso los estamos estudiando ya, preparando
genetistas a paso acelerado, equipando laboratorios adecuados, sobre todo al conocer
-y no estudiamos solo los casos de atraso mental, sino los casos de incapacidad
por alguna otra causa- que alcanzan la cifra de 48 000 en nuestra capital
con alguna incapacidad; y partiendo del conocimiento de que más de 80 enfermedades
de diversos tipos tienen origen genético, nos estamos dando a la tarea del
estudio genético de todos los casos de retraso mental y de algunas otras enfermedades
genéticas con las cuales no nace el niño y que puede padecer después como
consecuencia, por ejemplo, del hipotiroidismo o de algo ya afortunadamente abolido
hace rato, en este y otros países, como es la poliomielitis. Pero hay muchos
casos de origen genético o de origen ambiental o de origen accidental.
Cuando se menciona eso y se conocen las cifras, se empieza a acercar alguien
a la cantidad de tragedias que sufre la sociedad humana y muchas veces aquellos
seres la sufren en solitario, porque muchos ni saben lo que les está ocurriendo.
Un motivo más de satisfacción para la visita que hemos tenido hoy, cuando vemos
el esfuerzo de ellos en pro de la lucha por evitar, en primer lugar, y ayudar en lo
que sea posible, a los que sufren algunos de estos padecimientos.
No quiero, sin embargo, extenderme, porque este es un tema que daría hasta el
amanecer.
Me faltaría fundamentalmente expresar las razones por las cuales hemos recibido,
con respeto, con gran hospitalidad y agrado, al expresidente Jimmy Carter, a
su esposa y a su delegación.
No piensen que es una delegación numerosísima, la más numerosa delegación
Selección de discursos
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que ha visitado el país junto con ellos es la delegación de reporteros y periodistas,
cosa, desde luego, lógica.
Ayer en el aeropuerto explicamos sus esfuerzos por mejorar las relaciones entre
Estados Unidos y Cuba, en medio de aparentemente insalvables dificultades;
por esas dificultades que no voy a enumerar no se avanzó más en aquel entonces.
Pero nos parecía de elemental justicia histórica hacer ese reconocimiento, así como
reconocer el valor de visitar nuestro país.
Fue valiente al intentar mejorar las relaciones; nadie piense que eso era fácil.
Fue valiente al visitar a Cuba, a pesar de que siempre surgieron los que se opusieran,
a pesar de que se exponía a críticas y calumnias.
El programa de su visita no lo escogimos nosotros, lo escogió él, y se interesaba
fundamentalmente en el terreno de la educación, ocupando este prácticamente el
número uno; se interesaba por esta Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas
de manera especial, algo que se explica por lo que nos contó del esfuerzo que
realizan en muchos países por la salud, en la medida de sus recursos. Es grande
la experiencia que deben haber adquirido sobre muchos de esos temas.
En el esfuerzo inteligente, debo decir aquí sin ánimo de halagos personales, es
claramente perceptible el grado de inteligencia del expresidente Carter, a lo cual
se une, en grado aún más alto, su ética personal y familiar. Esa fue, realmente,
una de las primeras cosas que captamos, desde que empezaron a escucharse sus
discursos cuando aspiró a la presidencia de Estados Unidos; han sido dos factores
que han estado unidos a su historia y a su personalidad, y se explica muy bien
su interés en conocer esta escuela, en conocer también la escuela de trabajadores
sociales, conocer instituciones dedicadas a la educación especial y reunir informaci
ón sobre los esfuerzos que, en este sentido, ha estado realizando nuestro país
en las esferas de la salud, la educación, la cultura y las investigaciones médicas.
Cuando él hablaba de lo que había hecho, y seguramente con muy pocos recursos,
ya que es un hombre austero -cuando estaba en el aeropuerto, yo esperaba
que viniera en un Boeing grande de esos, y de repente veo un pequeño avión de
dos motores que pasa sobre la pista, voltea, aterriza y se acerca a nosotros, es por
eso que le dije, y creo que salió por los micrófonos, no sabía que estaban tantos
micrófonos por allí: “Yo creía que usted iba a venir en un Boeing de esos de último
modelo”-, viaja en un modesto avión con un grupo reducido de personas. Cuando
iba mencionando los programas que tanto me alegro de haber escuchado aquí y
que ustedes hayan podido escuchar también, y nuestro pueblo haya podido escuchar,
pensaba, si con unos cuántos dólares, digamos, si con unos cuantos centavos
se puede hacer tanto bien en este mundo, cuánto no podría hacerse con los
cientos de miles de millones, o, podría decirse, con los millones de millones de
dólares que en el mundo se dedican a producir armas, a producir y consumir
drogas, o a producir artículos de lujo, quizás la más terrible herencia que a la
humanidad han dejado, y espero que no sea para siempre, las llamadas sociedades
de consumo.
Un mundo como el que él sueña al combatir enfermedades, un mundo como el
que soñamos nosotros, un mundo como el que sueñan ustedes es posible, sí, muy
posible, cuando los hombres tengan los conocimientos, la cultura y la conciencia
necesarias para vivir y actuar con verdadero espíritu de fraternidad, para vivir y
actuar con verdadero espíritu de justicia; y no daría por inútil ni sufriría la inmensa
pena que en este minuto me embarga por haber hablado un poquito más de lo
que me prometí, abusando de la paciencia de nuestros visitantes, si estas palabras
que de todo corazón y con el máximo de sinceridad, podríamos decir, incluso,
con pasión, les dije, ustedes, alguna que otra vez, las recordaran.
Muchas gracias.
(Ovación.)
Palabra de Fidel
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RESPUESTA DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA A LAS
DECLARACIONES DEL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS SOBRE
ARMAS BIOLÓGICAS
Hace apenas tres días un personaje sobradamente conocido, Otto Reich, secretario
asistente de Estado, fue pillado en una bochornosa mentira al afirmar que
el 12 de abril cuatro aviones cubanos habían aterrizado en la capital venezolana,
sin que se supiera «qué estaban haciendo allí, qué estaban llevando, no sabemos».
Era, al parecer, el inicio de una campaña contra Cuba o una venganza por el
extraordinario fracaso del golpe fascista promovido por él, o ambas cosas.
Emplazado públicamente por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba el
martes 7 de mayo, el Departamento de Estado explicó que no tenían confirmación
alguna, expresando su deseo de no hablar más del asunto.
La idea de destruir a Cuba, una obsesión que lleva más de 43 años, ha conducido
y conduce todavía la política de Estados Unidos por un camino tortuoso lleno
de mentiras, errores, fracasos y desaciertos. Tal vez hoy lo que el gobierno de
Estados Unidos proclama al mundo y lo que hace con Cuba constituye la más
profunda y desmoralizadora contradicción de su política exterior. Nunca la gran
potencia se vio ante tanto embarazo, y no le queda otra alternativa que mentir,
mentir y mentir. Para ello no faltan personajes inescrupulosos en importantes
cargos públicos, ni voceros de prensa envueltos en la constante y amarga necesidad
de deshacer entuertos y explicar lo inexplicable de las declaraciones de sus jefes.
Hasta hombres como Colin Powell, hijo de emigrantes jamaicanos, al que a
pesar de su formación militar, o tal vez por eso, no se le considera un guerrerista,
ya que conoce la guerra y ha visto morir a los hombres, a quien muchos norteamericanos
llegaron a considerar un posible candidato presidencial, se ve implicado
por aquellos personajes en manejos penosos y poco enaltecedores . Él más que
nadie sabe de cuán poca experiencia disponen y cuán poco valen intelectual y
políticamente.
¿A quién puede engañar el nuevo personaje envuelto en una siniestra maniobra
contra Cuba? Se trata de John Bolton, subsecretario de Estado nada menos
que para asuntos de control de armamentos. ¿Qué se pretende con el brulote
lanzado por este funcionario en un violento discurso pronunciado contra Cuba en
la Fundación Heritage, bien conocida por sus posiciones ultraderechistas?
La declaración, supuestamente destinada a analizar los peligros de terrorismo
que amenazan a Estados Unidos, comienza diciendo: «Además de Libia y Siria,
hay una amenaza procedente de otro país signatario de la Convención sobre las
Armas Biológicas, un país que se encuentra a solo 90 millas del territorio continental
de Estados Unidos, a saber, Cuba.»
Después de conocidos epítetos y sandeces llenos de odio habituales en personas
prepotentes y desinformadas, el señor Bolton, de su mejor cosecha, añade:
«Sabemos que Cuba está colaborando con otros estados patrocinadores del
terrorismo.»
«Castro ha denunciado reiteradamente la guerra de Estados Unidos contra el
terrorismo. Sigue considerando que el terrorismo es una táctica legítima para promover
los objetivos revolucionarios. El pasado año Castro visitó Irán, Siria y Libia,
todos incluidos en la misma lista de Estados patrocinadores del terrorismo. En la
Universidad de Teherán, estas fueron sus palabras: ‘Irán y Cuba, cooperando
mutuamente, pueden poner de rodillas a Estados Unidos. El régimen de Estados
Unidos es débil, y estamos viendo esta debilidad desde cerca.’
«Ha solido restársele importancia a la amenaza de Cuba a nuestra seguridad.
En un informe oficial del gobierno de Estados Unidos en 1998 se llegó a la conclusi
ón de que Cuba no representaba una amenaza militar significativa para Estados
Unidos o la región. Sólo llegó tan lejos como para decir que ‘Cuba cuenta con una
Selección de discursos
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capacidad limitada para emprender algunas actividades militares y de inteligencia
que podrían suponer una amenaza para los ciudadanos estadounidenses en algunas
circunstancias’.»
De inmediato el señor Bolton buscó un parche para tapar el hecho sospechoso
de que jamás se le ocurrió a ningún funcionario oficial de Estados Unidos lanzar
tan infame acusación contra Cuba. Culpa de esa debilidad a William Cohen, que
cuatro años atrás, cuando se emitió el criticado informe, era secretario de Defensa
del gobierno de Estados Unidos. Bolton no mencionó para nada que él mismo, en
discurso pronunciado ante la conferencia de las partes de la Convención de Armas
Biológicas en Ginebra, apenas cinco meses y dos semanas antes, el 19 de noviembre
del 2001, en el que citó a numerosos países que le preocupaban como potenciales
productores de armas biológicas, no nombró en absoluto a Cuba. ¿A qué se
debía ese súbito e inusitado cambio?
El folletín del señor Bolton del pasado 6 de mayo, concluye: «Durante cuatro
decenios Cuba ha mantenido una industria biomédica bien desarrollada y
ultramoderna, respaldada hasta 1990 por la Unión Soviética. Esa industria es
una de las más avanzadas de América Latina y marcha a la vanguardia en cuanto
a la producción de productos farmacéuticos y vacunas que se venden en todo el
mundo. Desde hace tiempo, analistas y desertores cubanos ponen en duda el
propósito de las actividades realizadas en esas instalaciones biomédicas.
«He aquí lo que sabemos: Estados Unidos considera que Cuba está llevando a
cabo al menos una labor ofensiva limitada de investigación y desarrollo de guerra
biológica. Cuba ha proporcionado tecnología de doble uso a otros estados renegados.
Nos preocupa que esa tecnología pueda respaldar programas de armas bioló-
gicas en esos estados. Exhortamos a Cuba a que cese toda cooperación aplicable
a las armas biológicas con los estados renegados y a que respete plenamente todas
sus obligaciones en virtud de la Convención sobre las Armas Biológicas.»
La sarta de mentiras olímpicas del señor Bolton obtiene de inmediato el eco
que se buscaba en la prensa internacional.
«Washington, mayo 6 (ANSA). El subsecretario de estado John Bolton acusó
hoy a Cuba de estar ayudando a ‘gobiernos enemigos’ en programas de armas
biológicas.
«‘Cuba tiene al menos un programa de armas biológicas ofensivas y puede
estar transfiriendo sus avances a otros estados hostiles de Estados Unidos’, dijo
Bolton.
«El subsecretario Bolton habló ante la Heritage Foundation, uno de los grupos
ultraconservadores de Washington.»
«Washington, mayo 6 (DPA). Estados Unidos acusó hoy a Cuba de desarrollar
armas biológicas ofensivas y de proveer sus conocimientos sobre éstas a países
enemigos de Estados Unidos, y urgió al gobierno del presidente Fidel Castro a
poner fin a esa cooperación.»
«Washington, mayo 6 (Reuters). Estados Unidos acusó el lunes a otros tres
países -Cuba, Libia y Siria- de intentar desarrollar armas de exterminio masivo y
advirtió que tomaría acciones para evitar que proporcionen esas armas a grupos
terroristas.»
«‘Los estados que patrocinan el terrorismo y buscan armas de exterminio masivo
deben parar’, dijo. ‘Los estados que renuncian al terror y abandonan las armas
de exterminio masivo pueden convertirse en parte de nuestro esfuerzo. Pero
los que no lo hagan, pueden esperar convertirse en nuestros blancos’.»
«Washington, mayo 6 (EFE). Estados Unidos agregó hoy a Cuba, Libia y Siria
en la lista de países que forman el ‘eje del mal’ dedicado a la fabricación de armas
de destrucción masiva, y advirtió que tomará medidas para impedir que suministren
tales armas a organizaciones terroristas.»
«Washington, mayo 6 (Notimex). Estados Unidos incluyó hoy a Cuba en el
llamado ‘eje del mal’ porque, consideró, tiene capacidad para desarrollar armas
Palabra de Fidel
24
biológicas que constituyen una amenaza para su seguridad, mayor a la que representan
Iraq, Irán y Corea del Norte.
«Washington, mayo 6 (AFP). Estados Unidos advirtió el lunes a Cuba contra
cualquier proliferación de armas biológicas, exhortando al gobierno de la Isla a
detener todo tipo de suministro de equipamientos biotecnológicos a países que
Washington considera potencialmente peligrosos como Iraq y Libia.»
Transcribir la lista y extensión de artículos y despachos sobre el tema sería
interminable.
¡Ya el trabajo está hecho! Todo el mundo ha sido informado y se encuentra en
condiciones de saber, especialmente la opinión pública norteamericana, intensamente
bombardeada por la pérfida mentira, que Cuba es una potencia biológica,
tiene un programa para la producción de armas de ese tipo y constituye un peligro
para Estados Unidos. Y como lo dice el ilustrísimo subsecretario de Estado para el
control de armas y seguridad internacional, John Bolton, hay que creerlo.
Un viejo refrán dice, sin embargo, que más pronto se descubre a un mentiroso
que a un cojo. En los propios Estados Unidos algunos se asombran y comienzan a
ver entre líneas el juego.
«Washington, mayo 7 (Notimex). Estados Unidos rechazó hoy presentar las
evidencias que afirma tiene en su poder, para respaldar las acusaciones que hizo
a Cuba de que la Isla tiene capacidad limitada para desarrollar armas químicas y
biológicas.
«En la Casa Blanca y el Departamento de Estado, los voceros de dichas dependencias
afirmaron que la acusación a Cuba no se basa en suposiciones, sino en la
información confidencial sobre el potencial biológico y químico de la industria
farmacéutica cubana.»
«Esta acusación tomó por sorpresa no sólo a la comunidad internacional, sino
hasta a los mismos miembros del Congreso estadounidense.»
«Analistas políticos» -continúa el cable- «indicaron que la acusación a la Isla
por parte de la administración del presidente George W. Bush, podría formar parte
de una estrategia de la Casa Blanca para buscar una justificación para endurecer
la política aislacionista sobre Cuba.
«La declaración de que Cuba podría representar una amenaza terrorista para
la seguridad de Estados Unidos, se da en momentos en que en el Capitolio se
analizan varias propuestas para flexibilizar la política de Washington sobre la Isla.
«Sin embargo, los analistas políticos sostienen que ante esta posibilidad, y
tomando en cuenta que su hermano Jeb buscará este año la reelección como gobernador
de Florida, el presidente Bush se quiere congraciar con el exilio cubano.
«Frente al hecho de que más de cuatro décadas de embargo económico contra
Cuba no han servido para quitar a Fidel Castro del poder en La Habana, sólo la
gran mayoría del exilio cubano en Estados Unidos quiere que esta política aislacionista
siga vigente y más dura.
«La posibilidad de incluir a Cuba como miembro del llamado ‘eje del mal’ con
Iraq, Irán y Corea del Norte a la cabeza, a Bush le facilitaría conseguir el respaldo
del Congreso para recrudecer en lugar de debilitar el ahorcamiento económico en
el que tiene a la Isla.»
«Washington, mayo 7 (AP). «‘Yo creo que se retardará la adopción de nuevos
pasos hacia una apertura comercial’, dijo Bob Graham, presidente del Comité
Selecto de Inteligencia del Senado. ‘Particularmente se verán afectados los pasos
unilaterales’.»
«Graham se mostró, sin embargo, sorprendido por la denuncia de Bolton. Dijo
que en marzo el Comité que preside realizó una audiencia secreta sobre asuntos
de seguridad y la administración no mencionó el caso de las armas biológicas.»
El 7 de mayo, al preguntarle un periodista al vocero de la Casa Blanca, Ari
Fleischer: «¿Hay alguna prueba o se trata de una presunción norteamericana?»,
Selección de discursos
25
éste le responde: «No, no se trata de una presunción. Les aseguro que el secretario
Bolton no habría declarado lo que dijo si no hubiese tenido buenas causas, razones
y hechos para hacerlo. Esto está basado en un sólido análisis y en información
que está a disposición y ha sido estudiada por el gobierno de los Estados Unidos.»
Es la respuesta típica de alguien que no tiene base ni sustento alguno. Lo
único bien estudiado es el embuste y el engaño. Triste papel el de ese vocero. ¿Por
qué, además, hay que creer en el señor Bolton? A quien recuerde los quince increí-
bles pretextos que a finales del año 1961 fueron elaborados por las altas autoridades
de Estados Unidos para iniciar en 1962 un ataque militar directo contra Cuba,
hoy conocidos por los documentos oficiales que han sido desclasificados, nada le
extrañaría esta mentira siniestra. Pruebas es lo que tenemos que exigirle. ¡Que
presente la más mínima prueba! No las tiene ni puede tenerlas, y no puede tenerlas
porque no existen ni pueden existir. Como no cuenta siquiera con un átomo de
verdad, que no trate ahora de escudarse en la supuesta sensitividad de sus fuentes.
Es un truco demasiado viejo y un argumento demasiado estúpido, que sólo
sirve para demostrar la falta de consideración y el bajo concepto que tiene del
pueblo norteamericano, cuya inteligencia merece más respeto.
Algo más afirmo: si un científico cubano perteneciente a cualquiera de nuestras
instituciones biotecnológicas hubiera estado cooperando con cualquier país
en el desarrollo de armas biológicas, o hubiese intentado crearlas por su propia
iniciativa, sería sometido de inmediato a los tribunales de justicia como un acto de
traición al país.
La Ley Contra Actos de Terrorismo aprobada por la Asamblea Nacional de Cuba,
en su Artículo 10 establece: «El que fabrique, facilite, venda, transporte, remita,
introduzca en el país o tenga en su poder, en cualquier forma o lugar […] agentes
químicos o biológicos, o cualquier otro elemento de cuya investigación, diseño o
combinación puedan derivarse productos de la naturaleza descrita», incurre en
sanción de 10 a 30 años de privación de libertad, privación perpetua de libertad o
pena de muerte.
Se trata realmente de una mentira absoluta, de un golpe artero contra la venta
de alimentos a Cuba autorizada por una Ley del año 2000, que con posterioridad
sufrió numerosas modificaciones y enmiendas introducidas por los partidarios
acérrimos del bloqueo, que la hicieron casi inaplicable, habiéndose aprobado a
pesar de todo. Se busca igualmente confundir y desalentar al creciente número de
ciudadanos norteamericanos a quienes repugna cada vez más la cruel e inhumana
medida contra el pueblo cubano, lo cual choca contra el idealismo y la ética de
una nación que en realidad ha sido engañada durante decenas de años con relaci
ón a Cuba.
Lo único cierto de la mentira de Bolton es el dato geográfico de que Cuba se
encuentra a 90 millas del territorio continental de Estados Unidos.
Es falsa y manipulada la afirmación de que nuestro país haya denunciado
reiteradamente la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo. He dicho, y lo
sostengo, que la solución de ese flagelo no se alcanzará mediante la guerra, que
solo serviría para engendrar odios y pasiones fanáticas, sino mediante la cooperaci
ón sincera y decidida entre todos los países del mundo, y la creación de una
verdadera cultura y conciencia universales contra el terrorismo. Fuimos los primeros
en proponer esta forma de cooperación el propio día de la tragedia en Nueva York.
Constituye una invención calumniosa, fruto de la mentira y el engaño, afirmar
que Castro considera que el terrorismo es una táctica legítima para promover los
objetivos revolucionarios, porque como todos conocen nunca nuestro movimiento
revolucionario practicó métodos que no se ajustaran a nuestra doctrina, a nuestros
principios y a nuestra concepción de la lucha armada. Infórmese bien, señor
Bolton, y no se deje llevar por los cuentos de sus amiguitos de la Fundación.
Jamás la población civil y personas inocentes fueron víctimas de nuestras acciones.
La táctica concebida fue siempre el combate contra unidades enemigas fuer-
Palabra de Fidel
26
temente equipadas. Ustedes ahora quieren llamar terrorismo a cualquier resistencia
armada, independientemente de las causas legítimas que la justifiquen. Serían
capaces de calificar de esa forma hasta las luchas de los colonos norteamericanos
que se rebelaron y lucharon contra el dominio inglés. George Washington y los que
tras largos años de guerra y enormes sacrificios conquistaron la independencia de
Estados Unidos no eran terroristas.
Alguien lo embarcó a usted, señor Bolton, cuando le contaron sobre mi discurso
en la universidad de Teherán. No fue uno, fueron dos, en dos universidades, y
unas palabras pronunciadas cuando finalizó mi visita al mausoleo que guarda los
restos del Imán Khomeini. Los revisé detalladamente. No aparece, en mis discursos
a los estudiantes en Teherán, un solo párrafo como el que usted mentirosamente
incluye en su discurso del 6 mayo en la Fundación Heritage. En ningún momento
dije que «Irán y Cuba cooperando mutuamente pueden poner de rodillas a Estados
Unidos». Sí afirmé, en alguno de los tres que pronuncié durante la visita, que
el imperialismo estaba huérfano de ideas, que estas eran más poderosas que las
armas, y algún día se derrumbaría. También dije que el Sha «fue derrotado por el
pueblo sobre la base del heroísmo, sin un arma, eso demuestra la fuerza de las
ideas, y que no puede haber nadie tan poderoso en el mundo que no pueda ser
derrotado por las ideas. Esa es nuestra esperanza». Finalmente agregué: «Hay una
superpotencia que tiene miles de armas nucleares, aviones, acorazados, portaaviones,
proyectiles inteligentes […] Por muchas armas y riquezas que tenga no
podrá derrotar al ser humano.»
Ni siquiera hice la menor alusión al uso de las armas en esa lucha. Más bien
dije todo lo contrario. Así lo pienso, así lo veía y así lo dije. No acostumbro a
ocultar mis pensamientos, ni manipular mis palabras. Mis discursos en la capital
de Irán fueron publicados en la televisión y la radio de Cuba. Ni el señor Bolton
descubrió nada, ni yo reniego de mis ideas. Dije cosas adicionales sobre doctrinas
y conceptos políticos. Guardo íntegros los casetes y la transcripción de esos discursos.
Y puedo probar lo que he dicho.
Debo añadir que cuando visité Irán, tuve el honor de conocer a un país de
milenaria cultura, profundas convicciones religiosas, gran fortaleza espiritual,
deseoso de erradicar la pobreza, combatir el tráfico de drogas y otras lacras similares,
decidido a llevar educación, salud, empleo y bienestar a más de 65 millones
de personas. Ninguno de los muchos dirigentes con los que conversé me habló de
armas biológicas ni de ningún otro tipo. Qué enorme diferencia de cultura y de
costumbres con Occidente pude observar. No sólo visité ese país sino también
Argelia, Malasia, Qatar, Siria y por último Libia, donde me mostraron cómo quedó
destruida la casa familiar de Khadafi, y hablaron de las bajas humanas ocasionadas
por el sorpresivo bombardeo de los F-16, entre ellas una pequeña niña.
Miles de años de historia se concentran en aquellas zonas del mundo visitadas,
que no deben ser destruidas ni aniquilados sus pobladores. Miles de millones
de personas en el mundo hemos visto con indignación profunda a través de las
imágenes televisivas los horribles hechos ocurridos en Palestina.
El señor Bolton, cuando habló de mi discurso en Irán, mezcló de forma irresponsable
y poco honesta fragmentos de palabras mías con fragmentos y declaraciones
de otras personas en agencias de prensa extranjeras, e informaciones de
cables recogidas de terceros o de la propia cosecha del redactor. El enredo que
armó con ese material, ni él mismo es capaz de entenderlo. Mis pronunciamientos
nítidos, precisos y claros están en los discursos mencionados y en el comunicado
de prensa del 10 de mayo del 2001 emitido por ambas delegaciones, donde por
cierto se expresa la posición de Cuba contra el terrorismo en el punto 6 del documento
acordado, que textualmente dice:
«Condenando el fenómeno del terrorismo en todas sus formas, en particular el
terrorismo de Estado, las dos partes acordaron cooperar estrechamente a nivel
bilateral e internacional para luchar y eliminar este nefasto fenómeno, así como en
Selección de discursos
27
la lucha contra el crimen transnacional organizado y el narcotráfico, teniendo siempre
presente los principios cardinales del Derecho Internacional, en particular los
de la soberanía y no injerencia en los asuntos internos de los Estados.»
Esta declaración fue emitida 127 días antes del 11 de septiembre.
Debo agradecerle al señor Bolton los grandes elogios que hace sobre nuestra
industria farmacéutica: «una de las más avanzadas de América Latina, y marcha a
la vanguardia en cuanto a la producción de productos farmacéuticos y vacunas
que se venden en todo el mundo», según sus palabras textuales. Ojalá lo fuese
más. Incluso su país podría beneficiarse con algunos de sus adelantos, pero ellos
lo prohíben. Sin embargo, miente impúdicamente cuando afirma ante la opinión
pública norteamericana y mundial que Estados Unidos considera que Cuba está
llevando a cabo al menos una labor ofensiva limitada de investigación y desarrollo
de guerra biológica, lo cual constituye una afirmación tan mentirosa como grave.
Nuestros investigadores y médicos se educan en un elevado concepto de solidaridad
y ética. Millones de personas en el mundo lo pueden testimoniar. Trabajan
para el bienestar y la salud de los seres humanos. A lo largo de 40 años, 34 mil
307 médicos y trabajadores de la salud cubanos han prestado servicios gratuitos
en gran número de países pobres preservando la vida y garantizando la salud de
millones de personas. Nadie en el mundo les gana en abnegación y espíritu de
sacrificio. En estos precisos instantes 2.671 cumplen su misión en lugares apartados
e inhóspitos de América Latina, el Caribe y África. Difícilmente esos hombres
y mujeres podrían ser inducidos a producir virus y bacterias para matar a
niños, mujeres, ancianos o ciudadanos de cualquier país. El orgullo y la alta moral
de nuestro pueblo, que lo ha hecho resistir 43 años de agresiones y bloqueo, se
apoya en la racionalidad de su política sin contradicción alguna con su ética y sus
principios.
Treinta y nueve mil 800 jóvenes procedentes de más de 120 países del Tercer
Mundo se han graduado en Cuba en 33 especialidades universitarias y técnicas.
Aun en condiciones de período especial, como consecuencia de un cruel bloqueo
económico, ocho mil 53 jóvenes de América Latina, El Caribe y África cursan estudios
de Medicina en nuestro país -una carrera que en Estados Unidos cuesta más
de 200 mil dólares- sin pagar por ello un solo centavo.
Cuba cuenta, a pesar de las mentiras de Bolton y otros muchos como él, con
un gran prestigio por los servicios de salud que ha prestado a la humanidad. Eso
es luchar verdaderamente contra otra forma de terror que muchos no quieren ver:
las enfermedades que matan cada año a más de 11 millones de niños, que podrían
salvarse sin la actitud egoísta del mundo industrializado. Un incalculable número
de personas sobreviven o recuperan su salud gracias al esfuerzo abnegado de los
médicos procedentes de un país pequeño y pobre, con la aplicación de vacunas y
métodos preventivos o terapéuticos desarrollados por Cuba. Nos gustaría saber si
el gobierno de Estados Unidos hace algo parecido o si estaría dispuesto a cooperar,
en favor de aquellos a los que eufemísticamente se les califica como países
emergentes, con tales programas de los cuales no hemos excluido la participación
a ninguna nación económicamente desarrollada.
A los propios jóvenes norteamericanos que carecen de recursos para estudiar
medicina en su país, les hemos ofrecido cientos de becas en la Escuela Latinoamericana
de Ciencias Médicas.
Los niños cubanos están vacunados contra 13 enfermedades, gozan de espl
éndida salud. El índice de mortalidad infantil por cada mil nacidos vivos es inferior
al de los propios Estados Unidos. La atención médica está garantizada para el
ciento por ciento de la población de forma absolutamente gratuita. No tiene lugar
en Cuba lo que desafortunadamente ocurre en Estados Unidos, que con más de
280 millones de habitantes un 16 por ciento de la población carece de seguro
médico, incluidos más de diez millones de niños. En un país tan inmensamente
Palabra de Fidel
28
rico y tan avanzado en el campo de la ciencia, donde por estas causas mueren
cada año cientos de miles de ciudadanos, ¿quién tiene la culpa, quién los mata,
quién condena semejantes hechos? ¿Cómo puede inventarse, con qué moral puede
afirmarse desde allí, y quién va a creer la infame calumnia de que los cubanos
estamos desarrollando programas de guerra biológica? Por otro lado, jamás en los
43 años de Revolución en nuestro país se ha originado ni ha participado alguien
desde nuestro territorio en un acto terrorista contra Estados Unidos. No se ha
perdido una gota de sangre norteamericana, ni un tornillo de cualquier empresa
como consecuencia de actos terroristas originados en Cuba. No podrían decir eso
con relación a Cuba los que hablan en Estados Unidos acusando a nuestro país de
terrorista o de que apoya o promueve el terrorismo. Miles de compatriotas nuestros
han muerto y decenas de miles de actos de sabotaje se han contabilizado
como consecuencia de las actividades terroristas y las agresiones contra Cuba
procedentes de Estados Unidos. ¿Cómo van a negar sus voceros estas realidades?
No me refiero al pueblo norteamericano; me refiero a sus gobiernos. Aún no está
siquiera clara la importantísima cuestión de las facultades concedidas a funcionarios
del gobierno de Estados Unidos para realizar ejecuciones extrajudiciales y
matar a personas en cualquier rincón del mundo. Yo mismo fui objetivo muchas
veces de esos tenebrosos planes. En el pasado se hizo. ¿Se ha vuelto o no de nuevo
a la utilización de tan repugnantes métodos? ¿Por qué el señor Bolton no nos
habla un poco de ese tema?
En lo que se relaciona con las armas de destrucción masiva, la política de
Cuba ha sido intachable. Nunca nadie ha presentado una sola prueba de que en
nuestra patria se haya concebido un programa de desarrollo de armas nucleares,
químicas o biológicas. Para los que no entiendan de ética, apego a la verdad y
transparencia en la conducta de un gobierno como el de Cuba, podrían comprender
al menos que hacer lo contrario habría constituido una colosal estupidez.
Cualquier programa de esa índole arruina la economía de cualquier pequeño país;
Cuba nunca habría estado en condiciones de transportar tales armas; cometería
adicionalmente el error de introducirlas en combate contra un adversario que cuenta
con miles de veces más armas de ese carácter, el cual recibiría, como un regalo, el
pretexto de usarlas.
Desde el punto de vista político, vivimos en una época en la que hay y habrá
cada vez armas más poderosas que cualquiera de las nacidas de la tecnología: las
armas de la moral, la razón y las ideas. Sin ellas ninguna nación es poderosa; con
ellas ningún país es débil. Tal apotegma requiere una motivación excepcionalmente
profunda, sangre fría e inteligencia. Debiera saberse que para el pueblo cubano,
por encima de cualquier otro valor sobre la Tierra, están los valores que inspiran
la libertad, la dignidad, el amor a su patria, su identidad, su cultura y el más
estricto sentido de la justicia que pueda concebir el ser humano. No son armas de
destrucción masiva, son armas de defensa moral masiva, y estamos dispuestos a
combatir y a morir por ellas.
Comprendo que para un señor como Bolton, embriagado con el poder militar,
económico y tecnológico de la superpotencia en cuyo nombre habla, no resulte
fácil entender estas cosas. Sería bueno, sin embargo, que hiciera un esfuerzo.
Cuba no tiene nada que ocultar en absoluto. Por el contrario, se enorgullece de
su desarrollo en el campo de las investigaciones biomédicas.
Breve síntesis histórica:
· 1979: creación del grupo de Ingeniería Genética en el Centro Nacional de
Investigaciones Científicas.
· 1981: surge la primera institución biotecnológica científico-productiva
destinada a la producción de Interferón Leucocitario.
· Programa de la industria médico-farmacéutica y biotecnológica: emerge
como parte del desarrollo científico, económico y social alcanzado por el país.
Selección de discursos
29
· Creación de las condiciones adecuadas para la inspección y certificación por
los organismos internacionales y órganos regulatorios nacionales de los países
con los cuales se tendrían relaciones comerciales.
· Entre 1990 y 1997, desarrollo del grueso del programa inversionista que comprendi
ó 40 instalaciones.
· Se desarrolla una industria totalmente humanitaria consagrada a la creación
y producción de medicamentos para prevenir enfermedades y salvar vidas, así
como a la producción de alimentos.
· Equipamiento tecnológico de utilización universal adquirido en firmas comerciales
de reconocido prestigio mundial.
· La biotecnología cubana, el sistema de salud y la defensa civil, en virtud de
acuerdos contraídos por Cuba con la Convención de Armas Biológicas, rinden
anualmente a la ONU el informe correspondiente sobre medidas de fomento de la
confianza.
· Numerosas agencias regulatorias de diferentes países han visitado las instalaciones
productivas biotecnológicas cubanas como paso obligado a la
comercialización de nuestros productos en esos mercados.
· En los próximos años saldrán al mercado más de 50 nuevos productos
entre biofármacos, vacunas y diagnósticos.
· Nuestro país posee ya una base de propiedad intelectual compuesta por
más de 150 objetos de invención y más de 500 patentes depositadas en el exterior.
Los resultados científicos de las investigaciones se publican en las principales
revistas internacionales.
· 1990: comienzan las exportaciones de productos, que han ido incrementándose
cada año.
· Desde 1992 Cuba suscribió el Convenio de Biodiversidad que fue ratificado
en 1994.
· 1995: comienzan a desarrollarse las formas históricas de comercialización:
transferencias de tecnologías, contratos de desarrollo a riesgo con empresas extranjeras,
asociaciones productivas comerciales.
· Los productos y técnicas de la biotecnología cubana llegan hoy a más de 40
países.
Existen acuerdos de transferencias de tecnología o negociaciones en curso con
14 países:
India: 4 transferencias, 4 productos.
China: 2 transferencias, 4 productos.
Brasil: 2 transferencias, 2 productos.
Egipto: 4 transferencias, 1 producto en negociación.
Malasia: 6 transferencias.
Irán: 4 transferencias, 4 productos.
Rusia: 1 transferencia, 1 producto.
Sudáfrica: 1 transferencia, 1 producto.
Túnez: 1 transferencia, 1 producto.
Argelia: 1 transferencia, 3 productos.
Gran Bretaña-Bélgica: 1 transferencia, 1 producto.
Venezuela: 1 transferencia, 2 productos en negociación.
México: 1 transferencia, 1 producto.
Nuevas negociaciones comerciales y productivas en 10 países:
Malasia, Holanda, España, Brasil, Venezuela, Viet Nam, México, Ucrania, Alemania
y Estados Unidos (en este caso negociaciones sobre el uso de la vacuna
antimeningocócica cubana y primeros contactos para posibles ensayos clínicos
con la vacuna EGF contra cáncer de pulmón).
Los centros de la Biotecnología cubana han registrado ya:
24 productos entre biofármacos y vacunas.
49 fármacos genéricos de avanzada.
Palabra de Fidel
30
5 productos para el tratamiento del SIDA.
15 nuevos equipos médicos.
24 sistemas diagnosticadores.
Más allá de estos resultados, la investigación científica continúa ahora sobre
60 proyectos.
Entre los nuevos productos que la investigación científica está buscando obtener,
destacan:
29 nuevas vacunas, entre ellas 8 vacunas de cáncer, 4 de las cuales ya están en
pruebas clínicas no sólo en Cuba sino también en Canadá, Argentina e Inglaterra.
21 productos novedosos para el tratamiento del cáncer, que se añaden a los 28
citostáticos conocidos que una nueva planta comenzará a producir.
Los centros de la Biotecnología cubana han solicitado patentes sobre 150 objetos
de invención, que hacen un total de 505 patentes. Cuatro de estas patentes
han sido galardonadas con la Medalla de la Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual.
Las Instituciones biotecnológicas cubanas han sido objeto de innumerables
visitas de personalidades políticas, científicas y empresariales. Sólo en uno de sus
principales centros se recibieron en el año 2000, 1 520 visitantes, de ellos 484
procedentes de Estados Unidos.
Las puertas de nuestros centros de investigación están abiertas a cualquier
institución de carácter internacional.
Cuba, en nota oficial y pública, ha propuesto al gobierno de Estados Unidos
tres importantes proyectos de acuerdo, que son más beneficiosos para Estados
Unidos que para la propia Cuba dada la diferencia de magnitudes de los problemas
de cada uno de los dos países. Uno, Proyecto de Acuerdo sobre Temas
Migratorios; dos, Proyecto de Acuerdo sobre Cooperación para Combatir el Tráfico
Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas; tres, Proyecto de Programa
de Cooperación Bilateral para Combatir el Terrorismo. No se ha recibido respuesta
alguna. ¿Acaso la misma consiste en acusarnos de fabricar armas biológicas? ¿A
quién pretenden asustar con esto?
Se nos exhorta a cesar toda cooperación aplicable a las armas biológicas con
los estados «renegados» y a respetar plenamente todas las obligaciones en virtud
de la Convención sobre las Armas Biológicas. ¿Cuál es el organismo internacional
que decide qué país es o no «renegado»? ¿Qué norma de la Convención sobre Armas
Biológicas ha violado Cuba? ¿Es que encima del criminal bloqueo se pretende
prohibirnos el comercio de medicamentos y el empleo de los más sanos y nobles
productos que emanan del talento de nuestros científicos, para ponerlos al servicio
de la salud de los ciudadanos de cualquier país del mundo? ¿Acaso desea el
gobierno de Estados Unidos un acuerdo bilateral adicional a los que ha propuesto
Cuba: la cooperación en la lucha contra la producción de armas biológicas? Prop
óngalo. Y estaríamos dispuestos a incluirlo en la lista de proyectos pendientes de
respuesta.
Lo sentimos, señor Bolton. Después de las mentiras, calumnias, embustes e
insultos formulados en su discurso del 6 de mayo, lamentamos responderle que
usted carece de moral alguna para exhortar a Cuba, y mucho menos demandar
con lenguaje y tono amenazantes absolutamente nada. Ni tampoco pretender darle
a Cuba lecciones de política y ética. En todo caso, usted y su gobierno podrían
inspirarse en la decencia y el decoro de la conducta cubana. Le puedo asegurar
que no cobraremos absolutamente nada por esa transferencia de tecnología.
10 de mayo del 2002
Selección de discursos
31
Cuba constituye una poderosa fuerza moral, defensora de la verdad y
solidaria con los demás pueblos del mundo
Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro
Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de
Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el
acto de conmemoración por el Día Internacional de los Trabajadores,
celebrado en la Plaza de la Revolución, el Primero de Mayo del
2002, «Año de los héroes prisioneros del imperio». (Versiones Taquigr
áficas – Consejo de Estado)
Distinguidos invitados;
Queridos compatriotas:
Fuimos condenados en Ginebra por quienes consideran que ese mar de pueblo
aquí reunido, cuya imagen puede observarse desde cualquier rincón del mundo,
ha sido privado de sus derechos humanos. Con toda seguridad que ninguno de los
que en América Latina promovieron, coauspiciaron o apoyaron ese proyecto, podr
ía reunir en la capital de sus respectivos países el 5% de los ciudadanos aquí
reunidos (Aplausos).
¿Acaso se trata de fanáticos, personas ignorantes e incultas, carentes de conocimientos
históricos y políticos? A esta enorme masa se le podría preguntar si hay
entre ellos uno solo que no sepa leer y escribir, (Exclamaciones de: ¡No!»), o un
analfabeto funcional con menos de sexto grado (Exclamaciones de: «¡No!»); ninguno
podría levantar la mano. Si la pregunta fuera cuántos poseen los conocimientos
de un graduado de noveno grado, o por encima de ese nivel de educación, más
del 90 por ciento, excepto los escolares que no han cumplido todavía los 15 años,
levantarían la mano.
Las gloriosas tradiciones de rebeldía y lucha patriótica de nuestro pueblo, a
las que se unen hoy un cabal y profundo concepto de la libertad, la igualdad y la
dignidad del ser humano, los sentimientos de solidaridad, espíritu internacionalista,
confianza en sí mismo, conducta heroica, 43 años de lucha tenaz e infatigable
contra el poderoso imperio, amplia y sólida cultura política y extraordinario
humanismo -obra de la Revolución en su conjunto-, han hecho de Cuba un país
diferente.
Triste destino el de cientos de millones de personas en esta área del mundo
que desde un punto de vista realmente humano no han podido salir todavía de la
prehistoria de la humanidad, y no saldrán de ella mientras el sistema de saqueo
que ayer exterminó a decenas de millones de sus habitantes nativos y los convirtió
después sucesivamente en colonias, neocolonias y países dependientes económicamente
subdesarrollados, rija el destino de estos pueblos.
Lo ocurrido antes de Ginebra, en Ginebra y después de Ginebra, apenas se
distingue de la bochornosa historia que ya conoció nuestro pueblo desde los primeros
días del triunfo revolucionario del Primero de Enero de 1959.
Cuba, que fue el último país latinoamericano en independizarse del colonialismo
español tras heroica y solitaria lucha, sin llegar a conocer un minuto de independencia
al caer de inmediato en manos del naciente imperio norteamericano,
del que con igual determinación y heroísmo logró liberarse 61 años después, fue
vilmente abandonada y traicionada por los demás gobiernos de América Latina.
Ningún libro de Marx y Lenin podría ilustrar tanto sobre el carácter antinacional,
entreguista y traidor de las oligarquías latinoamericanas, y lo que significaba el
papel del imperialismo en el destino de nuestros pueblos, como los 43 años de la
experiencia vivida por nuestra Revolución.
Todos los gobiernos oligárquicos y burgueses se unieron al aislamiento y el
bloqueo, a la agresión imperialista contra Cuba, con excepción de un país donde
Palabra de Fidel
32
décadas atrás tuvo lugar una gran revolución social, que trajo justicia y notables
avances para el pueblo de una nación mutilada por el insaciable expansionismo
de su vecino del Norte, y más de una vez mártir de la intervención y conquista
extranjera a lo largo de su azarosa y sufrida historia. Esta vez, tristemente, la
excepción se convirtió en regla.
A los hermanos de América Latina les han hecho un gran cuento de «Las mil y
una noches»
Cuba no es ya el país analfabeto, inculto e inexperto de aquellos primeros
años. Hoy los pueblos latinoamericanos, que entonces eran 208 millones de habitantes,
son en la actualidad, incluidos los pueblos anglófonos del Caribe, 526
millones; también han tenido la posibilidad de aprender lo que es el dominio imperialista,
la explotación, la injusticia y el saqueo. A pesar del diluvio de calumnias y
mentiras contra nuestro pueblo ejemplar y su lucha admirable, comprenden cada
vez más y saben que frente a tantas claudicaciones que han tenido lugar en el
mundo, Cuba constituye una poderosa fuerza moral, defensora de la verdad y
solidaria con los demás pueblos del mundo.
A los hermanos de América Latina les han hecho un gran cuento de Las mil y
una noches, en el cual cada día que pasa creen cada vez menos. Llevan medio
siglo tratando de hacerles creer que los cientos de miles de niños que mueren cada
año por desatención y hambre, los millones que no van a la escuela y trabajan por
míseros salarios, limpian parabrisas y zapatos, o son objeto de comercio y explotaci
ón sexual, es democracia y respeto a los derechos humanos. Que los cientos de
millones de seres humanos que viven en la pobreza, a pesar del inmenso potencial
de la riqueza y los recursos naturales que los rodean; el enorme número de
desempleados, subempleados o trabajadores informales que viven sin la menor
ayuda, seguridad social o protección alguna; la desatención médica a las madres,
niños, ancianos y población pobre en general; la marginación, las drogas, la inseguridad
y el delito, se llaman democracia y respeto a los derechos humanos. Que
los escuadrones de la muerte, las ejecuciones extrajudiciales, torturas, desapariciones
y asesinatos; que el soborno, la malversación y el desvío y robo descarado
de los bienes públicos -mientras escuelas y hospitales se cierran, los bienes y
recursos de las naciones se privatizan y muchas veces se regalan a amigos y asociados
en la corrupción, tanto internos como externos-, constituyen la más cabal
expresión de la democracia y de los derechos humanos. No les pasa por la mente
que el sistema económico, político y social que defienden es la negación total de
toda posibilidad de igualdad, libertad, democracia, dignidad humana y justicia.
Una persona que es analfabeta, o cuyos conocimientos apenas rebasan el tercero
o el cuarto grado, o que vive en estado de pobreza o de pobreza extrema, o
carece de empleo, o radica en barrios marginales donde las más inconcebibles
condiciones de vida tienen lugar, o deambulan por las calles y reciben el veneno
constante de la publicidad comercial, sembrando sueños, ilusiones y ansias de
consumos imposibles, las que suman enormes masas de ciudadanos en lucha
desesperada por la vida, pueden ser víctimas de todo tipo de abusos, chantajes,
presiones y engaños, sus organizaciones son reprimidas o carecen de ellas, difícilmente
están en condiciones de comprender los problemas complejos del mundo y
de la sociedad en que viven.
No están en condiciones reales de ejercer la democracia, ni decidir cuál es el
más honesto o el más demagógico e hipócrita de los candidatos, en medio de un
diluvio de propagandas y mentiras, donde los que más recursos poseen son los
que más mentiras y engaños siembran.
No puede haber libertad alguna de expresión donde los principales y más eficaces
medios de comunicación constituyen un monopolio exclusivo en manos de
los sectores más privilegiados y ricos, enemigos juramentados de cualquier tipo de
cambio económico, político y social. El disfrute de las riquezas, la educación, los
Selección de discursos
33
conocimientos y la cultura queda en manos de los que, constituyendo apenas una
ínfima parte de la población, reciben la mayor proporción de los bienes que produce
el país. No es casual el hecho de que América Latina sea la región del mundo
donde existe la mayor diferencia entre los más ricos y los más pobres. ¿Cuál democracia
y cuáles derechos humanos pueden existir en esas condiciones? Sería
como cultivar flores en pleno desierto del Sahara.
Cuando por otro lado se presenta el saqueo total de los recursos naturales y la
apropiación del esfuerzo humano como modelo ideal de sociedad y desarrollo, y al
ALCA, es decir, la anexión y absorción de América Latina por Estados Unidos y la
dolarización, como único camino, es síntoma de que el sistema político y económico
imperante está llegando a una crisis total.
Lo ocurrido en Argentina, que envuelta hoy en un increíble caos económico y
político se ha convertido en un país hambriento, con más del 20 por ciento de la
población activa desempleada, y los depósitos de los ciudadanos en los bancos –
especialmente de las capas medias o de modestos ingresos de la población- son
prácticamente confiscados, no puede significar otra cosa que el canto de cisne de
la globalización neoliberal. Tal crisis genera una falta total de ética y de valores.
Es repugnante el comportamiento de muchos gobernantes al ver derrumbarse
como castillos de naipes sus modelos económicos.
Las protestas populares son reprimidas con inusitada violencia. Los gases
lacrimógenos, los hombres arrastrados por las calles, la brutalidad con que golpean
al pueblo los agentes del orden, armados con escudos, encapuchados con
extrañas escafandras y vestiduras que parecen recién desembarcados de un lejano
planeta, constituyen los métodos con que defienden la democracia y los derechos
humanos de los ciudadanos.
Un pueblo culto, rebelde, de valientes y héroes
En nuestro país jamás se han visto semejantes escenas. Nunca, a lo largo de
más de cuatro décadas, ha sido empleada la fuerza contra la población. El proceso
revolucionario se basa en la más estrecha unidad y cooperación de todo el pueblo,
un consenso sin precedente en ningún otro lugar, imposible de concebirse y ni
siquiera imaginarse en una sociedad de explotadores y explotados. Un pueblo
culto, rebelde, de valientes y héroes, como el pueblo cubano, no podría ser gobernado
por la fuerza ni habría fuerza con qué gobernarlo, porque él es la fuerza.
Jamás se sublevaría contra sí mismo, porque él es la revolución, él es el gobierno,
él es el poder, que con su valor, su inteligencia y sus ideas ha sabido defenderse de
las agresiones del más poderoso imperio que jamás existió.
Tal fenómeno político no había ocurrido jamás en nuestro hemisferio. La fuerza
fue usada siempre por la oligarquía y el imperio contra el pueblo.
Todos y cada uno de los países de América Latina que nos condenaron en
Ginebra o coauspiciaron el proyecto de resolución contra Cuba, están bien distantes
de los índices educacionales, culturales y sociales que son fundamentales para
una vida sana, decorosa y justa de los ciudadanos.
Ninguno de ellos alcanza a Cuba en uno solo de esos índices. En aras del
tiempo me limitaré a señalar algunos del conjunto de América Latina comparados
con los de Cuba.
. Tasa de analfabetismo: América Latina, 11,7%; Cuba, 0,2%.
. Habitantes por personal docente: América Latina, 98,4; Cuba, 43 -es decir,
dos, tres veces más personal docente per cápita.
. Tasa de escolarización en la enseñanza primaria: América Latina, 92%; Cuba,
ciento por ciento.
. Tasa de escolarización en la enseñanza secundaria: América Latina, 52%;
Cuba, 99,7%.
. Alumnos de enseñanza primaria que alcanzan el quinto grado: América Lati-
Palabra de Fidel
34
na, 76%; Cuba, ciento por ciento.
. Mortalidad infantil por mil nacidos vivos: América Latina, 32; Cuba 6,2.
. Médicos por cada 100 000 habitantes: América Latina, 160; Cuba, 590.
. Estomatólogos por cada 100 000 habitantes: América Latina, 63; Cuba, 89.
. Enfermeras por cada 100 000 habitantes: América Latina, 69; Cuba, 743.
. Camas hospitalarias por cada 100 000 habitantes: América Latina, 220; Cuba,
631,6.
. Partos con atención médica: América Latina, 86,5%; Cuba, ciento por ciento.
. Esperanza de vida al nacer: América Latina, 70; Cuba, 76.
. Población entre 15 y 49 años infectada con el VIH/SIDA: América Latina,
0,5%; Cuba, 0,05%.
. Tasa de incidencia anual de SIDA por un millón de habitantes, es decir, los
que adquieren la enfermedad: América Latina, 65,25; Cuba, 15,6.
. El primer estudio internacional del Laboratorio Latinoamericano de Evaluaci
ón de la calidad de la educación, realizado en 12 países de América Latina, incluyendo
nuestro país, arrojó los siguientes resultados. Aunque estos datos se
han mencionado, quiero hacerlo aquí brevemente con toda precisión:
. En Lenguaje, tercer grado: Cuba, 85,74 puntos; los 11 países restantes, 59,11.
. En Lenguaje, cuarto grado: Cuba, 87,25; el resto, 63,75.
. En Matemática, tercer grado: Cuba, 87,75; el resto, 58,31.
. En Matemática, cuarto grado: Cuba, 88,25; el resto, 62,04. ¿Dónde está, o
estará, el porvenir de esos pueblos?
En cuanto a estos índices, de los siete países de América Latina que votaron
contra Cuba, cuatro de ellos, Costa Rica, Chile, Argentina y Uruguay, que en el
pasado alardeaban de ser los más avanzados en la región, están a considerable
distancia de los índices de nuestro país. En algunos de ellos alcanzan o sobrepasan
ligeramente la mitad, y en otros están varias veces por debajo, como en el caso
de la educación preescolar entre cero y cinco años, en que Chile alcanza solo un
15,8% de los niños en esa edad, y Cuba, el 99,2%.
Hay que ser cínicos para atreverse a esa aventura mafiosa, embarcados por
sus amos imperiales.
Al surgir la Revolución bolivariana, en que pueblo y fuerza militar estrechamente
unidos desataron un proceso revolucionario y democrático también sin precedentes,
la respuesta fue el golpe fascista. La oligarquía privilegiada, que disfruta
del grueso de los ingresos del país y es dueña de los más poderosos medios masivos,
con el aliento y el apoyo del imperialismo lanzó a sus seguidores contra el
pueblo bolivariano y la propia sede del Presidente del país, en busca de un choque
sangriento que justificara la acción coordinada de una reducida pero bien ubicada
fuerza militar.
Milagrosamente se evitó una sangrienta guerra civil, gracias a la actuación
razonable y serena del presidente Chávez, el apoyo del pueblo bolivariano y la
lealtad de la inmensa mayoría de los oficiales y soldados de las Fuerzas Armadas
de ese hermano país. Una nueva página de la historia de América, compleja y
difícil, se abre para el pueblo que inició la independencia de las colonias de Espa-
ña en este hemisferio.
A prueba y también en evidencia la sucia e hipócrita política de los lacayos del
imperio.
El despojo de los derechos de la representación de Cuba en Monterrey, el golpe
fascista en Venezuela y la infamia de Ginebra en el mismo orden en que se produjeron,
pusieron a prueba y también en evidencia la sucia e hipócrita política de los
lacayos del imperio.
Debo señalar que los Presidentes de Brasil, Ecuador, República Dominicana,
Haití, y los países anglófonos del Caribe no se sumaron al júbilo golpista, del
mismo modo que los países mencionados, Bolivia y Colombia, no se sumaron a la
infamia de Ginebra.
Selección de discursos
35
Ninguno condenó el golpe fascista, con excepción del Presidente argentino, tal
vez temeroso, dada su crítica situación política, de que un sargento de la policía lo
derroque.
Cuando después del vergonzoso episodio de Monterrey -un mes más tardeestall
ó el escándalo, algunos guardaron decoroso silencio; pero el ilustre secretario
general de la desprestigiada y repugnante OEA, lanzó dardos venenosos apoyando
el despojo sufrido por Cuba, cual si esa organización realmente existiera.
¡Qué clase de basura son muchos de los que aparentan ser gobernantes soberanos!
La honrosa historia de nuestra Patria, que un día se batió sola contra casi
todos los antecesores similares a los gobiernos actuales que votaron contra Cuba,
aliados entonces con Estados Unidos a raíz del ataque por Bahía de Cochinos, y
resistió heroica sin un segundo de vacilación cuando estuvo a punto de ser borrada
de la faz de la Tierra en la Crisis de Octubre de 1962, debiera constituir una
vergüenza para los conjurados con Estados Unidos en Ginebra si conservaran
siquiera la libertad de avergonzarse. No podrán tampoco ignorar sin sonrojo que
cuando se desplomó el campo socialista, se desintegró la URSS y arreció el bloqueo
yanki, que incluía cualquier venta de medicinas y alimentos, calificado como
delito de genocidio por las Convenciones de 1948 y 1949, y todos creían que la
Revolución cubana se desplomaría en cuestión de semanas, nuestro pueblo resisti
ó con heroísmo y tenacidad que no tienen precedente (Aplausos).
Cuba, después de soportar las más inconcebibles dificultades y amenazas,
ataques terroristas y riesgos de todo tipo, no inclinó ni inclinará sus banderas
ante la superpotencia hegemónica que hoy dicta órdenes a sus lacayos y lamebotas
en este infortunado hemisferio a través de un terrorista convertido en Secretario
Asistente de Estado para América Latina, sin respeto alguno por parte del gobierno
de Estados Unidos y sin pudor alguno por parte de aquellos (Aplausos).
Cuando el honor, la moral y la credibilidad de Cuba fueron puestos en entredicho
por el diferendo ocurrido con el gobierno del país anfitrión, se hizo evidente
que la hipocresía y la mentira son instrumentos inseparables, casi únicos, del
sistema político y económico prevaleciente en América Latina.
Se quiso cuestionar mi decencia y mi ética cuando, puesto en la disyuntiva de
ser leal a la mentira o leal a la verdad, leal al engaño y la manipulación calumniosa
de los hechos o leal a nuestro pueblo y a todos los pueblos del mundo, fui leal a la
verdad y a los pueblos (Aplausos). Las vírgenes vestales del templo de la hipocres
ía se rasgaron las vestiduras en nombre de la privacidad. Incluso hombres honestos
que en el pasado fueron testigos indignados de episodios electorales y trampas
desleales con adversarios políticos, eran inducidos a pensar que mi conducta
era incorrecta. Yo no inventé nada, ni llamé a nadie, ni tendí trampa alguna contra
alguien. Advertí cuantas veces pude a los que durante más de un mes me desafiaron
constantemente y exigieron pruebas y más pruebas. Aunque en nada me sent
ía atado con lo que después, por la evolución de los acontecimientos, resultó ser
engañoso ardid para obligarme al silencio y a la confidencialidad en asunto de
tanta trascendencia, con toda claridad demandé el cese de las ofensas; al continuar
las mentiras, las calumnias y la exigencia de pruebas durante varias semanas,
cumplí la advertencia que había hecho.
Se me acusó también de ser vengativo por la promesa incumplida con relación
a Ginebra. Toda mi vida he sido caballeroso con mis adversarios, aun en la guerra
donde los hombres mueren. Jamás humillé, ni ofendí, ni tomé venganza contra un
prisionero, aun cuando, como ocurrió en Girón, alrededor agonizaban compañeros
mortalmente heridos o habían muerto. Pero sé distinguir muy bien lo que es o
no es ético. Me tardé en presentar las pruebas exigidas motivado solo por el deseo
de no hacer daño a un país hermano que admiro y respeto. Representantes de
algunos gobiernos amigos en el mundo que participaron en la Cumbre, me reprochan
no haber hecho la denuncia en la propia conferencia.
Palabra de Fidel
36
La mentira es y será injustificable desde el punto de vista político, ético y religioso;
viola, por lo que recuerdo de las clases de catecismo que recibí en una
escuela católica desde que estaba en primer grado, el octavo mandamiento de la
ley de Dios.
Hay que ser honrado. No busqué pretextos. No vacilé en expresar la necesidad
y el deber de dejar constancia histórica de aquella conversación que ya iniciada
me pidieron que fuese privada. También lo era mi carta personal al Presidente,
publicada 48 horas después sin consultármelo, el mismo día que salí de Monterrey.
Lamento mucho la necesidad de incluir este punto en mi discurso, pero era un
deber hacerlo. Todavía altos funcionarios de aquel país nos atacan diariamente
sobre el tema, que está demasiado fresco para lanzarlo al cesto del olvido.
Cuba ocupa ya lugares cimeros en el mundo muy difíciles de superar A los que
tontamente hablan y repiten las consignas imperialistas de que no existe democracia
ni respeto a los derechos humanos en Cuba, les respondo: nadie puede
cuestionar que, a pesar de ser muy pequeño, nuestro país es hoy el más independiente
del planeta, el más justo y solidario. Es también por largo trecho el más
democrático. Existe un Partido, pero este no postula ni elige. Le está vedado hacerlo:
son los ciudadanos, desde la propia base, quienes proponen candidatos,
postulan y eligen. Nuestro país goza de una envidiable y cada vez más sólida e
indestructible unidad. Los medios masivos son de carácter público y no pertenecen
ni pueden pertenecer a particulares, no realizan publicidad comercial alguna,
no promueven el consumismo; recrean e informan, educan y no enajenan.
Cuba ocupa ya lugares cimeros en el mundo muy difíciles de superar en un
creciente número de esferas fundamentales para garantizar la vida y los más esenciales
derechos políticos, civiles, sociales y humanos, a fin de asegurar el bienestar
y el porvenir de nuestro pueblo (Aplausos). Los conocimientos políticos masivos
del pueblo cubano no son superados por ningún otro país. Sus programas y
logros culturales y sociales marchan a ritmos nunca antes alcanzados.
Nuestros sueños se hacen realidades. Una sociedad más humana es posible.
No importan mentiras y calumnias. La historia lo reconocerá (Aplausos).
¡Viva el Socialismo!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACIÓN)
Selección de discursos
37
Palabra de Fidel
¡Un mundo mejor es posible!
Discurso pronunciado en la Conferencia Internacional sobre el
Financiamiento para el Desarrollo, Ciudad de Monterrey, México,
21 de marzo de 2002.
Excelencias:
Lo que aquí diga no será compartido por todos, pero diré lo que pienso, y lo
haré con respeto.
El actual orden económico mundial constituye un sistema de saqueo y explotaci
ón como no ha existido jamás en la historia. Los pueblos creen cada vez menos
en declaraciones y promesas. El prestigio de las instituciones financieras internacionales
está por debajo de cero.
La economía mundial es hoy un gigantesco casino. Análisis recientes indican que
por cada dólar que se emplea en el comercio mundial, más de cien se emplean en
operaciones especulativas que nada tienen que ver con la economía real.
Este orden económico ha conducido al subdesarrollo al 75 por ciento de la
población mundial.
La pobreza extrema en el Tercer Mundo alcanza ya la cifra de 1 200 millones de
personas. El abismo crece, no se reduce. La diferencia de ingresos entre los países
más ricos y los más pobres que era de 37 veces en 1960 es hoy de 74 veces. Se ha
llegado a extremos tales, que las tres personas más ricas del mundo poseen activos
equivalentes al PIB combinado de los 48 países más pobres. En el 2001 el
número de personas con hambre física alcanzó la cifra de 826 millones; la de
adultos analfabetos, 854 millones; la de niños que no asisten a la escuela, 325
millones; la de personas que carecen de medicamentos esenciales de bajo costo,
dos mil millones; la de los que no disponen de saneamiento básico, dos mil cuatrocientos
millones. No menos de once millones de niños menores de 5 años mueren
anualmente por causas evitables, y 500.000 quedan definitivamente ciegos por
falta de vitamina A.
Los habitantes del mundo desarrollado viven 30 años más que los del África
Subsahariana.
¡Un verdadero genocidio!
No se puede culpar de esta tragedia a los países pobres. Estos no conquistaron
y saquearon durante siglos a continentes enteros, ni establecieron el colonialismo,
ni reimplantaron la esclavitud, ni crearon el moderno imperialismo. Fueron sus
víctimas. La responsabilidad principal de financiar su desarrollo corresponde a
los Estados que hoy, por obvias razones históricas, disfrutan los beneficios de
aquellas atrocidades.
El mundo rico debe condonar la deuda externa y conceder nuevos préstamos
blandos para financiar el desarrollo. Las ofertas tradicionales de ayuda, siempre
raquíticas y muchas veces ridículas, son insuficientes o no se cumplen.
Lo que hace falta para un verdadero desarrollo económico y social sostenible
es muchas veces más de lo que se afirma. Medidas como las sugeridas por el
recién fallecido James Tobin para frenar el torrente incontenible de la especulaci
ón monetaria, aunque no era su idea ayudar al desarrollo, serían hoy tal vez las
únicas capaces de generar fondos suficientes que, en manos de los organismos de
Naciones Unidas y no de funestas instituciones como el FMI, podrían suministrar
ayuda directa al desarrollo con la participación democrática de todos, sin el sacrificio
de la independencia y la soberanía de los pueblos. El proyecto de consenso
que se nos impone por los amos del mundo en esta conferencia, es el de que nos
resignemos con una limosna humillante, condicionada e injerencista.
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Hay que repensar todo lo creado desde Bretton Woods hasta hoy. No hubo
entonces verdadera visión de futuro. Prevalecieron los privilegios y los intereses
del más poderoso. Ante la profunda crisis actual, nos ofrecen un futuro todavía
peor, en el que no se resolvería jamás la tragedia económica, social y ecológica de
un mundo que será cada vez más ingobernable, donde habrá cada día más pobres
y más hambrientos, como si una gran parte de la humanidad sobrara.
Es hora de reflexión serena para los políticos y hombres de Estado. La creencia
de que un orden económico y social que ha demostrado ser insostenible pueda ser
impuesto por la fuerza es una idea loca.
Las armas cada vez más sofisticadas que se acumulan en los arsenales de los
más poderosos y ricos, como ya expresé una vez, podrán matar a los analfabetos,
los enfermos, los pobres y los hambrientos, pero no podrán matar la ignorancia,
las enfermedades, la pobreza y el hambre.
De una vez por todas debiera decirse «adiós a las armas».
¡Algo tiene que hacerse para salvar la humanidad!
¡Un mundo mejor es posible!
Gracias. (Aplausos prolongados)
Aclaración del presidente Fidel Castro
Señor Presidente, le solicito me conceda veinte segundos para una aclaración.
Excelencias;
Distinguidos delegados:
Les ruego a todos me excusen que no pueda continuar acompañándolos debido
a una situación especial creada por mi participación en esta Cumbre, y me vea
obligado a regresar de inmediato a mi país.
Al frente de la Delegación de Cuba queda el compañero Ricardo Alarcón de
Quesada, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, incansable batallador
en la defensa de los derechos del Tercer Mundo. Delego en él las prerrogativas
que me correspondían en esta reunión como Jefe de Estado.
Espero que no se le prohíba participar en ninguna actividad oficial a las que
tiene derecho como Jefe de la Delegación cubana y como Presidente del órgano
supremo del poder del Estado en Cuba.
Gracias
Selección de discursos
39
Discurso pronunciado en la clausura del IV Encuentro Internacional
de Economistas. Palacio de las Convenciones, La Habana, 15 de
febrero del 2002.
Distinguidos invitados:
Me han dado ustedes una tarea verdaderamente difícil. Me gustaría en estos
instantes tener la elocuencia y la erudición de muchos, podríamos decir casi todos,
de los que han hablado aquí.
Toda mi vida he tratado de encontrar la esencia de los hechos y, a partir de esa
esencia, tratar de adivinar lo que va a ocurrir o puede ocurrir. A veces las cosas no
ocurren cuando se desea que ocurran, o no ocurren tan pronto y después ocurren;
no creo que sea el único que se haya equivocado en algunas previsiones. Todo el
mundo sabe que los revolucionarios siempre desean que las cosas ocurran pronto
y estas tardan un poco más.
Nosotros mismos intentamos comenzar a realizar la Revolución en 1953 y tuvimos
después que resignarnos a esperar cinco años, cinco meses y cinco días,
parece una cosa cabalística, ¿no? —no viene de Cavallo, sino de la frase de una
palabra que consta en el diccionario (Risas).
Aquí, realmente —y tuve el privilegio de participar en la mayor parte de las
plenarias—, hemos escuchado cosas de mucho interés. Hemos participado en las
cuatro reuniones anuales de economistas y son notables las diferencias entre la
primera reunión y esta, habría que preguntarse por qué. No voy a dar respuesta,
hay que preguntarse o más bien comprender que son los acontecimientos de los
últimos años los que han cambiado prácticamente hasta el lenguaje que se ha
usado en esta reunión.
Es notable el aprendizaje de estos últimos tres años y, sobre todo, el de los
últimos dos años, y, de modo muy especial, el aprendizaje de los últimos seis
meses, ante hechos que se veían venir y hoy están presentes.
En aquella primera reunión de 1998 era todavía el fin de la historia, y lo que
hoy vemos, algo al parecer lejano. Se sumaron meses, semestres y años de crecimiento
de la economía, milagros en Japón, que comenzaron a dejar de serlo hace
aproximadamente cuatro años, a pesar de que tanto se habló de aquel milagro;
milagros en el oriente asiático que parecían definir un curso imparable; milagros
en la economía de nuestros vecinos del Norte, que llevaban un récord, cada día
que pasaba sin una crisis y lo anotaban todos los días, hasta finales del 2000, en
que comenzaron a verse algunos índices de reducción de la producción industrial.
Entonces de inmediato salieron a relucir teorías conocidas: que cuando tenían
lugar tantos meses seguidos de retroceso de la producción industrial era ya un
problema serio para la economía, comenzaba a ser una caída, una recesión, etcé-
tera.
Empezaron a reducirse los empleos en Estados Unidos y comenzaba a tener
lugar aquello que muchos esperaban, como consecuencia inevitable de la forma
en que había crecido esa economía y de los cambios que se habían producido.
Todo había cambiado.
En reuniones como esta se ve la relatividad de los hechos, de las personalidades
históricas, de las interpretaciones de cada uno de los acontecimientos. Hasta
ahora se hablaba de lo injusto que era el orden económico, las instituciones financieras
internacionales, tanto globales como regionales, estas dependen de las
globales. Y cuando aquí mencionamos, en alguna ocasión, a alguna de estas instituciones,
sinceramente que lo hacemos sin ánimo de lastimar a las personas o
representaciones que nos han acompañado, contribuyendo a darle a esta reunión
el carácter que siempre se buscó, de un debate de ideas, de posiciones y de puntos
de vista, ya que no debemos tener ningún temor a escuchar cualquier punto de vista.
40
Palabra de Fidel
Ya desde la primera reunión conocía los ánimos de muchos de los participantes
en relación con los representantes de tales instituciones. La primera de todas
que vino fue el Banco Mundial, ha estado en las cuatro reuniones; en esta ocasión
hubo cosas nuevas, personalidades muy destacadas que en aquel tiempo no habr
ían venido, no habrían tenido mucho que decir, y esta vez pudimos contar con la
presencia de varias de ellas: dos Premios Nobel de Economía y un Premio Nobel de
la Paz, aunque este más de una vez nos había hecho el honor de participar en
reuniones en nuestro país. Incluso por televisión, desde Estados Unidos, pudimos
escuchar a quien se dice que será un futuro Premio Nobel, y tal vez lo sea; pero no
sé si allá quienes deciden quiénes reciben los Premios se animarán a concederles
tal honor, con su elevado monto de recursos, a quienes se decidan a hablar con
claridad sobre realidades que hoy están viendo.
En el año 1998 qué nos podía decir el ilustre académico y profesor Joseph
Stiglitz, que no era Premio Nobel todavía y no se había producido esta crisis, si
acaso la del sudeste asiático, que fue la primerita, después de la mexicana, que no
suele asociarse con la que se inició en 1998 en el Lejano Oriente. Hoy estas son
realidades que han ido sucediendo una tras otra.
Y aquí, meditando, porque no hacía otra cosa que meditar y meditar, mientras
los demás se expresaban, siguiendo el orden del programa, se discutieron primero
cuestiones económicas, entre las cuales, la situación argentina ocupó destacado
lugar, precisamente, porque —como le decía a Pérez Esquivel, después que se
concluyó la sesión de la tarde— Argentina era el paradigma de la globalización
neoliberal y hoy es el paradigma del fracaso de la globalización neoliberal.
Se habló ampliamente, tratando de explicar causas y posibles soluciones, del
tema relacionado con la economía y la globalización, y este tema ocupó, podría
decirse, un 30% o un 40%, o más, de nuestro tiempo.
Se abordaron otros problemas de tipo económico asociados al programa de la
reunión. No pude escuchar hoy lo que se contó con relación al acuerdo multilateral
de inversiones; pero es un acontecimiento bastante conocido. Se mencionó aquí
como una de las pruebas —fue el profesor Borón, si mal no recuerdo—, de cosas
que pueden hacerse, tal como fue la denuncia oportuna de aquella conspiración,
porque se llevaba a cabo mediante las técnicas preferidas de los dueños del mundo:
la conspiración.
Sí, decía dueños del mundo, porque aquí algunas instituciones de las que
mencionamos no existen per se, existen porque hay un sistema mundial de dominaci
ón. Esas instituciones tienen dueños muy conocidos, tanto el FMI como el
Banco Mundial, aunque sus misiones eran distintas.
Yo pienso que al Banco Mundial lo han arrastrado y lo han obligado a abandonar
las tareas que se le concedieron al finalizar la guerra, que eran las de promover
el desarrollo social, y lo han dedicado, por completo, a operaciones de salvamento.
Conozco la opinión de la mayoría de los que participan en esa institución,
opuestos a tales tareas, que le han sido y le son impuestas, aunque allí no exista
el derecho al veto que nuestro poderoso vecino del Norte posee en el Fondo Monetario
Internacional, poder de veto que ejerce de forma absoluta. Jamás —como en
el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas— se tomará una decisión a la
cual ellos se opongan, porque ese derecho al veto lo han ejercido allí, por lo menos,
cuatro o cinco veces más que todos los demás miembros del Consejo de Seguridad
juntos.
Si ocurre allí, nada menos que en la institución que representa al mundo, ese
embrión de autoridad internacional, de autoridad mundial, al cual no se le quieren
ni entregar los fondos para el sostenimiento, qué no harán con el Fondo Monetario
Internacional, y yo les ruego a los que aquí han participado en representaci
ón suya, que tomen cualquier mención o alusión a la célebre institución como
una crítica a un sistema, a una concepción y no a los profesionales que allí trabajan
o van y vienen, y donde tampoco todos los criterios son exactamente iguales.
41
Selección de discursos
42
Palabra de Fidel
Algunos son partidarios de algunas concepciones y otros de otras menos de extrema
derecha, menos radicales, menos brutales.
Ojalá en el futuro… Bueno, y sin «ojaláses», las reuniones serán cada vez más
interesantes, porque si en seis meses se han acumulado tantas noticias, bien que
merecerán análisis profundos las cosas que ocurran en los próximos 12 meses,
puesto que se han producido cambios de carácter trascendental, tanto en lo econ
ómico como en lo político.
Habrá que analizar también cómo marcha el famoso ALCA, discutido aquí. Es
un tema que hace muy poco se debatió aquí, en una reunión sobre el tema en
concreto; un tema que se debatió también aquí en el Foro de Sao Paulo. Sobre el
ALCA casi todos los intelectuales y todas las personas que piensan, que tienen
conocimientos, han definido ya sus puntos de vista y son, como regla, en su inmensa
mayoría, opuestos al ALCA.
Lo peligroso del ALCA no son los puntos de vista de los intelectuales, de los
economistas y de los pensadores políticos; lo peligroso del ALCA es la falta suficiente
de información que poseen las masas de los pueblos de nuestro hemisferio,
muchos de ellos con elevados índices de analfabetismo, y cientos de millones sin
ninguna preparación para conocer, salvo las experiencias personales, teóricamente
lo que significa el ALCA.
Vean cómo se endeudó este hemisferio. No lo consultaron ni con los parlamentos,
no lo consultaron muchas veces ni con el Consejo de Ministros; eran ministros
de Economía o Hacienda que, más o menos en combinación con las más altas
autoridades políticas, decidían. Incluso las grandes deudas —y creo que alguien lo
recordó aquí— se comenzaron a contraer masivamente bajo gobiernos tiránicos,
gobiernos sangrientos, que no consultaron con nadie. Si acaso aquella deuda y
sus secuelas ayudaron de cierta forma a que se produjera la llamada apertura
democrática, sin duda, algo mucho mejor que lo que había, porque desaparecieron
gran parte de las desapariciones, desaparecieron gran parte de los asesinatos,
se redujo considerablemente la represión, que no ha desaparecido, ni mucho menos;
pero todas aquellas enormes deudas se generaron a espaldas del pueblo.
Muchas veces la banca privada o los gobiernos le pintaban al pueblo como una
gran cosa que se había resuelto una crisis económica porque habían logrado un
préstamo del Fondo Monetario de 10.000 millones, ó 20.000, ó 30.000. Nadie
sabía las consecuencias de eso, no podían comprenderlo.
En el año 1985, hace 17 años, se produjeron importantes reuniones en Cuba a
lo largo de todo ese año, reuniones de estudiantes latinoamericanos, de campesinos
latinoamericanos, de mujeres latinoamericanas, organizaciones de trabajadores,
y, en fin, de personalidades políticas e intelectuales de todo tipo. Las reuniones
no podían ser aquí, eran en el teatro «Carlos Marx», donde caben alrededor de
6 000 personas, fueron días y días de análisis, de discursos; sí, allí había que
oírlos, 100, 120, 130 discursos, no se podía hacer otra cosa.
¿Qué se buscaba? Crear estados de opiniones sobre la deuda. Ni se sabe la
cantidad de materiales que hay guardados por ahí y algunos mensajes. Recuerdo
que, incluso, nosotros después de cada una de aquellas reuniones les enviamos a
todos los jefes de Estado, con algunas excepciones lógicas, el material de lo discutido;
entre ellos, al Papa, como Jefe de Estado, y vimos después con satisfacción
que una de las banderas del Papa fue precisamente la cuestión de la deuda dentro
de sus proyecciones, que se expresaron en el Sínodo de Roma, relacionado con la
lucha contra la pobreza y la deuda.
Los africanos no se preocupaban mucho todavía, porque su deuda no era muy
elevada, no les habían prestado tanto como a los latinoamericanos, y no le daban,
por ello, mucha importancia; hoy le dan una importancia mucho mayor. Los latinoamericanos
lo tomaron más en serio.
Claro, no se pudieron lograr algunos objetivos, porque recuerdo que por aquellos
días bastaba un país, un solo país de los tres grandes que se alzara contra la
43
Selección de discursos
deuda y dijera: «No pago», y no se habría podido evitar entonces una verdadera
solución a la crisis de la deuda u obtener al menos 10 años, 20 años de moratoria.
Alguien explicó hace unos minutos, incluso, que eso de no pagar una deuda
tenía un antecedente histórico, allá por el principio del pasado siglo. Creo que fue
Borón quien habló del tema.
¿Y saben quién era ese país que pudo dar un paso decisivo? Argentina, que
estaba padeciendo las peores consecuencias; pero todavía tal vez no ha llegado la
hora de dar a conocer determinados esfuerzos para persuadir a uno de los tres
grandes. Los tres grandes eran: Brasil, México y Argentina.
Aquí me detengo, porque el esfuerzo era por formar opinión, movilizar masas y
tratar de persuadir a algunos líderes de que tomaran decisiones que habrían hecho
posible una solución, como la que ya desde aquel tiempo debió buscarse. Se
les dio tiempo a los países ricos, sobre todo a los grandes acreedores del Norte que
entonces jugueteaban con la tasa de interés y, por lo general, los convenios eran
tales que, cuando subían las tasas de interés, subían también las tasas de la
deuda contraída; no era como en este instante que la han bajado a 1,75 en la
doceava ocasión en que, acudiendo desesperadamente a tales resortes, bajaron la
tasa hasta ese límite para combatir la recesión.
Ahora, si entonces la deuda en América Latina era de 300 000 millones, la
deuda a mediados del año pasado, 2001, era ya de alrededor de 750 000, se había
más que duplicado, y habría que sacar las cuentas más claras para saber a cuánto
ascenderá en el 2002. Alguien dijo por ahí que los mexicanos habían reducido
un poco la deuda externa el pasado año; pero en Argentina y otros países creció, y
no sé quién podrá buscar el dato para saber si la deuda alcanzó o no los 800 000
millones, pero en condiciones diferentes, ahora sería en medio de la más seria y
amenazante crisis económica que se ha producido desde el final de la Segunda
Guerra Mundial.
Nadie debe tener ninguna duda de eso, y ustedes no la tienen porque lo han
expresado aquí.
Ahora hay que pagar una deuda mucho mayor; y ahora, además de una enorme
deuda, las riquezas nacionales, las riquezas fundamentales, incluso las más
sagradas, con algunas excepciones, han sido privatizadas. Antes eran deudores
que tenían algo y ahora son deudores cuya deuda se ha multiplicado y continúa
multiplicándose, y no tienen nada.
A esa deuda hay que añadir los cientos de miles de millones de dólares de
privatizaciones, que antes era una especie de reserva, ya hoy agotada. Por eso es
mucho más grave la situación.
Y a esa deuda se une la de África, se une la de Asia, al extremo que sobrepasa
los 2 millones de millones, aunque en eso nosotros, los latinoamericanos, somos
campeones olímpicos, ocupamos el primer lugar, medalla de oro; sin oro, ni esperanza
de oro. Es mundial el problema.
Además, no había OMC en 1985, existía algo que se llamaba GATT. Sí, nosotros
estuvimos aspirando a realizar una reunión del GATT o de la UNCTAD aquí,
íbamos a usar este Palacio de las Convenciones, más una ampliación para oficinas
necesarias, que terminó, al final, siendo hotel, porque nos dimos cuenta de que no
valía ni la pena, Estados Unidos se oponía tenazmente. El GATT, metamorfoseado
en OMC, es otro de los grandes instrumentos de saqueo y explotación, y está en
manos de los dueños del mundo.
Aquí se mencionó en un momento dado la última reunión en Qatar. Buscaron
un país desértico, donde era muy difícil llegar en bote o por carretera; mas no solo
por la distancia, sino también porque el pasaje hasta allí costaba muy caro.
Debo decir, en honor de la verdad —y también aquí se mencionó por la tarde—
, que ciudadanos norteamericanos y canadienses, de los que poseen Internet, que
son intelectuales y, por lo general, capas medias de la población, son los que,
comunicándose precisamente a través de esa vía, organizaron las protestas de
44
Palabra de Fidel
Seattle, organizaron las protestas de Nueva York, organizaron las protestas de
Quebec. De modo que ya el G-7 y los demás no tienen dónde reunirse. Yo pensaba
que tal vez en esa nueva estación orbital prepararan algunos camarotes para reunir
al grupo G-7. Ya han confesado que resulta muy difícil, pues han buscado
una montaña por allá por Canadá para reunir al G-7 o a la OMC, una montaña
altísima, distante, desértica y fría.
Davos parecía el año pasado un campo de trincheras de la Primera Guerra
Mundial, que muchos, o algunos de ustedes, habrán visto en fotos de la Batalla de
Verdún, o del Marne, y tan pacíficos y neutrales son los suizos, que tenían un
ejército allí con cascos y todo tipo de armamento, que en la loma aquella de practicar
los deportes invernales, pudieron llegar los que protestaban. Y de tal manera
escarmentados, buscaron nada menos que Nueva York para reunirse; ahora cambiaron
un poco el lenguaje, usaron determinadas palabras engañosas y piadosas,
que es un método, es un estilo. Pero ya ni en Suiza, y aprovecharon la coyuntura
y las medidas de seguridad adoptadas después del 11 de septiembre en aquella
ciudad.
Tal vez esto esté relacionado con algunos de los hechos que están ocurriendo
en estos momentos. Si ustedes me dan unos minutos, hago referencia a ese punto
después, cuando nos acerquemos al final, que espero que no esté muy lejano.
Están en crisis hasta de locales. A lo mejor un día nos piden que les prestemos
La Habana para dar una reunión de ese tipo; pero lo más probable es que la hagan
en la Base Naval de Guantánamo (Risas).
Los he escuchado a ustedes, por ejemplo, hablar de la Base de Manto y la otra
por aquí y por allá, y pensaba yo que también nosotros tenemos una base, hace
casi un siglo, impuesta en los primeros años, después de la intervención aquella,
cuando España estaba exhausta y no podía mantener su guerra colonial; intervenci
ón tras frases engañosas, tras declaración conjunta en el Congreso de Estados
Unidos, que concluyeron en una guerra, una ocupación y en una llamada
Enmienda Platt, que le otorgaba al gobierno de Estados Unidos el derecho a intervenir
con sus fuerzas armadas en nuestro país ante cualquier alteración del orden
que perjudicara sus intereses; enmienda que obligaron a introducir en la Constituci
ón de la República, creando un verdadero trauma entre muchos patriotas, a
los que pusieron en una alternativa: o lo tomas, o lo dejas, con relación a la independencia
del país. Y esto fue ya cuando concluía el cuarto año de ocupación
militar y se discutía la Ley Fundamental de la República. Tiene que haber sido
terrible. Algunos se opusieron firmemente a cualquier precio, pero otros consideraron
inevitable aceptarla.
Ya no había Ejército Libertador, había sido desarmado; ya no existía el Partido
Revolucionario, creado por Martí para llevar a cabo la Revolución, dirigir aquella
Revolución.
Martí fundó un partido para organizar, dirigir y hacer la Revolución antes de
que Lenin fundara su partido revolucionario en Minsk; fue el primero, y no era
marxista porque no podía serlo.
Esta era una sociedad recién salida de la esclavitud, donde no existía proletariado,
y aquel hombre supo abordar genialmente los más delicados problemas,
frente a la propaganda española, y algunas frases pronunció de Marx, y una de
ellas muy bella: «Puesto que se puso del lado de los pobres, merece honor.» ¡Pero
qué visión lo que escribió a finales del siglo XIX sobre intentos alcanos!, cuando
digo alcanos me refiero al ALCA, no a esa organización Al-Qaeda, no es tanta la
diferencia entre una y otra (Risas).
Debo decir, de paso, ¿no?, que el estúpido y brutal crimen cometido en Nueva
York hizo un daño tremendo a todo el mundo; hizo daño no solo al pueblo y a la
economía norteamericanos, aceleró el proceso de la crisis económica mundial,
aunque esta venía ya en picada; golpeó todos estos movimientos de los cuales
hemos hablado, de intelectuales, de economistas, de personas preocupadas por la
45
Selección de discursos
globalización, los que libraban la lucha que hemos estado mencionando; ejerció
un efecto paralizador dentro de Estados Unidos, donde se hacía mucho más difí-
cil, ante la irritación y la confusión reinantes, ante el papel de aquellos que se
oponían a la globalización, corrían el riesgo, incluso, de ser declarados terroristas.
Tal vez, sin ese acto terrorista, no habrían podido reunirse los de Davos en Nueva
York —eso lo inventaron después, aprovechando el clima que se respiraba—; afectaron
la reunión de Porto Alegre en Río Grande del Sur, donde probablemente
habrían asistido unos 100 000 participantes y llegaron solo a unos 50 000 ó 60
000 según criterios.
Aquí tuvo lugar la reunión contra el ALCA, y aunque una de las delegaciones
más numerosas fue la norteamericana y canadiense, muchos de ellos no pudieron
participar en aquella reunión, porque estaban muy recientes los acontecimientos,
habían sido golpeados.
También el Foro de Sao Paulo. Se dio el Foro de Sao Paulo esta vez en La
Habana, como se realizó el de Porto Alegre, no se desalentaron los que iban a
participar y llevaron a cabo las reuniones, muy importante. Pero el acto terrorista
golpeó estas luchas y dio lugar a pretextos para políticas nuevas y teorías francamente
intervencionistas.
Aquí, incluso, con una frase se trató de señalar lo que estaba ocurriendo, cuando
se utilizó la frase de dictadura militar mundial.
También pudiera hablarse de El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, esto para
los que leyeron esa obra de Marx o la lectura de Las guerras civiles en Francia, que
es de obligada lectura para aquellos aficionados al estudio del marxismo y de los
que pasan por determinadas escuelas, especialmente cuando se trata de obras de
ese tipo, porque es mucho más fácil leer El 18 de Brumario que leer El Capital; este
tiene un material de contenido estrictamente económico y el otro es una bella
forma, una elegante y amena forma de describir acontecimientos históricos. O sea
que Marx no tenía nada de dogmático y cuando abordaba esos temas lo hacía
realmente con una gran capacidad de persuasión.
Estos son problemas de tipo económico, aparte de los que he mencionado de la
deuda y que dieron lugar a las disquisiciones que hicimos sobre los movimientos
sociales y políticos afectados por la barbarie y la estupidez de tales actos que
nosotros condenamos sinceramente, porque hace mucho rato que meditamos sobre
tales métodos, y porque libramos una guerra, que duró 25 meses, librada
exitosamente, y no recuerdo todavía, en numerosos combates en los que participaron
nuestras fuerzas de la Columna Uno, de la cual salieron todas las demás,
un solo caso de un civil inocente muerto.
Nuestra lucha era una lucha de liberación en que a los prisioneros los tratábamos
con gran respeto, no estaban ni 48 horas presos, como máximo 72; se lo
entregábamos a la Cruz Roja Internacional, ya cuando empezamos a capturarlos
masivamente. Les dábamos nuestros medicamentos a los heridos y a los prisioneros
los poníamos de inmediato en libertad. Eran nuestros suministradores de armas,
lógicamente debíamos tratarlos bien, eso es elemental (Risas).
Al principio luchaban y resistían hasta la última bala, nos costaban vidas, nos
costaba parque, creían que los íbamos a matar, les habían sembrado eso en la
cabeza, y fue la práctica la que los fue convenciendo a todos; cuando tenían perdida
la batalla, ya entonces era más fácil que cesara el combate. Hubo algunos que
se rindieron tres veces.
Nosotros no fuimos suministrados ni de fondos ni de armas ni mucho menos
desde el exterior. No conocíamos ni siquiera a un funcionario ruso. Nadie nos trajo
las ideas; elaboramos nuestras ideas, nuestras tácticas y, a pesar de lo que dijo
Engels una vez, realmente, que desde que se hicieron las grandes avenidas en
París y los fusiles de retrocarga eran imposibles las insurrecciones, yo siempre
medité en aquello y estaba en desacuerdo, porque si hubiéramos estado de acuerdo
con ese punto de vista no habríamos intentado hacer una revolución. Y aquí las
46
Palabra de Fidel
condiciones objetivas no eran tan favorables, lo eran, desde luego, tanto como que
pudo ser demostrado por los hechos, y las subjetivas no andaban mucho mejores,
a decir verdad. Todavía había mucho dogmatismo en el pensamiento revolucionario
y estábamos bastante influidos por la ideología de los vecinos del Norte, vivíamos
prácticamente en plena guerra fría.
Nuestras concepciones eran flexibles, o un tipo u otro de lucha, no descartá-
bamos nada: la combinación de las armas con el movimiento de masas, o la toma
de una fortaleza para armar al pueblo, con una consigna de huelga general revolucionaria;
pero el hecho es que fuimos encontrando la fórmula de cómo tomar el
poder y a partir, sí, de concepciones marxista-leninistas.
A Marx le debemos una idea clara de lo que era la sociedad. Antes de tener
contacto con tales ideas nos parecía la sociedad como un inmenso bosque y éramos
como persona perdida en ese bosque, y a Lenin debemos las teorías del Estado:
ambos nos mostraron la sociedad de clases, la historia de la explotación, el
materialismo histórico, sin que, desde luego, esas sean doctrinas aplicables matem
áticamente. Cuando las vas a aplicar a una época o después a otra, contienen
mucha más, a mi juicio, influencia de los hechos que estaban aconteciendo cuando
elaboró la teoría; pero muchos de sus principios son universales, en la breve
historia de la humanidad, porque lo que sabemos de la humanidad, que pueda
llamarse historia y no leyenda, es muy poco. Creo que las más antiguas tienen, si
acaso, 3 500 años. ¿Qué son 3 500 años en la historia de nuestra especie?, esta
especie que ha desarrollado una civilización y con relación a la cual suscribo,
totalmente, aquella idea marxista de que al desaparecer el sistema capitalista concluir
ía la prehistoria de la humanidad. No olvido que aún ni siquiera hemos entrado
en la historia, y cuando algunos tontos andan diciendo que es el fin de la
historia, confundiendo los acontecimientos y los conceptos, no se dan cuenta de
que estamos acercándonos al fin de la prehistoria.
Bueno, también junto a la prehistoria está la barbarie y están formas de saqueo
cada vez más brutales, y formas de enajenar a las masas todavía más sutiles
y pérfidas. Envidia se siente a veces de la época tribal o de los primeros grupos que
vivían en formas elementales de sociedad, porque eran más libres de pensar, nadie
pensaba por ellos, ni siquiera el hechicero de la tribu, o aquel que dirigía los
rituales (Risas). Hoy, prácticamente se impide que las masas piensen, de lo contrario,
no se estaría tomando Coca Cola en lugares del mundo donde jamás oyeron
hablar de la Coca Cola y que tenían refrescos mucho más agradables, o no se
estarían comiendo las famosas McDonald’s, que no se sabe de qué carne las hacen,
porque tienen que cambiar según el lugar, y habrá algunos que pongan hasta
carne de gato o de otra cosa (Risas). Sí, sí, no, todo son agresiones a las costumbres,
a las culturas, a las identidades, a la civilización.
No se sabe las cosas que ha traído esa globalización neoliberal, no solo en el
orden económico, cultural y ético, en todos los sentidos, prohibición de pensar.
Nadie se toma la molestia de pensar: es la moda tal, si la falda larga o la falda
corta, si el jabón tal y más cual, el refresco este o el otro, o el whisky de tal tipo. Ya
casi nadie piensa, lo lee en los periódicos, en las revistas, o lo aprende en los spots
de televisión o en las películas. Son realidades.
Con relación a esto que he estado refiriendo, albergo el concepto de que estamos
llegando a una etapa decisiva, y cuando aquí se mencionaron un montón de
cosas, me llamó la atención que nadie mencionó algo tan repugnantemente injusto
como el intercambio desigual. Ya no se menciona esa palabra, ya nos hemos
olvidado de que si en el año 1949 un camión o un tractor valían tantas toneladas
de café —bueno, de café casi con dos o tres—, o tantas de azúcar, o de cualesquiera
de los productos básicos de nuestros países, hoy hay que dar cada vez más de
esos productos, que tienen cada vez menos poder adquisitivo, porque no solo se
devalúan nuestras monedas, se devalúan nuestros productos.
47
Selección de discursos
Cualquiera lo sabe, eso se ha dicho, se ha escrito y es una de las formas de
saqueo. Constantemente hay nuevas formas de saqueo, de lo contrario, no habría
tanta hambre y tanta calamidad, tanta pobreza, tanta miseria. Todas esas cifras
que se han repetido aquí tienen una causa evidente, un sistema de saqueo, y, al
menos, mientras existían el campo socialista y la URSS —con todas las críticas
justas que puedan hacérseles—, tenían miedo. El surgimiento de una revolución
obrera en 1917 dio lugar a que las grandes empresas, los grandes monopolios, y
los gobiernos tuvieran un poquito más de cuidado, más respeto por los sindicatos,
más respeto por la clase obrera, y surgieron, incluso, los subsidios y otras muchas
concesiones que han ido siendo barridas poco a poco durante los últimos tiempos.
Hace apenas 10 años que desapareció la URSS y, como ya hay una sola superpotencia
hegemónica, nadie se preocupa de lo que pueda ocurrir o de las injusticias
sociales.
Si usted analiza la lista de trabajadores sindicalizados, se encontrará con que
ha sido reducido al 15%, al 10%, al 7%, han liquidado el movimiento obrero, han
liquidado prácticamente muchos partidos, o los han transformado, han dejado
cada vez más indefensas a las sociedades; es mayor el monopolio de los medios de
comunicación masiva, que abarcan ya no solo un área nacional, sino abarcan
todos los territorios de la Tierra, y pueden trasmitir en idiomas, e incluso en dialectos,
y simultáneamente un mismo programa puede estar siendo escuchado por
una minoría de un país, y en otro idioma por la minoría de otros países, dentro de
Estados Unidos y fuera de Estados Unidos a través de la televisión por cable, por
satélite, etcétera, etcétera, es un diluvio. Si se habla de un diluvio universal sería
incorrecto, pues en todo caso podría hablarse de dos diluvios: el de la Biblia, y este
diluvio universal de información, que muchas veces se transforma en un diluvio
universal de mentiras, un diluvio universal de engaños; y digo muchas veces, no
siempre, es justo hacer constar excepciones.
Nosotros recordamos que fueron muchas de las cadenas nacionales e internacionales
de televisión las que divulgaron nuestra batalla por la devolución del niño
que estaba tan cruel e injustamente secuestrado. Y hubo actos que fueron trasmitidos,
no solo de aquellos días, sino también en parte nuestra batalla de ideas y
nuestra lucha posterior contra la Ley asesina de Ajuste Cubano —no voy a explicarla
—, Ley Helms-Burton, Ley Torricelli, bloqueo, guerra económica, enmiendas
de todo tipo que se han establecido para endurecer el bloqueo, especialmente cuando
desapareció el campo socialista y perdimos suministradores de determinados
productos, perdimos combustible, perdimos mercado. Todo lo perdimos prácticamente,
y de la noche a la mañana. Habría que preguntarse cómo pudo resistir
nuestro pueblo. No voy tampoco a intentar explicarlo; digo solo que fue capaz de
resistir un doble bloqueo.
En esto fue decisivo, me limito a decir, las conciencias, las ideas y la obra
realizada por la Revolución durante 30 años, pese a nuestra inexperiencia, pese al
bloqueo, al que piadosamente llaman embargo, que es como llamar deporte al
asesinato. Un embargo no, no hay derecho: ni a comprar ni a vender nada absolutamente
a Estados Unidos o a sus industrias en el exterior.
Si digo estas cosas es porque pueden ayudar a dar respuesta a algunas de las
inquietudes que se reflejaban todavía aquí.
No se sabe lo que puede hacerse con un mínimo de recursos. No se sabe lo que
puede hacerse con un mínimo de conciencia. No se sabe lo que puede hacerse con
un mínimo de trabajo en favor del pueblo. No se sabe lo que puede hacerse con un
mínimo de cambios. Y los llamo mínimos porque, si hace 10 años, 20 años hubié-
ramos tenido la experiencia que tenemos hoy, no estaríamos avergonzados de lo
poco que hemos hecho en 43 años.
Espero que se capte la idea de que se puede hacer mucho más de lo que nosotros
mismos nos habíamos imaginado.
48
Palabra de Fidel
Es por eso que insistimos con mucha fuerza en la cuestión de las ideas y de las
conciencias, la importancia.
Falta un tercer elemento. Quizás lo mencione un poquito más adelante en los
minutos que les pedí a ustedes de préstamo y pensando que un delicioso coctel los
espera antes de las 12:00 de la noche (Risas).
He visto a uno solo nada más, en tercera fila, que echó un pestañazo, pero eso
me pasaba a mí también (Risas y aplausos). Bueno, ya se despertó. Les dije que
observo a los oyentes; llega un momento en que me doy cuenta de que tienen
derecho a dormir; todavía no, espero terminar antes.
Pasando revista, se ha hablado de todas las instituciones, de un tipo o de otro;
de todos los abusos que se cometen; se han mencionado, ya dije, los Acuerdos de
Libre Comercio, y se ha dicho aquí con mucha elocuencia que todas las actuales
naciones superdesarrolladas y superricas se desarrollaron sin ALCAS y sin «O-MCESES
», sobre la base de proteger sus industrias y no ponerlas a competir con
aquellos que tienen toda la tecnología elaborada a partir de que disponían de
universidades, centros de investigación, de sus propios investigadores; pero una
parte importante de ellas con la recolección de los mejores talentos de los países
del Tercer Mundo que no tenían la menor oportunidad de contar con un laboratorio
y en cambio allá les ofrecían perspectivas, no solo económicas, el hombre no se
mueve solo por motivaciones económicas, se mueve también porque tiene vocaci
ón o porque tiene deseo y quiere investigar, quiere trabajar y quiere crear. ¿Qué
posibilidades tenían?
Se conoce que más de medio millón de latinoamericanos, profesionales, graduados
universitarios latinoamericanos, han emigrado a los países industrializados,
y principalmente a Estados Unidos. Hasta recientemente, hasta un año antes,
algunos meses antes de la crisis estaban hablando de contratar 200 000 latinoamericanos
para que trabajaran en la industria de alta tecnología. Se trataba de
graduados universitarios, ingenieros, etcétera, etcétera.
Ahora con un ALCA y una OMC nos quieren poner a competir con sus tecnolog
ías, sus industrias avanzadas, automatizadas, etcétera; para los demás es el trabajo
de cultivar frutas, quieren volver a la era aquella en que dicen que el hombre
era recolector de frutas. Eso es lo que quieren hacer con nosotros los latinoamericanos
con su ALCA: producir mangos y algunos vegetales, que puede costar un
poco más caro producirlos en California y otros estados, porque allí el salario es
quince veces mayor que el salario que pagan nuestros países. Así y todo, lo saben
los mexicanos muy bien, las maquiladoras que están en el norte del país ganan
catorce veces más sueldo cuando van a ejercer su oficio a Estados Unidos que
cuando lo ejercen en las maquiladoras de México, en la zona norte, porque en el
sur puede no ser catorce veces, puede ser de treinta a cuarenta veces más el
salario que les pagan en Estados Unidos por igual tarea que el que pagan las
maquiladoras que están cercanas a las fronteras de los países centroamericanos.
Es por ello que vemos a veces que crece colosalmente, o crecen las exportaciones,
y no dejan más que el magro salario de industrias que no pagan ni siquiera
impuestos, y donde el componente nacional, por lo general, no sobrepasa un 2% o
un 3%; que están exportando el sudor de los trabajadores, por lo cual mucha
gente pierde la vida tratando de emigrar.
Han muerto en la frontera de México con Estados Unidos, cada año, 400 ó 500
personas —ya se acerca a esa cifra, aunque no están claras las estadísticas—,
más que las que murieron durante 29 años de existencia del Muro de Berlín, solo
que de aquello se hablaba todos los días y de esto no se habla nunca, excepto
algunos, digamos, atrevidos, que de vez en cuando hablamos de esas cosas.
Yo conversaba con Osvaldito, y le preguntaba: «¿Cómo vas a llamar eso que se
llama ALCA? ¿Con qué nombre? ¿Vas a usar algún calificativo?» Hemos dicho
anexión, nuevo instrumento de ocupación, colonización. Nos van a destinar exclusivamente
para los trabajos más duros, peor pagados.
49
Selección de discursos
No sé cuando se habla de empleo en qué categoría ponen a los trabajadores y
trabajadoras domésticos. Los expertos me podrán explicar si están en la categoría
de empleados. Ustedes saben bien cómo son esos empleos: los peores.
No escuché lo que explicaron; pero no hace falta extendernos, simplemente
decimos que el ALCA es la anexión de América Latina a Estados Unidos.
¿Qué de extraño tiene que algunos adopten directamente el dólar como moneda?
¿Qué esperanza les queda? ¿Qué moneda podrá competir con la de ellos?
¿Cuál está segura de que no se devaluará?, aunque tengan cientos de miles de
millones —que no son tantos— en la reserva, simplemente para proteger monedas
que no puede proteger nadie, llamadas inevitablemente a la devaluación.
¿Qué de extraño tiene que todo el mundo, sobre todo los que roban mucho,
pero, incluso, aquellos que reúnen poco dinero, porque son profesionales o porque
son pequeños industriales, se lleven el dinero?, porque es la única forma de que
esté seguro. Pagar 40% de interés, 50%, para evitar que algunas personas, cuyos
nombres son conocidos, asesten un golpe especulativo. La economía se paraliza y
la fuga no se evita.
Hay casos —ustedes lo saben bien— que han recaudado equis cantidad de
dinero —y digo equis para no mencionar nombres de países, siempre es desagradable
mencionarlos o hacerlos evidentes por los datos— privatizando, para adquirir
fondos que han desaparecido en ocho semanas. Esa es una de las reglas.
Ni se sabe el dinero de nuestros países dónde está: ni se sabe dónde está el
dinero argentino, ni dónde está el dinero venezolano, los 400 000 millones de
dólares que se malgastaron y, en buena parte, se robaron, casi desde la época en
que la Revolución Cubana triunfó, que fue, más o menos, unos meses después del
triunfo, o del derrocamiento de la dictadura militar en Venezuela, en febrero de
1958; la Revolución triunfa en enero de 1959.
Todo el mundo sabe qué saqueo colosal se produjo de ese país, qué despilfarro.
Allí hasta el hielo con que se enfriaba el whisky venía en bolsitas plásticas con
agua de Escocia, para no cometer esa torpeza de mezclar agua venezolana con
whisky que fuera procesado con agua escocesa. Eso se califica como modelo de
democracia. Si usted pregunta: ¿Cuántos niños se gradúan de sexto grado? Le
afirman que menos del 50%. ¿Y cuántos realizan estudios de nivel medio? Menos
todavía. ¿Se acabó el analfabetismo? No, está allí. Hablan de 15%, de 20%, no
incluyen semianalfabetos o analfabetos funcionales, otra categoría que hay que
tener en cuenta. Suman millones.
¿Qué interés pueden tener determinados sectores, o qué interés pueden tener
los reaccionarios y los oligarcas en enseñar a leer y a escribir al pueblo? Temen
que el pueblo sepa leer y escribir, y eso explica las cifras enormes, aunque no
comparables, desde luego, con las de África. Hay países en África que tienen el
87% de analfabetos, y si acaso un 15% o un 16% de cobertura escolar. No se hable
solo de analfabetos; háblese de los que no tienen cobertura escolar, háblese de los
que llegan a sexto grado para ver si puede hablarse después de un desarrollo
industrial, del uso de Internet y formación de investigadores y científicos. ¿A quién
le van a tomar el pelo con esas realidades? Es increíble la forma en que les toman
el pelo a los pueblos, para decir después que viven en sistemas democráticos.
El saqueo aparentemente no existe, y todos ustedes saben bien que hace falta
una computadora para sumar todo el dinero que se han robado en nuestro hemisferio
desde que la Revolución Cubana existe; el número de desaparecidos desde
que la Revolución existe, solo en Guatemala fueron 100 000 y el número de muertes
más de 200 000; la categoría de preso no existía allí, desde que invadieron
aquel país con una expedición mercenaria similar a la de Girón.
¡Imagínense ustedes lo que nos hubiera esperado a nosotros! Pero ya en ese
momento teníamos 400 000 armas; habríamos sido, tal vez, el Viet Nam de este
hemisferio. El hecho de no haberles dado tiempo para establecer una cabeza de
playa y haberlos barrido en menos de 72 horas fue cuestión de vida o muerte.
50
Palabra de Fidel
Subestimaron al pueblo, como siempre. No había todavía un ejército organizado,
de acuerdo con las normas de lo que son unas fuerzas armadas desarrolladas y
bien entrenadas.
Pero se había ganado también la guerra revolucionaria, con personas que recib
ían instrucción teórica nada más. No recuerdo un solo caso de los miles que
después combatieron —y no eran muchos— con nuestro ejército guerrillero, nuestras
columnas guerrilleras, que hubiesen entrado en combate habiendo disparado
una bala en los entrenamientos. Todo era sobre la base de métodos geométricos,
sin disparos, porque no se podían gastar de esa forma nuestras escasas municiones.
Se aprendió el oficio de luchar, con una táctica adecuada, contra fuerzas poderosas,
entrenadas por Estados Unidos, bien armadas, con una aviación bastante
buena, una buena coordinación entre los que volaban y los que avanzaban por
tierra, y tanques modernos, comunicaciones buenas. Tenían todo lo que nosotros
no teníamos, excepto razón, excepto política. Ellos iban quemando casas, asesinando
campesinos, robándole a todo el mundo. Ellos hacían nuestro trabajo polí-
tico; así que eran nuestros suministradores de armas y nuestros mejores comisarios
políticos.
Muchas veces se esquematiza y algunos creen que nosotros estábamos en una
loma hablando a los campesinos de la teoría marxista, más la Ley de Reforma
Agraria y otras veinte cosas; lo que sabían ellos bien es que nosotros los tratábamos
con gran respeto a ellos, a la familia, les pagábamos todo lo que comprábamos,
y como estuvo bloqueada la zona, confiscamos grandes rebaños, para repartirles
carne y para darles animales a los que, a pesar de los bombardeos y de todo,
no abandonaban el área aquella donde operábamos, y logramos vencer, en un
momento dado, con una táctica dada y de una forma concreta.
No voy a cuestionar lo que cualquier político o cualquier organización quiera
hacer, acerca de la forma de derrocar los regímenes opresivos y saqueadores, eso
le corresponde a cada cual. Simplemente digo lo que hicimos en un momento
determinado, y cómo el país, posteriormente, frente a un enemigo tan poderoso,
resistió el acoso, las agresiones, el terrorismo. Fíjense bien, el terrorismo, y no me
voy a extender en esto, porque sería largo.
¡Ah!, pero a este país había que bloquearlo, porque este país hizo una reforma
agraria y este era el país de América Latina donde las grandes transnacionales de
Estados Unidos tenían más cantidad de tierra. Estos eran dueños de la inmensa
mayoría de las mejores tierras del país, las que habían adquirido a precios ínfimos
y explotado durante más de medio siglo, y eran, además, dueños de nuestros
servicios públicos, dueños de los ferrocarriles, dueños de las minas, dueños de las
industrias más importantes. La Reforma Agraria fue una de las primeras leyes, y
desde ese momento fuimos condenados a ser destruidos, del mismo modo que allá
en Guatemala, desde que hicieron una reforma agraria, fueron condenados a la
destrucción.
Aquí fue más radical, porque algunas de esas empresas tenían 200 000 hectá-
reas de tierra y en la primera Ley de Reforma Agraria establecimos un máximo de
1 340 hectáreas, si estaban muy bien explotadas, o de 402 hectáreas si se trataba
de una agricultura extensiva o tierras ociosas. Se incluía una indemnización en
bonos de la república. Así fue la primera ley agraria. Para una empresa poderosa
e influyente con 200 000 hectáreas, eso era una irreverencia. Por ahí comenzó
todo, ya empezaron a hacerse todos los demás planes. El país resistió y resistió
durante todo ese tiempo y realizó una obra, después vinieron tiempos peores y el
país resistió y continuó desarrollando una obra.
Baste señalar que cuando empezó lo que hemos llamado período especial, en
10 años fueron incorporados a nuestros servicios médicos 30 000 médicos de la
familia. Hoy en nuestro país el ciudadano tiene al médico a 100 metros de donde
vive, ó 150, ó 200. En el campo lo tiene un poquito más lejos, pero lo tiene allí y
51
Selección de discursos
duerme allí. Son servicios que ni soñar que los pueda tener nunca ningún país
desarrollado. Los servicios médicos en la mayor parte del mundo están totalmente
mercantilizados. No ocurre así en nuestro país, donde más de 60 000 médicos
prestan sus servicios gratuitamente, costeados por el Estado; tenemos en el exterior
2 500 médicos en planes integrales de salud que llevamos a cabo en países del
Tercer Mundo sin cobrar un centavo.
Le hemos ofrecido, incluso, a las Naciones Unidas suficientes trabajadores de
la salud para crear una estructura, o una infraestructura —como quieran llamarlo
— para combatir el SIDA, si es que reúnen los fondos suficientes. Hasta ahora al
llamado de Naciones Unidas le han ofrecido 1 000 millones y nada más, y yo decía
esta tarde que hacen falta, por lo menos, 200 000 millones para combatir el SIDA,
porque crece como la espuma y en 19 años no se ha encontrado una vacuna,
nadie está interesado en una vacuna. Las grandes transnacionales de la industria
farmacéutica están interesadas no en la prevención sino en la terapéutica y por
eso cuestan tan caro los servicios médicos.
Nosotros vacunamos a los niños contra 13 enfermedades diferentes y algunas
de esas vacunas son producidas en nuestro país; pero a este país hay que bloquearlo.
Hemos dicho que le daríamos el poco dinero que tiene este país, o lo que quieran,
si encuentran un solo caso de un desaparecido, o de una ejecución
extrajudicial. Voy a más, un solo caso de tortura en este país. ¡Ah!, pero este país
tiene que ser bloqueado, este país tiene que ser condenado. Por eso yo bromeé un
poco cuando alguien mencionó la cuestión de la condena en Ginebra.
Ese es un ejercicio que inventan todos los años, al cual nosotros estamos absolutamente
acostumbrados. Se han empecinado y no duermen, parece hasta
mentira que en un país tan poderoso sus líderes no duerman; y el día de las
votaciones, por lo general, hay 25 ó 26 votos contra la resolución a las 2:00 de la
mañana, y en dependencia de la hora de la votación, si es por la tarde tienen más
ventajas de que, mediante presiones terribles, logran alterar los resultados a su
favor.
Los de la nueva administración usan un lenguaje todavía más virulento, estos
no se andan con chiquitas, cuando llaman a los jefes de Estado y los amenazan de
una manera abierta y descarada. Vaya usted a saber quién no necesita un préstamo,
quién no necesita un crédito de algunos de los bancos o de algunas instituciones
internacionales.
Hemos conocido verdaderos héroes, países pobrísimos que han desafiado todos
los riesgos. Por ello la mayoría que obtienen es ínfima, uno o dos votos cuando
más. En una ocasión se descuidaron, se durmieron sobre los laureles y perdieron.
Ellos, después que «democratizaron» y desarrollaron «tan espléndida» econom
ía en los antiguos países socialistas, donde nadie nunca robó un solo centavo,
creando las administraciones «más honestas» del mundo, pudieron contar con
nuevos aliados para condenar a Cuba. Allí no hubo privatizaciones, allí realmente
hubo confiscación de las riquezas del país por los burócratas, y en virtud de los
principios de esa institución tan mencionada, que se llama FMI, y del libre tránsito
de capitales, ni cortos ni perezosos, los confiscadores se llevaron todo el dinero
que fue posible llevarse. Pero, bueno, eso es democracia; eso es desarrollo.
¿Datos sociales para qué? ¿Cuándo les ha importado, realmente, a los dueños
del mundo que mueran 50 niños por cada 1 000 nacidos vivos en un año, ó 60 de
0 a 5 años? ¿Qué importa que en África no haya prácticamente un país donde
sean menos de 100 los que mueran? ¿Qué importa si en algunos países de África
mueren más de 200 niños de 0 a 5 años por cada 1 000 nacidos vivos? ¿Cuándo
les ha importado eso? Al contrario, asustados por el crecimiento de la población,
en realidad no les preocupa gran cosa que el SIDA acabe con naciones enteras, y
algunas pueden desaparecer.
52
Palabra de Fidel
Pérez Esquivel hablaba de derechos humanos y mencionaba cifras que habrá
que recordar.
Hay el riesgo de que regiones completas de África desaparezcan, y hay países
cuya perspectiva de vida sería 61 años sin el SIDA y ahora están en 38 y pronto
estarán en 30. Tal enfermedad afecta fundamentalmente a los jóvenes, hombres o
mujeres que están en la edad del trabajo y de la reproducción, ¿qué va a ocurrir en
algunos países en que, no siendo de los más afectados, mueren más maestros
como consecuencia del SIDA que los que se gradúan de maestros? Porque las
cosas llegan así, en concreto, a ser verdaderamente impresionantes.
¿Qué les importa eso a quienes crearon el colonialismo, al capitalismo que
restauró la esclavitud de los años del Imperio Romano, en pleno corazón de Occidente?
¿Qué es lo que tenemos hoy? Un capitalismo superdesarrollado que no
tiene nada que ver con aquel capitalismo, y ha conducido al mundo a las terribles
condiciones de hoy.
Se menciona a Adam Smith, se menciona a Keynes, se menciona a los Chicagoboys,
cada uno de ellos pertenece a una época diferente, a una situación distinta.
¿Se puede hablar de libertad en medio de colosales desigualdades? ¿Se puede
hablar de capacidad de optar, cuando unos tienen miles de millones y otros viven
bajo los puentes de Nueva York? Porque hay pobres no solo en el Tercer Mundo,
hay muchos pobres y muchos marginados en los propios países industrializados,
especialmente en el más poderoso y el más industrializado y rico de todos, que es
Estados Unidos.
Alguien hablaba del número de pobres, si eran 800 millones, si eran 1 000
millones. El número de pobres es realmente 4 000 millones; hay que incluir los
pobres de los países industrializados y de los países del Tercer Mundo que tienen
algún nivel de desarrollo. Algunos de ellos poseen un Producto Interno Bruto tres
veces superior al de Cuba y cientos de miles de analfabetos y de personas que no
reciben atención médica, porque practican la doctrina del neoliberalismo e incluyen
en su PIB la producción de numerosas zonas francas.
Ahora todo el mundo quiere ser zona franca; han puesto a los países a competir
unos con otros y tales industrias no dejan nada más que los bajos salarios. Los
servicios médicos están comercializados, la educación en gran parte comercializada,
todas las actividades recreativas comercializadas. El trabajo de nuestros sesenta
y tantos mil médicos; el trabajo de alrededor de 250 000 profesores y maestros;
el trabajo de los instructores de deportes, como los servicios son gratuitos, no
aportan nada, no valen nada, de acuerdo con la metodología para medir el PIB.
Como diría tal vez el último Premio Nobel, Stiglitz, se parte de informaciones
asimétricas. Así es de engañoso todo, hasta la forma de medir el PIB, sencillamente
porque en nuestro país todos esos servicios son gratuitos y solo se contabiliza el
salario y algunos otros gastos.
El salario también es relativo, ¿qué poder de compra tiene un salario, en virtud
de una serie de medidas de tipo social? Se afirma que en tal país el salario es de 10
dólares, en tal otro es de 20. Todo es mentira, ya eso lo expliqué aquí en una
intervención, y había la mitad de los que están aquí, no voy, sin embargo, a repetir
eso; pero se trata de un montón de falsedades, distorsiones y mentiras. A nosotros
no nos preocupa.
El Producto Interno Bruto nos dice muy poco; a nosotros nos dice mucho más
la calidad de vida, los servicios educacionales, los servicios de salud, el deporte, la
salud física y los servicios recreativos. La seguridad de cada ciudadano nos dice
más; la seguridad total de que nadie quedará abandonado; la seguridad total de
que tienen servicios garantizados, mientras incluso allá, en nuestro vecino del
Norte, tan rico, hay más de 40 millones que no tienen ningún servicio médico
garantizado, y los supuestamente garantizados, aparte de lo que cuestan, son
parciales, no son ni siquiera totales.
53
Selección de discursos
Y este país debe ser bloqueado, este país tiene que ser condenado, esos son los
parámetros con que todavía incluso engañan a cientos de millones de personas en
el mundo, aunque cada vez a menos.
Hay que ver las consecuencias políticas de este sistema y por qué se mantienen
todas esas medidas contra Cuba. A Cuba no han logrado intimidarla, ni lo
lograrán jamás, porque es una revolución basada sobre principios y sobre normas
que son inviolables.
Cuando escucho aquí cómo se predica y predica la necesidad de la inversión
extranjera, realmente me pregunto: ¿Y acaso no podrían desarrollarse muchos de
los países latinoamericanos con el dinero que se han robado? ¿Acaso no podrían
desarrollarse con el dinero que se ha fugado? ¿Por qué tienen que venderlo todo, y
por qué tienen que estar amarrados a una deuda que consume una parte creciente
del presupuesto nacional, 20%, 25%, 30%, sin ninguna otra esperanza? Tienen
que venderlo todo, y ya no les queda nada que vender, nada más que vender ciudadanos
o exportar talentos, por los cuales no les pagan ni un centavo, ni indemnizan
los gastos que el Estado haya hecho en formar a esos profesionales.
Es otra forma de saqueo, saqueo en todos los sentidos: propiedad del 90% de
las patentes, entonces no tenemos ni protección arancelaria, ni protección de ninguna
clase, ni talentos, ni investigación, ni barreras aduanales. A sembrar café
por el cual pagan cada vez menos, a sembrar mango, a sembrar aguacate, a talar
los bosques para exportar madera, a entregar productos que no son renovables,
todo el gas y todo el petróleo posibles, someter a la competencia a cualquier peque
ño productor, a cualquier pequeño comerciante de las grandes cadenas de
tiendas que lo barren todo; renunciar a la idea siquiera de tener una línea aérea,
hay naciones donde no queda ninguna; o de transporte marítimo, no quedará
ninguna; o de comunicaciones, no quedará ninguna; o de empresas de seguro, no
quedará ninguna. Todo pasará a sus bancos, a sus empresas, todo pasará a sus
manos.
¿Qué quedará en manos de nuestros pueblos?, porque no vamos a ser ni
anexionados, o, en todo caso, seremos anexionados como fue anexionada la poblaci
ón afronorteamericana, que casi un siglo después de la famosa Declaración
de Independencia todavía era esclava, y que casi un siglo, o prácticamente un
siglo después de la abolición de la esclavitud, que costó una sangrienta guerra,
tuvieron que morir Luther King, Malcom X y otros muchos afronorteamericanos
para que se disminuyera una discriminación que no ha desaparecido todavía.
Nosotros realmente también somos discriminados, cualquiera que sea nuestro
color, porque somos países de habla hispana: muy útiles para barrer calles, muy
útiles para recoger de todo allí viviendo muchas veces en la ilegalidad, condenados
a estar separados de los familiares, porque allí no hay solución, allí no hay Ley de
Ajuste, ni queremos que haya, porque es una ley asesina; pero si hubieran establecido
una ley como esa para México, Centroamérica y demás países, hoy los
mexicanos y latinoamericanos serían más que los norteamericanos de origen europeo.
Libertad de movimientos de capitales, libertad de movimiento de mercancía;
mas no libertad de movimiento de trabajadores.
Todo será absorbido, y el peligro mayor es que no haya suficiente conciencia.
Cuando se reunieron aquí para discutir el ALCA, o se reunieron los del Foro de
Sao Paulo, todos los participantes tenían ideas muy claras acerca de los problemas
fundamentales, comprenden perfectamente bien el problema, y nosotros los
exhortamos: hay que trasmitir ideas, hay que trasmitir mensajes, hay que promover
las conciencias, porque le dicen que es maravilloso, y se lo dicen por radio y
por televisión, por todos los medios y los llevan luego a unas elecciones.
Nosotros hemos planteado el plebiscito, pero no el año que viene, el plebiscito
en 2004, antes de la aprobación del ALCA. Valdría la pena aprovechar las actuales
54
Palabra de Fidel
lecciones para formar esa conciencia, porque son capaces, con su demagogia y
sus medios masivos, explotando la incultura y el desconocimiento de los ciudadanos
de este hemisferio, de hacerlos votar por la anexión creyendo que es una cosa
buenísima, porque nadie les ha explicado nunca qué es el Fondo Monetario, qué
procedimientos existen. Lo único que les dicen es: «Es bueno para la inversión
privada, hay que estar de rodillas pidiendo inversión privada.»
Nosotros no hacemos eso, ni regalamos nada. Nosotros, donde tenemos un
capital nuestro para comprar una máquina que se amortiza en un año, no vamos
a estar regalando esos beneficios, buscamos el millón y lo invertimos. ¡Ah!, si hace
falta tecnología como para perforar en las profundidades del mar, no nos ponemos
a soñar, ni a esperar; entonces, conociendo bien cuál es la experiencia internacional,
hacemos contratos, creamos empresas mixtas.
La mayor parte de los hoteles de nuestro país son cubanos, y construidos con
capital cubano, con piel cubana, porque hemos resistido con la conciencia, con el
espíritu de sacrificio y con nuestra piel. Tienen nombres ilustres de empresas que
no han puesto un centavo; pero nos conviene. Suscribimos un contrato de servicio,
ya que aportan los mercados. Al fin y al cabo, nosotros calculamos dónde
están las ventajas o los inconvenientes de una inversión privada. Hay quienes no
desean hacer empresas mixtas, desean poseer el ciento por ciento de la misma. Se
han dado muy pocos casos, pero podría accederse a ello si se trata de una tecnolog
ía determinada para elaborar un producto que costaría menos divisas producirlo
aquí en una empresa ciento por ciento extranjera, que importándolo.
No perdemos el sueño por eso, rige el principio de los intereses del país por
encima de todo; rige el principio de lo que convenga al país, calculado de forma
rigurosa. La nación no pierde el control de su economía, ni los objetivos sociales
de su desarrollo. No es tan bueno el neoliberalismo, ya que no ha podido revaluar
ninguna moneda de algún país del Tercer Mundo. Después de esta triste etapa —
triste, pero gloriosa, que nos enseñó mucho— del período especial, en el año 1994,
nuestro peso se había devaluado hasta 150 pesos por 1 dólar, y en cinco años
habíamos revaluado nuestro peso de 150 a 20 por dólar.
Los desafiamos a que busquen uno que haya podido hacer eso una sola vez, al
menos uno, revaluar siete veces el valor de su moneda. Ahora se nos ha devaluado
un poquitico cuando empezaron a caer las bombas sobre Afganistán, por algún
efecto psicológico. El peso estaba a 22 por dólar en ese momento; mucha gente
comenzó a comprar dólares con la moneda nacional en nuestras casas de cambio.
Ha estado a 19, a 20; realmente a nosotros no nos convendría revaluarlo más, sino
mantenerlo en un nivel alrededor de 20.
El dólar estaba a 22 el 11 de septiembre y el peso comenzó a devaluarse; se
resolvió incrementando en cuatro puntos el costo del dólar. Se paró la tendencia,
porque siempre hubo mayor demanda de pesos, ya que muchas cosas solo se
pueden adquirir con esa moneda. Además, los pesos tienen un interés superior en
los depósitos a mediano plazo, un 50% más, digamos. Sí, un 50% más que nuestro
peso convertible; porque nosotros tenemos un peso convertible, pero no es como el
de Argentina, ese no puede escapar, únicamente que le salieran alas y volara como
una mariposa ayudada por los vientos y llegara a la Florida. Los vientos alisios
suelen venir a la inversa; pero a veces vienen vientos del Sur y puede que un dólar
se escape y llegue a Cayo Maratón, o a Cayo Hueso; pero únicamente volando
podría escapar.
Hay la otra moneda, que es la moneda extranjera; no solo dólar, suele decirse
dólar porque no hay otra manera de medir una moneda que usando el dólar. Si
usa lira enloquece, si usa yen enloquece, se complican las cuentas incluso si calcula
en moneda canadiense, porque están a 61% o al 65%. No nos queda más
remedio que calcular en dólares, por una cuestión práctica, para ahorrar cálculos
y ahorrar la electricidad de las computadoras.
55
Selección de discursos
En nuestra política monetaria no conocemos esas tragedias de las cuales ustedes
hablan: que si la tasa de interés, que si el Fondo prometió tanto y no dio, que
si la moneda se devaluó. ¿Cuál no se devalúa? ¿Cuál está segura?
Claro está que en teoría sabemos perfectamente bien que sería mejor una moneda
común en América Latina, pero estamos muy lejos de las condiciones necesarias
para resolver el problema con una moneda única. Con que se salve, con que
no cambien el uso de sus monedas por el dólar, con que no se fugue el dinero… Y
no sé cómo dejará de fugarse, o cómo puede dejar de fugarse, y cómo evitar que se
devalúe. Esa es la situación real, los problemas son mucho más serios y mucho
más complejos.
Aquí se han dicho cosas interesantes, entre ellas las expresadas por el propio
Premio Nobel del año 2001, el profesor Stiglitz. No somos teóricos de la economía,
pero la lucha nos ha obligado a observar mucho de lo que ocurre con ella.
Hemos escuchado excelentes exposiciones. El profesor Stiglitz fue relativamente
cauteloso aquí —siempre en la capital cubana hay que tener mucho cuidado con
lo que se dice—, pero ha escrito excelentes artículos, algunos de los cuales conocemos:
su famoso Prólogo a la obra de Polanyi, el economista que defendió otras
concepciones cuando lo de Bretton Woods. Hay que ver las cosas que dice, las
críticas que hace a las concepciones del Fondo Monetario, con qué claridad lo
culpa de la tragedia que están viviendo numerosos países.
Tiene otro artículo que se titula «Lo que aprendí con la crisis del sudeste asiá-
tico», y con él va llevando, país por país, los distintos criterios, las distintas concepciones
de los que eran partidarios de aliviar la situación de los países que
caían en crisis y, sobre todo, cómo y por qué cayeron. También explica que todos
se desarrollaron sobre la base de fuertes medidas de protección. Los obligaron a
cambiar esa línea, los llevaron a la liberalización total y se quedaron sin divisas, se
quedaron sin reservas frente a los golpes especulativos.
Hubo un irreverente que se llama Mahatir que buscó otra fórmula, los desafió;
pero conservó recursos, se protegió mejor de la situación crítica; otros lo perdieron
todo, y sirvió para que muchas transnacionales norteamericanas compraran a
precios de ganga, puede decirse, las industrias en muchos de esos países, aparte
de la locura que con esa vehemencia aplican, relativas al libre movimiento, la
liberación total del intercambio, liberación total de movimiento de los capitales; es
decir, desregularización plena —como les llaman ustedes.
¿Dónde está el porvenir de esos países? ¿Hubo acaso un mínimo de programa?
No estaría planteando un GOSPLAN mundial. Me atrevo y digo que pudo haber
tenido lugar, antes de que aprendieran a hacer las cosas bien, realmente, con otra
concepción. Y lo digo con la moral de haber conocido lo que nuestro pueblo ha
hecho en 43 años.
Es que ni siquiera existe un mínimo de coordinación, ponen a todos los países
a producir chips para Internet, o para la televisión, y alcanzan precios de hasta un
dólar y en cualquier exceso de producción se reducen a cinco centavos, o ponen a
todos a producir televisores, refrigeradores o cachibaches domésticos, como les
decimos nosotros en lenguaje vulgar.
Con la tecnología tienen capacidad de producir cifras ilimitadas, solo que no
hay poder adquisitivo para comprar todo lo que son capaces de producir esas
industrias.
Para colmo, ponen a producir automóviles en Tailandia, o en Indonesia, y de
lujo, una especie de Mercedes Benz, cuando la mitad de la producción de automó-
viles japoneses estaba parada. Entonces, mientras más tecnología desarrollen,
más productividad del trabajo, menos fuente de empleo, más desempleados por
tanto, y más crisis. Eso no es nada. Yo quisiera, ahora que China ingresó en la
OMC, ver quién le gana a los chinos produciendo todas esas cosas. Por lo pronto,
hemos salido ganando muchísimo. A nosotros no se nos ocurriría poner una fábri56
Palabra de Fidel
ca de tubos de pantalla; pero hemos comprado un millón de televisores chinos.
La televisión para nosotros es un instrumento de educación, de cultura, ¡ni se
sabe lo que se puede hacer! Estamos enseñando masivamente idiomas en programas
que llamamos de Universidad para Todos, y con qué resultados.
Esta misma semana o la próxima semana comienzan los repasos. Como el
ingreso al nivel superior universitario es de acuerdo con expedientes, etcétera,
hemos establecido un programa de repaso de las asignaturas fundamentales que
determinan el ingreso y que antes solo las familias que tenían mayor nivel cultural,
un poco más de recursos, podían buscar repasadores para sus hijos, porque
todas las familias, lógicamente, quieren que sus hijos ingresen.
He dicho que nos avergonzamos de lo que hemos hecho, porque descubrimos
un día que no todos los niños que nacían en este país tenían exactamente las
mismas posibilidades. Indagando y profundizando en estos temas relacionados
con la justicia, hemos descubierto, después de tantos años de lucha revolucionaria
y de haber hecho, posiblemente, diez veces más en lo social que lo que haya
hecho cualquier otro país de América Latina, les dije a los participantes en un
congreso latinoamericano de periodistas, que sentíamos vergüenza de lo que hemos
hecho, al pensar las cosas que se podían hacer, que por ignorancia no habíamos
hecho y hoy estamos haciendo. Son más de 70 programas de desarrollo social.
Uno de ellos es Universidad para Todos, no es una bobería; otro es, en ense-
ñanza primaria, alcanzar 20 alumnos por maestro, y no es el ideal todavía. En la
Ciudad de La Habana, en dos años, vamos a reducir, ya en septiembre, de 37
alumnos promedio a un máximo de 20. Hemos llevado los programas por televisi
ón a las 1 944 escuelas que no los tenían porque carecían de electricidad, eso lo
resolvimos mediante un panel solar, y ahora están montando, dentro de algunas
semanas terminan, otro panel solar para la computación. No queda sin ese programa
una sola de las 1 944 escuelas, de las cuales 21 tienen solo un alumno, y
ese alumno tiene ya un licenciado en enseñanza primaria —vive en un lugar lejano,
a lo mejor hijo de un guardabosques—, un panel solar con un televisor, de los
chinos —que gastan 60 watts, son muy económicos, y de excelente imagen—, y
ahora la computadora con la que el licenciado, que recibió un curso para enseñarla
en primaria —tenía la metodología pedagógica y recibió un curso de 174 horas
—, ya puede enseñar el programa de computación que le corresponde a ese
niño; sigue, además, estudiando, y mejora su ingreso.
Los profesores de computación de las escuelas primarias de Ciudad de la Habana,
como siempre en la capital todo es más difícil, están recibiendo 800 horas
de clase; no son maestros, porque teníamos escasez de estos, sino jóvenes de 11
grados procedentes de los institutos preuniversitarios pedagógicos.
En este momento tenemos casi 600 salas de video, con televisores de 29 pulgadas
y panel solar, en 600 pueblitos o aldeas que no tienen electricidad. Estamos
llevando así el acceso a la televisión a todos los ciudadanos del país, que van y se
comportan con una disciplina admirable. Allí no se va a tomar ron, y es todo un
acontecimiento cuando llegan los programas. Serán 700 en esta primera parte y
faltan otros 700 aproximadamente. A fines de este año habrá, en todos los pueblitos,
casi 1 500; con 15 viviendas o más, contarán con estas salas que ellos construyen
con muy pocos recursos.
¿Cuánto nos costó llevar los paneles solares a las 1 944 escuelas que no alcanzaban
la red eléctrica? ¿Qué era lo más económico? El panel solar. Total de paneles
solares, 1 944; costo, 2 200 000 dólares, eso se lo llevan alguna gente en un
día, digamos, o en una semana, ¿Dos millones doscientos mil dólares es mucho
dinero?
Poner la computadora en esos mismos lugares es un poquitico más caro, resolver
la electricidad, porque algunos, si tienen más de 40 alumnos, necesitan más
de un kilowatt diario, entonces tienen que poner un panel doble que les cuesta 1
57
900 dólares. En ese programa se gastará alrededor de 2 millones y medio de dólares.
Entonces, podemos decir: Todos los niños del país, desde 5 años de edad,
tienen acceso a los programas de televisión, que es un medio audiovisual excelente,
sobre todo si tiene además un maestro, porque no vienen los medios
audiovisuales a cancelar el puesto de trabajo del maestro. Hay algunas asignaturas
en que estamos escasos, como el inglés o alguna otra, en que hay que buscar
alguien allí que ayude; pero ofrecemos esos programas por televisión.
Ya tenemos un tercer canal de televisión que abarca un tercio de la población,
solo para la educación. Lo que hemos hecho ha sido con los dos canales nacionales,
los que aportan seis horas diarias cada uno, y los domingos dos horas uno y
dos horas el otro. Se utiliza ese tiempo bien para distintos seminarios, puede ser
de pintura, puede ser de danza, puede ser de técnicas narrativas y otras materias.
Es decir, conocimientos bastante sofisticados están poniéndose al alcance de la
población.
Hoy mismo le estaba enseñando a Pérez Esquivel las opiniones recogidas ayer,
después de la mesa redonda sobre el problema argentino. Recogemos de cada uno
de estos temas, entre 3 000 y 5 000 opiniones espontáneas, y es impresionante lo
que en dos años ha aprendido nuestro pueblo. Ustedes le pueden hablar del Fondo
Monetario, del Banco Mundial, le pueden hablar de cantidad de temas que hace
dos o tres años nuestra población no conocía. De vez en cuando, si es un poco
árida la materia, siempre se les recomienda a los panelistas que cuando usen un
término técnico, inevitable, lo expliquen.
En el programa Universidad para Todos, una hora de enseñanza de inglés por
televisión cuesta al Estado 109 dólares. Si un millón de personas recibe un curso
de 160 horas, el costo por persona es de 1,8 centavos. Puede apreciarse cuán
ínfimo costo. Si tal clase se imparte en tres horas diferentes para mayor comodidad
de los que siguen el curso de acuerdo con su actividad diaria: a las 7:00 de la
mañana, a las 2:00 de la tarde y a las 11:00 de la noche, el costo por persona de
todo el curso se eleva para el Estado a 5,4 centavos de dólar. Por su parte, quien
recibe el curso completo gasta 8 centavos en electricidad y 25 centavos, que es el
costo en divisas del material impreso que se le entrega: 33 centavos de dólar en
total por 160 horas de clase.
Hemos puesto la tecnología al servicio de la educación y la cultura de la poblaci
ón. No existe propaganda comercial, no la ha habido jamás; los spots son para
aconsejar que no beba, que no fume, cómo una madre tiene que cuidar a un niño,
cursos de educación y jamás la publicidad de tipo comercial.
Ustedes saben que la televisión en sus países respectivos es constantemente
interrumpida por los famosísimos spots. En el momento culminante, en el más
emocionante, paran el programa y ponen un anuncio. Eso no se conoce aquí, podemos
hacer con esos medios técnicos lo que queramos y el costo es sumamente
económico.
Pérez Esquivel nos hizo el honor de recordar los 75 000 jóvenes a los que pagamos
un salario por estudiar; no a los del curso regular. Lo que tenemos que evitar
es que cualquier joven que llegue a los nueve grados, después, por alguna razón,
no estudie ni trabaje. Entre otras causas puede ser porque se case una joven a los
16 ó 17 años; otro, de acuerdo con el núcleo, educación y otros muchos factores
que hemos estudiado bien y seguimos estudiando.
Ya sabemos perfectamente qué hacer para que ninguno se vaya del sistema
escolar: trabajo con la familia, trabajo con el joven, motivarlos —y de eso se ha
aprendido algo—, en la categoría de noveno grado; estos alumnos tienen entre 17
y 30 años —eso lo expliqué hace dos días, pero muchos no estaban aquí—, noveno
grado aprobado, por lo menos, algunos son graduados de bachiller, o de otra rama
de la enseñanza media superior; por lo tanto, la categoría de noveno grado desaparecer
á en unos pocos años. Y son 75 000 porque no hay más. Si fueran 100 000 lo
podemos hacer, 120 000 lo podemos hacer, y eso no cuesta nada. Les pagamos un
Selección de discursos
salario con el que resuelven muchos problemas y si no les ofrecemos un empleo
profesional a plazo fijo, los vamos preparando, irán recibiendo los empleos correspondientes
a medida que estos sean creados; porque no es lo mismo una provincia
que otra, algunas tienen determinado desarrollo del turismo, por ejemplo, u otras
producciones, unas más que otras.
O es una madre de tres hijos. Sentada ahí, más o menos en la tercera fila,
durante un congreso de estudiantes, estaba una joven de la provincia de
Guantánamo que tiene tres hijos, la mujer más feliz del mundo, y no ha faltado
una vez a clases. Un 95% de asistencia, como norma, en esas escuelas.
Es increíble lo que se puede, y lo que nos cuesta al cambio de 20 a 1 son cifras
que nadie las creería, puesto que nuestro peso tiene poder adquisitivo.
Ahora, vean qué confianza la demostrada. Cuando se produjo un cambio de
tendencia en las Casas de Cambio, comprándose más dólares que pesos, fue necesaria
una explicación y orientación pública a partir de la cual esa situación no
duró ni dos días más; es la confianza que tienen en el banco, porque jamás se ha
tocado el dinero de los ahorristas.
Se habían regado algunos rumores de que se iban a quitar las Casas de Cambio,
se les garantizó que continuarían; se les garantizó que no se tocarían los
precios en pesos, excepto los mercados agropecuarios que son libres.
Y estamos enfrentando el ciclón, que fue el más devastador que pasó por el
país: 6 millones de personas están recibiendo ayuda por el ciclón; retorció las
torres de acero de las comunicaciones de televisión en algunos lugares o de las
líneas de alta tensión.
El país está enfrentado hoy con ese problema, con la crisis económica; está
enfrentado ahora con el mosquito, el Aedes aegypti; a los únicos que no hemos
movilizado es a los 2 000 alumnos de esa escuela, una parte de los cuales está en
el lateral izquierdo, son alumnos de una escuela que no se ha terminado todavía.
Van a estudiar enfermería partiendo de décimo grado.
Tenemos algún déficit de enfermeras en la capital. Son excelentes muchachos.
¿Saben cómo estudian?, en 52 locales diferentes. Fueron seleccionados por municipios,
y van a trabajar en centros cercanos a su residencia. Reciben las clases,
una directora excepcional. ¿No vino la directora hoy? (Le dicen que sí.) Muy buena
directora, ellos lo saben (Aplausos). Y tienen una tremenda motivación; ellos no
están participando porque son de décimo grado, están todavía muy jóvenes. Hay
otras escuelas que son graduados de bachiller, sus alumnos están en controles de
calidad, y también las escuelas de trabajadores sociales, otro trabajo que hemos
creado. Ingresaron 7 000 bachilleres.
La enseñanza universitaria se va a multiplicar; las clases por encuentro se
harán en los municipios, lo mismo que hemos hecho con esos jóvenes de 17 a 30
años, en las mismas instalaciones de la enseñanza media, que quedan libres a las
5:00 de la tarde, de 5:30 a 8:30 cuatro días a la semana, y ya están pidiendo el
quinto día.
Marchan esos programas, ¿y qué cuestan? Nada, ningún edificio, los profesores
que dan las clases. Les dije: Allí tienen los laboratorios de computación, tienen
los programas pertinentes para cualquier cosa. Se les darán conocimientos generales,
idioma y conocimientos, pueden ingresar en la universidad.
Ya hoy tenemos profesionales, economistas, abogados, personal calificado en
cualquier municipio del país, lo suficiente para que trabajen como profesores,
auxiliares de la universidad. Los cursos por encuentro iban a ser los sábados y
ahora podemos hacerlos tres días a la semana, sin moverse del municipio, porque
hay limitaciones con el transporte. Cambiamos los métodos, y de manera econó-
mica y fácil multiplicaremos y daremos oportunidades para los estudios universitarios.
Ustedes hablaron de un proyecto aquí que es un seguro contra desempleo, o
hay países con dinero que subsidian; pero el hombre no debe sobrar. Lo más
58
Palabra de Fidel
humillante del desempleo es tener la impresión de que el ciudadano sobra, hiere
su autoestima.
Estas son fuerzas tremendas que hemos ido descubriendo. El ansia de conocimiento
que tiene el ser humano es en lo que se basan los éxitos que van teniendo
todos estos nuevos programas que estamos realizando. Bueno, ¿para qué
subsidiarlos? ¿Por qué no organizar una escuela? Y si no le podemos asegurar en
tiempo relativamente breve una plaza, al otro año le aumentamos el ingreso, y se
puede crear una nueva profesión, la profesión de sabio; pueden seguir estudiando
hasta convertirse en sabios.
No dudo de que muchas de esas madres —hay que ver, la mayoría, el 65% son
mujeres— se graduarán en las universidades, y no tendrán problema, y sus hijos
estarán junto a ellas, y tendrán los servicios educacionales, los servicios de salud
y de recreación, no les faltará nada, y así vamos haciendo con toda la sociedad.
Hemos descubierto relaciones entre conocimiento, cultura y delito de enorme
valor, sobre todo en un hemisferio donde crece el delito, como ustedes saben perfectamente
bien, y donde crece el consumo de las drogas, terrible flagelo del que
nos hemos librado; y no sé cómo se las van a arreglar cuando ahora están surgiendo
el éxtasis y otras cosas, y estadísticamente se conoce cómo crece su consumo
entre los jóvenes, duplica y triplica, y es más barato que la famosa cocaína. Es
cuestión de educación, y nosotros pensamos en educadores, no en trasmisores de
conocimientos, para cumplir el principio de un gran filósofo cubano de la primera
mitad del siglo XIX cuando dijo: «Instruir puede cualquiera; educar solo quien sea
un evangelio vivo.»
Daremos un salto de calidad desde el momento en que tengamos educadores,
un educador con 20 alumnos ahora y con 15 después. Y estamos desarrollando
también programas y probándolos, en virtud de lo cual pensamos que haya en
séptimo, octavo y noveno grado, primera parte de la secundaria básica, un profesor
cada 15 alumnos.
No habrá desempleo. Iremos preparando a la gente. Les hemos prometido a
todos los jóvenes que tienen garantizado el empleo, con una sola condición: que
estén preparados. Con las nuevas ideas que se fueron desarrollando, hemos ido
disminuyendo el desempleo, ya lo dije en otra ocasión. Llegó en un momento al
8%, estaba ya a finales del año 2000 en 5,4%; hoy está en 4,1%, y a finales de este
año estará entre 3% y 3,5%, si es que no lo bajamos.
La categoría de desempleado tiene que desaparecer. Un hombre no puede sobrar,
y la sociedad donde el hombre sobre no sirve, no resiste un análisis ético, no
resiste un análisis humano, entonces ya de por sí está condenada desde el punto
de vista moral y humano.
En la época de Roma no se podía pensar eso, ni en la edad media; pero hoy se
puede pensar, hay suficiente conocimiento y hay argumentos para defender la
racionalidad mínima que se requiere en una sociedad para que no sobre gente.
Nosotros hemos llegado más lejos; pero no quiero añadir más. ¿Qué cosa no puede
haber en una sociedad medianamente racional?
Vemos que la tecnología industrial, cada vez más moderna y productiva, conduce
al desempleo, y el desempleo es un mal que, como una sombra, no se puede
quitar de encima el sistema. Aquí ustedes lo analizaron.
Día para mí especial fue el de ayer. Nuestro Ministro Presidente del Banco
Central explicó algunos datos muy interesantes, cuando habló de la especulación
y el divorcio entre la economía real y la economía especulativa. No es posible olvidar
el dato de que las bolsas de valores o el precio de las acciones de las bolsas de
valores de los países industrializados es igual prácticamente al Producto Bruto
anual de toda la economía mundial. El valor inflado de las acciones era de 31,2
millones de millones; y el del Producto Bruto Mundial de bienes y servicios, 31,3
millones de millones.
59
Selección de discursos
Vean ustedes adónde se ha llegado. También en Estados Unidos, que tiene
alrededor de 10 millones de millones de Producto Interno Bruto, el valor de las
acciones en las bolsas asciende a 1,3 veces el valor de ese Producto Interno Bruto.
Ofreció otro dato bastante impresionante cuando habló de que el precio de las
acciones de algunos de los grupos de la bolsa de valores de Estados Unidos entre
1981 y 1999 se había incrementado en 570% y las ganancias se habían
incrementado solo en un 61%.
¿Hacen falta más argumentos para demostrar que la economía ha dejado de
existir? ¿De qué economía hablan ustedes?, díganme la verdad.
Los economistas tendrán que convertirse en expertos en juegos, en adivinanzas.
Sí, porque se ha convertido en un casino. Hoy los economistas han sido convertidos
en empleados del casino de la economía mundial, y mucha falta hace que
esos empleados conozcan cómo funciona el casino. Ya se sabe que las operaciones
especulativas ascienden a 3 millones de millones de pesos cada día.
Recuerdo que en Copenhague, en una reunión cumbre sobre los problemas
sociales, un dirigente europeo de bastante prestigio se entrevistó conmigo y me
habló con desesperación de que había 1,2 millones de millones de operaciones
especulativas diarias. Eso en 10 años ha pasado a ser 3 millones de millones de
dólares diarios y, en cambio, todas las operaciones para el comercio mundial alcanzan
solo alrededor de 8 millones de millones de dólares; es decir que cada tres
días se produce más flujo de dinero para satisfacer las operaciones especulativas
que las que necesita el comercio mundial durante un año. ¿Qué economía es esa?
Pues hay que ser ahora economista, experto en ciencias políticas, experto en
juegos de azar y, además, astrólogo, para poder interpretar los acontecimientos.
A veces uno se desespera, porque ve la repetición y la repetición de un fenómeno,
frente al cual pareciéramos impotentes y que nada pudiera hacerse, y tienen
toda la razón del mundo, mas estoy muy lejos de ser pesimista. Mundos nuevos no
saldrán de la cabeza de nadie, a aquellos que lo soñaron desde la época de Platón
los llaman —como ustedes conocen— utopistas. Pero todo el mundo no es utopista;
Martí se quejaba amargamente, y lo decía: «a los que me llaman soñador…», les
digo que: «los sueños de hoy serán las realidades de mañana.»
Les habla un soñador que ha pasado por la experiencia de ver sueños convertidos
en realidades; que ha pasado por la vergüenza de ver que podían haber sido
mayores realidades. Lo hago con la vergüenza de no haber soñado cuando comenzamos
—y ya eran sueños ambiciosos— todas las cosas que estamos convirtiendo
hoy en realidades (Aplausos).
Les dije hace un tiempo que faltaba un tercer elemento decisivo; no solo era la
conciencia, no solo eran los conocimientos, faltaba una cosa esencial cuando se
sueña con cambios en el mundo.
La breve historia de que les hablaba está llena de soñadores que no vieron
realizados sus sueños, porque además de sueños, conocimientos, conciencia, deseo,
buenas voluntades, hacen falta las condiciones objetivas, y las condiciones
objetivas las trae la historia, y no habrá cambios profundos, ni los hubo nunca,
que no estuviesen precedidos por graves crisis. Ahí está la clave.
Solo de las grandes crisis han surgido las grandes soluciones; se lo digo a los
que se preguntaban qué hacer, y prepararse es una de ellas, sembrar ideas, sembrar
conciencia. En el optimismo de los que creemos que partimos de hechos
reales, no nos asusta siquiera que un ALCA venga y se trague a la América Latina
y el Caribe completos, porque me trae a la memoria un recuerdo bíblico, ya que yo
tenía todos los años que estudiar Historia Sagrada, como le llamaban al Antiguo
Testamento y al Nuevo, y hablaban de aquel profeta que se llamaba Jonás, si mal
no recuerdo, que fue tragado por una ballena; pero la ballena no pudo digerirlo y
salió entero de su vientre.
De tal manera creo en las realidades y creo en el futuro cercano que, aun si nos
60
Palabra de Fidel
tragara, los 500 millones de latinoamericanos y caribeños saldremos del vientre
de una ballena que no podrá jamás digerirnos (Aplausos).
De modo que no podemos albergar temor alguno, hay que creer en las leyes de
la historia, las que conocemos por haber meditado sobre ellas, las que conocemos
por las deducciones, las que hemos conocido por el estudio y observación de las
realidades. El problema del sistema ya se dijo, es sencillamente que no puede
sostenerse y lo que no puede sostenerse se derrumba.
Aquí mismo, cuando estábamos reunidos en el Foro de Sao Paulo, desde esta
tribuna les decía a los argentinos: No se preocupen, no piensen tanto en el método;
no se desalienten buscando un método, no hace falta. Ese gobierno se derrumba
solo, no hay ni que soplarlo (Risas), así les dije. Y ya desde antes lo afirmaba
así, porque nosotros en análisis y discusiones habíamos previsto estas realidades.
Se estudió la historia de 1929, cuál era la diferencia entre 1929 y lo que ahora
sucedía; cuándo las bolsas se habían inflado más que nunca; qué garantizaba que
no se hundiera y el globo no estallara, con peores consecuencias, puesto que era
mayor el papel que ocupaba en el mundo ese país, y cuando el 50% de los norteamericanos
tienen su dinero invertido en esas acciones, infladas de tal modo que
algunas de ellas que costaron 1 000 dólares, al cabo de ocho años valían 800 000
dólares, habían crecido 800 veces. Era una barbaridad, una locura, eso no podía
sostenerse. No se sabía cuándo empezaba, cómo empezaba; pero había la seguridad
de que comenzaría, y sin el acto terrorista, el acto terrorista lo que hizo fue
acelerar ese proceso, ustedes lo saben perfectamente bien.
De modo que no tengo ninguna duda. Por eso comencé recordando el esfuerzo
desplegado sobre la deuda en 1985. El sistema pudo, sin embargo, ganar tiempo
para inventar fórmulas, y los bonos Brady, etcétera; ganó tiempo. Lo más que
pudo hacer fue ganar un poquito de tiempo, cuando todavía podía; ya no le queda
mucho tiempo para ganar tiempo. Ya se han complicado tanto las cosas, que no le
quedan muchas oportunidades, y cada solución es a costa de agravar el futuro. ¿Y
regalar? No va a regalar nada. Los que dirigen la economía del mundo son
fundamentalistas en este terreno.
Les decía algo que ellos ignoran y tal vez comiencen a comprender, que estamos
ante una crisis, y les había dicho que ninguna solución se encontró salida de
la mente, o de ideas, o de proposiciones, tienen que salir de las realidades y tienen
que salir de las crisis.
Tampoco las crisis vienen cuando quieran las personas; vienen, y a veces vienen
rápidamente, porque también los acontecimientos viajan de forma acelerada.
No admiten la idea de que el imperio actual pueda durar los años que duró el
Imperio Romano, o duró después el Imperio inglés, o han durado otros imperios o
semimperios. Hoy los acontecimientos se desarrollan aceleradamente, casi podría
decirse que avanzan a la velocidad de la luz, a la velocidad con que se pueden
hacer operaciones de un extremo a otro del mundo en cuestión de fracciones de
segundo, o comunicarse por Internet en cuestión de fracciones de segundo. A esa
velocidad marchan los acontecimientos y no pueden marchar de otra forma, a esa
velocidad ha marchado el desarrollo de la ciencia y de la técnica. La historia demuestra
esto.
Sin ir tan lejos, cuando surge la Revolución Francesa no podía surgir ni 50
años antes, ni 50 años después. Había una monarquía absoluta, muy bien consolidada
allí, el régimen feudal, por ahí hay unos 10 ó 12 tomos, no recuerdo cuántos,
de Jaurés, que explican en detalle todas las costumbres, leyes y regulaciones
del feudalismo que hacían imposible la supervivencia de aquel sistema. Vinieron
los teóricos, incluso, a medida que la crisis se iba haciendo evidente; pero no
fueron los teóricos sus autores. Ellos formularon ideales, principios, etcétera; pero
fue ya el hambre y la situación insostenible lo que condujo a la revolución en ese
minuto exacto.
61
Selección de discursos
Nadie había escuchado los nombres de aquellos famosos jefes que no habrían
sido mencionados nunca si no estalla la crisis y con la crisis, incluso, los principales
jefes de aquella revolución, algunos salieron de una parroquia, otros de un
obispado, otros eran burgueses o intelectuales, pero todos brillantes. Fueron perdiendo
la cabeza uno por uno, casi todos también: girondinos, jacobinos, Danton,
Marat, Robespierre, los moderados y los radicales, y después el golpe de Estado de
Napoleón. Nadie habría conocido a ninguno de aquellos personajes. Es obvio que
las crisis no solo traen cambios, traen jefes, traen los actores que dirigen o participan
y nunca se repiten las cosas del mismo modo en ninguna otra parte.
Se habla aquí de aquellos que organizan los comités en la base, aquellos que
organizan las cacerolas, aquellos que organizan las protestas y se comunican a
través de Internet, masas que se mueven con tremenda y sorprendente fuerza.
También los cambios tienen precursores; muchos de ustedes son personas jóvenes,
han acumulado una cantidad de conocimientos, lo demostraron aquí. Realmente
para mí fue impresionante la mesa redonda en que se trató de la crisis, y
esa la vamos a trasmitir el domingo.
Ellos iban a hacer hoy un programa, y fue necesario hacer otro. La mesa que
tuvo lugar ayer no tenían que repetirla por televisión sus propios autores, podía
retrasmitirse íntegra, se trasmitirá íntegra, con la espontaneidad con que hablaron
ellos, todo eso está filmado y la trasmitiremos. Nuestro pueblo va aprendiendo
cada día. Fueron brillantes las explicaciones, de hombres, realmente, con talento,
con erudición, con experiencia. Todo eso nosotros queremos y sacaremos un suplemento
del cual imprimiremos, tal vez, 200 000, 300 000. Nosotros no andamos
con buchitos de cosas.
Sobre el libro de Ramonet que el domingo anterior se había discutido con 6
000 personas en el «Carlos Marx», donde estaban estudiantes, muchos de los que
pasaron por aquí, de las escuelas de trabajadores sociales y otras, y de las personas
que están involucradas en la lucha contra el mosquito y contra los brotes de
dengue, allí en ese evento había 3 000, de los 6 000 estudiantes de las brigadas
estudiantiles de trabajo social, ya que como estos cursos son nuevos, solo tenemos
alrededor de 1 000 graduados y ahora ingresaron
7 000, hemos utilizado la fuerza de los estudiantes universitarios.
Seis mil de ellos, entre el 15 de julio y el 5 de agosto, en 16 días, visitaron 505
000 núcleos de la capital de la república, recogiendo opiniones sobre los más
variados temas, criterios, anotándolo todo y un espacio limpio para que los nú-
cleos visitados se expresaran sobre cualquier tema que desearan incluir entre los
temas a discutir —eran más de 30 temas—; cuatro meses tardaron 300
computadoras, dirigidas por los mismos estudiantes, para recopilar los datos. Es
decir que se va recogiendo gran cantidad de información y de conocimientos que
solo pueden obtenerse de esa forma.
Puedo citar otro hecho, es que el país tiene fuerza: la juventud, los estudiantes,
los trabajadores, las mujeres organizadas y unidas, con lo cual se puede hacer
cualquier cosa. Se pesaron 2 200 000 niños de 0 a 15 años, para ver todos los que
podían estar por debajo de la talla y del peso que corresponde a sus edades, para
dar entonces, conocidos esos datos, el trato individual a cada uno de los que requirieran
un trato o una ayuda especial y conocer qué factores incidían en que un
niño no recibiera durante los tres primeros años la alimentación adecuada, lo cual
traería consigo una entrada al prescolar con una capacidad intelectual inferior a
un niño que haya sido alimentado eficientemente. Porque al niño hay que empezar
realmente a cuidarlo desde que está en el vientre de la madre.
Que no dependa de si tiene más ingreso o menos que otro, o si tienen más
cultura y más conocimiento los padres de uno o los de otro, o si algunos tienen
tres cuartos en un apartamento y otros son seis que viven en un cuarto, y no
vamos a esperar que se construyan equis cientos de miles o un millón de viviendas
62
Palabra de Fidel
para cambiar las condiciones materiales de vivienda. La cuestión de la marginalidad
no es simplemente vivir en un barrio de esos que se improvisan; hay otras cosas.
No se cambia construyendo edificios, sino con los programas del tipo que nosotros
creemos, que tienen una decisiva importancia en la búsqueda de una justicia
posible que no existía totalmente, pero existirá y existirá en breve tiempo, se lo
puedo asegurar.
El año que viene, Verrier, podemos hacer un folleto y hablarles de todos estos
programas, de los cuales hemos concluido ya algunos, con un mínimo de recursos.
Lo importante es querer; pero para poder hacerlo, sencillamente hay que tener
la fuerza para hacerlo, y la fuerza está ahí, en las masas. A aquellos que tenían
dudas les digo eso.
Si quieren otro momento de la historia, bueno, en el año 17 del siglo pasado, se
crearon las condiciones para una gran revolución social, la Revolución Rusa. Antes
se había producido la Revolución Mexicana, después de Porfirio Díaz. En aquellas
condiciones tremendas la crisis se desata y todos sus jefes surgieron con las
crisis.
Antes, en Haití, la misma Revolución Francesa desata una revolución social —
no digo socialista—, puesto que era imposible que pudiera sostenerse un régimen
de 300 000 esclavos dominados por 30 000 colonos franceses, eso no podía durar
mucho más, y un día se deshizo todo aquello surgiendo entre los esclavos sublevados
sus propios jefes. Nadie sabía quién era Toussaint Louverture o los demás. Y
los 30 000 soldados, con uno de los jefes más brillantes del famoso ejército
napoleónico, no pudieron aplastar la revolución de los esclavos.
Esto tuvo tremendas consecuencias, porque vinieron muchos colonos a nuestra
isla y se convierte Cuba en una sociedad esclavista, productora de café primero
y caña después, en que los criollos eran los dueños de las tierras heredadas de
sus primeros colonizadores, mientras los españoles monopolizaban el comercio, la
administración y la seguridad pública, todo aquello sostenido por filosofías, creencias
y principios que parecían inmutables.
La propia independencia de América no surge sino cuando se produce una
gran crisis. Hubo sus precursores, algunos que habían repartido las declaraciones
de los derechos del hombre, los que hablaron de libertad, igualdad y fraternidad,
que todavía no se ha implantado realmente en ningún país de la Tierra.
Eran fuertes todavía las ideas monárquicas en nuestro hemisferio. Mas cuando
vino la ocupación de España por el famoso ejército napoleónico, destituyen a
un Borbón y sientan a un hermano de Napoleón, se sublevó el pueblo español.
Las primeras juntas que surgen en las colonias españolas de este hemisferio
eran juntas que respondían más bien a un sentimiento de lealtad hacia España,
salvo algunas excepciones como las de Bolívar y otros en Venezuela, allí donde
había actuado Miranda, que había participado también en la lucha por la independencia
de Estados Unidos, había participado en las batallas de la revolución y
es el primer presidente que nombran allí. Las luchas se transforman en revoluciones
por la independencia, durante más de 15 años, hasta los últimos disparos de
la batalla de Ayacucho.
Ni Sucre, ni Bolívar, ninguno de aquellos personajes habría aparecido en las
hojas de la historia, 20 años antes ó 20 ó 30 años después.
Nuestras propias guerras de independencia surgen de la misma forma, en el
momento oportuno. Los factores subjetivos se pueden adelantar o se pueden atrasar;
pero surgen, se desarrollan, y los factores subjetivos pueden influir decisivamente.
Puede que una revolución como la bolchevique termine como terminó, a
pesar de que se llevó a cabo, y estoy absolutamente de acuerdo que cuando la
esperada revolución en todos los países industrializados no se produjo, no se rindieron
por ello los revolucionarios y decidieron construir el socialismo en un solo
país, lo cual estaba en contradicción precisamente con la teoría de Marx, y no
vacilaron en hacerlo.
63
Selección de discursos
Uno podría hablar de muchas cosas, incluso de algunos puntos de vista y
criterios. Cuando pudo romperse en el mundo la correlación de fuerzas, fue impedida
por factores subjetivos. Y al fin y al cabo, nosotros también hemos hecho la
Revolución en un solo país, aquí, entre todos los de América Latina, donde con
excepción de México, todos los demás llamados gobiernos, y hay que emplear esa
palabra, se unieron a Estados Unidos contra Cuba. A veces culpamos a los gobiernos
de los problemas, cuando ya ni la independencia ni los gobiernos existen, su
poder es cada vez más reducido al mínimo. Los partidos políticos en nuestro hemisferio
han sido desacreditados totalmente, han sido destruidos por el orden
político y económico establecido, y desde mucho antes.
Llevamos casi 200 años desde la primera lucha por la independencia, y, ¿cuánto
hemos cambiado? ¿Qué ocurrió con los indígenas? ¿Qué ocurrió con los descendientes
de los esclavos? ¿Qué ocurrió con los descendientes, incluso, de los propios
colonizadores, o los mestizos y todos los demás? El mundo sabe lo que pasa
con ellos, como conoce la mortalidad infantil, el nivel de analfabetismo, de pobreza,
desempleo y todas las calamidades que ustedes han mencionado aquí; no lo
ignora nadie.
Nosotros conocemos bien en qué condiciones hicimos la Revolución. Fue muy
útil para nosotros en los primeros años, ciertamente, la existencia de ese campo
socialista, de un socialismo, no digamos real, digamos imaginario, porque no es lo
mismo lo autóctono que lo importado; no es lo mismo un proceso político, una
revolución por inseminación artificial, o por clonación, y lo que hubo realmente
fue una cierta clonación de la experiencia de un país que saltó del feudalismo al
socialismo, con 80% de campesinos ignorantes cuando hizo la revolución; un pu-
ñado de proletarios en el país menos industrializado de Europa que, como consecuencia
de la Segunda Guerra Mundial, se extiende a la parte agrícola y más
subdesarrollada de Europa.
Caemos en la etapa en que Estados Unidos emerge de esa segunda guerra
como potencia incontrastable, con su industria intacta y el 80% del oro del mundo,
que le permite imponernos el famoso Acuerdo de Bretton Woods, hasta que
malversaron y malgastaron las dos terceras partes de ese oro, y cuando solo le
quedaban 10 000 millones de oro en onzas troy, con el valor conocido de 35 dólares,
y un mecanismo que garantizaba la estabilidad de ese precio mediante la
compra de oro cuando sobraba y su venta cuando escaseaba. Funcionó como una
maquinita exacta y precisa, hasta que después de la guerra de Viet Nam, 500 000
millones de dólares gastados sin impuestos, le quedaba un tercio del oro original y
es suprimido el patrón oro. El oro fue sustituido por el papel, por los billetes que
imprimía el Departamento del Tesoro o la Reserva Federal, y con papeles desde
entonces han estado cubriendo sus enormes déficit, una deuda interna que se
multiplicó después por cinco en unos pocos años.
Con papeles compran nuestras mercancías y nuestros servicios; con papeles
sostienen hasta 400 000 millones de dólares de déficit, mientras a nosotros se nos
prohíbe un centavo por encima de cero: «Cierren escuelas, cierren hospitales, lancen
la gente al hambre, a la calle, al desempleo.» Lo sabemos porque es lo que nos
dicen aquí todos los médicos, maestros, profesores que constantemente participan
en reuniones y cuentan sus tragedias en América Latina.
Esas son las normas que rigen, una ley del embudo, como se dice aquí. Y
además de pagarnos con papeles, nos obligan a que les vendamos nuestros recursos
naturales y nuestras industrias, en algunos lugares hasta el tren, los parques,
las calles, las carreteras, etcétera, etcétera.
Déficit cero. ¿Qué les importa? Nada de eso tiene sentido, nada de eso tiene
lógica, nada de eso tiene justificación, como no sea la justificación y la lógica de la
fuerza, del poderío en todos los terrenos de que se habló aquí, o si no aquí, en la
reunión de Ramonet al presentar su libro Propagandas silenciosas.
64
Palabra de Fidel
El también señala ahí fenómenos de gran interés. Nosotros íbamos a hacer
una edición de 10 000, y en 24 horas la cambiamos por una edición de 100 000,
porque hay ideas de suma importancia, con una adición de los últimos meses, que
es algo que no se podía plantear antes del 11 de septiembre.
Su libro se basaba en el poder enorme de nuestros vecinos del Norte —no
siempre lo voy a llamar imperio, porque no quiero que se confunda el concepto del
sistema y el concepto de los que dirigen ese país con el concepto que tenemos del
pueblo norteamericano; siempre que puedo, evito mezclarlo todo en el mismo saco.
Ramonet parte del estudio profundo de la influencia de esos medios. Ya él nos
había advertido de la colosal agresión cultural de la que habíamos estado siendo
víctimas, de la destrucción de nuestras identidades nacionales.
Hace dos años y medio fue el elemento central de un congreso de la Unión de
Escritores y Artistas de Cuba y algo que unía al ciento por ciento de nuestros
artistas e intelectuales, la defensa de la identidad nacional.
Esa misma idea continuó desarrollándola, ya logró concretarla en un libro
que, a nuestro juicio, tiene un gran valor; pero prevalecía en su teoría —y no podía
ser de otra forma— que la fuerza principal del dominio imperial era precisamente
el monopolio y el uso de sus enormes medios de comunicación, su monopolio de
esos medios. Pero a partir del 11 de septiembre fue necesario incluir el concepto
del guardián de seguridad —como le llamó él—, en dos palabras, el elemento militar.
En sus tesis y hasta en el título que le puso a una de sus conferencias, «Un
delicioso despotismo», ya tuvo que incluir el elemento militar. Es lo que me faltaba
decirles y les había anunciado.
¿A qué se deben estos colosales gastos de guerra, acaso a la intención de inyectar
dinero en la economía? Mi punto de vista es que no. Esta administración es
también keynesiana a su estilo, inyectar dinero en la circulación, con la esperanza
de recobrar otra vez el crecimiento, por un tiempito, si lo logran; su fórmula fundamental
es a través de la rebaja, prácticamente la supresión de muchos impuestos.
De hecho han renunciado a aquellos soñados 5 millones de millones de dólares
que en el transcurso de 10 años se acumularían como consecuencia de los super
ávit; ahora saben que no, ahora tienen de nuevo un creciente déficit.
Muchos norteamericanos soñaron que aquel excedente sería invertido en garantizar
la salud, en mejorar las escuelas, en asegurar las pensiones de ese gran
número de ciudadanos norteamericanos que se jubilan, la generación que vino
después de la Segunda Guerra Mundial; todos esos sueños se han ido a pique y,
además, la rebaja y supresión de los impuestos beneficia mucho más a aquellos
que más dinero tienen.
¿Inyectar dinero en un país cuyos ciudadanos perdieron el hábito de ahorrar,
donde el ahorro de los ingresos personales está por debajo de cero, tiene algún
sentido? Pero quieren levantar la economía inyectando dinero.
El incremento del gasto militar está muy por debajo de la inyección de circulante
por la vía de reducir impuestos, son recursos y más recursos desesperados,
del mismo modo que los japoneses llegaron a reducir la tasa de interés a cero para
impulsar las inversiones, y los norteamericanos a 1,75%, la más baja que yo recuerde,
y no sé si hubo alguna época en que fuese más baja.
Entonces, ¿por qué, por qué un enorme presupuesto militar? ¿Por qué enormes
inversiones en nuevas tecnologías? Es que comienzan a comprender que el
mundo se hace cada vez más ingobernable, que no puede sostenerse ya solo con el
encanto de sus spots, que hace falta la fuerza, que hacen falta más portaaviones y
más aviones y más sofisticados, que hace falta declarar una guerra mundial y
amenazar a 80 países —porque ya consideran 80 los que pueden ser objeto de sus
ataques.
Algunos podrán decir, ¿ustedes no están preocupados? Nosotros somos el país
que está más tranquilo en el mundo, porque llevamos 43 años amenazados; he-
65
Selección de discursos
mos estado a punto de desaparecer, sí desaparecer, físicamente, todos, sin que el
pueblo vacilara.
Yo no recuerdo un compatriota desmoralizado o con pánico en 1962. Sí recuerdo
a un pueblo indignado, cuando nuestro aliado de aquel tiempo, sin consultar
siquiera con Cuba, hace concesiones y arreglos. Ellos saben bien que este
pueblo no puede ser intimidado, de sobra, si nos incluyen en la lista o no. No se
imaginan hasta qué punto nos importa un bledo que nos excluyan o no; porque
hay un problema previo por resolver y es si nosotros excluimos a Estados Unidos
—aunque no todos sus gobiernos fueron iguales— de la lista de países terroristas.
Fueron miles los compatriotas que perdieron la vida, como consecuencia de la
guerra sucia, de los ataques de todo tipo, de aviones cubanos de pasajeros que
fueron hechos estallar en pleno vuelo, de bombas colocadas en nuestros hoteles,
de planes y más planes que no quiero describir, minuciosamente, y podemos hacerlo
si fuese necesario.
Ahora hay un nuevo estilo, ya no son solos los ministros, los voceros; ya los
embajadores de Estados Unidos trazan pautas, hablan. No hay campaña electoral
en ninguno de los «muy independientes» países latinoamericanos, donde el embajador
no meta la cuchareta —como decimos los cubanos— y no pronuncie un
discurso; si es, por ejemplo, en Nicaragua, el gran discurso del gran embajador.
Antes eran procónsules discretos; hoy son cónsules que no tienen pudor alguno
en exhibir sus preferencias y sus deseos y con qué tono, con qué estilo.
Vean cómo es la cosa, que aquí, donde no tienen una embajada, sino una
simple oficina de intereses, han querido aplicar el mismo estilo, hacer declaraciones
juzgando al gobierno, y si deben o no excluirnos de la lista de países terroristas.
Es como alguien que está en un hueco que le diga a otro que está arriba con
cien veces más razón y más moral: «Sácame del hueco y te salvaré la vida.»
Esos métodos con el pueblo cubano no valen nada en absoluto, porque es un
pueblo consecuente, un pueblo que tiene conciencia, que tiene cultura, que tiene
unidad, que tiene moral; ni con mentiras, ni con amenazas se le podrá jamás
intimidar.
Este país puede ser desaparecido de la faz de la Tierra, pero no podrá ser
sometido, no podrá ser dominado, no podrá ser conquistado.
Nosotros vivimos en función de nuestros ideales y de nuestros principios, de
nuestra ética. Esa ha sido nuestra vida y es la vida de todos esos jóvenes y millones
de jóvenes como los que ustedes ven en el lateral derecho; es la vida de nuestro
pueblo, es la vida de nuestros niños que serán incomparablemente más cultos
que nosotros, más educados que nosotros, tendrán más conocimiento del mundo
que nosotros, y tienen una confianza sin límite en su pueblo, una confianza sin
límite en las ideas, una confianza sin límite en la Revolución. Esa es la situación
actual de nuestro país y es nuestra respuesta, que nadie se equivoque.
¿Qué es eso de estar amenazando con emplear las fuerzas militares?, contra
una lista que dice asciende a 80 países. ¿Dónde quedó la idea de la existencia de
una Organización de Naciones Unidas? ¿Dónde quedaron las normas legales de
esa institución? ¿Dónde quedaron principios jurídicos y principios éticos?
Cuando uno se pregunta por qué todo eso, al parecer absurdo, al parecer inexplicable,
es porque más que terror o temor que al terrorismo verdadero le temen a
la rebelión de los pueblos, les temen a los movimientos de conciencia y de opinión
que ya han librado grandes batallas en sitios memorables, que les prohíben ya
casi reunirse, y por ello los promotores de esa política reaccionan con ira y prepotencia,
llegando incluso al trato soberbio con sus propios aliados y acariciando la
idea de utilizar una fuerza poderosa, brutal y ciega, aparentemente incontrastable,
para sembrar el pánico y el terror en todos los pueblos del planeta.
Su resultado será multiplicar la resistencia, multiplicar la repulsa, multiplicar
las protestas, profundizar el descontento de esta especie amenazada no solo por la
66
Palabra de Fidel
peor forma de esclavitud y colonialismo que se ha conocido, sino amenazada en su
propia supervivencia. Esa conciencia es la que mueve a muchas personas de las
capas medias en los países industrializados, que tienen cada vez más conocimiento
de los peligros que acechan la naturaleza, acechan su vida, la de sus hijos y la
de sus nietos.
Todo el mundo conoce todos los datos, no hay que repetirlos, de lo que está
ocurriendo con la capa de ozono, con la contaminación de la atmósfera, con el
envenenamiento de los mares, con la escasez de agua potable, etcétera, etcétera.
El californiano, o algunos de ustedes, habló de la California sin agua, o con
problemas de agua en el manto freático. Eso no ocurre solo en California, ocurre
también en Guanajuato; el propio Presidente actual de México, cuando era gobernador
y visitó a nuestro país, me explicó cómo las aguas del manto freático que se
encontraban a 12 metros de profundidad hoy están a 400, y no hay fuente que lo
nutra. Cuando le pregunté si no podían inyectar del agua media que caía, respondi
ó: «Todo está lleno de productos químicos», y prácticamente lo que desarrollaba
con buen criterio era el riego microlocalizado para ahorrar el agua.
Hay problemas tremendos en el Medio Oriente que amenazan con futuros conflictos,
cualquiera lo comprende. La humanidad crece más de 80 millones de habitantes
por año. De 1981 a 2001, fechas en que tuvieron lugar conferencias de la
Unión Internacional Parlamentaria, en solo 20 años la población mundial creció
en 1 400 millones de habitantes, más que lo que había crecido a lo largo de la
historia de la humanidad, desde que surgió la especie hasta principios del pasado
siglo, que terminó hace muy poco; ese fenómeno es indetenible, y se une a la
erosión y a otra serie de problemas que todo el mundo conoce y comprende.
Esta lucha contra la globalización neoliberal es la causa común —se puede
decir— de todos los pueblos de la humanidad, que no pueden ver con buenos ojos
que se rompa el acuerdo de Kyoto, que significa una esperanza; que no puede
saber por qué demonios se fabrican escudos nucleares totales, en los que se invertir
án no se sabe cuánto dinero, cuando dicen que se acabó la guerra fría y cuando
el adversario dejó de ser hace rato superpotencia, y cuyos presupuestos nacionales
son menores que el presupuesto de guerra de Estados Unidos.
¿A quién van a hacer creer que los coreanos van a fabricar un cohete, un arma
nuclear que pueda alcanzar el territorio norteamericano? Eso no lo puede creer
nadie; o que Irán pueda amenazar a Estados Unidos, que tampoco puede creer, ni
lo cree nadie. Posiblemente estaban pensando en Rusia, que conserva un número
de proyectiles que pueden alcanzar el territorio de Estados Unidos. Los pretextos
son los demás países a los cuales amenazan. En eso se mezclan también los dem
ás factores de que hemos hablado, la tendencia hacia el dominio total y absoluto
de nuestro planeta. Ese es, de acuerdo con nuestros modestos puntos de vista, el
momento en que nos encontramos.
Si no he mirado el reloj antes es porque tenía temor y ya, de todas formas, no
tiene remedio (Risas). He hablado tres horas; pero no perturbé el sueño de nuestro
amigo (Señala a uno de los delegados), que ha dormido espléndidamente (Risas y
aplausos) y ahora se despierta fresco y lozano (Risas), para disfrutar el delicioso
coctel que ha preparado la Asociación de Economistas de Cuba (Risas y aplausos).
Y no digo otra cosa que el actual orden económico y social es insostenible, que
aquí se han aportado muchas ideas y que estamos envueltos en una batalla de
ideas. Esta ha sido una de las reuniones —tengo la convicción— donde más se
han planteado ideas y criterios, coincidiendo con lo que todo el mundo ve y percibe
cada vez mejor.
Nos quedaremos felices con la conciencia de haber sido testigos de cuán enorme
caudal de conocimientos y de inteligencias disponemos los 500 millones —o
tal vez un poco más—de habitantes de nuestro hemisferio, desde el Bravo —como
decía Martí— hasta la Patagonia. ¡Qué gran riqueza de conocimientos han creado!,
67
Selección de discursos
y esa riqueza de la que, precisamente, no está interesado en importar nuestro
poderoso vecino del Norte, prefiere matar nuestras inteligencias que darles visas
para ingresar en Estados Unidos; al menos, contamos con un gran caudal, un
capital humano de economistas, de pensadores, de hombres y mujeres dotados de
los conocimientos que hacen falta en esta hora.
Despidámonos armados de convicción; pero, especialmente, armados de confianza
en nuestro futuro. Aquí se podría decir algo parecido a lo que dijo Salvador
Allende antes de morir gloriosamente en La Moneda: ¡Más temprano que tarde, el
mundo cambiará!
¡Hasta la victoria siempre!
(Ovación)
68
Palabra de Fidel
«Ninguno de los actuales problemas del mundo
se puede resolver por la fuerza.»
Fragmento del discurso pronunciado por el Comandante en Jefe,
Fidel Castro Ruz, el día de los trágicos hechos ocurridos en Estados
Unidos. 11 de septiembre del 2001.
(…)
Hoy es un día de tragedia para Estados Unidos. Ustedes saben bien que aquí
jamás se ha sembrado odio contra el pueblo norteamericano. Quizás, precisamente
por su cultura y por su falta de complejos, al sentirse plenamente libre, con
patria y sin amo, Cuba sea el país donde se trate con más respeto a los ciudadanos
norteamericanos. Nunca hemos predicado ningún género de odios nacionales, ni
cosas parecidas al fanatismo, por eso somos tan fuertes, porque basamos nuestra
conducta en principios y en ideas, y tratamos con gran respeto —y ellos se percatan
de eso— a cada ciudadano norteamericano que visita a nuestro país.
Además, no olvidamos al pueblo norteamericano que puso fin a la guerra de
Viet Nam con su enorme oposición a aquella guerra genocida; no olvidamos al
pueblo norteamericano que, en un número superior al 80%, apoyó el regreso de
Elián a nuestra patria (Aplausos); no olvidamos cuánto idealismo, perturbado
muchas veces por el engaño, porque —como hemos dicho muchas veces— para
llevar a un norteamericano a que apoye una causa injusta, una guerra injusta,
primero hay que engañarlo, y el método clásico utilizado en la política internacional
de ese enorme país es el método de engañar primero, para contar después con
el apoyo de la población. Cuando sucede a la inversa y su pueblo descubre que
algo es injusto, por su tradición de idealismo, se opone a aquello que ha estado
apoyando, muchas veces, causas muy injustas, convencido de que lo que apoyaba
era justo.
Por eso nosotros —que sabemos no el número exacto, pero que hemos visto
escenas impresionantes de sufrimientos y posibles víctimas— hemos sentido dolor
profundo y tristeza por el pueblo norteamericano, fieles a la línea que hemos
seguido siempre.
No andamos adulando a gobiernos, ni pidiendo perdones, ni favores, ni se
alberga en nuestros pechos ni siquiera un átomo de temor. La historia de la Revoluci
ón ha demostrado cuán capaz es de desafiar, cuán capaz es de luchar, cuán
capaz es de resistir lo que tenga que resistir, algo que nos ha convertido en un
pueblo invencible. Esos son nuestros principios, una Revolución que se basa en
ideas, en la persuasión y no en la fuerza. Espero que no quede loco por el mundo
capaz de decir que 1 200 000 ciudadanos desfilaron por ese malecón el pasado 26
de julio obligados, por la fuerza.
Nuestra reacción ha sido la que dije, y quisimos que nuestro pueblo viera las
escenas y contemplara la tragedia. Y no hemos vacilado en expresar públicamente
nuestro sentimiento. Aquí mismo está una declaración que se entregó a la prensa
internacional alrededor de las 3:00 de la tarde, elaborada tan pronto se conocieron
los hechos; mientras tanto, nuestra televisión estaba enfrascada en la divulgaci
ón de los acontecimientos. Sería comunicada a nuestro pueblo en el noticiero
de la noche.
Me adelanto aquí algunos minutos para hacerles conocer la Declaración Oficial
del Gobierno de Cuba, frente a los hechos ocurridos en Estados Unidos.
«El Gobierno de la República de Cuba ha recibido con dolor y tristeza las noticias
sobre los ataques violentos y sorpresivos realizados en la mañana de hoy
contra instalaciones civiles y oficiales en las ciudades de Nueva York y Washington,
que han provocado numerosas víctimas.
«Es conocida la posición de Cuba contra toda acción terrorista» —nuestra historia
lo demuestra, eso lo saben bien todos los que conocen la historia de nuestras
69
Selección de discursos
luchas revolucionarias. «No es posible olvidar que nuestro pueblo ha sido víctima
durante más de 40 años de tales acciones, promovidas desde el propio territorio
de Estados Unidos.
«Tanto por razones históricas como por principios éticos, el Gobierno de nuestro
país rechaza y condena con toda energía los ataques cometidos contra las
mencionadas instalaciones y expresa sus más sinceras condolencias al pueblo
norteamericano por las dolorosas e injustificables pérdidas de vidas humanas que
han provocado dichos ataques.
«En esta hora amarga para el pueblo norteamericano, nuestro pueblo se solidariza
con el pueblo de Estados Unidos y expresa su total disposición a cooperar,
en la medida de sus modestas posibilidades, con las instituciones sanitarias y con
cualquier otra institución de carácter médico o humanitario de ese país, en la
atención, cuidado y rehabilitación de las víctimas ocasionadas por los hechos ocurridos
en la mañana de hoy» (Aplausos).
Esto no solo lo hemos hecho público, sino que lo hemos trasmitido por vía
oficial, en horas de la tarde, especialmente cuando empezaron a aparecer sumas
impresionantes de posibles víctimas y conocimos que los hospitales estaban llenos
de heridos.
Aunque no se sepa si son 5 000, 10 000, 15 000, 20 000 las víctimas, se sabe
que solo en los aviones que fueron estrellados contra las torres, o contra el Pentá-
gono, viajaban cientos de pasajeros, y ofrecimos lo que podíamos si hiciera falta.
Ese es un país que tiene un gran desarrollo científico, médico, recursos; pero
hay momentos en que pudiera hacer falta sangre de un grupo, plasma —cualquier
otro producto que nosotros podamos donar lo haríamos gustosamente—, o apoyo
médico, o de personal paramédico, porque sabemos que muchos hospitales tienen
déficit de determinados técnicos y profesionales. En fin, lo que queríamos era expresar
nuestra actitud y nuestra disposición con relación a estos trágicos acontecimientos.
Todo esto tiene algunos antecedentes, porque les mencioné que habíamos soportado
más de 40 años de terrorismo; es más, hemos publicado que en determinadas
ocasiones le hemos trasmitido al gobierno de Estados Unidos importantes
riesgos para la vida de ciudadanos norteamericanos. Aquí tengo un ejemplo, es
una página y cuarto.
En los días posteriores a los ataques terroristas a nuestros hoteles por la mafia
terrorista radicada en la Florida, que proyectaba y pagaba los ataques terroristas
contra Cuba, al igual que decenas de planes de atentados contra mí las veces que
he tenido necesidad de viajar al exterior, el grupo, encabezado por el monstruo de
Posada Carriles, al que habíamos capturado ya algunos cómplices que eran mercenarios
extranjeros, al ingresar al territorio nacional, con los medios correspondientes,
tenía proyectado utilizar el procedimiento sofisticado de las bombas que
ponían en los hoteles o en lugares concurridos por turistas extranjeros como La
Bodeguita del Medio, y que podían explotar hasta 99 horas después de colocadas
para atacar naves aéreas. Podían viajar, poner la bomba en el avión, pasarse tres
días de fiesta y regresar a su país antes de que la misma estallara. Hubo el caso de
aquel mercenario salvadoreño que proyectó colocar cinco en hoteles y lugares
públicos de la capital para hacerlas estallar casi simultáneamente, una detrás de
otra. Véase adónde se había llegado.
Más de una vez nos comunicamos por vías confidenciales con el gobierno de
Estados Unidos y aquí hay uno de los mensajes directos al que presidía el país en
ese momento —mensajes por vías confidenciales, no vamos a decir cómo, a través
de personas de entera confianza, que tenían amistad con nosotros y con él, a las
que explicábamos con exactitud lo que queríamos que comunicaran—; ya una vez
se usó una parte de ese material, pero voy a citar textualmente un ejemplo:
«Un asunto importante.
«Número uno: Se mantienen planes de actividad terrorista contra Cuba, paga-
70
Palabra de Fidel
dos por la Fundación Nacional Cubano Americana y usando mercenarios centroamericanos.
Se han realizado ya dos nuevos intentos de hacer estallar bombas en
nuestros centros turísticos, antes y después de la visita del Papa.
«En el primer caso los responsables pudieron escapar, regresando por vía aé-
rea a Centroamérica, sin lograr sus propósitos, dejando abandonados los medios
técnicos y los explosivos, que fueron ocupados.
«En el segundo intento fueron arrestados tres mercenarios, ocupándose los
explosivos y demás medios; son de nacionalidad guatemalteca. Por cada una de
las cuatro bombas que debían estallar, recibirían 1 500 dólares» —fueron de los
primeros capturados, no del que puso el mayor número de bombas.
«Ambos casos fueron contratados y suministrados por agentes de la red creada
por la Fundación Nacional Cubano Americana; ahora están planeando y dando ya
pasos para hacer estallar bombas en aviones de las líneas aéreas cubanas o de
otro país que viajen a Cuba, trayendo y llevando turistas desde y hacia países
latinoamericanos.
«El método es similar: colocar el dispositivo de pequeño tamaño en lugar oculto
del avión, explosivo potente, detonante controlado por reloj digital que puede ser
programado hasta con 99 horas de anticipación, abandonar la nave normalmente
en el lugar de destino; la explosión se produciría en tierra o en pleno vuelo posterior.
Procedimientos verdaderamente diabólicos: mecanismos fáciles de armar,
componentes casi imposibles de descubrir, entrenamiento mínimo para su empleo,
impunidad casi total, sumamente peligrosos para las líneas aéreas, instalaciones
turísticas o de cualquier otro tipo; instrumentos utilizables para crímenes y
delitos muy graves.
«Si llegan a divulgarse y conocerse tales posibilidades» —nosotros nos oponíamos
a que se divulgara la tecnología que usaban— «pueden convertirse en una
epidemia, como ocurrió en otros tiempos con los secuestros de aviones. Otros
grupos extremistas de origen cubano, radicados en Estados Unidos, comienzan a
moverse en esa dirección.
«Las agencias policiales y de inteligencia de Estados Unidos poseen informaciones
fidedignas y suficientes de los principales responsables, si realmente lo
desean pueden hacer abortar a tiempo esta nueva forma de terrorismo; imposible
frenarla si Estados Unidos no cumple el elemental deber de combatirla. No se
puede dejar la responsabilidad de hacerlo solo a Cuba, muy pronto podría ser
víctima de tales actos cualquier país del mundo.»
Esto lo informamos, le prestaron atención, a extremo tal que nos consultan
sobre la conveniencia de enviar un texto del gobierno norteamericano a compa-
ñías aéreas.
Mandaron el texto en que les comunicaban a las líneas aéreas: «Hemos recibido
información sin confirmar acerca de un complot para colocar artefactos explosivos
a bordo de naves aéreas civiles que operan en Cuba y países latinoamericanos.
Las personas involucradas en el control planean dejar un pequeño artefacto
explosivo a bordo…», en fin, explican lo que les habíamos trasmitido.
«No podemos descontar la posibilidad de que la amenaza pueda incluir operaciones
de carga aérea internacional desde los Estados Unidos.
«El gobierno de Estados Unidos continúa buscando información adicional para
esclarecer, verificar o refutar esta amenaza.»
Nosotros les expusimos nuestra oposición a que publicaran ese aviso, porque
uno de los objetivos que estaban persiguiendo los individuos era sembrar el pánico,
y les expusimos que había otros procedimientos, como los que usamos nosotros:
montamos las guardias pertinentes dondequiera que había un riesgo de poner
una de esas bombas, chequeamos y sabíamos quiénes podían ponerlas y quié-
nes andaban envueltos en los planes. Estuvimos vigilando, que es lo que hay que
hacer, si no quiere sembrar pánico, crear escándalo u otorgarles a los autores el
objetivo que buscaban de afectar la economía del país y sembrar el terror.
71
Selección de discursos
De todas formas publicaron la información. Está bien, ya nosotros habíamos
fortalecido mucho los mecanismos para capturar a los individuos y desde entonces
no pudieron poner una bombita más, y la guardia se mantiene donde es necesario.
Cuando fueron a hacer el atentado allá en Panamá, nosotros sabíamos más
de lo que estaban planeando que lo que ellos mismos sabían. Eso está clarísimo.
Ahí está la mafia de Miami haciendo esfuerzos por poner en libertad a los
terroristas sorprendidos in fraganti y arrestados en Panamá. Tienen ya planes de
cómo hacerlo, por qué país evacuarlos y cómo, haciéndose allí los enfermos y
moviéndose; reciben visitas de Miami por la libre, y hasta, incluso, participaron en
el envío de una filtración armada a Cuba hace unos meses, por Santa Clara.
Gracias a muchos amigos que tenemos por todas partes y a hombres como los
que están ahí (Se refiere a los patriotas cubanos presos en Miami por buscar informaci
ón sobre planes terroristas contra Cuba), el país se ha defendido de ese terrorismo
(Aplausos).
Lo señalo porque hay una realidad, por ahí hay más papeles y notas y nosotros
hemos enviado a veces mensajes verbales, y a veces hemos dejado constancia
escrita, y uno de los argumentos que hemos utilizado es un argumento irrefutable:
Estados Unidos es el país que tiene el mayor número de grupos extremistas organizados
y 400 de ellos están armados.
Los secuestros aéreos, método inventado contra Cuba, se convirtieron en una
plaga universal, y fue Cuba la que al fin y al cabo resolvió ese problema cuando,
después de advertirlo reiteradamente, devolvimos a Estados Unidos a dos secuestradores;
es doloroso, eran ciudadanos cubanos, pero lo habíamos advertido, vinieron
y los enviamos, cumplimos la palabra pública; pero nunca, ni siquiera
después nos dieron noticias para sus familiares. Tienen su modo de actuar. Nadie
sabe. Sé que los condenaron a 40 años, y aquello fue lo que puso fin al secuestro
de aviones.
Pero, oiga, allí tienen 800 grupos extremistas. A veces se han encerrado en un
lugar por alguna razón, se han dado candela, se han muerto todos; grupos que por
una razón, muchos de ellos por razones políticas, a veces por razones religiosas,
pero grupos violentos, proclives al empleo de la fuerza o a preparar venenos, productos
para actuar contra las propias autoridades norteamericanas. No estoy hablando
de la gente de la mafia, estoy hablando de cientos de grupos extremistas
organizados y que actúan dentro de Estados Unidos. No hace mucho tiempo hicieron
volar el edificio aquel de Oklahoma.
El país más vulnerable al terrorismo es Estados Unidos, el que tiene más aviones,
más dependencia de recursos técnicos, vías eléctricas, gasoductos, etcétera,
etcétera. Y muchos componentes de esos grupos son fascistas, no les importa
matar; mentalmente deben estar mucho más cerca de la locura que de una inteligencia
equilibrada. Nosotros les hemos dicho a las autoridades norteamericanas:
hay que evitar que tales métodos se divulguen —ese argumento lo usamos—, son
fáciles de utilizar, es un peligro para ustedes.
En este mismo momento, cuando yo llegué aquí, no había ningún elemento de
juicio para afirmar quién pudo poner esas bombas, porque pudo ser una acción
ideada y ejecutada por alguno de estos grupos, que ya lo han hecho, como en
Oklahoma, o pueden ser grupos del exterior; pero es evidente, por los detalles que
han llegado, que esto fue organizado con bastante eficacia, digamos, bastante organizaci
ón y sincronización, propio de gente que conocen, que tienen preparación,
que contaban con pilotos capaces de manejar los Boeing de gran tamaño, que
coordinaron las horas exactas en que los que iban a actuar, secuestraron, sin
duda, el avión de la ruta aérea donde viajaban, y tenían los pilotos que podían
conducir esos aviones directos a una torre u otros objetivos, y unos minutos despu
és de una la otra, y casi al mismo tiempo, otro dirigido contra el Pentágono.
Es decir, es gente con un nivel de preparación técnica, organización, y no tienen
que ser necesariamente grupos grandes; nadie sabe el daño que pueden hacer
72
Palabra de Fidel
grupos pequeños, de 20, 25 ó 30 personas fanatizadas, o comprometidas con determinadas
ideas, y el lugar donde más daño pueden hacer es en Estados Unidos.
Se ve el estudio de la hora en que podía haber más gente en las oficinas, alrededor
de las 9:00, el daño que podían hacer, las miles de víctimas que podía causar.
En realidad en este momento tendrán que buscar pistas, alguna pista, porque
este hecho tiene características especiales. Es por eso que el deber más importante
que, a mi juicio, tienen los dirigentes de Estados Unidos es luchar contra el
terrorismo, y en parte estas tragedias son consecuencia de haber aplicado los
métodos terroristas, en el caso de Cuba durante un montón de años, y en el de
otros países; porque ha difundido la idea del terrorismo, y no hay ningún poder del
mundo hoy, por grande que sea, que pueda evitar hechos de esa naturaleza, porque
los llevan a cabo personas fanáticas, personas indiferentes totalmente a la
muerte. De modo que la lucha contra tales métodos es difícil.
De esto se puede sacar una idea: ninguno de los actuales problemas del mundo
se puede resolver por la fuerza, no hay poder global, ni poder tecnológico, ni
poder militar que pueda garantizar la inmunidad total contra tales hechos, porque
pueden ser acciones de grupos reducidos, difíciles de descubrir, y lo más complicado,
aplicados por gente suicida. De modo que el esfuerzo general de la comunidad
internacional es poner fin a una serie de conflictos que andan por el mundo,
cuando menos en ese terreno; poner fin al terrorismo mundial (Aplausos), crear
una conciencia mundial contra el terrorismo. Y les hablo en nombre de un país
que ha vivido más de 40 años de Revolución y ha adquirido mucha experiencia,
está unido y tiene un nivel de cultura grande; no es un pueblo de fanáticos, ni ha
sembrado fanatismo, sino ideas, convicciones, principios.
Estaríamos en mejores condiciones de defendernos, y lo hemos demostrado,
¡cuántas vidas no se han salvado, frente a tanto dinero y tantos recursos para
sembrar el terrorismo en nuestra patria! Hemos vivido 40 años de experiencia,
estamos diez veces más preparados para prevenir tales actos que incluso Estados
Unidos.
Es muy importante saber cuál va a ser la reacción del gobierno de Estados
Unidos. Posiblemente vengan días peligrosos para el mundo, no estoy hablando
de Cuba. Cuba es el país que más tranquilo está en el mundo, por diversas causas:
por nuestra política, por nuestras formas de lucha, por nuestra doctrina,
nuestra ética, y, además, compañeras y compañeros, por la ausencia total de temor.
Nada nos inquieta, nada nos intimida. Sería muy difícil fabricar una calumnia
contra Cuba, no lo creería ni el que la inventara y patentizara, es muy difícil; y
Cuba no es hoy cualquier cosa en el mundo (Aplausos), tiene una posición moral
muy grande y una posición política muy sólida. Ni me pasa por la mente la idea,
aunque haya salido uno de los mentecatos de la mafia a ver cómo intrigaba, y creo
que mencionó hasta a Venezuela y a Cuba, uno de los tantos de la mafia, charlatanes
despreciables. Nadie le va a hacer el menor caso; pero habrá situación de
tensiones, riesgos, en dependencia de cómo actúe el gobierno de Estados Unidos.
Los días próximos van a ser tensos dentro de Estados Unidos y fuera de Estados
Unidos, empezarán a emitir opiniones no se sabe cuánta gente.
Siempre que ocurre una tragedia de estas, por difíciles que puedan ser a veces
de evitar, no veo otro camino, y si en alguna ocasión es permitido hacerle una
sugerencia al adversario —adversario que ha sido duro con nosotros durante
muchos años, pero sabe que somos duros, sabe que resistimos, sabe que no somos
bobos, y puede haber hasta un poquitico de respeto hacia nuestro país—, hay
muchos problemas en muchas partes, pero si fuese correcto en alguna circunstancia
sugerir algo al adversario, en aras del bienestar del pueblo norteamericano
y basándome en los argumentos que expuse, les sugeriríamos a los que dirigen el
poderoso imperio que sean serenos, que actúen con ecuanimidad, que no se dejen
arrastrar por raptos de ira o de odio, ni se lancen a cazar gente lanzando bombas
por todas partes.
73
Selección de discursos
Reitero que ninguno de los problemas del mundo, ni el del terrorismo, se pueden
resolver por la fuerza, y cada acción de fuerza, cada acción disparatada del
uso de la fuerza, en cualquier parte, agravaría seriamente los problemas del mundo.
El camino no es la fuerza ni la guerra. Lo digo aquí con toda la autoridad de
haber hablado siempre con honradez, poseer convicciones sólidas y la experiencia
de haber vivido los años de lucha que ha vivido Cuba. Solo la razón, la política
inteligente de buscar la fuerza del consenso y la opinión pública internacional
puede arrancar de raíz el problema. Creo que este hecho tan insólito debiera servir
para crear la lucha internacional contra el terrorismo; pero la lucha internacional
contra el terrorismo no se resuelve eliminando a un terrorista por aquí y otro por
allá; matando aquí y allá, usando métodos similares y sacrificando vidas inocentes.
Se resuelve poniendo fin, entre otras cosas, al terrorismo de Estado y otras
formas repulsivas de matar (Aplausos), poniendo fin a los genocidios, siguiendo
lealmente una política de paz y de respeto a normas morales y legales que son
ineludibles. El mundo no tiene salvación si no sigue una línea de paz y de cooperaci
ón internacional.
Nadie se vaya a imaginar que estamos buscando comprar una tonelada de
cualquier cosa en el mercado de Estados Unidos. Nosotros hemos demostrado que
podemos sobrevivir, vivir y progresar, y todo lo que aquí se muestra hoy es una
expresión de un progreso sin paralelo en la historia (Aplausos). No se progresa
solo produciendo automóviles, se progresa desarrollando inteligencias, impartiendo
conocimientos, creando cultura, atendiendo a los seres humanos como deben
ser atendidos, que es el secreto de la enorme fuerza de nuestra Revolución.
No tiene salvación el mundo por otras vías, y me estoy refiriendo en este caso a
las situaciones de violencia. Búsquese la paz en todas partes para proteger a todos
los pueblos contra esa plaga del terrorismo, que es una de las plagas (Aplausos),
porque hoy hay otra terrible plaga que se llama, por ejemplo, SIDA; hay otra terrible
plaga que mata a decenas de millones de niños, adolescentes y personas en el
mundo por hambre, por enfermedades y por falta de asistencia y medicamentos.
Hay en el terreno político ideas absolutistas, pensamiento único que se le trata
de imponer al mundo, y promueven rebeldías e irritaciones por todas partes.
No se salva este mundo —y ya esto no tiene que ver con el terrorismo— si
continúa desarrollándose o aplicándose este orden económico y social injusto que
conduce al mundo a la catástrofe, a un camino del cual no podrían escapar los 6
200 millones ni los futuros hijos de los habitantes que hoy tiene este planeta, que
está siendo cada vez más destruido y conducido a la pobreza, al desempleo, al
hambre y a la desesperación. Lo demuestran las masas en distintos lugares ya
históricos, como Seattle, Quebec, Washington, Génova.
Ya los más poderosos líderes de la economía y de la política mundial no pueden
casi reunirse; la gente tiene cada vez menos miedo, está sublevada, lo que
puede apreciarse en todas partes. Yo acabo de estar en Durban y vi allí a miles de
personas pertenecientes a las Organizaciones No Gubernamentales; se ve crecer
como espuma el descontento en el mundo.
Ya que he estado hablando de una de las plagas, es justo que mencione otras,
y los líderes de las naciones, los que más influencia tienen, están obligados a
buscar soluciones a una situación que en este momento se agrava cada vez más.
Hay una seria crisis económica que está afectando ya a todo el planeta; está afectando
a Estados Unidos seriamente, a Europa, a Japón, a los países industrializados
del sudeste asiático, prácticamente con la única excepción de China, que ha mantenido
dentro de sus reformas económicas formas de distribución que impiden el
hambre en el país con más habitantes de la Tierra y solo el 5% de la superficie
agrícola del mundo, demostrando que el mundo todavía tiene salvación.
Es profunda la crisis. Son noticias que leemos todos los días qué está pasando
en las bolsas de acciones, qué está pasando con las fluctuaciones del valor de las
74
Palabra de Fidel
monedas, el incremento del desempleo, la reducción del crecimiento, de lo cual no
escapa prácticamente nadie, con la excepción mencionada, y puede haber alguna
otra, por circunstancias muy especiales.
Es profunda, puede llegar a ser peor que la de 1929, porque más que en el 29
se abusó de la especulación, se crearon riquezas casi infinitas pero artificiales, se
inflaron las acciones de las bolsas, de modo que hubo quien invirtió 1 000 dólares
en una o varias acciones y en ocho o nueve años esas mismas acciones valían 800
000, es dinero imaginario; y las industrias cuyas acciones alcanzaron más rápido
crecimiento han perdido ya la mitad de su valor.
Nosotros observamos cómo están los teóricos y los analistas inventando cosas,
remedios viejos y nuevos para parar la crisis y no tienen efecto, se llevan nuevas y
nuevas sorpresas. Nadie puede predecir, pero les aseguro que la situación es bien
compleja para la economía mundial, para el neoliberalismo, para la globalización
neoliberal.
El poder de las grandes transnacionales es cada vez mayor, son más independientes,
hacen lo que quieran y el poder de los gobiernos es, incluso, cada vez más
débil para lidiar con ellas y hacerles resistencia.
No se imaginan ustedes cómo ha cambiado el cuadro en solo cuatro meses,
desde el último trimestre del año pasado hasta este mes. Y durante este año hubo
períodos de viento en popa para Europa; se acabó el viento, no sopla el viento ya
para Europa, hay calma y más bien retrocesos por alguna corriente marina.
Las cosas que ocurren en un país que fue tan capaz de desarrollarse, que todo
lo que hizo durante décadas fue calificado de milagro, que es Japón, y tiene cada
día problemas mayores.
Nadie puede predecir con total precisión lo que ocurrirá y cómo ocurrirá, porque
aunque los hechos se producen en forma casi matemática, la economía no es
una ciencia exacta, las tendencias, sin embargo, son claras e irrebatibles. Los
precios de los productos básicos están por el suelo y las situaciones que se van
creando son cada vez más complejas. Ellos lo saben, y lo saben los europeos y sus
estrategas económicos.
En las últimas semanas Estados Unidos ha bajado seis veces la tasa de inter
és; este es uno de los mecanismos que usan para ver si hay más dinero y la gente
compra más, para que las industrias puedan producir más, aunque sea malgastando
los recursos.
Es una economía que necesita que la gente bote y bote cada vez más dinero
para sobrevivir; no es una economía para el hombre, sino una economía para sí
misma y para los dueños de empresas gigantescas, no para los pueblos.
Para nosotros, que tenemos que estar lidiando con todos estos problemas,
todos los días, si subió el petróleo, si bajó; si el azúcar bajó más; si necesitamos
una información diaria y detallada de lo que ocurre en el mundo, vemos y comprobamos
todos los días la situación.
Pronto habrá una reunión aquí, en el mes de noviembre, de numerosas Organizaciones
No Gubernamentales y representantes sindicales para discutir sobre el
ALCA. En diciembre tendremos el llamado Foro de Sao Paulo, donde se reúnen
cientos de líderes políticos de América Latina, representantes de organizaciones
cada vez más radicalizadas. En enero se reunirá en Río Grande del Sur un foro
internacional contra la globalización neoliberal, en que participarán decenas de
miles de personas. En febrero, como todos los años, y después de esta reunión de
Río Grande del Sur, tendremos nuestra reunión anual de economistas procedentes
de distintas partes.
Tenemos contactos con personas con grandes conocimientos, que son reflejo
del disgusto, el descontento y de la desesperanza de que hablaba.
(…)
75
Selección de discursos
Nadie tiene derecho a sabotear esta conferencia
Discurso pronunciado en Durban, Sudáfrica, en Sesión Plenaria
de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial,
la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia. 1ro de Septiembre
de 2001.
Excelencias;
Delegados e invitados:
El racismo, la discriminación racial y la xenofobia constituyen un fenómeno
social, cultural y político, no un instinto natural de los seres humanos; son hijos
directos de las guerras, las conquistas militares, la esclavización y la explotación
individual o colectiva de los más débiles por los más poderosos a lo largo de la
historia de las sociedades humanas.
Nadie tiene derecho a sabotear esta Conferencia que trata de aliviar, de alguna
forma, los terribles sufrimientos y la enorme injusticia que estos hechos han significado
y todavía significan para la inmensa mayoría de la humanidad. Ni mucho
menos alguien tiene derecho a poner condiciones, exigir que no se hable siquiera
de responsabilidad histórica e indemnización justa, o sobre la forma en que decidamos
calificar el horrible genocidio que en estos mismos instantes se comete
contra el hermano pueblo palestino (Aplausos) por parte de líderes de la extrema
derecha que, aliados a la superpotencia hegemónica, actúan hoy en nombre de
otro pueblo que a lo largo de casi dos mil años fue víctima de las más grandes
persecuciones, discriminaciones e injusticias cometidas en la historia.
Cuando Cuba habla de compensación, y apoya esta idea como ineludible deber
moral con las víctimas del racismo, contando con un importante precedente
en las indemnizaciones que están siendo recibidas por los descendientes del propio
pueblo hebreo, que en pleno corazón de Europa sufrió un odioso y brutal
holocausto racista, no pretende la imposible búsqueda de los familiares directos o
los países concretos de procedencia de las víctimas por hechos ocurridos durante
siglos. Lo real e irrebatible es que decenas de millones de africanos fueron capturados,
vendidos como mercancía y enviados al otro lado del Atlántico para trabajar
como esclavos, y que 70 millones de aborígenes indios murieron en el hemisferio
occidental como consecuencia de la conquista y la colonización europeas (Aplausos).
La inhumana explotación a que fueron sometidos los pueblos de los tres continentes,
incluida Asia, afectó el destino y la vida actual de más de 4 500 millones
de personas que habitan en los pueblos del Tercer Mundo, cuyos índices de pobreza,
desempleo, analfabetismo, enfermedades, mortalidad infantil, perspectivas de
vida, y otras calamidades imposibles de enumerar en breves palabras, sorprenden
y horrorizan. Estas son las víctimas actuales de aquella barbarie que duró siglos,
y los inconfundibles acreedores a la indemnización por los horrendos crímenes
cometidos con sus antecesores y sus pueblos (Aplausos).
La brutal explotación no concluyó cuando muchos países se hicieron independientes,
y ni siquiera después de la abolición formal de la esclavitud. Los ideólogos
principales de la Unión norteamericana constituida por las 13 colonias que se
liberaron del dominio inglés a fines del siglo XVIII, dieron vida desde los primeros
años de la independencia a concepciones y estrategias de incuestionable carácter
expansionista. En virtud de esas ideas, los antiguos colonos blancos de origen
europeo, en su avance hacia el oeste, arrebataron a sus moradores indios las
tierras que ocupaban desde hacía miles de años y exterminaron a millones de
ellos. No se detuvieron en las fronteras de las que habían sido posesiones españolas,
y México, un país latinoamericano que alcanzó su independencia en 1821, fue
76
Palabra de Fidel
igualmente despojado de millones de kilómetros cuadrados e incalculables recursos
naturales. En la crecientemente poderosa y expansiva nación surgida en
Norteamérica, el odioso e inhumano sistema esclavista fue mantenido hasta casi
un siglo después de la famosa Declaración de Independencia de 1776, en la cual
se había proclamado que todos los hombres nacían libres e iguales.
Tras la abolición meramente formal de la esclavitud, los afronorteamericanos
fueron sometidos durante otros cien años a la más cruel discriminación racial,
muchos de cuyos rasgos y consecuencias han permanecido hasta hoy durante
casi cuatro décadas adicionales, después de sus heroicas luchas y los avances
alcanzados en los años 60, que costaron la vida a Martin Luther King, Malcolm X
y otros destacados luchadores (Aplausos). Por razones puramente racistas, las
peores y las más prolongadas sanciones penales recaen sobre los afronorteamericanos,
y dentro de la rica sociedad norteamericana les corresponden la mayor
pobreza y las más miserables condiciones de vida (Aplausos). Son igualmente terribles,
y aun peores, el desprecio y la discriminación de lo que resta de las poblaciones
aborígenes que ocupaban gran parte del actual territorio de Estados Unidos.
Es innecesario mencionar los datos del estado económico y social de África.
Países enteros, y aun regiones completas del África subsahariana, están en riesgo
de desaparecer por una combinación sumamente compleja de atraso económico,
pobreza extrema y graves enfermedades, viejas y nuevas, que los azotan. No menos
trágica es la situación de numerosos países de Asia. Añádase a esto deudas
fabulosas e impagables, intercambio desigual, precios ruinosos de sus productos
básicos, explosión demográfica, globalización neoliberal y cambios de clima, con
su secuela de sequías prolongadas que alternan con lluvias e inundaciones cada
vez más violentas. Puede demostrarse matemáticamente que tal situación es insostenible
(Aplausos).
Los países desarrollados y sus sociedades de consumo, responsables en la
actualidad de la destrucción acelerada y casi indetenible del medio ambiente, han
sido los grandes beneficiarios de la conquista y la colonización, de la esclavización,
la explotación despiadada y el exterminio de cientos de millones de hijos de los
pueblos que hoy constituyen el Tercer Mundo, del orden económico impuesto a la
humanidad tras dos monstruosas y destructivas guerras por el reparto del mundo
y sus mercados, de los privilegios concedidos a Estados Unidos y sus aliados en
Bretton Woods, del FMI y las instituciones financieras internacionales creadas
exclusivamente por ellos y para ellos (Aplausos).
Ese mundo rico y derrochador posee los recursos técnicos y financieros para
saldar su deuda con la humanidad. La superpotencia hegemónica debe saldar,
además, la deuda particular que tiene con los afronorteamericanos, con los indios
encerrados en las reservaciones, y con las decenas de millones de inmigrantes
latinoamericanos, caribeños y de otros países pobres, de color indio, amarillo,
negro o mestizo, víctimas de la discriminación y el desprecio.
Es hora ya igualmente de poner fin a la dramática situación de las comunidades
indígenas en el resto de nuestro hemisferio. Su despertar, su propia lucha y el
reconocimiento universal del monstruoso crimen cometido contra ellas, lo hacen
impostergable.
Los fondos necesarios para salvar al mundo de la tragedia existen.
Póngase fin verdaderamente a la carrera armamentista y al comercio de armas,
que solo engendrarán desolación y muerte (Aplausos).
Aplíquese al desarrollo una buena parte del millón de millones de dólares que
se dedica cada año a la publicidad comercial, forjadora de ilusiones y hábitos de
consumo imposibles de alcanzar, junto al veneno que destruye las identidades y
las culturas nacionales.
Cúmplase la entrega prometida del modesto 0,7% del Producto Nacional Bruto
como ayuda al desarrollo.
77
Selección de discursos
Establézcase de modo razonable y efectivo el impuesto que sugirió el Premio
Nobel James Tobin a las operaciones especulativas (Aplausos) que hoy alcanzan
millones de millones de dólares cada 24 horas, y las Naciones Unidas, que no
pueden seguir dependiendo de míseras, insuficientes y tardías donaciones y limosnas,
dispondrían anualmente de un millón de millones de dólares para salvar
y desarrollar el mundo. !Óigase bien!, un millón de millones de dólares cada año.
No somos pocos los que ya en el mundo sabemos sumar, restar, multiplicar y
dividir. No exagero. Dada la gravedad y urgencia de los problemas actuales, que
amenazan incluso la existencia de la vida de nuestra especie en el planeta, es lo
que realmente se necesitaría antes de que sea demasiado tarde.
Póngase fin cuanto antes al genocidio del pueblo palestino (Aplausos), que
tiene lugar ante los ojos atónitos del mundo. Protéjase el derecho elemental a la
vida de sus ciudadanos, de sus jóvenes y sus niños. Respétese su derecho a la
independencia y a la paz, y nada habrá que temer de los documentos de las Naciones
Unidas.
Conozco bien que, en busca de alivio a la situación terrible en que se encuentran
sus países, muchos amigos africanos y de otras regiones sugieren la prudencia
necesaria para obtener algo en esta Conferencia. Los comprendo, mas no puedo
renunciar a la convicción de que cuanto con más franqueza se digan las verdades,
más posibilidades habrá de que se nos escuche y se nos respete (Aplausos).
Siglos de engaño son más que suficientes.
Me quedarían solo tres breves interrogantes a partir de una verdad que nadie
puede ignorar.
Los países capitalistas desarrollados y ricos hoy participan del sistema imperialista
y del orden económico impuesto al mundo, basados en la filosofía del egoísmo,
la competencia brutal entre los hombres, las naciones y los bloques, que es
ajena por completo a todo sentimiento de solidaridad y sincera cooperación internacional.
Viven bajo la atmósfera engañosa, irresponsable y alucinante de las sociedades
de consumo. Por sinceras que fuesen la fe ciega en tal sistema y las
convicciones de sus más serios estadistas, ¿serán capaces de comprender la gravedad
de los problemas del mundo actual, regido en su desarrollo incoherente y
desigual por leyes ciegas, el poder colosal y los intereses de las empresas
transnacionales, cada vez más grandes, más incontrolables y más independientes?
(Aplausos.) ¿Comprenderán el caos y la rebelión universal que se avecinan?
¿Podrán, aunque lo desearan, poner fin al racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y otras formas conexas, que son precisamente todas las demás?
Desde mi punto de vista, estamos ante una gran crisis económica, social y
política de carácter global. Hagamos conciencia de estas realidades. Surgirán alternativas.
La historia ha demostrado que solo de las grandes crisis han salido las
grandes soluciones. De las más variadas formas el derecho de los pueblos a la vida
y la justicia se impondrá inevitablemente.
!Creo en la movilización y la lucha de los pueblos! (Aplausos.)
!Creo en las ideas justas!
!Creo en la verdad!
!Creo en el hombre!
Gracias. (Ovación)
78
Palabra de Fidel
¡NO AL ALCA! (aparecido en P/L@414)
Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro
Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de
Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, con
motivo del Día Internacional de los Trabajadores, en la Plaza de la
Revolución, 1º de mayo del 2001.
Distinguidos invitados;
Queridos trabajadores;
Compatriotas:
Hace un año exactamente, nos reunimos aquí en histórica concentración. Ese
día, después de 41 años se cambió el desfile tradicional del Primero de Mayo por
Tribuna Abierta. Aquel fue un inolvidable acto de una inolvidable lucha.
Las imágenes fílmicas de aquel memorable día deberán preservarse con esmero
para que las futuras generaciones conozcan cómo sus padres forjaron la victoria,
y puedan vivir en parte las emociones de aquella jornada.
No hubo tregua cuando el padre regresó con el niño. Entonces la lucha apenas
comenzaba. Tomamos conciencia de que la causa que originaba aquellas y otras
tragedias permanecería indemne y no nos detendríamos, como juramos en Baraguá,
hasta que fuesen erradicadas todas.
Después de heroica resistencia, a 42 años de bloqueo genocida y cruel, entrá-
bamos al nuevo milenio con energías renovadas y multiplicadas fuerzas.
Una nueva era de lucha estaba comenzando. El imperio, mucho más poderoso,
había devenido superpotencia única; pero nuestro pueblo, recién salido de la
neocolonia, saturado de mentiras y propaganda macartista, poco instruido y casi
analfabeto políticamente, había dado un colosal salto en la historia: había erradicado
el analfabetismo y graduado cientos de miles de profesionales universitarios
que poseían una cultura política muy superior a la de su adversario histórico; un
pueblo que alcanza ya el más alto grado de unidad que había tenido jamás, que
acumula gran experiencia política y colosal fuerza moral, patriótica e internacionalista;
un pueblo que había soportado inconmovible la invasión de Girón, la Crisis
de Octubre, la guerra sucia, un bloqueo económico cada vez más riguroso, la
desaparición de la URSS y del campo socialista, los pronósticos de una imposible
supervivencia y un derrumbe seguro.
Hoy estamos frente a un adversario poderoso en todo menos en ética e ideas,
sin mensaje ni respuesta a los graves problemas políticos, económicos y sociales
que agobian al mundo actual.
Nunca hubo tanta confusión, descontento e inseguridad en la esfera internacional.
Al borde de una profunda crisis política y económica, el imperialismo no
puede escapar de su propia sombra. Está condenado a saquear cada vez más al
mundo y a promover el descontento y la rebelión universales, incluidos sus propios
aliados.
La población autóctona y los pueblos de América Latina y el Caribe han sido
víctimas, durante casi dos siglos, de la política expansionista de Estados Unidos
hacia el oeste y el sur del territorio original de las 13 Colonias, que se declararon
independientes del dominio inglés en 1776. Primero, casi exterminó a los indígenas
en su avance hacia el oeste. Más tarde, en 1835, promovió la independencia
de Texas, en la que numerosos colonos norteamericanos previamente se habían
asentado. En 1847 invadió y desató una brutal guerra contra México, como resultado
de la cual, en febrero de 1848, se apoderó del 55 por ciento de su territorio.
Así, exterminando indios y desalojándolos de las tierras donde habían vivido quién
sabe cuántos siglos, comprando territorios de antiguas metrópolis europeas,
anexándolos como hizo con Texas y conquistándolos como los que arrebató a
79
Selección de discursos
México, Estados Unidos, nutrido con grandes migraciones procedentes de Europa
en la segunda mitad del siglo XIX, se había convertido ya en poderosa y próspera
nación, mientras los Estados que surgieron del imperio colonial español desde la
Patagonia hasta las fronteras de Canadá tras las luchas iniciadas por Venezuela
en 1810, permanecían divididos y aislados.
El 20 de junio de 1898, Estados Unidos interviene militarmente en Cuba que,
tras heroica y prolongada lucha de sus mejores hijos, estaba a punto de alcanzar
su independencia frente a una exhausta y arruinada España. Nuestro país es
ocupado por Estados Unidos durante casi cuatro años.
En 1902, sus tropas abandonan la Isla, tras dejar implantada una neocolonia
cuyos recursos naturales, tierras y servicios quedaron en sus manos, garantizados
por una Enmienda impuesta a nuestra Constitución que le daba derecho legal
a intervenir militarmente en el país. El glorioso Partido creado por Martí había
sido disuelto; el Ejército Libertador, que luchó durante treinta años, fue desarmado.
Su lugar lo ocupó una institución militar organizada y entrenada por Estados
Unidos a imagen y semejanza de su propio ejército. El arbitrario derecho a intervenir
con cualquier pretexto fue más de una vez utilizado.
Puerto Rico, hermana gemela de Cuba en el empeño libertador como «de un
pájaro las dos alas», fue convertida en colonia de Estados Unidos, triste condición
que ha perdurado hasta hoy. Haití, República Dominicana, Guatemala, Nicaragua
y otras naciones de Centroamérica, e incluso México, fueron más de una vez militarmente
intervenidas directa o indirectamente por Estados Unidos. El istmo de
Panamá fue ocupado para concluir y garantizar el estratégico Canal que administr
ó durante casi un siglo. La penetración en el resto de las naciones de Sudamérica
se produjo mediante grandes inversiones, golpes de Estado, gobiernos militares y
creciente injerencia política, ideológica y cultural. Después de la Segunda Guerra
Mundial, las manejó todas a su antojo.
El primer gran freno al expansionismo y al dominio político y económico de
América Latina se produjo en Cuba con la Revolución del Primero de Enero de
1959. De ella surgió una nueva etapa en la historia de este hemisferio. El precio
pagado por nuestra Patria hasta hoy es conocido. Incluso, por ello estuvo a punto
de verse envuelta en una guerra nuclear.
Todo cuanto hicieron los gobiernos de Estados Unidos en este hemisferio hasta
el momento actual estuvo fuertemente influido por su obsesión y temor ante la
presencia desconcertante de la Revolución Cubana, desde los días de la invasión
mercenaria de Playa Girón y la Alianza para el Progreso hasta la declaración de
Bush en el búnker de Quebec, en la que invoca el nombre de José Martí, al que
atribuye una frase equivocada sobre la libertad. Mas, si el triunfo de la Revolución
Cubana los desconcertó, su admirable resistencia durante más de cuatro décadas
a veces da la impresión de haberlos desquiciado.
Con una abyección repugnante que pasará a la historia como ejemplo sin precedentes
de infamia, todos los gobiernos latinoamericanos, con excepción de México,
se sumaron con mayor o menor resistencia al aislamiento y al bloqueo a Cuba. La
OEA fue herida de tal forma, que no pudo restablecerse otra vez. Cuando se está
fraguando ya una gigantesca anexión de los países de América Latina a Estados
Unidos, nadie sabe por qué existe todavía y se gasta dinero en esa repugnante
institución, invalidada moralmente para siempre por el entreguismo y la traición.
Lo que la OEA hizo entonces como instrumento de Estados Unidos, es lo que el
imperio quiere hacer hoy con el ALCA; pero no para aislar a Cuba, sino para liquidar
la soberanía, impedir la integración, devorar los recursos y frustrar el destino
de un conjunto de pueblos que suman, sin incluir a los anglófonos, más de 500
millones de habitantes con lengua latina, cultura e historia comunes.
Si un día la OEA entregó su alma al diablo, traicionó y vendió a Cuba recibiendo
los países latinoamericanos, como premio, la cuota azucarera cubana, ascendente
a varios millones de toneladas de azúcar en el mercado norteamericano y
80
Palabra de Fidel
otras mercedes, ¿qué se puede esperar hoy de unos cuantos gobiernos burgueses
y oligárquicos, sin principios políticos ni éticos, que votaron junto a Estados Unidos
en Ginebra, por oportunismo o cobardía, para servirle en bandeja de plata
pretextos y justificaciones a un gobierno de extrema derecha de Estados Unidos,
con el objetivo de mantener su bloqueo genocida, e incluso podrían servir como
excusa para agredir al pueblo de Cuba?
Arrastrados por esa nefasta corriente anexionista, nada de extraño tiene que
otros muchos, en la desesperación de enormes e impagables deudas y de una total
dependencia económica, sean conducidos al suicidio del ALCA.
Hay políticos latinoamericanos que edulcoran sus almas cuando oyen hablar
de libre comercio, cual si vivieran todavía a mediados del siglo pasado cuando sólo
dependían de las exportaciones de productos básicos y clamaban por la supresión
de las trabas arancelarias de Estados Unidos. No se dan cuenta de que el mundo
ha cambiado, que muchos de aquellos productos como las fibras, el caucho y
otros materiales han sido sustituidos por productos sintéticos, o un alimento como
el azúcar de caña por la fructosa procedente del maíz, con más poder edulcorante
y menos calorías, preferida por muchas personas, o sabores artificiales como el de
la vainilla, la fresa y otros muchos que imitan los de frutas tropicales y
semitropicales. Sus mentes están congeladas en las demandas de hace medio siglo.
El veneno neoliberal y otras falsedades los ciega incurablemente, e incluso
engañan todavía a importantes sectores de la población que no comprenden la
esencia de los problemas que sufren, a los cuales no se les explica nada, o les
ocultan la información.
No cabe la menor duda de que al menos los gobiernos de dos países de los más
importantes de América Latina, como la Venezuela bolivariana y Brasil, la mayor y
más poblada nación latinoamericana, comprenden estas realidades y encabezan
la resistencia.
Para Cuba, es absolutamente claro que el llamado Acuerdo de Libre Comercio
de las Américas en las condiciones, plazo, estrategia, objetivos y procedimientos
impuestos por Estados Unidos, conducen inexorablemente a la anexión de América
Latina a Estados Unidos. Tal tipo de asociación entre una gigantesca potencia
industrial, tecnológica y financiera, con países que padecen un alto grado de pobreza,
subdesarrollo y dependencia financiera respecto a instituciones que están
bajo la égida de Estados Unidos, que controla, rige y decide en el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y otras,
impone tales condiciones de desigualdad, que sólo implicará la absorción total de
la economía de los demás países de América Latina y el Caribe por la economía de
Estados Unidos.
Todos los bancos, compañías de seguros, las telecomunicaciones, los servicios
navieros y las líneas aéreas serán norteamericanos. El comercio pasará a manos
norteamericanas, desde las grandes cadenas de comercialización hasta las ventas
de pizzas y McDonalds.
La industria química, la automotriz, la de producción de maquinarias y equipos
y otras que son fundamentales, pasarán a ser industrias norteamericanas.
Los grandes centros de investigación, la biotecnología, la ingeniería genética y
las grandes empresas farmacéuticas serán propiedad de las transnacionales de
Estados Unidos. Las patentes y tecnologías, casi sin excepción, serán norteamericanas.
Los mejores científicos latinoamericanos trabajarán en laboratorios norteamericanos.
Las grandes cadenas de hoteles serán norteamericanas.
La llamada industria de recreación será monopolio casi total de Estados Unidos.
Hollywood producirá, como suministrador casi exclusivo, películas y seriales
para los cines, las emisoras de televisión y los video cassettes de América Latina;
nuestros países, que ya alcanzan un consumo de alrededor del 80 por ciento,
verán crecer aún más el uso de esos productos destructores de sus valores y sus
81
Selección de discursos
culturas nacionales. ¡Y qué maravilloso: dos o tres Disneylandias serán con seguridad
construidas en Centro y Sudamérica!
Los pueblos latinoamericanos seguirían siendo fundamentalmente productores
de materias primas, creadores de bienes primarios y colosales ganancias para
el gran capital transnacional.
La agricultura norteamericana recibe subsidios que alcanzan 80 mil millones
de dólares, y seguirá recibiéndolos en el futuro de una u otra engañosa forma. Su
productividad por hombre y por hectárea, con empleo de grandes y sofisticadas
máquinas y abundantes niveles de fertilización, es mucho mayor. Cultivarán granos
genéticamente transformados, con rendimientos mucho mayores, independientemente
de que sean o no compatibles con la salud humana.
Como consecuencia, los cultivos de maíz, trigo, arroz, soya y otros granos casi
desaparecerán en muchos países latinoamericanos; no habrá para ellos ninguna
seguridad alimentaria.
Cuando una gran sequía u otras calamidades afecten la producción agrícola
en regiones enteras del mundo, grandes países como China, con abundantes reservas
en divisas convertibles, o la India, con menos reservas pero con determinados
recursos financieros, pueden verse obligados a comprar decenas de millones
de toneladas de granos. Si eso ocurre, los precios pueden adquirir niveles
inalcanzables para muchos países latinoamericanos, si sus producciones de granos
son liquidadas por el ALCA. Por grandes que sean las cosechas, Estados Unidos
sólo puede producir una pequeña parte de los alimentos que necesita una
población mundial creciente, que hoy alcanza más de 6 mil 100 millones de habitantes.
La disminución de la producción de los alimentos en América Latina puede
afectar no sólo a esos países, sino también al resto del mundo.
Latinoamérica seguirá desempeñando, en condiciones cada vez más difíciles e
insoportables, el triste papel de suministradora de materias primas y mano de
obra cada vez más barata, comparada con los salarios que se pagan en Estados
Unidos, 15 ó 20 veces mayores que los que las grandes transnacionales pagan en
las fábricas que instalan en la región, las que además emplean cada vez menos
personas por el nivel de automatización y la productividad que alcanzan. Es ilusoria,
por tanto, la idea de que traerían abundantes puestos de trabajo. La agricultura,
que suele ocupar en cambio un número de trabajadores más elevado, se vería
afectada por las razones señaladas. El desempleo, por tanto, crecería considerablemente.
En Alemania y otros países europeos padecen desempleos de hasta un
10 por ciento, a pesar de la enorme cantidad de industrias y servicios que poseen.
Las naciones latinoamericanas estarían llamadas a convertirse en enormes
zonas francas que no pagan impuestos, o sólo muy reducidos. Los países han sido
puestos a competir entre sí buscando a cualquier precio las inversiones extranjeras.
Se les invita a producir vegetales de estación y frutas tropicales, que podrían
suministrar a todo el mercado norteamericano con menos de un millón de hectá-
reas de tierras bien cultivadas.
Tal vez reciban un número mayor de turistas norteamericanos que viajarán
por el inmenso territorio de Centro y Sudamérica, que se alojarán en hoteles norteamericanos,
viajarán en líneas aéreas o en cruceros norteamericanos, utilizarán
servicios de comunicación norteamericanos, comerán en restaurantes norteamericanos,
comprarán en tiendas norteamericanas mercancías producidas en empresas
norteamericanas con petróleo y materias primas latinoamericanas; exportar
án combustible, cobre, bauxita, carne (si no hay fiebre aftosa), bananas y otras
frutas si no hay medidas proteccionistas no arancelarias, y quizás algunas
artesanías.
¿Qué irá quedando? La condición de trabajadores de las empresas norteamericanas
en los empleos por lo general peor remunerados y más duros, o como
sirvientes de las casas de los ejecutivos y jefes norteamericanos, los profesionales
de alta calificación, o de lo que quede de las burguesías locales. Sólo minorías de
82
Palabra de Fidel
burgueses privilegiados y sectores o capas medias de aristocracia obrera tendrán
algo que ganar. Habrá grandes masas de fuerzas laborales excedentes, como ocurre
hoy en Argentina, cuyos índices de desempleo alcanzan entre el 15 y el 20 por
ciento y no tendrán subsidio alguno. En eso pueden apreciarse los frutos de la
globalización neoliberal, a pesar de las decenas de miles de millones de dólares de
capital extranjero invertidos, la privatización y venta a empresas foráneas de la
casi totalidad de las empresas estatales y la enorme deuda contraída por grandes
préstamos recibidos.
El ALCA significará más neoliberalismo, menos protección a la industria y a
los intereses nacionales, más desempleo y problemas sociales.
Es absolutamente seguro que las monedas nacionales desaparecerán. Ninguna
podrá sostenerse; serán sustituidas por el dólar. Aun sin ALCA, hay ya una
fuerte corriente en esa dirección, que involucra a varios países a partir de la decisi
ón adoptada por Ecuador. La Reserva Federal de Estados Unidos dictará la polí-
tica monetaria de cada uno de ellos. El ALCA, que beneficia sólo al gran capital
transnacional, tampoco beneficiará a los trabajadores norteamericanos, muchos
de los cuales quedarán sin empleo. Por eso también sus representantes protestan
en Quebec con creciente fuerza, y protestaron antes con gran furia contra la OMC
en Seattle.
Si Cuba no hubiese sido soberana en política monetaria, no habría podido
jamás revalorizar siete veces el valor del peso entre 1994 y 1999, ni habría sido
posible vencer el período especial.
Dos factores fueron decisivos: no pertenecer al Fondo Monetario Internacional
y tener una política monetaria independiente.
A partir del instante en que lo dicho anteriormente sobre el ALCA ocurra, ya no
podría hablarse de independencia y la anexión comenzaría a ser una realidad. No
hay un ápice de exageración en lo que hasta aquí he afirmado.
Lo peor, lo más triste, cínico e hipócrita, es que este monstruoso paso se pretenda
llevar a cabo sin consultar al pueblo. Esa es toda la democracia que pueden
concebir el imperio y sus lacayos.
Si bien albergo la más firme convicción de que América Latina y el Caribe
podrán ser devorados, pero no digeridos por el decadente imperio, ya que los pueblos
harían renacer las naciones de nuestro continente de sus propias cenizas
para integrarse entre ellas, como deben integrarse y unirse en busca de un destino
superior y más decoroso, sería mucho mejor que los cientos de millones de latinoamericanos
y caribeños nos ahorremos una durísima etapa de posterior lucha
por nuestra liberación.
¡Evitemos la anexión, exijamos resueltamente y desde ahora que ningún gobierno
pueda vender una nación a espaldas del pueblo! ¡No puede haber anexión
si hay plebiscito! Sembremos conciencia del peligro y de lo que significa el ALCA.
Reavivemos la dignidad y los sueños de Bolívar, la dignidad y los sueños de
San Martín, O’Higgins, Sucre, Morazán, Hidalgo, Morelos, Juárez y Martí (Aplausos).
¡Que nadie se haga ilusiones de que los pueblos se cruzarán de brazos y permitir
án ser vendidos como esclavos en subasta!
Hoy haremos la primera protesta. Con centenares de miles de cubanos, dentro
de unos minutos partiremos en marcha latinoamericana de protesta ante la Oficina
de Intereses de Estados Unidos, con la consigna de ¡Anexión no, plebiscito sí!
¡Anexión no, plebiscito sí! ¡Anexión no, plebiscito sí! (Aplausos y Exclamaciones
de: «¡Anexión no, plebiscito sí!» ) Que resuene bien alto y se escuche en Washington.
Digamos hoy, en compañía de cientos de líderes y representantes de los trabajadores
de América Latina, del Caribe, Estados Unidos, Canadá, Europa, Asia y
África: ¡Independencia de América Latina y el Caribe o Muerte!
¡Hasta la victoria siempre!
¡Venceremos!
(Ovación)
83
Selección de discursos
Mensaje de Fidel a los manifestantes de Quebec
Acabamos de ver por Televisión las imágenes de la forma brutal con que las
autoridades de Canadá reprimen las manifestaciones pacíficas de los que protestan
contra el crimen que se quiere cometer contra los derechos políticos y econó-
micos de los pueblos de América Latina y el Caribe en Quebec. ¡Es una vergüenza!
Deseo expresarles en nombre del pueblo de Cuba, nuestra simpatía y admiraci
ón por el comportamiento valiente y heroico de los que allí luchan por tan justa
causa.
Así tratan a sus propios pueblos los gobiernos que intentan engañar al mundo
llamándose defensores de los derechos humanos. Así pretenden descargar sus
conciencias por los millones de niños, mujeres, adultos y ancianos que, pudiendo
salvarse, mueren cada año de enfermedad y hambre en el mundo. Mas no podrán
sostener el orden injusto que han impuesto a la humanidad.
Les transmitimos nuestra más plena solidaridad.
Cuba los apoya, los abraza y los saluda fraternalmente,
Fidel Castro Ruz
Abril 20 del 2001- 6:00pm
84
Palabra de Fidel
Discurso pronunciado en la Cumbre del Milenio, Naciones Unidas,
Nueva York, 6 de septiembre del 2000.
Excelencias:
En nuestro mundo reina el caos dentro y fuera de las fronteras. Leyes ciegas
son presentadas como normas divinas que traerán la paz, el orden, el bienestar y
la seguridad que tanto necesita nuestro planeta. Eso quieren hacernos creer.
Tres decenas de países desarrollados y ricos que monopolizan el poder econó-
mico, tecnológico y político, se reúnen aquí con nosotros para ofrecernos más de
las mismas recetas que han servido sólo para hacernos cada vez más pobres, más
explotados y más dependientes.
No se habla siquiera de reformar radicalmente esta vetusta institución, nacida
hace ya más de medio siglo, cuando sólo existían unos pocos países independientes,
y convertirla en un órgano que represente verdaderamente los intereses de
todos los pueblos del mundo sin que exista para nadie el irritante y antidemocrático
derecho de veto, e iniciar un sano proceso que implique la ampliación del número
de miembros y la representatividad del Consejo de Seguridad como un órgano
ejecutivo subordinado a la Asamblea General, la cual debería tomar las decisiones
en temas tan vitales como la intervención y el uso de la fuerza.
Hay que acabar de plantear con toda firmeza que el principio de la soberanía
no puede ser sacrificado en aras de un orden explotador e injusto en el que, apoyada
en el poder y su fuerza, una superpotencia hegemónica pretende decidirlo
todo. Eso Cuba no lo aceptará jamás.
Las causas fundamentales de los actuales conflictos están en la pobreza y el
subdesarrollo que prevalecen en la inmensa mayoría de los países, y en la desigual
distribución de las riquezas y los conocimientos que impera en el mundo. No puede
olvidarse que el subdesarrollo y la pobreza actuales son la consecuencia de la
conquista, la colonización, la esclavización y el saqueo de la mayor parte de la
Tierra por las potencias coloniales, el surgimiento del imperialismo y las guerras
sangrientas por nuevos repartos del mundo. Hoy tienen la obligación moral de
indemnizar a nuestros países por el daño que les hicieron durante siglos.
La humanidad debe tomar conciencia de lo que hemos sido y de lo que no
podemos seguir siendo. Hoy nuestra especie ha adquirido conocimientos, valores
éticos y recursos científicos suficientes para marchar hacia una nueva etapa hist
órica de verdadera justicia y humanismo.
Nada de lo que existe en el orden económico y político sirve a los intereses de la
humanidad. No puede sostenerse. Hay que cambiarlo. Basta recordar que somos
ya más de 6 mil millones de habitantes de los cuales el 80 por ciento es pobre.
Enfermedades
milenarias de los países del Tercer Mundo como la malaria, la tuberculosis, y
otras igualmente mortíferas no han sido vencidas; nuevas epidemias como el SIDA
amenazan con extinguir la población de naciones enteras, mientras los países
ricos invierten sumas fabulosas en
gastos militares y lujos, y una plaga voraz de especuladores intercambian
monedas, acciones y otros valores reales o ficticios, por sumas que se elevan a
millones de millones de dólares cada día. La naturaleza es destrozada, el clima
cambia a ojos vista, las aguas para el consumo humano se contaminan y escasean;
los mares ven agotarse las fuentes de alimentos para el hombre; recursos
vitales no renovables se derrochan en lujos y vanidades.
Cualquiera comprende que el objetivo fundamental de las Naciones Unidas, en
el siglo apremiante que comienza, es el de salvar al mundo no sólo de la guerra
sino también del subdesarrollo, el hambre, las enfermedades, la pobreza y la destrucci
ón de los medios naturales indispensables para la existencia humana. ¡Y
debe hacerlo con premura antes de que sea demasiado tarde!
85
Selección de discursos
El sueño de alcanzar normas verdaderamente justas y racionales que rijan los
destinos humanos, a muchos les parece imposible. ¡Nuestra convicción es que la
lucha por lo imposible debe ser el lema de esta institución que hoy nos reúne!
Muchas gracias.
Intervención en la Mesa Redonda No.2 de la Cumbre del Milenio,
Naciones Unidas, Nueva York, 7 de septiembre del 2000.
Yo he meditado mucho sobre la seriedad de estos temas y una serie de datos,
pero pienso que este es un tema que se viene discutiendo hace más de 40 años, y
en realidad no avanzamos, sino retrocedemos.
Una prueba de lo que digo es que, en la actualidad, en más de 100 países el
ingreso por habitante es inferior al de hace 15 años.
Cada cual expuso aquí los puntos que más quisieron transmitir, dentro de la
brevedad del tiempo disponible, y quiero expresar que a mí me traumatizan los
temas relacionados con el desastroso estado de salud que hoy está padeciendo el
mundo, especialmente los países del Tercer Mundo. No me gusta usar mucho los
datos, pero voy a usar algunos de ellos.
La esperanza de vida en el África subsahariana alcanza apenas los 48 años.
Esto es 30 años menos que los países desarrollados.
El 99,5% de todas las muertes maternas ocurren en el Tercer Mundo.
El riesgo de muerte materna en Europa es de 1 muerte por cada 1.400 partos;
es en África de 1 por cada 16. El número de los que mueren está en proporción
similar.
Más de 11 millones de niños menores de 5 años mueren cada año en el Tercer
Mundo a causa de enfermedades previsibles en la inmensa mayoría de los casos:
más de 30.000 cada día, 21 cada minuto. Mientras hablamos aquí nosotros, mueren
100.
Dos de cada cinco niños en los países del Tercer Mundo padecen de retraso en
el crecimiento, y uno de cada tres, de bajo peso para su edad.
Dos millones de niñas son forzadas a ejercer la prostitución.
En los países subdesarrollados alrededor de 250 millones de niños menores de
15 años se ven obligados a trabajar para sobrevivir.
Aquí se ha planteado por numerosas personas de las que han hablado la cuesti
ón del SIDA. A mí me dio la impresión hace algunos meses, a raíz de la reunión
de Durban, como que la tragedia del SIDA en el África hubiese sido descubierta
por Occidente, y allí ocurrió, en esa conferencia que los cables transmitieron ampliamente,
que se habló de cómo reducir el costo de la atención para una persona
infectada de SIDA a fin de que sobreviva. Todos sabemos que el costo es de 10.000
dólares por persona infectada. Allí se afirmó por representantes de países occidentales,
países europeos en general, que había que buscar fórmulas para reducir los
costos. Cualquiera conoce que producir esos medicamentos cuesta alrededor de
1.000 dólares por enfermo, y eso, a partir de una fórmula perfecta y un coctel
perfecto, se puede resolver con mucho menos dinero. Y unos cuantos representantes
africanos expresaron una realidad: que aunque les regalasen los medicamentos,
no tenían infraestructura para distribuirlos y aplicarlos.
He escuchado también, por otro lado, a representantes de países
industrializados como Francia, Suecia, Alemania y otros aquí presentes, la disposici
ón de ayudar a estos países del Tercer Mundo.
Esta es una cuestión de vida o muerte. Yo pensaba, ¿qué podríamos hacer?
Recordarles que Cuba es un país pequeño, pobre. Algo más: hostigado y bloqueado.
Pero no es eso de lo que quiero hablarles. Gracias a los profundos programas
de educación que se han llevado a cabo durante muchos años, Cuba dispone hoy
86
Palabra de Fidel
de un importante capital humano, y el capital humano es decisivo; yo diría que es
más importante aún que el capital financiero. Y nuestro país dispone de suficiente
personal médico, si las Naciones Unidas lo decide, para cooperar con la Organizaci
ón Mundial de la Salud y con los pueblos del África subsahariana, que son los
que están padeciendo en mayor grado este flagelo destructor, para organizar, de
manera emergente, la infraestructura necesaria para poder aplicar esos medicamentos
en África. No estoy exagerando. Esto puede significar 1.000 médicos, 2.000,
3.000 trabajadores de la salud, entre los que están paramédicos, los necesarios
para llevar a cabo ese programa en conjunto.
No h abría que esperar a que murieran millones de niños; se podría lograr que
sobreviviera una buena parte de los 25 millones de personas infectadas, evitar
que siguiera creciendo el número de huérfanos, que ya son 12 millones, y que
dentro de algunos años serán alrededor de 40, ¡una tragedia dantesca!
No hay país que pueda desarrollarse, cualesquiera que sean los recursos, si
tiene un 25%, un 30% de personas infectadas, millones y millones de huérfanos. A
mi juicio, eso significaría, realmente, el exterminio de naciones enteras de África,
y es posible que de una gran parte del continente africano. Esa es la realidad.
Por eso yo, que tal vez no iba a hablar, llegué después de iniciada la reunión
porque estaba en el plenario, al escucharlos a ustedes decidí plantear esto, así, en
concreto: Cuba ofrece a las Naciones Unidas, a la Organización Mundial de Salud
y a los países africanos, el personal necesario para hacer programas no solo de
SIDA, sino incluso para otros problemas de salud, y también para formar personal
allí sobre la marcha: técnicos, enfermeras.
En los lugares adonde vamos lo primero que hacemos es crear una facultad de
medicina. África necesita cientos de miles de médicos para disponer de un médico
cada 5.000 habitantes; nuestro país dispone hoy de 1 cada 168 habitantes. Tenemos
experiencia en salud, actualmente alrededor de 2.000 están trabajando y
prestando excelentes servicios en el exterior. Es lo que quiero plantear aquí en
concreto, con espíritu de cooperación. Y ojalá que los países europeos, países
industrializados que están aquí presentes, tomen en cuenta esto que estoy planteando,
y se pueda hacer un esfuerzo por contribuir a buscar los medicamentos,
por abaratar esos medicamentos.
Eso es peor que las guerras que están teniendo lugar en el mundo. En África
mueren –en este momento se están muriendo- un millón de personas cada año
por la malaria, se infectan de 300 a 500 millones; además, están muriendo 2
millones de personas de SIDA, y por cada dos que mueren, de cuatro a cinco se
infectan —conocemos que no se ha avanzado lo suficiente por una vacuna, y no se
sabe cuándo va a aparecer—, y mueren 3 millones de tuberculosis.
Estamos proponiendo, en concreto, un programa para África. No estoy exagerando
en lo más mínimo, y no estamos buscando nada. Nuestros médicos adonde
van no hablan ni de religión, ni de política, ni de filosofía, llevan años cumpliendo
misiones y han adquirido un gran respeto y un gran reconocimiento por parte de
la población.
Dejo esta proposición en manos de esta mesa redonda de las Naciones Unidas,
y más nada.
Muchas gracias, señor Presidente.
87
Selección de discursos
Intervención en la Mesa Redonda No. 3 de la Cumbre del Milenio,
“El papel de las Naciones Unidas en el Siglo XXI”, Naciones Unidas,
Nueva York, 7 de septiembre de 2000.
Colegas:
Quedamos unos pocos leales aquí al término de este fascinante tema. Los dem
ás son también leales al tema, pero comprendo perfectamente que compromisos
previos no les han permitido estar todo el tiempo. Yo casi por una cuestión de
conciencia voy a decir unas pocas palabras, a partir de las más íntimas convicciones
sobre lo que se ha estado discutiendo.
Tú hablabas (se refiere al Presidente Chávez) de que mañana tienes que pronunciar
un breve discurso. No sé cuánto tiempo te den.
Presidente Chávez.- Cinco minutos.
Cmdte.- ¿Cinco minutos para todo esto? (Risas) Bueno, está bien, tú has logrado
dirigir una mesa redonda… interesante. Yo estuve en la de esta mañana, pero
les aseguro que he experimentado un gran sentimiento de satisfacción al escuchar
las cosas que se han dicho aquí.
Si en vez de las personas que aquí estamos, incluso representantes de algunos
países desarrollados, hubiesen estado 100 países del Tercer Mundo, además de
los aquí presentes habrían expresado más o menos los mismos puntos de vista
que se han expresado aquí.
De modo que cuando tú hables, lo que puedas decir durante algunos minutos
estoy seguro que recogerá este sentimiento que se ha manifestado en la tarde de
hoy, y nosotros gustosamente —yo por lo menos, y estoy seguro de que todos los
demás— te concedemos un voto de confianza para que, como Presidente de la
Mesa, expreses de alguna forma lo más elegante posible, pero ajustada a la verdad,
y puedas hablar en nuestro nombre de las preocupaciones que hemos expresado.
Tengo presente el recuerdo del momento en que se fundaron las Naciones Unidas:
inmediatamente después de una guerra terrible contra el nazismo, en que se
produjeron inusitadas alianzas entre fuerzas de distintas corrientes ideológicas
para luchar contra aquel terrible mal que amenazaba a la humanidad.
Aquella guerra costó 50 millones de vidas. Emergieron victoriosos un grupo de
los principales países beligerantes, que en unión de otros de menor peso fundaron
esta institución. Hasta Cuba estaba allí; Cuba no tenía nada de independencia,
Cuba era una semicolonia, y a decir verdad casi todos los demás países latinoamericanos
eran semicolonias, y la mayor parte de los países aquí presentes no
eran entonces independientes.
Estamos viviendo una situación completamente nueva, realmente hoy no se
puede hablar de un sistema de Naciones Unidas; no existe un sistema de Naciones
Unidas, lo que existe realmente en la actualidad es un sistema de dominación de
casi todos los países del mundo por un reducido grupo de potencias que, bajo la
égida de Estados Unidos, la más poderosa de todas, determinan todos los asuntos
de nuestro mundo.
Yo veía ayer una imagen de lo que son las Naciones Unidas en la actualidad.
En el almuerzo, donde había un gran número de mesas, en unas mesas estábamos
los plebeyos, y en otra —la observaba atentamente— estaban los poderosos
que gobiernan este mundo. Digamos los que lo gobiernan en un sentido político,
no puedo decir que todos en un sentido económico; estaba también allí en esa
mesa un subgrupo que domina al mundo no sólo política sino también económicamente.
Presidiendo la mesa, como es lógico, estaba nuestro ilustre amigo, el
Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, que debía pronunciar un
discurso; junto a él, es igualmente lógico, estaba el Presidente de Estados Unidos;
a su izquierda estaba nuestro amigo el Presidente de Malí, porque hacía falta colorear
aquello de alguna forma; a la derecha del Presidente Clinton estaba el Presi-
88
Palabra de Fidel
dente de Francia; y de inmediato, dándole también un cierto color, una ilustre
personalidad, que es nuestro amigo Obasanjo. A la izquierda del Presidente de
Malí estaba Jiang Zemin, gran país, que no domina económicamente al mundo,
pero sí tiene una gran cuota de poder político; a la izquierda de Jiang Zemin, el
Primer Ministro de Gran Bretaña, y un poco más acá, de espalda al punto de
observación mío, estaba el Presidente de Rusia, que no es una gran potencia econ
ómica, pero sí una gran potencia política, y especialmente una gran potencia
militar. Yo distingo entre una superpotencia que puede destruir a la gran potencia
unas 12 ó 14 veces, y una gran potencia que puede destruir a aquella unas 6 ó 7
veces. De modo que sobra el poder de cada una de ellas para destruirse mutuamente.
También hay problemas complejos, aquí se podrían haber discutido las consecuencias
que va a tener para el mundo el proyectado escudo nuclear. Basta un poco de
sentido común, y quienes hayan oído a los candidatos, uno que quiere un escudo
parcial y otro total, se da cuenta de las consecuencias que tales locuras pueden
tener para el Tercer Mundo, ese mundo del cual hablamos con vistas al desarrollo.
Bien, esa era la estampa real de nuestras Naciones Unidas.
Alguien dijo aquí, creo que fue el Primer Ministro de Belice, que los que tienen
derecho a decidir si se mantiene o no el derecho al veto son los que pueden vetar
cualquier acuerdo de todos nosotros y cualquier proposición en el sentido opuesto.
Eso equivale a una especie de derecho divino, el veto, con un poder absoluto,
al lado del cual aquel de Luis XIV no era nada. Si ese personaje histórico pudo
decir: “El Estado soy yo”, cualquiera de los que estaban en aquella mesa como
miembros permanentes del Consejo de Seguridad podrían decir: “Las Naciones
Unidas soy yo”, en especial la superpotencia más poderosa en todos los terrenos.
Esa es la realidad, lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que eso pueda ser
eterno; y no puede serlo, porque el actual orden político y económico que impera
en el mundo es, sencillamente, insostenible, y conduce a la catástrofe.
Ese poder es muy grande, sobre todo el de la superpotencia, ya que es el mayor
poder económico, el mayor poder político, el mayor poder militar, el mayor poder
tecnológico, el mayor poder científico. Cuando el Presidente de Santa Lucía hablaba
de que tienen dos premios Nobel, yo estuve a punto de preguntarle dónde estaban,
porque yo tengo los datos de que en los últimos diez años se robaron 19
premios Nobel en Física, de 21, 17 en Medicina, de 24, y 13 de Química, de 22.
Todos los premios científicos se los llevan. Y no se los lleva sólo del Tercer Mundo,
se los lleva de Europa. Desde que se fundó el BID hace 40 años, a latinoamericanos
y caribeños nos han robado un millón de profesionales, incluso las mejores
inteligencias. Nos han despojado hasta de los mejores talentos. Los hemos formado
nosotros en nuestras modestas universidades, pero a los más inteligentes se
los llevan. ¡Un millón!
El costo en Estados Unidos —un día hice el cálculo—, de ese millón de profesionales,
sería de alrededor de 200 mil millones de pesos. Y no se cuentan ahí los
estudios de preuniversitario, de secundaria, de primaria. A nosotros nos han despojado
hasta de nuestras inteligencias. ¿Qué instrumentos de dominación son los
que entre otros usan? Los de las modernas tecnologías.
Yo tenía además unos datos aquí, pero para qué los voy a mencionar. Yo quer
ía hablar un poco de la situación económica, no ya sólo de la social y humana.
Creo que tenía por ahí el dato de que los países desarrollados controlaban el 97%
de las patentes. Poseen todo el dinero del mundo, en virtud de un sistema que se
creó al final de la última guerra. Todos saben la pugna entre las ideas que tenía
Keynes, el inglés, y las de White, el norteamericano que presidió la delegación
norteamericana en Bretton Woods. Unos concebían un sistema económico más
lógico. Estados Unidos tenía entonces el 80 por ciento del oro del mundo. De Bretton
Woods sale un sistema monetario que daba todos los poderes a Estados Unidos.
Después viene el poder de veto total y absoluto allí en el Fondo Monetario y en el
Banco Mundial, otro gran instrumento de poder económico de Estados Unidos,
89
Selección de discursos
que son los únicos que cuentan con la facultad de vetar. Ha sido concebido un
sistema económico en virtud del cual ese país rige todo lo nuevo que se crea; la
OMC, el proyecto de Acuerdo Multilateral de Inversiones —algo que quisieron introducir
de contrabando— y otras muchas instituciones, la cuales conducen al
despojo total de nuestras prerrogativas en todos los campos.
Cesen las tarifas, permitan a Pulgarcito competir con Gulliver en materia de
producciones, de tecnologías y de todo lo demás. No hay ninguna posibilidad para
nuestros países. A mí me parece que es muy alentador ver que nuestros países
van tomando conciencia de todo esto. Yo creo que hay que hacer conciencia, hablar
con claridad. Cada vez que podemos transmitir un mensaje, lo transmitimos
por todos los medios. Aunque ellos son los dueños de los medios masivos más
importantes del mundo, de los medios de comunicación, nosotros, los pobrecitos,
tenemos posibilidades de hacer llegar nuestros mensajes de distintas formas. Nosotros
en nuestra batalla contra el bloqueo y contra otras muchas cosas, podemos
hacer llegar a través de satélites a muchos centros universitarios de este país
nuestro mensaje. Y por Internet, a cualquier rincón de la tierra.
Ayer estábamos escuchando nuestro programa de la televisión en Cuba por
Internet, una Mesa Redonda. Es decir, hay medios, muchos medios. Sin embargo,
creo que el más importante medio para tomar conciencia de todo está en nuestros
criterios y que han sido expresados en la tarde de hoy. Y la crisis. No recuerdo
ningún momento de la historia en que los grandes problemas no se hayan resuelto
a través de las grandes crisis, y el actual orden conduce a una enorme crisis.
Ya no existe la economía real. Existe una economía virtual. Las exportaciones
mundiales ascienden a algo más de 6 millones de millones de dólares al año. Sin
embargo, diariamente todo el mundo sabe que se realizan alrededor de 1,5 millón
de millones de operaciones especulativas con la moneda, al desaparecer la
convertibilidad del dólar en oro, cuando ya precisamente a Estados Unidos, de los
30 mil millones en oro que tenía al principio, le quedaban nada más que 10 mil en
1971. Con los 30 mil mantuvo estabilidad, porque compraba oro cuando sobraba
y vendía oro cuando faltaba. Eso lo sabe todo el mundo. Pero Nixon en 1971,
después de gastar tantos cientos de miles de millones sin impuestos en la guerra
de Viet Nam, sencillamente toma la decisión unilateral, sin contar con nadie, y
suprime la convertibilidad del dólar en oro. Ahí empezó la inestabilidad de todas
las monedas. De Gaulle se oponía a eso —claro que se oponía, porque sabía lo que
venía después. Entonces se desata la especulación que hoy alcanza un millón y
medio de millones de dólares en operaciones especulativas diarias con las monedas,
a lo que se suma otro millón y medio de millones especulando con acciones y
con valores de todo tipo. Eso no tiene nada que ver con economía real.
Algunas acciones de bolsa en sólo ocho años, por ejemplo, han convertido un
valor de mil dólares en un valor de 800 mil; es algo que se crea con la imaginación,
basado en perspectivas, aunque dichas empresas tengan pérdidas. Se ha creado
una economía virtual colosal. Se ha inflado un enorme globo que un día revienta,
y va a reventar ese globo por ley inexorable. Entonces vamos a tener la gran crisis
que tal vez ayude a crear un nuevo orden político y económico mundial.
Mientras tanto podemos hacer conciencia, profundizar en todos estos problemas,
transmitir ideas, como todas las que se han expresado aquí. Porque se puede
expresar todo lo que se dijo aquí y muchas otras ideas. No podemos ser pesimistas.
Yo tengo la convicción de que esto se producirá dentro de un período de tiempo
y no muy largo. Conocemos todo lo que se está planeando para dividir el mundo
en el próximo siglo. Los dos candidatos de este país han dicho que este será para
América Latina el «siglo norteamericano». Y surgen contradicciones no sólo con los
países del Tercer Mundo, surgen también con Europa por conflicto de intereses.
Alguien dijo hoy con mucha sabiduría que la globalización comenzó hace siglos
con el reparto del mundo. Antes de la primera guerra mundial hubo una expansi
ón de las inversiones en el exterior. Ahora hay un tipo nuevo de globalización
90
Palabra de Fidel
que corresponde a circunstancias especiales, apoyada en las comunicaciones; todo
lo que está ocurriendo.
Entonces, yo parto de esa convicción de que vendrá una crisis. Hoy ha habido
aquí una especie de rebelión. Aquí se ha expresado… al menos han servido esta
Asamblea y esta reunión para que nos expresemos libremente en este saloncito y
digamos lo que pensamos. Pero estoy seguro de que cada vez más personas se van
a atrever a decir lo que piensan, a pesar de la dependencia del Banco Mundial, del
Fondo Monetario, del crédito tal y más cual. Nosotros tenemos el privilegio de
poder hablar con absoluta libertad, porque no dependemos ni del Fondo Monetario
ni del Banco Mundial, hemos resistido durante 10 años el doble bloqueo —
cuando se derrumbó la URSS quedamos doblemente bloqueados—, y hemos resistido
por la obra que hizo la Revolución durante 30 años, porque teníamos un país,
un pueblo con una cultura política y gran espíritu de solidaridad. ¡Medio millón de
cubanos cumplieron voluntariamente misiones internacionalistas! Y no exageraba
cuando decía que podíamos disponer de 6 mil médicos. Nosotros tenemos reservas
para movilizar en cuestión de semanas 6 mil médicos a base de voluntariedad,
que es como lo han hecho siempre. Por eso cuando hablaba esta mañana de
un programa que proponíamos, cuando estábamos hablando del SIDA, frente al
cual no se pueden aplicar los medicamentos modernos aunque los recibieran gratuitamente,
porque no existe una infraestructura, nosotros dijimos que podemos
apoyar a las Naciones Unidas y a la OMS y a los pueblos de África en la creación de
una infraestructura de forma emergente; en un año se podría crear todo. No se
puede esperar a que muera un montón de millones, a que siga propagándose esta
plaga que puede liquidar a un continente entero, para trabajar y hacer algo. Y
quedó ahí.
A mí me parece que va a ser de gran utilidad este encuentro, porque se han
conocido muchas personas, han hablado, han intercambiado ideas. Aquí en esta
Mesa Redonda estoy seguro de que, como en ningún otro lugar, se han expresado
aquellas cosas que más duelen. Yo creo que tú, Chávez, desde la Presidencia, has
contribuido a que esos sentimientos se expresen.
Me iré con la impresión de que en esta Mesa Redonda han hablado todos. Aquí
no estaba presente ninguno de los poderosos reunidos en la mesa del almuerzo de
ayer. Aquí estamos un poco los más pequeños, los plebeyos, algunos de los países
grandes como la India, es decir, los dolientes, estamos aquí y hemos podido hablar
con una gran libertad. Me parece altamente positivo.
Yo continuaré meditando, porque paso muchas horas y mucho tiempo leyendo,
buscando información, tratando de saber lo que pasa, y para mí constituye un
aliento muy grande porque veo que se está haciendo conciencia. Con la conciencia
podemos presionar, luchar. No se nos puede desconocer diciendo verdades, verdades
y verdades. Y con ello, cuando una crisis surja, estaremos preparados para
un cambio en estas instituciones, y tenemos que estar preparados para un cambio
del orden político y económico que hoy impera en el mundo.
Excúsenme que me haya extendido, pero quedará constancia, porque lo tengo
grabado aquí, tengo una pequeña grabadora para captar lo que estoy diciendo. Me
alegro de que se haya captado. No sé si me meterán preso por eso, pero a mí me
gusta la constancia histórica y después recordar y meditar sobre cada una de las
cosas. Me gusta tener la constancia y estudiar.
Valía la pena haber venido a esta reunión, en medio de los mayores o menores
inconvenientes que yo suelo tener cuando viajo a Nueva York, por obvias y conocidas
razones; pienso que valía la pena no sólo por los innumerables amigos que
tuve oportunidad de saludar, sino por lo que he escuchado en esta Mesa Redonda.
Muchas gracias.
Presidente Chávez.- Gracias, Fidel. Ten la seguridad de que no irás a prisión
porque esta Mesa te absolverá.
Gracias por tus comentarios.
91
Selección de discursos
Discurso pronunciado en la sesión inaugural de la Cumbre Sur, La
Habana, 12 de abril de 2000.
Excelencias;
Distinguidos delegados e invitados:
Nunca antes la humanidad tuvo un potencial científico-técnico tan formidable,
una capacidad de generación de riqueza y bienestar tan extraordinaria, y nunca
antes el mundo fue tan desigual y la inequidad tan profunda.
Las maravillas tecnológicas, que han hecho más pequeño al planeta en términos
de comunicaciones y distancias, coexisten con la enorme y cada vez mayor
distancia entre riqueza y pobreza, entre desarrollo y subdesarrollo.
La globalización es una realidad objetiva, que pone de manifiesto nuestra condici
ón de pasajeros en un mismo barco, este planeta habitado por todos. Pero en
ese barco los pasajeros viajan en condiciones muy desiguales.
Una exigua minoría viaja en camarotes de lujo dotados de Internet, teléfonos
celulares, acceso a redes globales de comunicación; disponen de dieta alimenticia
abundante y balanceada; consumen agua limpia; tienen atención médica sofisticada
y acceso a la cultura.
Una abrumadora y doliente mayoría viaja en condiciones que semejan las horribles
travesías del comercio de esclavos entre África y América en el pasado colonial.
Hacinados en bodegas insalubres, con hambre, enfermedad y desesperanza,
viajan en ese barco el 85 por ciento de sus pasajeros.
Es evidente que carga demasiada injusticia para mantenerse a flote, y sigue un
curso tan irracional y absurdo que no puede ser capaz de arribar a puerto seguro.
Este barco parece destinado a chocar con un iceberg. Si así ocurre, nos hundiremos
todos.
Los Jefes de Estado y de Gobierno que aquí nos reunimos, representantes de
la abrumadora y doliente mayoría, tenemos el derecho y aun más la obligación de
dar un golpe de timón y corregir ese rumbo catastrófico. Tenemos la obligación de
ocupar el lugar que nos corresponde en el puente de mando y hacer que todos
naveguemos en condiciones de solidaridad, equidad y justicia.
Durante dos décadas al Tercer Mundo se le ha repetido un discurso simplista
y único, y se le ha impuesto una única política.
Se nos ha asegurado que el mercado sin regulación, la privatización máxima y
la retirada del Estado de la actividad económica, eran los principios infalibles para
alcanzar el desarrollo económico y social.
Siguiendo esos principios, los países desarrollados, y en especial Estados Unidos,
las grandes transnacionales beneficiarias de esa política y el Fondo Monetario
Internacional, dise½aron en las dos últimas décadas el orden económico mundial
más hostil para el progreso de nuestros países, y también el más insostenible
para el mantenimiento de la vida en términos sociales y ambientales.
La globalización fue encerrada en la camisa de fuerza del neoliberalismo, y
como tal tiende a globalizar no el desarrollo, sino la pobreza; no el respeto a la
soberanía nacional de nuestros Estados, sino su violación; no la solidaridad entre
los pueblos, sino el ¡sálvese quien pueda! en medio de desigual competencia en el
mercado.
Dos décadas del llamado ajuste estructural neoliberal han dejado un saldo de
fracaso económico y desastre social, que es deber de los políticos responsables
encarar con el propósito de tomar las decisiones imprescindibles para sacar al
Tercer Mundo de este callejón sin salida.
El fracaso económico es evidente. Bajo políticas neoliberales, la economía
mundial tuvo un crecimiento global entre 1975 y 1998 que fue apenas la mitad del
alcanzado en el período 1945-1975, con políticas keynesianas de regulación de
mercados y activa participación del Estado en la economía.
92
Palabra de Fidel
En América Latina, donde el neoliberalismo se ha aplicado con ortodoxia doctrinal,
el crecimiento económico de la etapa neoliberal tampoco va más allá de la
mitad del que se obtuvo con políticas desarrollistas conducidas por los Estados.
América Latina no tenía deuda al inicio de la posguerra. Hoy debemos casi un
millón de millones de dólares. La deuda por habitante es la más alta del mundo.
La diferencia de ingreso entre los ricos y los pobres es también la más alta del
mundo. Hay más pobres, desempleados y hambrientos que en los peores tiempos
de su historia.
Con el neoliberalismo, la economía mundial no ha crecido más rápidamente en
términos reales, pero en cambio se ha multiplicado la inestabilidad, la especulaci
ón, la deuda externa, el intercambio desigual, la tendencia a ocurrir crisis financieras
más frecuentes, la pobreza, la desigualdad y el abismo entre el Norte opulento
y el Sur desposeído.
Crisis, inestabilidad, turbulencia e incertidumbre han sido los términos más
utilizados en los dos últimos a½os para referirse al orden económico mundial.
La desregulación neoliberal y la liberalización de la cuenta de capital tienen
profundas repercusiones negativas en una economía mundial donde florece la
especulación en los mercados de divisas y de derivados financieros, en los que se
realizan transacciones diarias no inferiores a tres millones de millones de dólares,
la mayoría de las cuales son totalmente especulativas.
A nuestros países se les exige mayor transparencia en la información y una
efectiva supervisión bancaria, pero entidades financieras como los fondos de cobertura
no ofrecen información sobre sus actividades, no tienen regulación alguna
y realizan operaciones con montos muy superiores a todas las reservas de los
bancos de los países del Sur.
En el clima de especulación desbordada, los movimientos de capital de corto
plazo hacen vulnerables a los países del Sur frente a cualquier contingencia externa.
Se obliga al Tercer Mundo a inmovilizar recursos financieros y endeudarse
para mantener reservas en divisas con la ilusión de resistir ataques especulativos.
Más de un 20 por ciento de los ingresos de capital en los últimos años se
inmovilizaron como reservas y finalmente resultaron incapaces de resistir tales
ataques, como se demostró en la reciente crisis financiera iniciada en el Sudeste
Asiático.
En Estados Unidos están colocados unos 727 mil millones de dólares procedentes
de las reservas de los Bancos Centrales del mundo. Esto da lugar al hecho
absurdo de que con sus reservas los países pobres ofrecen financiamiento barato
y a largo plazo al país más rico y poderoso del mundo, reservas que pueden invertirse
no sólo en el desarrollo económico, sino también social.
Si Cuba ha podido hacer lo que ha hecho en la educación, la salud, la cultura,
la ciencia, el deporte y otras esferas sociales, con éxito que nadie cuestiona en el
mundo, a pesar del bloqueo económico que dura ya cuatro décadas, y, además, ha
revalorizado siete veces su moneda en los últimos cinco años con relación al dólar,
ello fue posible por el privilegio de no pertenecer al Fondo Monetario Internacional.
Un sistema financiero que obliga a mantener congelados tan cuantiosos recursos
a países que los necesitan desesperadamente, para protegerse de la inestabilidad
que el propio sistema genera, y propicia que los pobres financien a los ricos,
es un sistema que debe ser demolido.
El mencionado Fondo Monetario Internacional es la organización emblemática
del actual sistema monetario. En ella Estados Unidos disfruta de poder de veto
sobre sus decisiones.
En la reciente crisis financiera el FMI demostró imprevisión, torpe manejo de
la crisis una vez iniciada, e imposición de sus cláusulas de condicionalidad que
93
Selección de discursos
paralizan las políticas de desarrollo social de los gobiernos, les crean graves problemas
internos y les impiden obtener los recursos necesarios en los momentos
que más los requieren.
Es hora ya de que el Tercer Mundo demande con energía la demolición de un
organismo que no ofrece estabilidad a la economía mundial y funciona no para
entregar fondos preventivos a los deudores y evitarles crisis de liquidez, sino para
proteger y rescatar a los acreedores.
¿Qué racionalidad o qué ética puede haber en un orden monetario internacional
que permite a unos técnicos cuyos cargos dependen del apoyo norteamericano,
diseñar desde Washington programas de ajuste económico siempre iguales
para ser aplicados a la enorme variedad de países y problemas concretos del Tercer
Mundo?
¿Quién asume la responsabilidad cuando los programas de ajuste ocasionan
caos social, paralizan y desestabilizan países con importantes recursos humanos
y naturales, como sucedió en Indonesia y Ecuador?
Para el Tercer Mundo es de vital importancia hacer desaparecer esta siniestra
institución y la filosofía que representa, y sustituirla por un órgano regulador de
las finanzas internacionales que funcione sobre bases democráticas y sin poder de
veto para nadie, que no sea un defensor exclusivo de los acreedores ricos, que no
imponga condicionalidades injerencistas y permita regular los mercados financieros
para frenar la especulación desbordada.
Una forma posible para hacer esto último sería establecer un impuesto no de
0,1 por ciento, como propuso el genial Tobin, sino del 1 por ciento como mínimo a
las transacciones financieras especulativas, que permitiría crear además un cuantioso
y necesario fondo, superior al millón de millones de dólares cada año, para el
verdadero, sostenible e integral desarrollo del Tercer Mundo.
La deuda externa de los países subdesarrollados asombra por su monto gigantesco,
por el escandaloso mecanismo de sometimiento y explotación que implica y
por la ridícula forma propuesta por los países desarrollados para hacerle frente.
Esa deuda supera ya los 2,5 millones de millones de dólares y ha tenido en la
década actual un crecimiento aún más peligroso que el de los años 70.
Una gran parte de esa nueva deuda puede cambiar de manos con facilidad en
los mercados secundarios, está más dispersa y es más difícil de renegociar.
Una vez más debo repetir lo que desde 1985 venimos planteando: la deuda ya
ha sido pagada, si se tiene en cuenta los términos en que fue contraída, el vertiginoso
y arbitrario crecimiento de las tasas de interés del dólar en la década anterior
y los descensos de precios de los productos básicos, fundamental fuente de ingresos
de los países que aún están por desarrollarse. La deuda continúa alimentándose
a sí misma en un círculo vicioso donde se pide prestado para poder pagar los
intereses.
Hoy es más evidente que nunca que la deuda no es un problema económico,
sino político, y, por tanto, exige una solución política. No se puede seguir ignorando
que se trata de un asunto cuya solución tiene que venir fundamentalmente de
quienes tienen los recursos y el poder para ello: los países ricos.
La llamada Iniciativa para la Reducción de la Deuda de los Países Pobres Altamente
Endeudados tiene largo nombre y muy cortos resultados. El único calificativo
que merece es el de ridícula, pues se propone aliviar el 8,3 por ciento de la
deuda total de los países del Sur y, a casi cuatro años de puesta en práctica, sólo
cuatro países de los 33 más pobres han alcanzado a pasar el complicado proceso,
y todo para condonar la insignificante cifra de 2.700 millones de dólares, que es el
33 por ciento de lo que cada año se gasta en Estados Unidos solamente en cosmé-
ticos.
La deuda externa es hoy uno de los mayores obstáculos para el desarrollo y
una bomba más, lista para estallar bajo los cimientos de la economía mundial en
cualquier coyuntura de crisis económica.
94
Palabra de Fidel
Los recursos necesarios para una solución de fondo de este problema no son
grandes si se comparan con las riquezas y los gastos de los países acreedores. Sólo
en financiar armas y soldados, cuando ya no hay guerra fría, se gastan anualmente
800 mil millones de dólares, no menos de 400 mil millones en drogas estupefacientes
y, en adición a esto, un millón de millones en publicidad comercial tan
enajenante como las propias drogas, para citar solo tres ejemplos.
Como hemos dicho otras veces, con sincero realismo, la deuda externa del
Tercer Mundo es impagable e incobrable.
El comercio mundial sigue siendo, y lo será cada vez más bajo la globalización
neoliberal, instrumento de dominio de los países ricos, factor de perpetuación y
acentuación de desigualdades, y escenario de fuerte pugna entre los países desarrollados
por controlar los mercados del presente y del futuro.
El discurso neoliberal recomienda la liberalización comercial como fórmula
única y absoluta para alcanzar la eficiencia y el desarrollo. Según ella, todos los
países deben eliminar los instrumentos de protección de sus mercados internos, y
las diferencias de desarrollo entre países, por grandes que sean, no justificarían
desviarse del camino que pretende presentar sin otra alternativa posible. A los
países más pobres sólo se les reconoce, después de arduas negociaciones en la
OMC, alguna pequeña diferencia en los plazos para entrar plenamente en ese
nefasto sistema.
Mientras el neoliberalismo repite el discurso sobre las oportunidades que ofrece
la apertura comercial, el peso de los países subdesarrollados en las exportaciones
mundiales era inferior en 1998 al que tenía 45 años atrás, en 1953. Brasil,
con 8,5 millones de kilómetros cuadrados, 168 millones de habitantes y 51.100
millones de dólares de exportaciones en 1998, exporta mucho menos que Holanda,
con 41.500 kilómetros cuadrados, 15,7 millones de habitantes y 198.700 millones
de dólares en ese mismo año.
La liberalización en el comercio ha consistido, en lo esencial, en una eliminaci
ón unilateral de instrumentos de protección por parte del Sur sin que los países
desarrollados hayan hecho lo mismo para permitir la entrada a sus mercados de
las exportaciones del Tercer Mundo.
Los países ricos han impulsado la liberalización en sectores estratégicos vinculados
al dominio tecnológico, en los cuales disfrutan de enormes ventajas que el
mercado sin regulación se encarga de acrecentar. Son los casos clásicos de los
servicios, la tecnología de la información, la biotecnología y las telecomunicaciones.
En cambio, sectores como la agricultura y los textiles, de gran importancia
para nuestros países, no han logrado siquiera eliminar las restricciones acordadas
ya durante la Ronda Uruguay porque no corresponden a los intereses de los
países desarrollados.
En los países de la OCDE, el club de los más ricos, el arancel promedio aplicado
a las exportaciones de manufacturas de los países subdesarrollados es cuatro
veces mayor que el que se aplica a los propios países de ese club. Contra los países
del Sur se levanta una verdadera muralla de barreras no arancelarias.
Se ha instaurado en el comercio internacional un hipócrita discurso ultraliberal
que se combina con un proteccionismo selectivo impuesto por los países del Norte.
Los productos básicos continúan siendo el eslabón más débil en el comercio
mundial. Para 67 países del Sur estos productos representan no menos del 50 por
ciento de sus ingresos por exportación.
La oleada neoliberal barrió con los esquemas defensivos de la relación de intercambio
de los productos básicos. El supremo dictamen del mercado no podía tolerar
distorsión alguna y, por tanto, los Convenios de Productos Básicos y otras
fórmulas defensivas para combatir el intercambio desigual fueron abandonadas.
Es por ello que productos como el azúcar, el cacao, el café y otros similares tienen
hoy un poder adquisitivo equivalente al 20 por ciento del que tenían en 1960, y no
alcanzan siquiera a cubrir los costos de producción.
95
Selección de discursos
El trato especial y diferenciado hacia los países pobres, que es el reconocimiento
no sólo de enormes diferencias en el desarrollo que impiden aplicar igual
rasero para ricos y pobres, sino también de un pasado histórico colonial que exige
compensación, ha sido conceptuado no como un acto de elemental justicia y una
necesidad que no puede ignorarse, sino como un ejercicio temporal de caridad.
La fracasada reunión de Seattle expresó el cansancio y la oposición que la
política neoliberal provoca en crecientes sectores de opinión en países del Sur y
del propio Norte.
Estados Unidos presentó la Ronda de Negociaciones Comerciales, que debía
partir de Seattle como un peldaño superior en la liberalización comercial, sin preocuparse,
y tal vez sin acordarse, de la vigencia de su agresiva y discriminatoria
Ley de Comercio Exterior que incluye disposiciones como la llamada “Super-301”,
que es un muestrario de discriminación y amenazas de sanciones a otros países
por razones que van desde la supuesta aplicación de barreras a productos norteamericanos
hasta la arbitraria, interesada y muchas veces cínica calificación que
ese gobierno quiera dar a otro sobre el tema de los derechos humanos.
En Seattle ocurrió una sublevación contra el neoliberalismo, que tuvo un antecedente
en el rechazo a los intentos para imponer un Acuerdo Multilateral de
Inversiones. Son expresiones de que el agresivo fundamentalismo de mercado,
que ha ocasionado cuantiosas pérdidas a nuestros países, está levantando una
fuerte y merecida repulsa mundial.
En adición a las calamidades económicas referidas, los altos precios que en
ocasiones alcanza el petróleo, constituyen un factor de sustancial empeoramiento
de la situación de los países del Sur que son importadores netos de este vital
recurso.
El Tercer Mundo suministra alrededor del 80 por ciento del petróleo que se
comercializa a nivel mundial, y de ese total el 80 por ciento se exporta hacia los
países desarrollados.
Los países ricos pueden pagar cualquier precio por la energía que derrochan
para sostener consumos suntuarios y destruir el equilibrio ecológico. Estados
Unidos consume al año 8,1 toneladas de petróleo equivalente por habitante, mientras
que los países del Tercer Mundo consumen como promedio 0,8 toneladas y,
de ellos, los 48 más pobres sólo 0,3.
Cuando los precios suben abruptamente de 12 a 30 dólares por barril, o aún
más, su efecto es devastador sobre los países del Tercer Mundo, y se suma a los
impactos negativos que ya sobre ellos pesan de la deuda externa, los bajos precios
de sus productos básicos, las crisis financieras y el intercambio desigual. Un nuevo
intercambio de esa naturaleza, esta vez con sus propios hermanos del Sur,
surge demoledoramente.
El petróleo es un producto tan vital y de universal necesidad, que en realidad
escapa a las leyes del mercado. Su precio, de una forma u otra, fue siempre decidido
por las grandes transnacionales o los propios países del Tercer Mundo
exportadores de petróleo, asociados en defensa de sus intereses.
Los precios bajos benefician fundamentalmente a los países ricos y grandes
derrochadores de combustible. Limitan, a la vez, la búsqueda y explotación de
nuevos yacimientos, el desarrollo de tecnologías que reducen el consumo y protegen
el medio ambiente, y afectan a los exportadores de nuestro mundo. Los altos
precios benefician a los exportadores, son fácilmente soportables por los países
ricos, pero desesperanzadores y destructivos, en cambio, para la economía de gran
parte del Tercer Mundo.
Este es un buen ejemplo de que, en el comercio mundial, el trato diferenciado
para países en condiciones desiguales de desarrollo debe constituir un principio
justo e imprescindible. Es absolutamente injusto que Mozambique, un país pobre
del Tercer Mundo, con 84 dólares de Producto Interno Bruto per cápita, tenga que
96
Palabra de Fidel
pagar por un producto tan vital el mismo precio que Suiza, con 43.400 dólares per
cápita, ¡516 veces más que Mozambique!
El Pacto de San José, concertado hace veinte años por Venezuela y México con
un grupo de pequeños países del área importadores de petróleo, es un buen precedente
de lo que puede y debe hacerse, tomando en cuenta las condiciones particulares
de cada uno de los países del Tercer Mundo en similares circunstancias,
aunque evitando esta vez condicionamiento alguno por el tratamiento diferenciado
que reciban.
Algunos no están en condiciones de pagar más de 10 dólares por barril, otros
más de 15 dólares, y ninguno más de 20 dólares.
El mundo de los países ricos, despilfarrador y consumista, puede, en cambio,
pagar más de 30 dólares por barril sin que apenas se afecten. Si ellos consumen el
80 por ciento de lo que exportan los productores del Tercer Mundo, un precio
inferior para el 20 por ciento restante quedaría compensado ventajosamente.
Sería una forma concreta y efectiva de convertir la cooperación Sur-Sur en un
potente instrumento para el desarrollo del Tercer Mundo. Hacer otra cosa equivaldr
ía a devorarnos nosotros mismos.
En el mundo globalizado, donde el conocimiento es la clave del desarrollo, la
brecha tecnológica entre el Norte y el Sur se ahonda más en condiciones de creciente
privatización de la investigación científica y de sus resultados.
Los países desarrollados, con el 15 por ciento de los habitantes del planeta,
concentran el 88 por ciento de los usuarios de Internet. Sólo en Estados Unidos
hay más computadoras que la suma de las existentes en el resto del mundo. Estos
países controlan el 97 por ciento de las patentes a nivel global, reciben más del 90
por ciento de los derechos de licencias internacionales, mientras que para muchos
países del Sur el uso de los derechos de propiedad intelectual es inexistente.
El lucro se impone por encima de las necesidades en la investigación privada,
los derechos de propiedad intelectual excluyen del conocimiento a los países subdesarrollados,
y la legislación de patentes no reconoce los conocimientos ni los
sistemas tradicionales de propiedad, que son tan importantes en el Sur.
La investigación privada se concentra en las necesidades de los consumidores
ricos.
Las vacunas son las tecnologías más eficientes en relación con los gastos en la
atención de salud, pues son capaces de prevenir la enfermedad con una dosis que
se administra por una sola vez, pero producen pocas ganancias y son relegadas
respecto a medicamentos que requieren aplicaciones reiteradas y generan ganancias
mayores.
Los nuevos medicamentos, las mejores semillas y en general las mejores tecnolog
ías, convertidas en mercancías, tienen un precio sólo al alcance de los países
ricos.
Los sombríos resultados sociales de esta carrera neoliberal hacia la catástrofe
están a la vista.
En más de cien países el ingreso por habitante es inferior al que era hace
quince años. Mil seiscientos millones de personas viven ahora peor que en los
inicios de la década de los años 80.
Más de 820 millones de personas están desnutridas y, de ellas, 790 millones
viven en el Tercer Mundo. Se estima que 507 millones de personas que habitan
hoy en países del Sur no sobrevivirán los 40 años de edad.
Dos de cada cinco niños en los países del Tercer Mundo que aquí representamos
padecen de retraso en el crecimiento, y uno de cada tres de bajo peso para su
edad. Treinta mil que podrían salvarse mueren cada día; 2 millones de niñas son
forzadas a ejercer la prostitución; 130 millones no tienen acceso a la educación
básica, mientras 250 millones de menores de 15 años se ven obligados a trabajar
para sobrevivir.
97
Selección de discursos
El orden económico mundial funciona para el 20 por ciento de la población,
pero excluye, rebaja y degrada al 80 por ciento restante.
No podemos resignarnos a entrar en el próximo siglo como la retaguardia atrasada,
pobre, explotada, víctima del racismo y la xenofobia, impedida de acceder al
conocimiento y sufriendo la enajenación de nuestras culturas por el mensaje ajeno
y consumista que los medios masivos globalizan.
Para el Grupo de los 77 la hora actual no puede ser de ruegos a los países
desarrollados, ni de sumisión, derrotismo o divisiones internas, sino de rescate de
nuestro espíritu de lucha, de la unidad y cohesión en torno a nuestras demandas.
Nos prometieron hace cincuenta años que un día no habría abismo entre paí-
ses desarrollados y subdesarrollados. Nos prometieron pan y justicia, y hoy hay
cada vez menos pan y menos justicia.
El mundo podrá globalizarse bajo la égida neoliberal, pero es imposible gobernar
miles de millones de personas hambrientas de pan y de justicia.
Las imágenes que vemos de madres y niños en regiones enteras de África bajo
el azote de la sequía y otras catástrofes, nos recuerdan los campos de concentraci
ón de la Alemania nazi, nos hacen ver de nuevo ante nuestros ojos las montañas
de cadáveres o de hombres, mujeres y niños moribundos.
Hace falta un Nuremberg para juzgar el orden económico que nos han impuesto,
que cada tres años mata de hambre y de enfermedades previsibles o curables
más hombres, mujeres y niños que todos los que en seis años mató la Segunda
Guerra Mundial.
Qué hacer es lo que debemos discutir aquí.
Nosotros en Cuba decimos: “¡Patria o muerte!” En esta conferencia cumbre del
Tercer Mundo nos correspondería decir: ¡O nos unimos y cooperamos estrechamente,
o nos espera la muerte!
Muchas gracias.
Discurso pronunciado por el Dr. Fidel Castro Ruz, Presidente de
los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, en la
sesión de clausura de la Cumbre Sur, La Habana, 14 de abril de 2000.
Excelencias:
Distinguidos delegados e invitados; aunque a partir del generoso acuerdo que
ustedes adoptaron hace unos minutos con relación a la guerra económica de Estados
Unidos contra Cuba sin que nosotros lo hayamos solicitado, sería mejor
llamarles queridos hermanos:
Estoy realmente admirado de los discursos que aquí hemos escuchado. Durante
muchas horas anoté las ideas esenciales de cada uno de los Jefes de Estado
o de Gobierno, Vicepresidentes y altos dirigentes que hicieron uso de la palabra.
He participado en muchas cumbres, pero nunca antes vi tanta unidad de criterio
entre los líderes del Tercer Mundo.
Ello demuestra dos cosas.
Primero: talento, claridad de pensamiento, capacidad de elaborar y expresar
ideas, la experiencia acumulada por los líderes de nuestros países a lo largo de 40
años, desde que se creó el Movimiento de Países No Alineados y más tarde el
Grupo de los 77, a medida que muchos de los pueblos aquí representados iban
alcanzando su independencia, apoyándonos unos a otros como Estados libres o
como movimientos de liberación.
Segundo: la profundidad de la crisis que enfrentan nuestros países para el
desarrollo, la desigualdad creciente y la discriminación que sufren.
Una a una fueron denunciadas las injusticias y calamidades que nos azotan y
son las causas del perenne insomnio que aquí han expresado todos.
98
Palabra de Fidel
No hubo uno solo que no expresara la tragedia de la deuda que de mil formas
afecta nuestros recursos para el desarrollo económico y social.
Fue unánime prácticamente el criterio de que los beneficios de la globalización
alcanzan sólo a un 20% de la población a expensas del 80% restante, mientras se
abre cada vez más el abismo entre los países ricos y el mundo marginado.
Es igualmente unánime el criterio de que tanto la Organización de Naciones
Unidas como el sistema financiero internacional deben ser transformados.
De una forma u otra cada delegación expresó que el comercio desigual e injusto
diezma los ingresos por exportación del Tercer Mundo con barreras arancelarias
y no arancelarias que lo privan del mínimo necesario para pagar deudas y
alcanzar un desarrollo económico y social sostenible.
Fue igualmente unánime la queja de que el desarrollo científico-técnico, monopolizado
por el club privilegiado de los países ricos, queda fuera de nuestro alcance,
al controlar estos los centros de investigación, acaparar casi el ciento por ciento
de las patentes y hacer cada vez más difícil nuestro acceso al conocimiento y a
las tecnologías. Unos cuantos líderes del Sur se ocuparon de recordarnos algo que
apenas se menciona en los manuales de la política y la economía neoliberal: el
robo desvergonzado de las más calificadas inteligencias del Tercer Mundo, de las
cuales se apropian los países del norte al no disponer los países del sur de suficientes
centros de investigación y mucho menos de los elevados salarios con los
que atraen esas inteligencias a las sociedades de consumo sin gastar un centavo
en formarlas. Adicionalmente, muchos jóvenes eminentes del Tercer Mundo que
estudian en las universidades de las antiguas metrópolis o de otros países ricos no
regresan.
Son impresionantes las cifras y estadísticas referidas por muchos de los líderes
de nuestro mundo sobre el monto total de las obligaciones financieras acumuladas,
la burla brutal a las decenas de países que constituyen el contingente de los
más pobres, de los que sólo cuatro han recibido míseros alivios. Es evidente el
clamor de que la deuda del Tercer Mundo debe ser considerablemente reducida si
es que no se logra borrarla totalmente, que sería lo más justo y equitativo para
pueblos que a lo largo de siglos, antes y ahora, la han pagado muchas veces.
Muchos colegas hablaron de la necesidad de establecer obligaciones fiscales a
variadas actividades para financiar el desarrollo.
Cuba sostuvo y sostiene firmemente que el cobro de un 1% a las operaciones
especulativas bastaría para financiar el desarrollo del Tercer Mundo. Nadie preste
atención a quienes afirman que no sería posible. Con los recursos técnicos y los
conocimientos de que hoy se dispone es perfectamente posible.
Pudiera pensarse que ni siquiera existe en nuestro planeta el más mínimo
sentimiento de humanidad, cuando se habla por los participantes en esta Cumbre
de miles de millones de personas que reciben menos de dos dólares o de uno, o tan
sólo algunos centavos para sobrevivir. Nadie habría podido suponer que detrás
del llamado siglo de la revolución de la libertad, la igualdad y la fraternidad hace
más de 200 años, el de la acelerada industrialización que vino después, o el de los
grandes avances de la comunicación, de las ciencias y de la productividad del
trabajo humano, que acaba de finalizar, se hable de cientos de millones de hambrientos,
desnutridos, analfabetos, desempleados, enfermos, unidos a cifras colosales
de niños con bajo peso y talla para su edad, o sin escuelas y atención médica
u obligados a trabajar en duros y míseros empleos; de datos sobre mortalidad
infantil que en ocasiones multiplican más de 20 veces las del mundo rico. Estos
son los permanentes derechos humanos que se reservan para nosotros.
Quede en nuestra memoria como emblema de nuestra época la cifra de 36
millones de infectados de SIDA en el mundo, de ellos, 23 millones en el continente
africano, mencionados por el Secretario General de las Naciones Unidas, cuyo
tratamiento requeriría 10 000 dólares por persona cada año. Añádase un incre-
99
Selección de discursos
mento de 6 millones de nuevos infectados en los próximos 12 meses.
¿Por qué ocurre todo esto y hasta cuándo?
Casi no faltó nadie que expresara de una forma u otra que esperaban mucho
de esta Cumbre Sur.
Nunca vi un nivel de conciencia tan alto. Ojalá estemos tan conscientes de
nuestra fuerza unida como lo estamos de las mezquindades e injusticias que estamos
sufriendo.
Tal vez en el futuro pudiera hablarse de antes y después de la primera Cumbre
Sur. De nosotros mismos dependerá todo.
Antes se hablaba del apartheid en África; hoy podemos hablar del apartheid en
el mundo, donde más de 4 000 millones de personas se ven privadas de los más
elementales derechos de los seres humanos: la vida, la salud, la educación, el
agua potable, los alimentos, la vivienda, el empleo, la esperanza en su futuro y en
el de sus propios hijos.
Al paso que vamos, pronto no nos quedará ni el aire que respiramos, cada vez
más envenenado por las sociedades derrochadoras de consumo que contaminan
los elementos esenciales de la vida y destruyen el hábitat humano. Catástrofes
naturales como las que tuvieron lugar en Centroamérica, Venezuela, Mozambique
y otros muchos países, en apenas 18 meses, casi todos del Tercer Mundo, no
habían ocurrido nunca a lo largo del siglo XX. En ellas perecieron decenas de
miles de personas. Son las consecuencias del cambio de clima y la destrucción de
la naturaleza, de lo cual no nos pueden acusar a nosotros, que aquí reunidos
estamos luchando no sólo por normas universales de justicia, sino también por la
preservación de la vida en el planeta.
El mundo rico pretende olvidar que las causas del subdesarrollo y la pobreza
fueron la esclavitud, el coloniaje, la brutal explotación y saqueo a que fueron sometidos
durante siglos nuestros países. Nos miran como pueblos inferiores. Atribuyen
la pobreza que sufrimos a la supuesta incapacidad de los africanos, los
asiáticos, los caribeños y latinoamericanos, es decir, los negros, los indios, los
amarillos y los mestizos, para desarrollarnos e incluso para gobernarnos. Hablan
de nuestros defectos como si no fueran ellos los que inculcaron a nuestras etnias
sanas y nobles los vicios de los que nos colonizaron o explotaron.
Olvidan también que cuando Europa estaba poblada por aquellos que el imperio
romano llamaba bárbaros, en China, India, el Lejano y el Cercano Oriente, el
norte y el centro de África, existían civilizaciones que crearon lo que todavía se
conoce como Maravillas del Mundo y desarrollaron el lenguaje escrito antes de
que los griegos supieran leer y Homero escribiera La Ilíada. En nuestro hemisferio
los mayas y las civilizaciones preincaicas habían alcanzado conocimientos que
aún hoy asombran al mundo.
Albergo la más firme convicción de que el actual orden económico impuesto
por los países ricos no sólo es cruel, injusto, inhumano, opuesto al curso inevitable
de la historia, sino también portador de una concepción racista del mundo,
como las que en su tiempo inspiraron en Europa al nazismo de los holocaustos y
de los campos de concentración que hoy llaman en el Tercer Mundo centros de
refugiados, y que son realmente concentrados por la pobreza, el hambre y la violencia;
las mismas concepciones racistas que en África inspiraron al monstruoso
sistema del apartheid.
En esta Cumbre nuestras reflexiones se dirigieron a la búsqueda de unidad,
acumulación de fuerzas, estrategias, tácticas y formas de coordinación y dirección
de nuestro esfuerzo, para que nuestros derechos económicos vitales sean reconocidos.
Pero esta Cumbre significa también que estamos obligados a luchar por
nuestra dignidad, nuestra cultura y nuestro derecho a que se nos trate como iguales.
100
Palabra de Fidel
Igual que en un ayer no lejano derrotamos el colonialismo adquiriendo la condici
ón de países independientes, y hace muy poco, con el esfuerzo común del Tercer
Mundo en apoyo a los heroicos luchadores de Sudáfrica, el apartheid oprobioso
y fascista fue aplastado, podemos demostrar que no somos inferiores a nadie en
capacidad de lucha, valentía, talento y virtudes.
Luchamos por los más sagrados derechos de los países pobres; pero estamos
luchando también por la salvación de ese Primer Mundo, incapaz de preservar la
existencia de la especie humana, de gobernarse a sí mismo en medio de sus contradicciones
y egoístas intereses, y mucho menos de gobernar al mundo, cuya
dirección debe ser democrática y compartida; estamos luchando —casi puede demostrarse
matemáticamente— por preservar la vida en nuestro planeta.
Sólo así evitaremos que el barco del que hablaba en mis palabras de bienvenida
choque contra el iceberg y nos hundamos todos.
Sólo así nos esperará la vida y no la muerte.
Muchas gracias.
101
Selección de discursos
Las Cumbres Iberoamericanas
DISCURSO PRONUNCIADO DURANTE LA PRIMERA CUMBRE IBEROAMERICANA
DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO. Guadalajara,
México, 18 de julio de 1991.
Excelentísimo Señor Presidente Carlos Salinas de Gortari;
Su Majestad Juan Carlos I;
Distinguidos presidentes e invitados:
Por primera vez nos reunimos los latinoamericanos sin que nos convoquen
otros. Ya por ello nuestro encuentro asume un carácter histórico. Confiamos en
que tendrá gran trascendencia y que nuestro diálogo será constructivo y fecundo.
Agradecemos profundamente al entrañable México y a su Presidencia la brillante
iniciativa; nunca antes fue tan necesaria y oportuna.
Por décimo año consecutivo la crisis económica continúa afectando al conjunto
de nuestras economías. El producto por habitante no rebasa hoy el nivel alcanzado
hace 13 años. La relación de intercambio es un 21 por ciento peor que al
comienzo de la década de los 80. La deuda externa sigue siendo superior a los 400
000 millones de dólares, a pesar de que la región ha realizado una transferencia
de recursos hacia el exterior por valor de 224 000 millones en sólo ocho años. La
inflación alcanzó niveles sin precedentes en este período.
Las políticas emanadas de las grandes potencias económicas y los organismos
financieros internacionales bajo su control no han traído el desarrollo, pero sí han
llevado la pobreza a más de 250 millones de personas; no han servido para traer el
capital extranjero pero han propiciado la exportación de capitales hacia países
desarrollados. América Latina tiene hoy mucho menos peso que hace 20 años en
la economía mundial.
El enorme costo social y humano de estas realidades se expresa en términos
de hambre, enfermedades, analfabetismo, barrios marginales, decenas de millones
de niños sin hogar, casi la mitad de la población desempleada, subempleada o
desnutrida.
No nos hagamos ilusiones, éstas son las tristes realidades que desgastan y
desestabilizan a los gobiernos a la velocidad de la luz. A pesar de nuestra cultura,
idioma e intereses comunes, durante casi 200 años, desde que la mayoría de Amé-
rica Latina alcanzó su independencia, hemos sido divididos, agredidos, amputados,
intervenidos, subdesarrollados, saqueados. Convertido a oro físico el total del valor
de las divisas convertibles netas que salen de América Latina cada año, es
superior al de todo el oro y la plata que España y Portugal extrajeron durante 300
años. Y así se postula todavía que podemos desarrollarnos. Nos han impuesto,
además, sueños y modelos de consumo enajenantes y despilfarradores que no
sólo envenenan y arruinan el planeta, sino que son incompatibles con las necesidades
racionales de 4 000 millones de personas que viven en un Tercer Mundo
cada vez más pobre.
Nunca hemos sido capaces de alcanzar nuestros objetivos con nuestras propias
fuerzas, a pesar de los inmensos recursos de nuestra naturaleza y la inteligencia
de nuestros pueblos. Pudimos serlo todo y no somos nada.
Siempre hay un canto nuevo de sirenas para los eternos navegantes en que
nos hemos convertido. No hablo ya de bloqueos, guerras sucias, invasiones mercenarias
o con el empleo de las fuerzas armadas de la potencia militar más poderosa
de este mundo, que se han repetido escandalosamente a nuestras vistas en
este hemisferio durante las últimas tres décadas; me refiero a ilusiones como la
Alianza para el Progreso, el Plan Baker, el Plan Brady y la última de las fantasías:
102
Palabra de Fidel
una Iniciativa para las Américas.
Mientras tanto la unidad, la imprescindible, vital e ineludible unidad entre
nuestros Estados, que brilló siempre por su ausencia y de modo especial en la
gran crisis de la deuda, ¿dónde está?, ¿cuándo estará?, ¿cómo estará?.
Frente a los grandes grupos que hoy dominan la economía mundial, ¿hay acaso
lugar en el futuro para nuestros pueblos sin una América Latina integrada y
unida? ¿Es que no seríamos capaces de ver que únicamente unidos podemos discutir
con Estados Unidos, con Japón y con Europa? ¿Es que solo cada uno de
nosotros puede enfrentar esa colosal tarea? Las grandes potencias económicas no
tienen amigos, sólo tienen intereses.
El mundo marcha en una dirección todavía peor: la hegemonía política mundial
por una superpotencia que muchas veces se ha excedido en el uso de la fuerza.
Se pretende utilizar para ese hegemonismo, incluso, los propios mecanismos
de las Naciones Unidas. Nunca como hoy fue tan importante proclamar y defender
intransigentemente el principio de que la independencia y la soberanía de cada
Estado son sagradas. El irritante privilegio del veto en el Consejo de Seguridad
debe desaparecer por anacrónico, peligroso e injustificado. Para hablar de democracia
tenemos que comenzar por democratizar la Organización de Naciones Unidas.
Unicamente por un mundo mejor y más justo, las naciones pueden ceder una
parte de sus prerrogativas, Cuba entre ellas, que, sin embargo, no cederá jamás a
ninguna presión de cualquier país por poderoso que sea.
Pienso que aunque aquí se pueden discutir muchas cosas, lo esencial de esta
reunión y lo que le daría su verdadero sentido histórico, es la decisión de aunar
nuestros esfuerzos y nuestras voluntades hacia la integración y la unidad de Amé-
rica Latina, no sólo económica sino también política.
A esa América Latina integrada y unida, Cuba está dispuesta a pertenecer, a
discutir con ella cualquier tema, e incluso a derramar su sangre defendiendo lo
que es hoy la primera trinchera de la independencia y soberanía de nuestros pueblos.
Es un deber que Martí expresó en su carta póstuma, víspera de su muerte en
Dos Ríos: «Impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por
las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras
de América».
Ha llegado el momento de cumplir con hechos y no con palabras la voluntad de
quienes soñaron un día para nuestros pueblos una gran patria común que fuese
acreedora al respeto y al reconocimiento universal.
Muchas gracias.
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
DE CUBA, DR FIDEL CASTRO RUZ, DURANTE LA SEGUNDA CUMBRE
IBEROAMERICANA DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO.
Madrid, España, 23 de Julio de 1992.
Su Majestad
Excelencias
Grandiosa fue la hazaña de Colón, e intrépidos los que fueron capaces de conquistar
y colonizar decenas de millones de kilómetros cuadrados de territorio poblado
en el hemisferio occidental. Pero también sin precedentes en la historia fueron
los ejemplos de resistencia heroica como la de Tenochtitlán, capital de los
aztecas, e insuperable la hazaña de los hombres que, con Bolívar a la vanguardia,
fueron capaces de liberar después todo un continente.
Juntos hemos escrito una dramática y fabulosa historia. Pero no se viaja desde
tan lejos para asistir simplemente a una conmemoración por importante que
sea. Nos trae aquí la conciencia de que en América Latina nuestra unión no existe
103
Selección de discursos
todavía, nuestra independencia está por consolidar y nuestro pleno desarrollo está
por realizarse.
Conmemoramos el V Centenario cuando se ha roto el balance de fuerzas en el
mundo, cuando conceptos esenciales de la soberanía están cuestionados, cuando
surge en el planeta el hegemonismo unipolar. ¿Qué ocurrirá en los próximos quinientos
años? ¿Será de nuevo una gran parte de la humanidad sometida a las
peores formas de dominación? ¿Será ignorada, aplastada, absorbida en el orden
político, económico y cultural, esta vez no únicamente por el poder que emana de
las armas más sofisticadas, sino también por el monopolio de tecnologías avanzadas,
el control absoluto de la economía mundial y el dominio total de los medios de
comunicación masiva? ¿Podrán sus derechos ser garantizados por las Naciones
Unidas cuyas funciones han sido usurpadas por un Consejo de Seguridad que
hoy es manejado a su antojo por la mayor potencia militar, que impone su política
en el minúsculo grupo de los que ostentan el anacrónico derecho al veto, irritante
y antidemocrático privilegio que es indigno de nuestra época?
Preguntémonos, incluso, si la humanidad podrá sobrevivir a la destrucción del
medio ambiente, propiciada por las sociedades de consumo, despilfarradoras y
enajenantes, sociedades que no resuelven los problemas sociales y económicos
fundamentales, como quedó demostrado en la opulenta ciudad de Los Angeles,
dentro de un país que pretende ser modelo de sistema político y donde la violencia
racial es cada vez más brutal, los ricos son cada vez más ricos, los pobres cada vez
más pobres y los negros e hispanoamericanos cada vez más discriminados.
Cuando nos reunimos aquí, ese propio país, la mayor potencia militar de la
historia, ha proclamado el derecho bárbaro a secuestrar ciudadanos de cualquier
nación en cualquier parte del mundo: el imperio tratando de gobernar el planeta,
un planeta que es, además, ingobernable.
Ese mismo imperio, hace más de treinta años, bloquea despiadadamente a
Cuba, pequeño país latinoamericano. Ni siquiera los alimentos y medicamentos
están excluidos. Se intenta rendir por asfixia económica y hambre a un pueblo
que se niega a renunciar a su independencia y a sus ideas: un genocidio, un
ultraje a la humanidad.
¿Es este acaso el nuevo orden mundial? ¿Es este el porvenir que espera a cada
país que aspire a ser verdaderamente independiente?
Y para el Tercer Mundo en su conjunto, ¿cuáles son las esperanzas?
Hay en esta época convulsa y confusa quienes decidieron vender su alma aspirando
a vivir como en París o en Londres simplemente cambiando de ideología.
Países considerados hasta hace poco como industrializados, reclaman ahora cientos
de miles de millones de dólares con el sueño de convertirse en sociedades de
consumo, compitiendo por los recursos con los que necesitan de verdad desarrollarse.
Los enormes déficit presupuestarios de la potencia hegemónica succionan cuantiosos
medios financieros a la economía mundial.
¿Qué quedará para vencer el subdesarrollo de la inmensa mayoría de los que
en América Latina, Africa y Asia, empezaron a ser colonias europeas hace precisamente
quinientos años? ¿Tendrán que vivir acaso de las limosnas y los desperdicios
del mundo rico?
Cualesquiera que fuesen las respuestas a estas interrogantes, a ningún latinoamericano
se nos escapa la necesidad histórica, ante todo, de unirnos e integrarnos.
La integración económica y política con América Latina es ya un objetivo inscrito
en las páginas de la Constitución de la República de Cuba.
Divididos, nuestros pueblos no podrán garantizar su independencia, el respeto
de los poderosos, el bienestar a que aspiramos y un lugar decoroso en el mundo.
104
Palabra de Fidel
En esta excepcional ocasión deseo saludar al pueblo español, a los valerosos y
nobles descendientes de los que lucharon setecientos años por su independencia
y de los que en defensa de la patria derrotaron a los ejércitos, hasta entonces
invencibles, de Napoleón.
Agradezco su cálida hospitalidad, y agradezco, de modo especial como latinoamericano,
que pueda hablar aquí hoy en español y no en inglés.
El pueblo cubano se siente heredero de las mejores tradiciones del pueblo
español.
Nada es imposible para los que luchan. Nuestro Héroe Nacional José Martí;
hijo de padre y madre españoles, en vísperas del reinició de la lucha por la independencia,
escribió algo que parece concebido para esta reunión: Cuba no anda
de pedigüeña por el mundo, anda de hermana, y obra con la autoridad de tal. Al
salvarse, salva. Nuestra América no le fallará, porque ella no falla a América.
Muchas gracias.
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
DE CUBA, DR. FIDEL CASTRO RUZ, DURANTE LA TERCERA CUMBRE
IBEROAMERICANA DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO.
Salvador de Bahía, Brasil. 15 de Julio de 1993
Honorable Señor Presidente de la República Federativa del Brasil, Itamar Franco;
Su Majestad;
Excelencias:
Nos reunimos en época de crisis mundial y conflictos de toda índole. La esperanza
de paz, estabilidad y desarrollo surgida tras la desaparición de la guerra fría
no se ha materializado. Vivimos en un mundo desgarrado por la violencia étnica,
las guerras fratricidas, la fragmentación traumática de Estados, el intervencionismo,
la inseguridad para los países del Tercer Mundo y el menosprecio creciente a los
principios de la soberanía nacional.
Se habla del comienzo de una década de esperanza para América Latina, porque
algunos indicadores, como los relativos a la inflación, al déficit presupuestario
y al ingreso de capital, han mejorado. Pero no nos engañemos. Nunca antes
hubo más pobres y marginados en nuestro continente; nunca antes los países
latinoamericanos fueron sometidos a un mayor saqueo.
En los últimos doce años, por sólo dos conceptos: el pago del servicio de la
deuda externa y las pérdidas asociadas al intercambio desigual, la América Latina
se ha desprendido de 700 000 millones de dólares. La famosa deuda, sin embargo,
hoy se eleva a más de 450 000 millones.
Los déficit comerciales reaparecen; el producto por habitantes apenas equivale
al de hace quince años; el ingreso de capitales no compensa ni remotamente las
sumas fugadas y remitidas al exterior desde 1980.
Los remedios aplicados aumentaron la desigualdad y agravaron las condiciones
de vida de las grandes mayorías. La pobreza crítica se extendió a casi la mitad
de la población latinoamericana, el desempleo se incrementó, el salario real disminuy
ó. Más de ocho millones de niños menores de cinco años están desnutridos y
cerca de 700 000 mueren anualmente antes de cumplir esa edad.
Aumentan de forma explosiva la población y la marginalidad en las grandes
ciudades. El deterioro del medio ambiente se acelera. Crecen la violencia y la inseguridad
social. El narcotráfico, fomentado desde el exterior por un mercado insaciable
e incontrolado, se consolida como un sistema supranacional de corrupción
y crimen.
Agradecemos mucho a Brasil que haya convertido el desarrollo social en tema
central de esta reunión, y sus esfuerzos por la elaboración y aprobación de progra-
105
Selección de discursos
mas concretos. ¿Para qué se quieren el crecimiento económico y las producciones
materiales sino para beneficio del pueblo, y no de una parte privilegiada del pueblo,
sino de todo el pueblo?.
Siempre me he preguntado si es posible el futuro, si son posibles la independencia,
la seguridad y el desarrollo de nuestros países; si son posibles sus sueños
de bienestar y de justicia social, sin la más estrecha unión de sus economías y de
sus fuerzas. Siempre supuse, desde la primera reunión de Guadalajara, y aún lo
sigo pensando, que éste habría de ser nuestro objetivo esencial. Aunque reunirnos
sin permiso de nadie ha sido un gran paso histórico, y aunque podemos mostrar
frutos concretos, no parecen haber todavía suficiente claridad sobre lo que debe
ser el gran propósito estratégico de nuestros esfuerzos.
En la reunión de Tokio nuestros graves problemas no fueron siquiera considerados.
La cuestión no estriba en que cada país de nuestra área trate de salvarse
por sí mismo, porque es un sueño imposible en un mundo dominado hoy por
gigantes industriales y políticos. Tenemos necesidad de crear entre todos un gigante,
para poder realmente desarrollarnos y disfrutar de paz, independencia y
seguridad.
Ayer fuimos enorme colonia; podemos ser mañana una gran comunidad de
pueblos estrechamente unidos. La naturaleza nos dio riquezas insuperables, y la
historia nos dio raíces, idioma, cultura y vínculos comunes como no tiene ninguna
otra región de la Tierra.
Más de 400 millones de latinoamericanos no tenemos un solo representante
permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Desde ese órgano los
poderosos pretenden hoy gobernar el mundo. ¿Por qué América Latina no desempe
ña un papel más activo en las Naciones Unidas? ¿Por qué no reclama la democratizaci
ón y reforma de esa institución? Cuando ésta surgió estaba integrada por
apenas 50 naciones. No se habían liberado del coloniaje todavía incontables paí-
ses. Hoy integran casi 200 Estados independientes.
Democratizar las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad supondría muchas
cosas, entre ellas abolir el injustificable privilegio del veto y establecer el
principio de elección periódica en ese órgano de todos los miembros sin excepción.
Pero si no son posibles ahora mayores transformaciones, sería muy lógico que
al menos se aumentara proporcionalmente el número total de miembros del Consejo
de Seguridad, para ser distribuidos equitativamente por regiones, y se triplicara
el número de los que tienen carácter permanente para que entre éstos América
Latina, Africa y Asia pudieran tener dos o más miembros cada una con ese carácter,
como los tiene hoy Europa. El ejercicio del veto en ese caso debería requerir la
participación de varios miembros permanentes y no de un solo Estado. Y en cualquier
circunstancia se debe exigir al Consejo de Seguridad que cumpla con su
obligación, consagrada en la Carta, pero ignorada en la práctica, de rendir cuenta
a la Asamblea General.
¿Acaso se piensa que otros van a tomar iniciativas semejantes en la ONU para
hacer justicia al Tercer Mundo y a otras naciones hoy marginadas y discriminadas?
Excúsenme de que haya abordado tan complejos problemas en tan breve
tiempo.
De Cuba, brutalmente bloqueada, hostigada y amenazada porque es pequeña,
porque quiso la justicia social, porque no se rinde, no puedo olvidarme. Para Cuba
que lucha pido solidaridad a mis hermanos de América Latina.
Muchas gracias.
106
Palabra de Fidel
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
DE CUBA, DR. FIDEL CASTRO RUZ, EN LA SESION INAUGURAL
DE LA CUARTA CUMBRE IBEROAMERICANA DE JEFES DE ESTADO
Y GOBIERNO.
Cartagena de Indias, Colombia. 14 de junio de 1994
Estimado señor presidente de Colombia, César Gaviria.
Majestad,
Excelencias:
Nuestras cumbres, iniciadas en Guadalajara, han sido ejemplo de inspiración
para el acercamiento y unión de nuestros pueblos.
Hemos reafirmado nuestra decisión de reunirnos sin permiso de terceros y sin
irritantes exclusiones. Nuestros esfuerzos han dado sus frutos en muchos aspectos.
Los avances de ALADI, Pacto Andino, Mercado Común Centroamericano,
MERCOSUR y la importancia creciente del SELA así lo demuestran.
Algunos, al parecer, sintieron preocupación por esta nueva e independiente
forma de acción. Nuestro poderoso vecino del Norte ahora convoca a otra reunión
cumbre que deberá efectuarse nada menos que en Miami, se dice que para una
asociación hemisférica madura.
Ya hubo Alianza para el Progreso. Ya hubo Iniciativa para las Américas. Y hoy
nadie las recuerda. De década en década, de siglo en siglo, hemos ido de consigna
en consigna, de engaño en engaño.
Hubo también guerras, intervenciones y conquistas de territorios a costa de
nuestra América. ¿Qué podemos esperar hoy de esa fuerza invariablemente
expansionista, egoísta y hegemónica?.
A Cuba, país agredido y bloqueado desde hace más de 30 años, se le prohíbe
por los presuntos dueños del hemisferio participar en esa reunión. ¡Cuánta cobard
ía, mediocridad y miseria política refleja realmente tal exclusión! Cuba, sin embargo,
no se opone a esa cumbre. Nos complace que los países hermanos de Amé-
rica Latina y el Caribe puedan defender allí con toda firmeza y energía los intereses
de nuestros pueblos.
En primer lugar, es hora de exigir que entre los derechos fundamentales del
hombre se respeten también y se tomen en cuenta como algo esencial y sagrado el
derecho a la salud, a la educación, al trabajo dignamente remunerado, a la identidad
cultural y étnica de sus pueblos. Que cese toda forma de discriminación racial
o sexual. Que cesen los niños abandonados en las calles y sin hogar, víctimas de
toda clase de explotación, violencia y abusos sexuales. Que cese el hambre. Que
dejen de morir cada año millones de personas que pudieran salvarse.
Cuba apoyó resueltamente la lucha revolucionaria por los procesos democráticos
en Centro y Suramérica, y se alegra de que la actual administración de Estados
Unidos no promueva, como hicieron otras, las cruentas dictaduras militares
subordinadas a los intereses norteamericanos. Lo que no acepta es que Estados
Unidos pretenda convertirse en modelo y juez supremo de los ordenamientos polí-
ticos latinoamericanos.
Cuba defiende con entera decisión el principio de la soberanía nacional, que
estaría dispuesta a delegar solo ante una América Latina unida, pero no acepta
que bajo ningún pretexto los círculos de poder norteamericanos puedan intervenir
en los asuntos internos de los países de la región.
Nada sería para Cuba de mayor placer que Estados Unidos ofreciera a todos
los países de la región, en particular a los de menos ingresos, un libre acceso a sus
mercados como contribución al desarrollo económico de esos países. A Cuba le
parece igualmente necesaria la inversión extranjera, incluso norteamericana, como
107
Selección de discursos
aporte al desarrollo en este continente. Pero le preocupa el proceso de
desnacionalización de importantes riquezas y recursos naturales de los países de
la región que se está produciendo.
El comercio y la inversión privada no son suficientes para garantizar el desarrollo
de las economías nacionales. Se requiere aumentar el flujo de ayuda al desarrollo
que el actual gobierno de Estados Unidos ha reducido.
Ahora que concluyó la guerra fría, ese país debería transformar una parte de
sus injustificados gastos militares actuales en un fondo de ayuda al desarrollo de
los países de América Latina y el Caribe.
Estados Unidos debería apoyar una solución radical y definitiva al problema
de la deuda externa de la región, que asciende ya a 487 000 millones de dólares.
Debe dejar de utilizar la propiedad intelectual como arma de negociación. Debe
derogar la arbitraria disposición especial Super 301, que castiga unilateralmente
a los socios comerciales.Debe excluir a los países latinoamericanos y del Caribe de
la brutal exigencia de acceso irrestricto a los servicios que fue impuesta ya en la
Ronda Uruguay.
A Cuba le hace feliz que Estados Unidos esté planteando, al menos retóricamente,
la necesidad de emprender lo que denomina reformas económicas de segunda
generación para resolver los problemas sociales del continente, pero los
recursos asignados son absolutamente insuficientes.
A Cuba le resulta grato escuchar que Estados Unidos quiere modificar las
nociones sobre la seguridad interamericana que se desarrollaron durante la guerra
fría y, dentro de ello, trabajar en una nueva relación que no esté vinculada a la
presencia de bases militares norteamericanas en la región.
Para ser consecuente con esa política, Estados Unidos deberá desmantelar la
base naval de Guantánamo, devolviendo a Cuba el territorio que ocupa hace ya
casi 100 años, retirar sus bases de Panamá como está pactado y de cualquier otro
país latinoamericano.
Si Estados Unidos está preocupado por el desarrollo sostenible de la región y
por evitar el deterioro ambiental, debe firmar la Agenda 21 de la Cumbre de Río.
Cuba está de acuerdo en que se establezcan mecanismos de cooperación
hemisférica para enfrentar el narcotráfico, pero ello no debe hacerse a costa de la
soberanía de los países implicados. Son legítimas las preocupaciones de las fuerzas
armadas del continente que se resisten a ser utilizadas como policías antidrogas.
De igual modo son legítimas las demandas de reducir el consumo norteamericano
de drogas.
Estados Unidos debe cambiar su política migratoria respecto a América Latina
y el Caribe, y promulgar una ley que automáticamente legalice la situación de los
ciudadanos de esos países que ingresen a Estados Unidos, como hace hoy con los
ciudadanos cubanos. Cuando ya no existe el muro de Berlín, debería destruirse el
muro que se levanta en la frontera mexicano-norteamericana.
A Cuba le parece positiva la idea norteamericana de convocar a las organizaciones
no gubernamentales del continente para producir recomendaciones respecto
a la agenda, pero deben ser invitadas todas y escucharse las demandas de
los indígenas, las mujeres, las organizaciones campesinas, los sindicatos – sin
injustas exclusiones- y los demás representantes de las sociedades civiles, que
tienen mucho que decir respecto a los temas de esa cumbre.
Por último, es una excelente ocasión para reclamar al gobierno de Estados
Unidos el cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas sobre el criminal
e injusto bloqueo contra Cuba que intenta ensangrentar y rendir por hambre a
nuestro pueblo.
Si estos temas se debaten en la cumbre de Miami, Cuba le desea éxitos. Si todo
se reduce a un intento de trazar pautas al hemisferio, aislar a Cuba y controlar los
mercados de América Latina y el Caribe frente a Europa, Japón y el resto del
108
Palabra de Fidel
mundo, habría que recordar las palabras de José Martí cuando juzgó una reunión
similar que tuvo lugar en Washington hace 105 años:
«Después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del
convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española
la hora de declarar su segunda independencia.»
Muchas gracias.
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
DE CUBA, DR. FIDEL CASTRO RUZ, EN LA II SESION DE TRABAJO
DE LA CUARTA CUMBRE IBEROAMERICANA DE JEFES DE ESTADO
Y DE GOBIERNO. Cartagena de Indias, Colombia. 15 de junio de
1994.
Yo quiero, ya que mi país, Cuba, ha sido mencionado reiteradamente por algunos
de los que han usado de la palabra, les quiero en primer lugar dar las gracias
para los que se han preocupado por Cuba, y percibo un sentimiento de sinceridad
en los que han hablado. Por eso yo los he aplaudido a todos. Sé que a veces cuando
yo hablo algunos no mueven la mano, correcto, los respeto, creo que esto es
democrático y cada cual debe hacer lo que estime pertinente.
Yo los he aplaudido a todos, a algunos con más entusiasmo, y a otros con
menos entusiasmo, pero en todos he percibido, realmente, y doy las gracias por la
preocupación por Cuba.
Sin embargo, me llamaba la atención, y aprecio tanto por ello el gesto del presidente
Itamar Franco, que no se haya dicho una palabra del bloqueo injusto,
criminal, inhumano, que desde hace más de 30 años se ha impuesto a nuestro
país.
El bloqueo más grande de la historia de un país latinoamericano, con el cual
no se quiere dialogar, sino ahogarlo en sangre, rendirlo por hambre, esa es la
realidad. Me habría gustado dentro de este espíritu latinoamericano alguna referencia
a eso.
Creo que nuestro pueblo también es acreedor a un reconocimiento si tenemos
en cuenta el heroísmo, la firmeza, la dignidad con que ha resistido más de 30 años
ese bloqueo y las agresiones de Estados Unidos.
Nos quedamos solos después, y muchos, cuando se quedan solos, se rinden y
nosotros no nos hemos rendido, nosotros hemos seguido luchando, porque entendemos
que defendemos la dignidad, la soberanía y la independencia de nuestros
pueblos de América Latina, y eso es lo que quería Martí precisamente con la independencia
de Cuba. Me llama la atención que no se dijo una palabra de que Cuba
es el país que más ha avanzado en lo social, en la historia de este hemisferio.
Hemos hecho tanto que pienso que hemos hecho más de lo que hemos podido
hacer.
Que no se dijo una sola palabra que en un momento en que se habla de la
crisis social de este hemisferio y de tantas escuelas cerradas, nuestro país, sometido
a un doble bloqueo, no ha cerrado un solo hospital, una sola escuela, no ha
dejado a nadie desamparado. Que nuestro país, aun en las condiciones más difí-
ciles, ha luchado y ha resistido.
En un hemisferio que, como ustedes saben muy bien, cualquiera que sean
nuestros éxitos actuales, coyunturales, o definitivos, como se quiera, de los cuales
yo me alegro muchísimo, sin embargo, sabemos que en este hemisferio donde
vivimos todos, es el hemisferio de la peor distribución de la tierra que existe en
todas las regiones del mundo, por un amplio margen; me refiero a nuestra región,
con sus excepciones, desde luego, que hay siempre algunos países. Es la región de
la más mala distribución del ingreso nacional que existe en el mundo, y que hay
109
Selección de discursos
tantas cosas por hacer. Y ni una sola palabra se menciona sobre eso. Me extraña,
incluso, que no se haya mencionado una sola palabra sobre la posición común
que deberíamos llevar a la famosísima cumbre de Miami, algo tan importante y tan
vital y que está bien próximo.
Por último, yo digo que respeto las ideas de ustedes, y las respeto con mucha
sinceridad. El pensamiento, las concepciones, las ideas que tienen sobre la democracia.
Habría que hacer una cumbre para discutir qué es la democracia, y qué es
la participación del pueblo, y qué significa que millones de personas mueran en
este hemisferio todos los años por enfermedades, por hambre, que podrían salvarse.
Es nuestro deber, si somos demócratas, si somos humanos, de pensar en todo eso.
Y nosotros tenemos nuestras ideas y nuestras concepciones sobre la democracia,
y no nos sentimos abochornados de eso. Con ellas hemos resistido y hemos
luchado durante 35 años, y que creo que los golpes que nosotros hemos sufrido a
lo largo de estos 35 años, y la historia no se puede olvidar, es que nos cercaron
mucho antes de que declaráramos el carácter socialista de la Revolución, y nos
bloquearon, y repartieron nuestra cuota azucarera entre todos, y a Cuba la dejaron
prácticamente sola, con la honrosísima excepción de México, que mantuvo
con nosotros los vínculos y las relaciones.
Yo respeto las ideas de todos. Y creo que si hablamos de democracia, debemos
hablar de la multiplicidad de criterios y de opiniones. Pido respeto también para
nuestro criterio, de la misma forma que nosotros respetamos el de ustedes. Y
dichas estas palabras, una vez más les doy las gracias por las preocupaciones que
han sentido respecto a nuestro país.
Muchas gracias
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
DE CUBA, FIDEL CASTRO RUZ, DURANTE LA QUINTA CUMBRE
IBEROAMERICA DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO. San Carlos
de Bariloche, Argentina. 16 de octubre de 1995.
Señor Presidente de la República Argentina,
Majestad,
Excelencias.
Algunos hemos viajado mucho. El tiempo es corto. Pero nada complace tanto
como vernos otra vez reunidos. Notamos ausencias, nos duelen. Vemos caras nuevas,
nos alegra.
Sentados aquí en una mesa, los iberoamericanos nos sentimos algo que no
puede ser ignorado ni despreciado. No todos pensamos igual, ni todos luchamos
en iguales condiciones, pero todos sentimos igual respeto por los demás.
Los tiempos cambian. A veces unos tenemos más problemas y otros tenemos
menos. Pero ninguno puede sentirse feliz cuando los que discrepan tienen dificultades.
Todos queremos tener razón, pero la verdadera razón está en lo que nos
identifica y nos une.
No voy a citar cifras, las cifras a veces nos aburren. Sobre educación, sólo
mencionaré que en Cuba el número de profesores y maestros alcanza el más alto
per cápita entre todos los países del mundo. Lo que debemos preguntarnos es si
cada uno hace todo lo que puede por su pueblo. La historia será mejor juez que
nosotros mismos. Hoy todos sabemos que nada sirve si no lleva el máximo de
bienestar a cada uno de nuestros compatriotas. Hoy cada cual tiene más conciencia
de los problemas sociales. Hasta el Fondo Monetario y el Banco Mundial hablan
de esos problemas y la necesidad de resolverlos. ¿Es acaso el fantasma del
socialismo?
110
Palabra de Fidel
No deseamos que nadie pierda el sueño. Antes de pensar en nuestras diferencias
ideológicas, prefiero creer que nos uniremos para salvar la América Nuestra
del hambre, la pobreza, la ignorancia y las enfermedades, para que todos podamos
comprender que la horrible situación en que unos no sepan qué botar en los basureros
y otros no sepan qué recoger para vivir, no puede continuar existiendo.
Las dificultades son enormes, pero aquí en Bariloche me impresionaba más
profundamente el recuerdo de San Martín sobre la cumbre de Los Andes.
Imitemos el ejemplo de aquellos que fueron nuestros predecesores. Hagamos
lo que Bolívar, San Martín, Artigas, O’Higgins, Sucre, Juárez, Morazán y Martí
habrían hecho en iguales circunstancias, para que nuestra América ocupe un
lugar digno en un mundo en que todos tengamos derecho a vivir.
Gracias.
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
DE CUBA, DR. FIDEL CASTRO RUZ, DURANTE LA SEXTA CUMBRE
IBEROAMERICANA, Santiago de Chile, Chile, 10 de noviembre
de 1996
Muy estimado señor presidente Eduardo Frei,
Majestad,
Excelencias:
La situación no es exactamente igual en cada país, pero hay fenómenos que
afectan en mayor o menor grado a toda la región, dignos de tomarse en cuenta
ahora que nos sentamos para hablar sobre gobernabilidad democrática.
Mientras el abismo entre los ricos y los pobres crece cada vez más hasta colocar
a América Latina en el triste papel de campeona de estas diferencias entre
todas las regiones del mundo, mientras decenas de millones de niños sin hogar se
encuentran abandonados en las calles de las grandes ciudades, mientras un nú-
mero igual o mayor son explotados inescrupulosamente en vez de estar en las
escuelas, mientras mueren cada año medio millón de menores de cinco años que
pudieran salvarse, mientras los barrios marginales se multiplican incontenibles
por todas partes y el número de personas por debajo de los índices de pobreza se
acerca al 50 por ciento, mientras el desempleo crece cada vez más como un terrible
azote social, mientras los presupuestos de educación, salud y otros programas
sociales son recortados a instancias de organizaciones internacionales que nos
imponen su filosofía económica, mientras la deuda externa se incrementa y tras
haberse pagado 630 mil millones de dólares en los últimos diez años, es ahora
más alta que nunca, mientras la corrupción se hace una práctica cotidiana en
muchas partes, mientras un voraz y gigantesco mercado externo de placeres y
consumismo ha traído a la región el enorme problema de las drogas, con su secuela
de violencia y destrucción para muchos países, mientras todo se privatiza a
cualquier precio y el estado se desprende de riquezas que generaciones anteriores
acumularon con grandes sacrificios, debilitándose, empobreciéndose y renunciando
a todo papel activo en la economía, mientras el capital extranjero y las
transnacionales se van apoderando de los centros de producción de bienes y servicios
más estratégicos, mientras estamos a la zaga en la investigación científica,
mientras nuestra cultura es descuartizada por el monopolio de los medios masivos
de la potencia hegemónica, mientras se aprueban leyes extraterritoriales y se
aplican bloqueos criminales por parte de esa misma potencia que reiteradamente
ha invadido países de la región y constantemente interviene en asuntos puramente
internos de nuestros estados, mientras tienen lugar estos y otros muchos
111
Selección de discursos
preocupantes problemas como la prostitución infantil, el comercio de órganos, la
discriminación de la mujer y del indio, las mafias y los escuadrones de la muerte,
me pregunto y les pregunto a ustedes, distinguidos colegas:
Si no tomamos conciencia plena de estas realidades, si cerramos los ojos y no
actuamos con la unidad, la lucidez y la energía que este momento crucial de nuestra
historia exige.
¿Qué será de nuestros estados en el siglo XXI?
¿Qué quedará de nuestra independencia?
¿Qué significado tendrá para los pueblos el objetivo de nuestras luchas?
¿Qué posibilidad real habrá de alcanzar una verdadera gobernabilidad democr
ática con justicia y esperanzas para todos?
Muchas gracias.
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
DE CUBA, DR. FIDEL CASTRO RUZ, DURANTE LA SEPTIMA CUMBRE
IBEROAMERICANA. Diciembre 1997 Isla Margarita, Venezuela.
UNA REVOLUCIÓN ÉTICA, VERDADERA Y DEMOCRÁTICA
Sr Presidente de Venezuela, Dr Rafael Caldera,
Majestad,
Excelencias:
En la primera cumbre, México invitó a Cuba. Al parecer era hora de que cesaran
las exclusiones arbitrarias y bochornosas contra un pequeño país que ha
defendido con gran dignidad, en lucha solitaria y heroica, su derecho a existir.
Pero los que han agredido, dividido y humillado mil veces a nuestros pueblos
nunca quisieron resignarse a la presencia de Cuba en estas cumbres. Esta vez
enviaron emisarios a todas partes pretendiendo sabotear o que incluso se nos
arrebatara la sede de 1999. Muy pocos gobiernos se prestaron al juego. El argumento
de que Cuba no cumplía los acuerdos de las cumbres fue la cínica teoría
elaborada por las procónsules de Estados Unidos.
Me veo obligado por ello a recordar que en Cuba hubo, hay y habrá una Revoluci
ón cuyos principios no se venden ni traicionan, que jamás hemos renunciado
a nuestro sistema político, económico y social.
Por una democracia verdadera, un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el
pueblo, y no de los ricos, por los ricos y para los ricos, y en defensa de los más
sagrados derechos de cada ser humano, hemos luchado más que nadie en esta
época de tantas desigualdades e injusticias. Que lo digan nuestros niños, con los
más bajos índices de mortalidad en todo el Tercer Mundo, nuestra total población
alfabetizada, los millones de madres que fueron al parto con menos muertes que
en cualquier otro país de América Latina, o nuestros ancianos, que viven más de
75 años, para citar sólo unos pocos ejemplos. Que lo diga el pueblo extraordinario
que ha resistido casi cuarenta años el más prolongado y criminal bloqueo econó-
mico que ha existido.
Hemos trabajado en todas las cumbres por la unidad y el consenso, hemos
expresado siempre con toda lealtad nuestro modo de pensar en reuniones abiertas
o cerradas. Hemos suscrito cada concepto tal como lo interpretamos, y nos
hemos comprometido únicamente con aquellos valores en los cuales creemos y
por los cuales estamos dispuestos a dar nuestras vidas.
Que otros se plieguen a las mentiras y los engaños, a las ilusiones y los intereses
de los poderosos de este mundo. Nosotros continuaremos defendiendo las
ideas por las cuales hemos luchado toda la vida, junto a los pobres, los enfermos
sin médicos ni medicinas, los padres sin empleo, los cientos de millones de niños
112
Palabra de Fidel
y niñas abandonados a su suerte u obligados a trabajar o a prostituirse para
poder vivir, los hambrientos, los oprimidos y explotados de toda la Tierra, que
constituyen la inmensa mayoría de la Humanidad.
Un cambio total de rumbo, aunque pocos estadistas lo comprenden todavía, es
lo más ético, democrático y revolucionario que debiera ocurrir en el mundo de hoy.
Si se quiere discutir sobre el tema, discútase, y que cada cual se enfrente,
según su conciencia, a las cifras irrebatibles y las realidades palpables que demuestran
el desarrollo acelerado de una especulación financiera universal e insostenible,
la vulnerabilidad creciente de las economías, la destrucción de la Naturaleza,
el porvenir incierto y el abismo sin fondo a que nos conducen el
neoliberalismo ciego e incontrolable y un globalismo aplastante y brutal, bajo la
égida de la potencia más egoísta y poderosa de la historia. No hay que esperar a
que las monedas pierdan su valor y las bolsas se desplomen.
Muchas Gracias.
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL PRESIDENTE FIDEL CASTRO
RUZ EN LA SESIÓN DE CLAUSURA DE LA 8a CUMBRE IBEROAMERICANA
DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO, EFECTUADA EN LA
SALA DOURO, DEL CENTRO DE CONFERENCIAS DEL EDIFICIO DE
LA ADUANA NUEVA, OPORTO, PORTUGAL, EL DíA 18 DE OCTUBRE
DE 1998.
Majestad;
Excelencias;
Estimados miembros de las delegaciones aquí presentes;
Distinguidas y distinguidos invitados:
Trataré de ser todo lo sintético posible; de hablar, si es necesario, en forma de
telegrama. Decir, en primer lugar, y con la sinceridad con que suelo expresarme,
que esta reunión, a mi juicio, ha sido extraordinariamente fructífera. Me atrevería
a decir que nunca en tan breve tiempo se hizo tanto por nuestras aspiraciones de
integración, de unión y desarrollo. El método ideado por los portugueses fue excelente:
cero discursos -me informaron a mí e informaron a otros-, máximo de espontaneidad,
diálogo e intercambio de impresiones. Yo, por mi parte, no escribí
nada. Debía pronunciar unas palabras finales. No tuve tampoco tiempo de escribir
nada y fue mejor, porque habría sido imposible escribir ayer sobre las impresiones
que hemos recibido hoy.
Comenzamos con la primera sesión de inauguración. Escuchamos las palabras
sentidas del presidente Caldera. Profundas intervenciones del primer ministro
de Portugal, Guterres, y del presidente Sampaio despertaron nuestros ánimos.
Percibimos que se estaba poniendo el dedo sobre la llaga. Nos marchamos para el
otro salón. No sé por qué excluyeron a las damas; participaron las delegaciones. Y
una cosa buena: nos sentimos con libertad de hablar más íntimamente; no estaba
la prensa.
La experiencia de muchas reuniones nos enseña que hay diferencias de matices
y de tonos, hay prácticamente dos discursos: cuando estamos hablando para
el mundo, para nuestro país y para los demás países, y cuando estamos hablando
entre nosotros. Sin embargo, a la prensa no le ocultaremos nada.
Comenzaron los pronunciamientos. Habló, en primer lugar -y no voy a hacer
una crónica completa-, el presidente Cardoso. Me pareció excelente que él iniciara
las intervenciones, porque el pensamiento del mundo está concentrado -pudiéramos
decir- en Brasil como puerta potencial de entrada en América del Sur y en
113
Selección de discursos
América Latina de la grave crisis que nos amenaza; el país donde se requiere de un
esfuerzo especial, porque lo que allí ocurra será decisivo. Realmente nos produjo
satisfacción a todos, y, en mi nombre, puedo decir que de modo especial su profundo
análisis.
Nos hizo la historia de los tres asaltos especulativos que sufrió la economía
brasileña en 1995, en 1997 y en 1998, lo que costó decenas de miles de millones
de dólares a la reserva que con tantos esfuerzos había acumulado el país; y plante
ó sus ideas, esencialmente la necesidad urgente de inyectar la liquidez necesaria
y suficiente a las finanzas internacionales.
Hubo algunas cosas muy interesantes que él añadió al plantear prácticamente
la necesidad de dos políticas: una relacionada con los países emergentes muy
vulnerables a los riesgos de la crisis financiera, y otra para los países
industrializados que poseen los recursos necesarios. Si lo vamos a sintetizar, me
atrevería a decir muy esquemáticamente que se planteó la idea de una política
económica austera, muy cuidadosa, para los países en desarrollo, es decir, en la
economía interna de nuestros países, y una política keynesiana para las finanzas
internacionales. Creo que no se diferencia mucho de algunos pronunciamientos
que han hecho muy recientemente personalidades cuyas decisiones son tan importantes
para la economía mundial, como el Presidente de Estados Unidos y los
directores del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, ante la grave
crisis que se está desarrollando.
No puedo mencionar a todos los que intervinieron después; fueron muchos los
que hicieron valiosas e importantes intervenciones. Voy a mencionar algunas que,
a mi juicio, sintetizaban ideas muy importantes: la del presidente Frei, relacionada
con el mensaje que en la reunión se había propuesto elaborar adicionalmente a
la Declaración para enviarlo a los que tienen mayor poder de decisión en las finanzas
internacionales. ¿Cómo debía ser el carácter del mensaje? No parecía correcto
un mensaje que fuera a dar la impresión de una situación catastrófica, insoluble o
de carácter pesimista, sino con toda franqueza plantear de modo realista y sin
exageración alguna -lo que realmente no requiere de exageración- la situación
financiera actual.
El presidente Zedillo llamó la atención de que, aun con prioridad sobre soluciones
a mediano plazo o soluciones futuras y las relacionadas con una nueva
arquitectura, había que apagar el fuego de inmediato. Y otra segunda idea, entre
varias: la necesidad de que Europa reaccionara y prestara todo su apoyo a las
medidas que se consideran indispensables tomar para tratar de frenar la crisis y
reanudar el crecimiento económico.
Debo citar la intervención del primer ministro de España, el presidente del
gobierno, Aznar: dos cosas muy alentadoras, cuando planteó la decisión de Espa-
ña de aportar 5 000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional -es
decir, predicar con el ejemplo, ya que se estaba solicitando de Europa una reacci
ón concordante con los primeros pasos que se dieron en Estados Unidos en
relación con la reducción de la tasa de interés, lo cual se considera en estos instantes
elemento esencial y clave para empezar a despertar confianza y para inyectar
fluidez en las finanzas internacionales-, y algo muy importante para los latinoamericanos:
que de estos 5 000 millones de dólares, 3 000 millones estarían
dedicados a un fondo de emergencia para la América Latina, porque esto es lo que
se está buscando: fondos de emergencia para enfrentar la situación.
Habló también de la política española de continuar realizando el máximo de
inversiones españolas en América Latina. Es muy importante que en una reunión
de este carácter se tomaran decisiones de este tipo.
En la última reunión, Argentina informó un aporte de 1 000 millones; es decir,
son 6 000 millones que emergieron de esta cumbre, cuando se está solicitando a
los países desarrollados el máximo aporte en interés de ellos y del Tercer Mundo.
114
Palabra de Fidel
Anteriormente se había producido un hecho importante: otro aporte de Espa-
ña digno de reconocerse: la reducción del 0,5% de la tasa de interés, es decir, el
doble de la primera reducción del Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Son, a mi juicio, excelentes decisiones cuando se trata de conquistar el apoyo,
de vencer dudas y obstáculos, a fin de obtener un apoyo similar del resto de los
países de la Comunidad Económica Europea.
Se discutió el contenido del mensaje, ese mensaje que se había acordado en la
sesión de la mañana en adición a la Declaración, cómo debía ser elaborado; se
arribó a un pleno consenso sobre el contenido del mismo. Todos llegamos a la
convicción de que la forma correcta era aquella que se propuso de elaborar ese
mensaje, que se discutió después en la sesión de la tarde.
Quizás, para esclarecer mejor las cosas, debo decir que se había decidido continuar
el diálogo en el almuerzo. Los portugueses se las ingeniaron para llevar
unos micrófonos inalámbricos y obrar otro milagro que parecía increíble en un
almuerzo: la continuación del diálogo, pero esta vez solos los jefes de Estado y de
Gobierno.
¿SE PODíA O NO SE PODíA HABLAR DE CRISIS GLOBAL?
Fue allí -y esto debo aclararlo- donde se discutió la cuestión del contenido del
mensaje; estaban solos los jefes de Estado. Fue una excelentísima reunión, de las
mejores que he visto, en que los platos no estorbaron para nada; algunos consumieron
más; otros, menos. Yo, en el interés de preguntar muchas cosas a los más
experimentados colegas que estaban abordando el tema, ni siquiera toqué el almuerzo;
además, tenía la tensión del trabajo de la tarde y el de esta intervención.
Allí, en nuestra soledad, con la sola compañía de los problemas que cada uno
de nosotros tiene encima y los que todos juntos llevamos sobre nuestras espaldas,
se logró definir bien el contenido del mensaje. Había consenso; pero, a la vez, se
observó que había un concepto sobre el cual las opiniones eran divergentes: si se
podía hablar en estos instantes de crisis económica mundial o de crisis económica
global.
Se señalaba que la economía norteamericana gozaba de buena salud, lo cual
es muy cierto, que la economía norteamericana goza todavía -este todavía lo añado
yo- de buena salud -y deseamos que siga gozando de buena salud, desde luego-
; que la economía europea también goza de buena salud, y se espera que siga
gozando de buena salud, apoyada por la creciente integración, y especialmente
por la puesta en práctica del euro, al que ya se le augura más éxitos que peligros,
aunque quienes leen a los analistas de determinados órganos de prensa, pueden
apreciar esperanzas de que el euro fracase. ¿Se podía o no se podía hablar de
crisis global?
Nosotros, los cubanos, teníamos un dilema serio, y era sobre la cuestión del
tema para la cumbre en Cuba.
Ya habíamos elaborado la idea de un tema asociado precisamente al problema
de la crisis, a partir del hecho de que la misma está desarrollándose, de que hay
una infinidad de incógnitas y de que tendríamos que hacer un examen de lo que
había ocurrido, de lo que estaba ocurriendo y de todas las medidas que se iban
tomando.
Estamos viviendo una situación en que los acontecimientos se suceden rápidamente,
y muchas veces son sorprendentes; nadie sabe qué va a ocurrir de aquí
a enero de 1999, cuando tendremos en nuestro país una conferencia de economistas
de las diversas escuelas y de distintos países del mundo para discutir teóricamente
estas cuestiones. Es posible que para esa fecha, para el 21 de enero, ya
algunos de los que estaban pensando de otra forma hayan cambiado de opiniones,
porque hemos visto cambios de opiniones en muy importantes personalidades en
115
Selección de discursos
el brevísimo tiempo de dos semanas. Para nosotros era decisivo definir esto: qué
hacer con el tema que habíamos elaborado. Un título breve, ¿no?, que siempre
abarca muchas cosas y tiene que ser explicado.
Nosotros partíamos de determinados hechos -y no les voy a robar mucho tiempo
con esto. En la página 23 de esa colección de discursos, encabezada por el
informe de las Naciones Unidas, el informe de Kofi Annan en septiembre, está el
discurso del presidente Clinton el 14 de septiembre de 1998, pronunciado en el
Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, que es clave. Lo primero que
expresa Clinton al comenzar el discurso es la siguiente frase: «Éste es el mayor
desafío financiero que encara el mundo en medio siglo». Bastante fuerte la afirmaci
ón.
Más adelante añade: «Constituye una gran ironía que estemos en un momento
de poderío económico insuperable cuando existe un trastorno tal en la economía
mundial».
Habla después de que durante 30 años Estados Unidos y el resto del mundo
han estado preocupados por la inflación. Y luego añade: «Pero es evidente que el
tipo de riesgo ha cambiado, pues la cuarta parte de la población mundial vive en
países en que disminuye el crecimiento económico o en que éste es negativo. Por lo
tanto, creo que la principal prioridad del mundo industrializado de hoy es impulsar
el crecimiento». Nos viene bien esta frase, porque es lo que estamos solicitando,
demandando del mundo industrializado.
Al finalizar ese discurso bien elaborado, cuidadoso, porque igual que aquí se
analizó el contenido del mensaje a Europa y que no debía haber una palabra pesimista
sino un discurso realista, él se animó a concluir con insólita y humilde
franqueza: «No creo que sea fácil que, en esta sala, sepamos lo que hay que hacer».
Ese discurso fue pronunciado en el Consejo de Relaciones Exteriores, instituci
ón prestigiosa y muy conocida, sobre asuntos de política exterior en Estados
Unidos. Bien, esto lo dijo Clinton.
En la página 49 -de memoria lo sé porque todo esto me interesó mucho-, el 6
de octubre de 1998, ¿quién habla?: el Presidente del Fondo Monetario Internacional
que, como ustedes saben, no se caracteriza por frases pesimistas, sino todo lo
contrario. Frente a las críticas de que no había suficiente transparencia acerca de
lo que estaba ocurriendo en el sudeste asiático y sobre otras muchas cosas, y de la
forma ligera en que se distribuían los préstamos sin análisis pertinentes, el favoritismo
y lo demás que no tengo que repetir, que ustedes han leído veinte veces en
los últimos meses, y sobre lo cual no se había pronunciado antes una sola palabra,
y donde emergió de nuevo la palabra transparencia, que nace de los días de la
perestroika, transparencia en información y en los datos, transparencia en los
bancos, que todo el mundo estaba reclamando, él se defendió planteando que sí,
que ellos sabían lo que debía ocurrir, que lo advirtieron a determinados gobiernos,
pero que no lo divulgaron porque hacerlo podía crear pánico y acelerar la crisis.
Hoy nadie sabe qué sería mejor, si aunque solo fuese un poquito de transparencia
y de advertencia que frenara la gravedad de aquella explosión súbita, de
aquella crisis inesperada que tanto sorprendió al mundo. Es decir, no es un hombre
que se caracterice -repito- por frases pesimistas, lo dijo allí paladinamente:
«Señores Gobernadores, este año nuestra reunión se celebra en plena crisis; una
crisis que ya ha costado cientos de miles de millones de dólares». Si hubiese sido
más exacto, habría podido utilizar un dato que se conoce: a nivel mundial las
bolsas habían perdido ya entre tres y cuatro trillones de dólares. Aquello lo dijo
Michel Camdessus, el 6 de octubre, hace unos días, en la reunión de la Junta de
Gobernadores del Fondo Monetario Internacional y el grupo del Banco Mundial.
De inmediato añadió que había costado también «millones de puestos de trabajo».
No dijo decenas de millones.
Si se leen los informes sobre la situación en Indonesia, solo allí el desempleo se
116
Palabra de Fidel
ha elevado al 40%. Terminó el párrafo con las siguientes palabras: «Y la tragedia
incalculable que significa la pérdida de oportunidades y esperanzas para tantas
personas, especialmente entre los más pobres».
Dijo mucho más, dos o tres cosas más: «Ni siquiera los países con economías
correctamente administradas han quedado a salvo. No llegamos a prever la gravedad
de este virus» -casi casi lo comparó con el SIDA- «que se ha propagado a lo
largo y ancho del mundo, atacando, por ejemplo, a América Latina porque Rusia
tuvo dificultades».
«Ahora, tras este segundo embate de la crisis, la mayoría de los países en desarrollo
se enfrentan a un entorno mucho más frágil, una afluencia de capitales
mucho menor y un descenso de los precios de los productos básicos.»
Se menciona este fenómeno por primera vez, muy asociado en la historia a lo
que ocurrió en el año 1929 y en los meses que lo precedieron: aumento incontenible
de los precios de las acciones y la baja de los productos básicos.
Por último, dijo Camdessus -creo que fue lo último sobre la gravedad de la
crisis-: «Hablemos claramente: no se trata de países en crisis, sino de un sistema
en crisis; un sistema que aún no está suficientemente adaptado a las oportunidades
y a los riesgos de la globalización».
Me llaman especialmente la atención las palabras del Presidente del Fondo
Monetario Internacional en torno a la cuestión de si se podía hablar o no de crisis
económica globalizada o crisis económica internacional. Hay evidentes elementos
que pueden producir cierta confusión.
Hoy mismo, en la segunda reunión, el presidente Cardoso dijo -yo lo anoté-:
«Estamos viviendo un momento extremadamente grave». Y lo está diciendo el Presidente
de Brasil, cuya experiencia y cuyos conocimientos conocemos todos.
Estos elementos se estaban discutiendo, y para nosotros eran vitales -repitocon
relación al tema de la cumbre de La Habana.
Yo les pedí a los colegas -no los llamo compañeros porque no quiero aparecer
tan extremista de izquierda como el presidente del Banco Mundial, el Sr.
Wolfenshon; ya quisiera yo encontrarme algunos programas de izquierda con el
texto del discurso con que clausuró las reuniones de Washington, el 8 de octubre
de 1998- que nos ayudaran, por favor, y que si como norma los países que iban a
ser sede proponían y decidían el tema, realmente quería consultarlo con todos los
demás. Y llegué a la conclusión de que había que ser más bien prudentes que
exagerados. Decir que no hay crisis y que no hay una situación muy seria o sumamente
grave, como lo expresó Cardoso, sería ignorar la dura realidad; afirmar que
hay ya una crisis económica globalizada puede parecer exagerado, y puede incluso
serlo.
Cuando nosotros elaboramos un párrafo sobre el tema, tratábamos de plantear,
en esencia, una idea: ¿Qué había hecho Iberoamérica? O más bien, ¿cómo ha
enfrentado Iberoamérica -suponiendo que para esa fecha ya haya enfrentado bastante,
sin esperar un año para hacerlo, porque nadie puede esperar ni un minutola
crisis económica globalizada? Era largo y lo cambiamos por otra frase:
Iberoamérica y la crisis económica globalizada. Después de las fructíferas discusiones
sostenidas al mediodía, fuimos absolutamente persuadidos de que había
que modificar la frase original para ser más realistas, más objetivos y más exactos:
Iberoamérica y los graves riesgos de una crisis económica globalizada. Fueron las
palabras que nos parecieron más exactas, y por fortuna encontramos la total aceptaci
ón, el pleno consenso de todos los que estábamos allí reunidos en aquel almuerzo.
Y ése quedó como tema de la próxima cumbre.
Ahora, ¿cómo vemos la situación estratégica?, les advierto que me voy acercando
al final de las palabras; me voy acercando (Risas). Así: apreciamos un papel
decisivo para América Latina. Aquí se decide si se frena y se revierte la crisis
económica y se evita su globalización total. Tengo la convicción más profunda de
117
Selección de discursos
que, si esa crisis penetrara en Brasil, repercutiría en toda Suramérica, recurvaría
inevitablemente hacia México y afectaría ya de manera absolutamente irreversible
en las bolsas de Estados Unidos. Y si una crisis en Rusia, con el 2% de peso en la
economía mundial -y creo que es exagerado éste del 2%, porque su Producto Interno
Bruto es hoy de 450 000 millones, la mitad del de Brasil y por debajo de Francia,
España y otros muchos países- hizo bajar 512 puntos en un día al más fuerte
índice de la bolsa de Nueva York, ¿qué sería una crisis en Brasil y extendida a
Suramérica?
HAY QUE RECONOCER QUE BRASIL COMBATIÓ SOLO FRENTE A
ESE RIESGO
Hay que reconocer con toda justeza que Brasil combatió solo frente a ese riesgo.
Y hay montones de análisis de prestigiosas revistas que señalaban a Brasil
como el próximo e inevitable blanco de la crisis, después de Rusia, a partir de
datos relacionados con el déficit presupuestario mayor del 7% del Producto Interno
Bruto; a partir de una supuesta sobrevaloración del real, y a partir de un creciente
y elevado déficit en las cuentas corrientes, circunstancias que utilizan los
especuladores que asaltan como lobos hambrientos la economía de cualquier país
que, en este caso, sería Brasil.
De ahí nace la convicción de que esto no lo podrían aguantar las bolsas de
Estados Unidos, podría convertirse en una catástrofe mucho peor que la de 1929,
cuando sólo el 5% de los norteamericanos tenían invertidos sus ahorros y sus
recursos en las bolsas; ahora el 50% de los norteamericanos y casi todos los fondos
de las cajas de retiro y de los ahorros de la clase media norteamericana y de
los que tienen mayores ingresos entre los trabajadores están invertidos en ellas.
Realmente sería, a mi juicio, algo de consecuencias inimaginables.
Bien, eso significa una cosa con toda claridad: a Estados Unidos y al mundo
industrializado les interesa impedir a toda costa que se produzca esa crisis en
Brasil y Suramérica; le interesa muchísimo a Brasil, por supuesto, más que a
nadie, y al resto de América Latina.
¿Quién lo ayudó, aunque fuese con una sola palabra de aliento, en los cuatro
años de los tres asaltos? ¡Nadie! Se defendió, entre otras medidas, con la reserva
que había acumulado; llegó a elevarla hasta 70 000 millones, que es realmente
alta, y solo en agosto y septiembre, a partir de la crisis de Rusia, perdió más de 20
000 millones de dólares. Entonces por primera vez aparecieron algunas frases y
algunas palabras de aliento y promesas de apoyo a Brasil; ahora es claro que
resulta de una necesidad vital para Estados Unidos y para el resto del mundo
industrializado.
Es por eso que pienso, en primer lugar, que eso no debe significar que Brasil y
Suramérica, conscientes de esa realidad, se pongan a esperar con los brazos cruzados
que aquellos que están corriendo gran peligro salgan a darle los recursos a
Brasil. No hay que sugerirle a Brasil que haga esos esfuerzos porque hace cuatro
años los viene haciendo, defendiendo la estabilidad de su moneda, sacrificando
sus reservas.
Permítanme decirles: Si nosotros tuviéramos la reserva que ellos han tenido
que gastar solo en agosto y septiembre, podríamos contar con un crecimiento de
dos dígitos en Cuba. Y no es tanta la cantidad, si comparamos lo que le costó a
Corea del Sur, 100 000 millones de dólares, o a Tailandia u otros países. Brasil en
solo dos meses tuvo que emplear más de 20 000 millones de su reserva.
También he leído los discursos del presidente Cardoso, antes y después de las
elecciones, lo que me ha permitido calibrar incluso su talento político. No voy a
añadir más virtudes, porque no deseo provocar malentendidos con la izquierda
(Risas).
Realmente debemos reconocer, con toda justicia, la confianza, la firmeza y la
118
Palabra de Fidel
capacidad demostradas por el Presidente en esa batalla solitaria; pero ahora no
está solo, ahora tiene mucha compañía, y buena compañía. Tiene un buen momento
político para la dirección del país, con un reconocido prestigio internacional
y excelentes relaciones con muchos de los dirigentes principales de las instituciones
financieras que aprecian sus conocimientos; buenas relaciones con la direcci
ón de Estados Unidos, buenas relaciones con Europa, y el expediente de la
batalla librada, más el susto colosal y la preocupación, sobre todo, la toma de
conciencia de Estados Unidos y Europa de la importancia decisiva de Brasil como
última trinchera para impedir la generalización de la crisis.
Cardoso pronunció dos discursos. Uno antes de las elecciones, el 24 de septiembre
de 1998, en el que, realmente, tomó una decisión audaz -digo que audaz
e inteligente, no basta solo la audacia-, al plantear las medidas que iba a tomar.
Para no inmiscuirme en los asuntos internos, no emito opinión alguna sobre las
medidas; simplemente estoy señalando tácticas y estrategias políticas. Pero las
medidas duras siempre son duras. Plantearlas antes de las elecciones no es lo
habitual en las tradiciones políticas de nuestro hemisferio.
Yo no tengo malas relaciones con la izquierda, a pesar de que a veces cuesta
trabajo mantener relaciones con las fuerzas de izquierda. Fácilmente surgen problemas
familiares por cualquier discrepancia de criterio y hasta llegan a pronunciarse
a la ligera palabras que lastiman. A nosotros nos exigen más que a las
vírgenes vestales de Roma. Cualquiera puede cometer una ligera falta; nosotros,
ninguna; mucho cuidado, porque antes de que nos levantemos por la mañana, y
aun sin saber textualmente si es cierto o no lo que se ha dicho, ya nos están
juzgando.
Estratégicamente la posición de América Latina es excelente en la actual situaci
ón. Hoy somos algo. Tienen que contar con nosotros.
Realmente en situaciones de riesgo, como la que vivimos junto al mundo, tengo
la convicción de que hay que buscar no solo la unidad entre todos los países
latinoamericanos y del Caribe, sino también la mayor unidad posible dentro de los
países; no me aventuro siquiera a recomendarlo, simplemente digo lo que pienso.
Son cuestiones de tipo político muy asociadas a una gran batalla por la supervivencia,
que requieren el máximo de comprensión, de unidad y de subordinación
incluso de los intereses nacionales a los intereses del conjunto de nuestros pueblos
que no son incompatibles, sino, por el contrario, se complementan y se garantizan.
Son éstas las razones por las cuales fundamento o trato de explicar este criterio
sobre la situación estratégica. Y, repito, Estados Unidos y Europa no se pueden
dar el lujo de permitir que la crisis penetre en Brasil, ni en Suramérica, ni en el
resto de América Latina. Sería la catástrofe para todos.
NUNCA SE AVANZÓ TANTO EN LA UNIFICACIÓN DEL PENSAMIENTO
Y POR EL CAMINO DE LA INTEGRACIÓN
Ya dije que esta reunión había sido una de las más fructíferas que había visto
en mi vida. Trato también de ser realista, de no hacerme ilusiones y, repito, nunca
se avanzó tanto en la unificación del pensamiento y por el camino de la integración
en este difícil momento. Y, además, disfrutamos la alegría del mensaje de paz que
en esta ya histórica -me atrevo a llamarla así- reunión de Oporto hemos recibido,
sobre algo tan complicado y tan difícil: una sólida y bien fundada esperanza de
paz entre Perú y Ecuador.
Está por delante la extraordinaria y estratégicamente importante tarea de unión
e integración de Suramérica.
Les confieso sinceramente que es difícil resignarse a la idea de la integración
circunscrita solo al MERCOSUR. Y digo aquí lo que pienso sinceramente y creo, y
a muchos visitantes europeos y a muchos amigos y dirigentes políticos que visitan
119
Selección de discursos
a Cuba, muchas veces calladamente, siempre les planteo el principio de que hay
que ayudar a América Latina a unirse, que hay que ayudar a Suramérica a unirse.
No me canso de predicar esa idea. Para tener más fuerza, hay que unir fuerzas.
Aquí se ha hablado de globalización y regionalización, pero estoy convencido
de la necesidad, en primer lugar, de nuestra unión, como se están uniendo los
europeos. Y debo consignar, incluso, que bajo ningún concepto pueden ser ni
deben ser olvidados los caribeños. Son una fuerza, tienen una influencia política
importante en las Naciones Unidas; son dirigentes muy talentosos, formados en el
parlamentarismo y en el debate desde la base, un sistema parlamentario que les
ha funcionado, muy respetados en África y en otras partes del mundo. Necesitamos
su apoyo y su fuerza.
No pueden ser olvidados tampoco los centroamericanos, debo decirlo con franqueza.
Conozco un poco las preocupaciones que tienen caribeños y centroamericanos.
Algunos no son muy amigos de Cuba, pero eso está olvidado y lo olvidaremos
siempre, lo pasamos por alto. No es lo importante; lo que importa son las tareas en
las que estamos comprometidos y en las que estamos envueltos. Pero defiendo y
defenderé también la situación de los centroamericanos y de los caribeños que se
sienten abandonados de la mano de Dios, porque ellos han visto que avanza el
MERCOSUR, avanza el TLC, pero han visto también que 150 empresas, que eran
resultado de aquella Iniciativa de la Cuenca del Caribe, se han marchado hacia
México. Los mexicanos no tienen culpa, son las leyes del mercado. Cien mil empleos
se han perdido en el Caribe, región que visité recientemente.
No pueden ser olvidados, y van a estar en Rio, allí con nosotros, junto a Europa,
en una reunión tan estratégica y decisiva como la que se va a producir entre la
Comunidad Europea, América Latina y el Caribe, muy conscientes de la importancia
que tiene para nuestra área la integración de Europa y nuestra relación con
ella. No lo estoy diciendo aquí, lo planteamos en la OMC cuando dije: Si el euro va
a ser una moneda fuerte, sólida, si va a servir de apoyo a las economías de los
países del Tercer Mundo, bienvenido el euro. Un murmullo generalizado escuché
allí en Ginebra.
Estamos conscientes de la importancia del euro y de la integración europea.
Cuando hablamos de la paz entre Ecuador y Perú es porque soñamos con que
un día haya una mayor integración política, todos la soñamos, la necesitamos. Y si
se ha unido Europa con tan diferentes culturas y donde las naciones guerrearon
entre sí durante siglos, ¡cómo no nos habremos de unir nosotros, tan unidos en el
idioma, la cultura, la religión y la historia!
Tenemos cincuenta elementos de unión que no los ha tenido Europa, y llevamos
casi 200 años de independencia. Conflictos entre países conspiran contra
nuestra unión; por eso pensamos no solo en esos conflictos, sino deseamos que
mejoren cada vez más las relaciones entre Chile, Bolivia y Perú; deseamos que
mejoren las relaciones entre Nicaragua y Costa Rica, y que no haya conflictos por
cuestiones tan intrascendentes como la navegación por un río fronterizo; que no
surjan nuevas querellas sin saber prevenirlas a tiempo.
Fue también importante el acuerdo de incluir el párrafo relacionado con la paz
en Colombia. Importantísimo, otro logro de esta reunión.
Es lo que tengo que decir.
Nos veremos en La Habana. Como en ocasión de la visita del Papa Juan Pablo
II, Cuba será de ustedes.
Pido perdón y les doy las gracias.
120
Palabra de Fidel
Discurso pronunciado Fidel Castro Ruz, Presidente de los Consejos
de Estado y de Ministros de la República de Cuba, en la inauguraci
ón de la X Cumbre Iberoamericana, celebrada en la Ciudad de Panam
á, el 17 de noviembre del 2000,
Excelentísima Señora Mireya Moscoso;
Majestad;
Excelencias;
Distinguidos invitados:
Ha sido feliz la iniciativa de adoptar como lema central de esta Cumbre “Unidos
por la Niñez y la Adolescencia, Base de la Justicia y la Equidad en el Nuevo
Milenio”. La idea por sí sola justifica esta importante reunión. Felicito por ello a la
señora Mireya Moscoso, Presidenta del país anfitrión.
La situación de la infancia no es igual en cada uno de nuestros países. A pesar
de los avances alcanzados en las últimas décadas, gracias en parte a las iniciativas
promovidas sobre el tema y los tenaces esfuerzos de la UNICEF, la OMS y otras
instituciones de Naciones Unidas, con mayor o menor receptividad y apoyo de los
gobiernos nacionales y sin olvidar el desigual desarrollo y los recursos de cada
nación, la realidad que en su conjunto están viviendo los niños de América Latina
es evidentemente dramática.
El número de pobres en América Latina y el Caribe alcanza ya un 45% de la
población total, suman 224 millones de personas, y de ellas 90 millones son
indigentes. Más de la mitad del total de pobres e indigentes son niños y adolescentes.
Como afirma el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia: «Los niños son los
más golpeados por la pobreza. Ningún otro grupo de edades es tan vulnerable.
Causa en ellos daños físicos y psicológicos que duran toda la vida.»
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud, las infecciones
respiratorias agudas, las enfermedades diarreicas y las deficiencias nutricionales
permanecen como tres de las principales causas de muerte en los menores de 5
años.
La tasa promedio de mortalidad en menores de 5 años en América Latina y el
Caribe en el año 1998 fue de 39 por cada 1 000 nacidos vivos, con una cifra de
fallecidos cercana al medio millón de niños.
Las infecciones respiratorias agudas, tales como la influenza y la neumonía,
producen un tercio de todas las muertes de niños y niñas menores de 5 años en la
región; cerca del 60% de las consultas pediátricas están relacionadas con ellas, y
la mayor parte de las muertes que resultan de esas infecciones son evitables mediante
el diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado.
Entre el 20% y el 50% de las poblaciones urbanas de la región viven en condiciones
desastrosas de hacinamiento masivo, pobreza extrema, violencia y
marginalidad; no tienen acceso a servicios básicos de atención primaria de salud
ni de saneamiento; en las áreas rurales más del 60% no dispone de ellos y el 50%
carece de suministro de agua potable. La ausencia de sistemas adecuados de servicios
de saneamiento, agua potable y asistencia médica eleva en más del 40% los
riesgos de muerte por diarrea, cólera, fiebre tifoidea y otras enfermedades transmisibles
por diversas vías.
Las deficiencias alimentarias y nutricionales deprimen los mecanismos de defensa
de los niños y niñas haciéndolos muy vulnerables a enfermedades crónicas
no transmisibles. La CEPAL estima que en este año 2000 aproximadamente el
36% del total de niños menores de dos años está en situación de alto riesgo
alimentario. En las zonas rurales esta amenaza afecta a una proporción aún mayor,
alrededor del 46%, debido a la generalizada precariedad de las condiciones
121
Selección de discursos
sanitarias y a las mayores dificultades de la población para acceder a los servicios
públicos de salud.
Están presentes en sectores pobres de la población enfermedades carenciales;
algunas, como la deficiencia de vitamina A, que es una de las principales causas
de la ceguera, afecta a millones de niños y niñas menores de 5 años en la región.
El costo directo de las vacunas para inmunizar a un niño menor de un año
contra seis enfermedades prevenibles de la infancia, tales como difteria, sarampi
ón, tos ferina, poliomielitis, tuberculosis y tétanos, no excede de 80 centavos de
dólar. A pesar de eso la Organización Mundial de la Salud avala que en toda el
área de las Américas, incluyendo a Estados Unidos y a Canadá, la cobertura de
inmunización de niños menores de un año contra esas enfermedades oscila entre
un 85% y un 90%, por lo cual se calcula que más de 15 millones de niños de 0 a 5
años no son inmunizados contra esas seis enfermedades en todo el hemisferio.
El promedio de mortalidad materna en la América Latina y el Caribe es cercano
a 200 muertes por cada 100 000 nacimientos. En los países desarrollados las
cifras oscilan alrededor de 15. Como resultado de esto, en nuestra región no menos
de 50 000 niños y niñas quedan huérfanos de madre por esta sola causa.
Adicionalmente, por cada madre que muere, centenares de las que sobreviven
sufren problemas crónicos que son consecuencia de la desnutrición y de la asistencia
inadecuada durante el embarazo y el parto. Millones de madres padecen
algún problema crónico de salud derivado de la falta de asistencia adecuada durante
el embarazo y el parto.
En dos índices fundamentales, mortalidad infantil y mortalidad materna, en
los países de América Latina y el Caribe mueren cada año 6,5 veces más niños y
12,6 veces más madres que en los países desarrollados, por cada 1 000 nacidos
vivos.
Adicionalmente, de los 12 millones de niños que nacen cada año, casi dos
millones son de madres adolescentes.
El VIH/SIDA crece a peligrosos ritmos en la región y alcanza ya, de acuerdo
con los datos de ONUSIDA, la cifra de 1 700 000 personas infectadas. Según
UNICEF, 65 000 niños se infectan cada año, el 90% transmitido por sus madres.
Los huérfanos por esta sola causa ascienden ya a 195 000. Las defunciones por
SIDA en América Latina y el Caribe en 1999 fueron más de 78 000.
En la educación, se estima que un 20% de los niños y niñas se matriculan
tarde en el sistema escolar, el 42% repite el primer grado y el 30% repite el segundo
grado. Solo el 80% de los niños y niñas en la región alcanza el cuarto grado y
solo el 73% alcanza el quinto. Ocho de cada diez alumnos permanecen siete años
en la escuela, pero el promedio de escolaridad es aproximadamente de cuatro
grados.
La cobertura en educación preescolar en la región alcanza solo, como promedio,
un 17%.
Como una verdadera plaga prolifera el trabajo infantil. Cerca de 20 millones de
niños menores de 15 años están trabajando. Más de la mitad de estos trabajadores
infantiles son niñas, y la gran mayoría realiza labores que ni siquiera son
reconocidas ni se toman en cuenta en las estadísticas oficiales.
Según la Organización Panamericana de la Salud, la violencia es una de las
principales causas de muerte entre los niños y niñas de 5 a 14 años. Aunque no
existen cifras exactas del maltrato, diversos estudios de la UNICEF señalan que no
menos de 6 millones de niños y niñas adolescentes son objeto de agresiones severas
y que, de estos, alrededor de 80 000 mueren cada año víctimas de la violencia
ejercida en sus propios hogares.
Un estudio realizado en 1996 por la Conferencia Mundial contra la Explotaci
ón Sexual reveló que en el año anterior el 47% de las niñas que fueron explotadas
sexualmente en siete países de la región fueron víctimas del abuso y la viola-
122
Palabra de Fidel
ción en sus hogares; casi la mitad habían comenzado la actividad sexual comercial
entre los 9 y los 13 años de edad, y entre el 50% y el 80% de ellas usaban
drogas.
Son cientos de miles los niños y niñas que trabajan y viven en las calles, y en
algunas capitales el 46% de las mujeres dedicadas a la prostitución son menores
de 16 años.
No deseo incluir en estas palabras las causas políticas y económicas, bien
conocidas por ustedes, que dan lugar a esta tragedia.
Para concluir, solo deseo añadir —y tengo el deber de hacerlo— que si la tasa
de mortalidad infantil de América Latina y el Caribe fuera similar a 6,4 por cada 1
000 nacidos vivos en el primer año de vida, y a 8,3 de 0 a 5 años, alcanzada por la
Cuba aislada, hostigada y sometida a una implacable guerra económica durante
más de 40 años, casi 400 000 niños habrían sobrevivido cada año; el 99,2% tendr
ía cobertura de educación preescolar; el 99,9% estaría matriculado en las escuelas
a los seis años de edad; la retención de primero a sexto grado sería de
99,7%; se habría graduado el 98,9% del total ingresado en primer grado; de ellos
se habrían matriculado en el nivel secundario el 99,9%; en el nivel medio superior
el 99,5% de los graduados de secundaria; habrían obtenido primeros premios en
las Olimpiadas de conocimientos; no habría alumnos requeridos de enseñanza
especializada sin escuelas; no existirían analfabetos; el nivel educacional promedio
de la población adulta estaría por encima de nueve grados escolares; no se
vería un solo niño de menos de 16 años trabajando para sobrevivir.
Nuestra dura experiencia ha demostrado que con poco se puede hacer mucho.
Por último, deseo expresar mi agradecimiento a todos los Jefes de Estado y
Gobierno aquí presentes que, con excepción de dos, votaron a favor de la Resoluci
ón contra el bloqueo a Cuba el pasado día 9 de noviembre, en la Asamblea General
de Naciones Unidas.
Gracias.
(Ovación.)
123
Selección de discursos
APENDICE
CQC ENTREVISTA A FIDEL (aparecido en P/L@135)
Un interesante y pintoresco reportaje al comandante Fidel Castro pudo verse
en uno de los mejores programas de la televisión argentina «Caiga Quien Caiga»
(noticiero humoristico) conducido por Mario Pergolini y un equipo de jóvenes
periodistas que no mezquinan ironía y velocidad en su acida critica hacia los
políticos y famosos entrevistados. Reproducimos aqui el texto de dicha entrevista
realizada por el periodista Daniel Togneti.
Fidel Castro habla de «los dos Menem» y de como es su relacion publica y
privada
¿Quién gana si yo le contesto a Menem?”
El encuentro fue en la reunión de jefes de Estado de Río. Daniel Togneti,
de “CQC”, habló 45 minutos con el líder cubano sobre Menem, los affaires
de Clinton, las mujeres, el Papa, sus años con el Che, su amistad con el
“ambipierna” Maradona, lo que espera de una “Cuba sin Fidel”, y de cómo
se siente con 40 años en el poder.
El encuentro fue en su hotel de Río de Janeiro, durante la reunión de 48 jefes de
Estado. Era una ciudad tomada por 11.000 militares que custodiaban y que
hicieron desaparecer por dos días a mendigos y chicos de la calle para que
reapareciera la Cidade Maravilhosa. Fidel Castro llegó con su Mercedes Benz
blindado y una delegación de 110 cubanos, de los cuales 53 portaban armas.
“Respeto a los compañeros que me cuidan –dijo Fidel–, pero hace años que no
tengo privacidad, que nunca puedo estar solo.” No tenían entrevista arreglada,
pero el grito “Comandante, un mensaje para Argentina”, surtió efecto. Fidel se
detuvo y conversó por 45 minutos con Daniel Togneti, de “Caiga Quien Caiga”.
–Lo quiero invitar a que venga a la Argentina…
–Póngase de acuerdo con Menem. El me ha invitado, y somos amigos en lo
personal. Diferimos en lo político (…).
–Le quiero decir que gran parte del pueblo argentino no tiene su misma
opinión sobre la persona de Menem.
–Sí, pero son dos cosas distintas: cuando conversamos él y yo, y cuando se
reúne con la prensa.
–Allá también son dos Menem.
–Es parte de su oficio. A la vez, de vez en cuando tengo el privilegio de recibir el
obsequio de sus vinos. ¿Quién ganaría si yo llego a contestar cualquier crítica de
Menem? Los vecinos del Norte. Entonces yo escucho.
–¿Usted dice que a Menem lo mandan los vecinos del Norte a decir eso?
–No. Menem hace todas esas cosas por su cuenta. Y hay dos Menem: yo tengo
aprecio por Eduardo Menem, y cuando aspiró a presidente del Parlamento
Internacional, yo lo apoyé.
–El presidente Menem está apunto de dejar el gobierno. ¿Usted lo sabe,
no?
–Sí. Me imagino que le duele, porque le gusta la tarea. (Sonríe con intención.)
–A usted también…
–Sí, a mí me gusta muchísimo. Es mi vocación. Pero no valdría de nada un
minuto en el gobierno si no estuviera inspirado en una idea más alta, que va
mucho más allá del egoísmo, la voluntad, la ambición. Y no estoy acusando a
nadie de eso. Y mucho menos a Menem. A él le gusta el gobierno. Para mí el
124
Palabra de Fidel
gobierno es el instrumento de un oficio. Yo ejerzo ese oficio, desacreditado en
casi todas partes del mundo.
–Comandante, cuarenta años en el poder, quizás es la persona más
autorizada…
–…En el poder cuarenta años. Llevo cuarenta años repartiendo el poder… Y llevo
cuarenta años (cierra los ojos, mueve la cabeza con énfasis) convirtiendo en
poder a la gente humilde, y definiendo qué es el poder. Yo no soy Luis XIV, ni
soy Napoleón Bonaparte, ni nada de eso. Ni pienso en la gloria: sigo los principios
de Martí. (Con énfasis, se lleva las manos a las sienes y cierra los ojos.)
Tengo afortunadamente una filosofía. Lo otro es vanidad, tontería. Aquí en el
mundo siempre soñaban poder. Yo no tengo un poder, yo represento el poder del
pueblo. Y no hago más que compartirlo con los dueños, yo soy un siervo del
pueblo. Y no son palabras, ni demagogia. Sí, he vivido. Comencé muy temprano
a luchar. Sí, pues pasé hambre, incluso cuando era pequeño, hijo de una familia
que no tenía dinero. Tuve que conocer al mundo por mi cuenta, tomar muchas
decisiones. Aprendí. He tratado de ser cada vez mejor. Nadie nace bueno. Todos
somos egoístas desde que nacemos. Hay que enseñarnos desde que somos unos
niños a no ser egoístas, a ser generosos. Repartir. Somos una especie de
animalitos cuando nacemos, con algunos genes, con una inteligencia que nos
permite crecer, desarrollar ideas, desarrollar conciencia. Si tengo algún mérito –
y me cuesta mucho más trabajo reconocer alguno– es que me he hecho a mí
mismo. A base de luchar contra mí mismo y a base de tratarde ser mejor cada
día, sin dejar de ser nunca crítico, sin dejar jamás de estar insatisfecho con lo
que hago, y con una sola obsesión que es tratar de utilizar cada vez mejor el
tiempo, y hacer cada vez mejor las cosas, y cumplir cada vez mejor con mi
deber. Pienso que hoy soy mejor que cuando tenía 6 años, y mejor que cuando
tenía 20, y mejor que cuando tenía 40. Y espero que en el último segundo de mi
vida tenga conciencia, pueda tener conciencia, de que ese día sea mejor de lo
que pueda ser en otro momento. Soy un eterno inconforme, no sólo con este
mundo (señala hacia el resto de la gente de la convención) caótico, injusto, que
he conocido, pero además un mundo prometedor también, porque tiene que
cambiar, por necesidad. Si yo soy un inconforme eterno conmigo mismo, y mi
más sincero y profundo crítico, te hablo con franqueza, no son palabras ni
demagogia. Acabo de estar en una cumbre, a mi juicio la mejor de mi vida. Es la
más histórica. Por una razón especial, porque este momento del mundo es
histórico, nos obliga a todos nosotros a ser un poco más conscientes, más
responsables que nunca. Estamos en los umbrales de un siglo que tiene que ser
diferente. Vivimos el privilegio de una etapa que ninguna otra generación ha
vivido nunca: eso que llaman globalización. Tal vez lo que esté diciendo aquí en
el micrófono a lo mejor lo pueden estar oyendo en China. ¡Cuántas responsabilidades
tenemos! Seis mil millones de personas es bastante, dependen de las
mejores ideas de nosotros; de lo que los hombres sean capaces de decir a un
mundo lleno de confusión, de mentira…, pero un mundo también lleno de
talento, de nobleza, de mucha gente buena, sobre todo en el pueblo. A pesar del
carácter enajenante de este orden, de la sociedad de consumo, y de otras
muchas cosas que llevaría tiempo nombrar, me siento un privilegiado por haber
llegado a esta edad, teniendo conciencia, por lo menos la mente creo que la
tengo bastante clara…
–El Subcomandante Marcos, ¿qué le parece como revolucionario?
–Usted sabe que no he tenido el privilegio de conocerlo, pero me interesa
muchísimo una cosa que es increíble: el estilo de expresarse… No he tenido el
privilegio de verlo porque no participa en las conferencias internacionales, no lo
puedo conocer en persona, pero creo que habla cosas muy bellas. Es todo un
filósofo.
125
Selección de discursos
–¿Cuba va a ser socialista siempre?
–Más allá de siempre. Tiene que ser cada vez más socialista y mejor socialista.
Cuba, como el mundo, tendrá que pertenecer algún día a una humanidad
solidaria y generosa.
–¿Cree que hay Fidel para rato?
–Sí, porque yo soy un hombre de oficio, he desarrollado ideas. Los hombres
morimos, es incluso un derecho que tenemos, pero las ideas no.
–¿Qué va a pasar con Cuba cuando usted no esté?
–Cuando yo no esté…, si yo fuera capaz de inspirar con mi ejemplo, con mi
cumplimiento del deber hasta el final, entonces podrá ser más justa que ahora.
–¿Usted es un prócer?
–Ningún prócer. Prócer fue Bolívar. Prócer fue San Martín. Yo soy hijo de un
modesto campesino español, que fue enviado como soldado para luchar contra
la independencia de Cuba. Lo bueno que tiene ser hijo de padres duros es que
los padres lo hacen a uno rebelde.
–No sea humilde. Usted es Fidel Castro, es un mito.
–Un tipo se llama así si tuvo la suerte de nacer en esta época, si nacía hace cien
años nadie lo conocía. Además un individuo que tuvo el privilegio de nacer en
un país pequeño que está al lado de Estados Unidos. Si yo soy Fidel Castro es
gracias a Estados Unidos. No sólo me han dado fama –no de hombre bueno,
sino de hombre malo– sin darse cuenta de que alguna gente siente el deseo de
curiosear qué es un hombre malo, qué es un demonio, qué es un infierno. No es
que coincida con eso, con ellos en eso,pero sus miedos me han dado fama. Yo
hubiera podido permanecer anónimo, yo no hecho nada por tener renombre ni
fama.
–Hizo una revolución, ni más ni menos.
–No más de una modesta revolución que no vale de nada si no la seguimos
adelante. Que no vale de nada si no la conservamos pura, o por lo menos
nosotros no nos conservamos puros, si no somos capaces de ser consecuentes
con aquellas ideas, de desarrollarlas. Porque ¿qué es un país, qué es una
revolución? Es una pequeña isla que pertenece a un mundo que tiene que
cambiar, que tiene que revolucionarse, que tiene que hacerse solidario con otros
hermanos.
–Si no, nos ponemos un traje verdolín y hacemos una revolución.
–No te digo que sí porque me van a acusar de estar promoviendo la subversión.
No hace falta promover ninguna subversión porque el mundo está ya subvertido.
El Papa, “un privilegio”
–¿Usted se encontró con el Papa, no?
–Sí.
–Pasan los años y está usted y está el Papa…
–Me siento muy honrado de ser contemporáneo de este Papa.
–¿Va a seguir? Lo suyo es como un papado, casi… Con todo respeto.
–Ya sé que no me quiere ofender. Yo bromeo con todo eso. El Papa pertenece a
una Iglesia que hoy toma conciencia de la pobreza, del sufrimiento. Habla de la
globalización de la solidaridad. No habla del derecho de la OTAN a intervenir
con bombas ni milicias en el mundo. El Papa representa a una Iglesia, y esa
Iglesia y otras son parte de nuestra cultura, que algunos quieren destruir y
fragmentar.
–Usted se crió en una escuela jesuita…
–Sí. Pienso que cada uno vive en su tiempo. Si Cristo hubiera nacido en la época
126
Palabra de Fidel
de Marx, habría programado el comunismo, porque abriendo una acción, casi
2000 años antes, proclamó cosas muy parecidas a las que proclamó Marx.
Buscó pobres, los hizo apóstoles, multiplicó peces y panes para que todos
tuviéramos alimentos y los repartió de una manera comunista. Que bebiera vino
todo el que quisiera, según sus apetencias. Y que comiera pan según necesitara,
y peces tanto como gustase de comer. Nosotros, los llamados comunistas,
hemos querido ser discípulos de Marx. Multiplicar los peces, los panes, convertir
el agua en vino. Buscar pescadores ignorantes que no sabían ni escribir, y
convertirlos en apóstoles de una doctrina.
El guardián del Che Guevara
–¿Cuál es para usted el personaje del siglo XX?
–¿Cuál es para mí el personaje del siglo XX? El Che.
–Argentino. Le ganamos.
–Me ganaron. A pesar de los argentinos. Digo esto en tono cariñoso.
–El Che se transformó en una especie de objeto capitalista: los chicos lo
consumen en las remeras, pareciera que triunfó el capitalismo…
–No, el modo capitalista es hacer ese negocio con todos…, él se estaría riendo de
todo esto.
–¿Que diría el Che?
–Se reiría. No se imagina el humor que tenía. Incluso cuando los compañeros
cometían disparates y él los aleccionaba y los regañaba…
–¿A usted también?
–¿Quién, a mí? No. Nunca nos hemos regañado, ni él, ni yo. Yo lo que hice fue
reclutarlo. No me costó ningún trabajo. El tenía tal espíritu revolucionarlo, tal
nobleza, tal virtud. Yo considero que el Che es un humano mucho mejor que yo.
Mucho más completo, mucho más cabal. Yo tengo únicamente el privilegio de
haber vivido más años, pero cuando yo lo conocí era muy puro. Conocí a un
hombre más puro que yo, más desinteresado. Se unió a nosotros como médico,
y resultó un gran soldado. El hombre más altruista que he conocido. Que
pensaba en el futuro como si fuera una cosa de mañana, y constantemente
estaba dispuesto a jugar su vida. Un hombre excepcional.
–¿Qué pensaría el Che Guevara de todos los objetos de consumo que hay
sobre él?
–¿Para qué le da importancia a eso? El Che vale más que eso.
–Una anécdota del Che…
–Cuando se unió a nuestro movimiento, después de una mañana de conversaciones,
me dijo sólo una cosa: yo lo que quiero es que cuando triunfe la revoluci
ón, no me prohíban, por razones de Estado, volver a la Argentina. El era un
hombre que todos los días estuvo dispuesto a morir, y que no murió por
casualidad. Muchos de nosotros lo protegimos…, perdone que hable personalmente,
yo me ocupé de protegerlo. Tenía miedos, como todos, tenemos un
instinto de preservación: el mérito de un hombre valiente es el que se olvida de
eso. Y el Che era uno de los hombres más valientes que he conocido. Yo fui un
poco su guardián, lo preservaba para las misiones que más importancia tenían.
El Che que se marchó hacia allá era un hombre muy diferente al Che que yo
conocía: le dije “ahora vas a tener la responsabilidad sobre los hombros: de ti va
a depender la vida de mucha gente”. Y como lo conocía muy bien, me doy cuenta
de que actuó de una manera perfecta. Cuando perdía un compañero, se
olvidaba de él, se olvidaba incluso de sus responsabilidades. Cuando él cae,
estaba en perspectiva de victoria, ese día se perdió la oportunidad de una
victoria. Fue en ese momento donde debió dominarse a sí mismo y no seguir por
127
Selección de discursos
ese camino donde según él estaba perseguido. Tenía suficiente experiencia para
saber que un pueblo vacío quería decir tropas enemigas, nunca se vacía un
pueblo por casualidad. Pero era así su temperamento, y eso le nacía del amor
por sus compañeros.
“Maradona es un hombre nobilísimo”
–¿Sabe que Maradona es fanático suyo? Lo ama, dice que es su ídolo…
–Yo soy fanático de él también. En el deporte, fue amigo…
–¿Quiere mandarle un mensaje?
–Bueno, que lo recuerdo mucho, como amigo, y si he sido solidario con él en sus
momentos difíciles, principalmente por su enorme honestidad de haber sido
capaz de reconocer errores, faltas, debilidades. Es un hombre de gran honestidad.
No sólo fue un gran atleta, ha sido también un campeón de la sinceridad.
–Es como usted, juega con la izquierda…
–¿En qué sentido? ¿Con el pie izquierdo?
–En el fútbol, y usted en la política…
–No, él es ambipierna, ustedes dicen ambidiestro. Cuando alguien es capaz de
golpear la bola con las dos piernas, ¿qué es?
–Ambidiestro.
–Ambidiestro es para las manos, ¿también de los pies?
–También de los pies.
–Claro, yo no tengo problemas, a ver si se pone bravo, una vez les tiró perdigones
a unos periodistas… pero es un hombre nobilísimo, realmente. Más que yo.
El no tiene el deber de ser tan noble, yo tengo la obligación de serlo por mis
responsabilidades.
“Enamorarse no es pecado”
–¿Qué opina de lo que le pasó al presidente Bill Clinton?
–¿En qué?
–El conocido affaire que tuvo con una becaria.
–Fue valiente en eso. Porque se defendió, y se defendió con éxito. En cambio,
creo que no ganó tanta gloria bombardeando a Irak y mucho menos bombardeando
Yugoslavia. Sus virtudes las tiene, es talentoso, tiene preocupaciones
sociales, pero a la vez ha cometido errores. Y es un asunto personal, no me meto
en eso, lo respeto. No lo juzgo. Que lo juzgue el pueblo norteamericano, que lo
juzgue la historia. Es un asunto personal y no me concierne el asunto.
–¿Usted tiene becarias? Personas que trabajan gratis, como Monica
Lewinsky en la Casa Blanca…
–Tenemos voluntarias, pero les pagamos, porque es un deber. Pero trabajan no
por un salario, que es muy modesto. Muchas muchachas, y algunas no tan
muchachas. Tengo un respeto casi sagrado por todas las muchachas que
trabajan conmigo. Además, ya dejé de fumar habanos. Igual no hago críticas a
Clinton. Enamorarse no es ningún pecado.
–¿Tiene novia?
–Sí, soy novio de todas las muchachas bellas del mundo. Platónicamente. Y qué
quiere, uno tendrá que morir, pero nunca dejará de admirar la belleza. Es una
obra de la creación.

Palabra de Fidel

Фидель Кастро Рус. Собрание выступлений 1990-2000-ых годов
Fidel Castro Rus. Palabra de Fidel. Selección de discursos

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