Письма Лиценциата Педро де ла Гаска, 1546-1550 гг.
Cartas del licenciado Pedro de La Gasca, 1546-1550.
Carta del licenciado Pedro de La Gasea al Consejo de Indias dando
cuenta de su llegada al puerto de Santa Marta y de las noticias
allí recibidas sobre el estado de los asuntos del Perú.
Santa Marta. 12 de julio de 1546.
C. de I., pág. 526.
Muy Ilustre y muy magníficos Señores:
Desde la Gomera dy relación á vuestra señoria cómo auia
llegado alli á un de junio y me hauia detenido en aquel
puerto, reparando las naos de agua y carne y otras cosas
necesarias para el viage; y porque alli me dio vna calentura que
tuve necessidad de purgarme, de alli nos partimos á x del mesmo
y descubrimos tierra en la ysla de Guadalupe á ni deste mes
de jullio; y por huyr las calmas, aguaceros y huracanes que
entre las yslas hauiamos de lleuar, si fuéramos á hazer escala á
Santo Domingo o á San Germán, y por lo que el camino torcía
lidiando aquella derrota, y por excussar dilación de quinze o xx
dias, que los maestres de las naos, yendo á aquellos puertos,
hauian de gastar, en hazer en ellos panática para la buelta á
España, me paresg.ió que deuiamos dexar aquel camyno y venir á
hazer escala á este puerto de Santa Marta, que estaua en eí
camino derecho, y también por no hauer en él de qué hazer
prouision de pan ny de otra cosa, sino de agua y leña y alguna
carne, que en dos dias se haria; y ansí se hizo y llegamos á él el
sábado á x del presente, y nos partiremos, plaziendo á Dios,
mañana XIII del mesmo.
He hallado aqni nueva que Blasco Nuñez salió de la gouernacion
de BenalcaQar con ecc hombres y fué sobre Pigarro, que según
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dizen, estaña en el Quito con DCC, y que en xxvi de henero huvo
entre ellos batalla, en la qual dizen que murió Blasco Nuñez y la
mayor parte de su gente, y que fué mal herido Benalcagar, y que
PiVarro le ha tracíado bien y hecho curar, y que de la gente de
Piyarro havian muerto muy pocos, porque demás de tener más de
doblado número de gente, tuvo sazón de hazer su cosa muy á su
salvo y seguro con la artillería y arcabuzeria; y según en esta
tierra se tiene por cierta esta nueva, temo que sea verdad,
specialmeute que el licenciado Miguel Diez de Almendariz y
estos officiales Reales que aquí he hallado, me dizen que es muy
cierto esto. También me dize el licenciado que estos dias estuvo
aqui vna nao que hauia partido del Nombre de Dios quarenta
dias ha, y que dezian los que en ella venían, que hauian dexado
en el Nombre de Dios á vn don Pedro de Cabrera, que estaua
allí por Picarro con quarenta arcabuzeros, y en Panamá vn
Hínojosa con más gente: llegado allá, procuraré de dar á vuestra
señoría relación de lo que más sucediere. Y Nuestro Señor
conserue y augmente vida y estado de vuestra señoría a su santo
seruicio. De Santa Marta á xu de jullio de 1546.
Como he dicho, hallé aqui al licenciado Almendariz entendiendo
en dexar en buena orden las cosas desta gouernagion de Cartagena,
para yr á la visita del Nuevo Reyno; que cierto, según esto y
aquello dista, para que se conserue lo vno, en tanto que reside
en lo otro, hay necesidad de tan buena maña como él entiendo
que se dá, specialmente hauiendo tan pocas personas en esta
tierra de quien pueda confiar que le ayudaran á seruir á Dios
y á S. M. Según dizen, es largo y trabajoso el camino para el
Nuevo Reyno, y lo que por acá se gasta; pienso no solo terna
trabajo mucho, pero gasto más que suffre su salario. En el breue.
despacho de ias naos que en my compañía vinieron, ha ayudado
y fauoresgido con todo cuydado y diligencia.
De Vuestra Señoria humilde siervo que sus manos besa—El
licenciado Gasea.
Sobre.—Al muy illustre y muy magníficos señores del Consejo
Real de Su Magestad de Yndias.
Traslado de una caria del Licenciado Gasea, al Gobernador Miguel
Diez Armandáriz, sobre el estado de la pacificación de los reinos
del Perú y ayuda y ofrecimientos que para ella había recibido.
Panamá, 27 Febrero 1547.
2-2-2/15—R.° 79
Muy magnifico señor:
a treze de dizienbre escrevi a vuestra merced dándole cuenta
de todo lo que hasta allí avia subcedido y el estado que estos ne-
gocios tenían y le enbie a suplicar que con toda la brevedad que
fuese posible mandase hazer en este Reino e governacion toda la
gente que pudiese y lo mejor encavalgada e armada que se hallase
y que la mandase enbiar por la governacion de benalcagar a
juntarse con la que tenia para que toda entrase por aquella go-
vernacion y se fuese a topar a quito y juntarse con nosotros que
cuando llegase estaríamos dios queriendo en aquellas partes e
con aquella carta enbie traslados avtenticos de las que su magestad
para vuestra merced e para los oficiales de ese Reyno mando dar
el qual despacho enbie enderezado a Juan ortiz ds jarate teniente
de vuestra merced en santa marta y según me escrivio se partió
el despacho a muy buen recaudo el rio arriba con dos vezinos dése
reino a xvu del ‘lies de henero por manera que según del camino
me dicen ya estara el despacho en poder de vuestra merced o
llegara en breve e ansí por esto como porque en esta torno a
enbiar traslado de aquella que entonces escrevi no terne que decir
en lo que aquella se contenia mas de referirme a ella y suplicar
lo que en ella suplicaua lo que después a subcedido es que en otro
navio que llego aqui en ix de henero vino el señor obispo ele
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lima con yntento de pasar a españa y como hallo aqui a todos
con la boz de su magestad determino de parar y bolber a escrebir
a su magestad e ayudar en esta jornada con su abtoridad crédito
e gran prudencia y espiriencia de las cosas del perú tengo por
cierto se ara mucho en servicio de su magestad y bien de la ne-
gociación.
En xi del mes de henero llego en otro navio gomez de solis
maestresala que hera de gongalo pizarro con yntento de pasar a
españa a procurar las cosas de gonzalo pigarro e con ser vn caba-
llero bueno e de buena misa e debdo del general y de lorengo de
aldana a determinado de hazer lo mesmo quel señor obispo de
lima e ansi esta aqui en prohibición de su magestad truxo xx mil
pesos que para enbiar a hernando pizarro gonzalo pizarro avia
tomado de la caxa de su magestad que an sido alguna ayuda
para ayuda a suplir algo de las necesidades e gastos que aqui ay.
V en el mesmo navio vino el Regente e probincial de la orden
de santo domingo fray thomas de san martin. persona de abto-
ridad e de muchas letras e gran serbidor de su magestad con
propósito de yr en españa y como hallo que las cosas estavan
como debían determino de quedar a ayudarlas y servir en ellas
su magestad.
En el mesmo navio vino el señor obispo de santa marta e se
ofrescio a quedar e ayudar en la jornada y no lo acete parque
me parescio que no aviendo su señoría residido en su obispado-
cJespues que vino a esta tierra que hera cargo de conciencia ynpe-
dir el bolber a el y tanbien porque con aver estado tan poco en el
perú y su prelacia ser fuera de aquella tierra parescía que no podra
con tantos aprobechar su buelta pero acete la licencia que me dio
para enbialle a suplicar bolbiese a ayudar en esta negociación ceda
c quando que paresciese que podía mucho aprobechar en ello e
ansi lo he escripto a su magestad.
Después a xv del mes llego otro navio que dize que quando
salió del puerto de lima no quedava navio nenguno en e) pero-
que yban bien quanto en la costa arriba.
En este tiempo bolbieron los mensajeros que avian ydo por
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la buena ventura a encaminar los despachos de que ya escribi a
vuestra merced y bolbio con ellos miguel martines capitán de be-
lalcazar a quien el enbio a ofrescerse para esta jornada e mostró
vna carta mostrando gran deseo de servir en ello a su magestad
la qual no enbio a vuestra merced por avella enbiado la semana
pasada a su magestad y este ofrescimiento hizo sin enbargo que
hasta agora no sabe el estado que aquellas cosas tienen como están
por su magestad antes creen que se están en la boz de pigarro
porque no solo no se lo escrebi, pero avn amoneste a los mensa-
jeros que yban a encaminar los despachos que ni a belalcazar ni
a otro nenguno dixesen como estava por su magestad, porque de
aquella governacion tan vezina al perú no se regumase y se enten-
diese por gonzalo pigarro y se enpegase a fortificar e hazer los
otros desinos que se entiende tiene proposito de hacer quando su-
piere que de parte de su magestad se le quiere hazer guerra.
A plazido a Nuestro Señor que sin aver hasta agora llegado
gente de nicaragua donde ay nueva que ay CCL honbres de cavallo
hechos para venir a esta cosa ni de guatimala ni de honduras ni
de la nueva españa ni de la española porque no a ávido tiempo
avnque en todas partes se da mucha priesa por las abdiencias e
visorrey de la nueva españa se an llegado aqui desde el primero
de dicienbre que se publico la boz de su magestad hasta oy mil
honbres gente toda muy buena y entre ellas personas de mucha
calidad y XXIIII o xxv navios y entre ellos dos de remo que se
an hecho quel vno dellos rema xx por vanda y mucha artilleria
•de municiones e arcabuces e otras armas e anse enbiado destas
personas calificadas y desta gente y navios a lorenzo de aldana y
con el el capitán hernan mexia y el capitán juan alonso palomino
con ecc honbres que las dos tercias partes e algo mas alcabuceros
toda gente buena y puesta en horden con tres navios e vna fragata
todo muy bien artillado con yntento que vaya al puerto de lima
y tomen los navios que alli ovieren llegado e tengan forma como
en aquella cibdad se den cartas o despachos por donde se entienda
el bien que su magestad enbia ques lo que mas procura ocultar
gonzalo pigarro paresciendole que entendido con todos de dexar
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-e no querer perder sus alma? honrras vidas y haciendas y cobrar
nonbres de traidores por la desatinada pretendencia del ques de
ser governador contra la voluntad de su magestad.
Y de acer lorenzo de aldana yr a la costa arriba hasta arequipa
y de alli procurara entrar en la tierra e recoger la gente que a la
boz de su magestad acudiere y hará publicar las probisiones que
de su magestad lleva y dar las cartas que para muchos particulares
van que se espera sera de gran efecto van con el el capitán palomino
con cerca de docientos onbres y el padre regente con algunos
religiosos de su horden para yr por la tierra llevantando las vo-
luntades e allentadolos en el serbicio de su magestad.
Y el capitán hernan mexia bolvera la costa abaxo con vna de
las naos de armada muy bien artillada y ciento e tantos onbres
corriendo la costa y cogendo los navios que por ella arriba fueren
y recogiendo la gente de la costa e faziendo plicar los despachos
en los pueblos della hasta bol verse a juntar con nosotros que
mediante el favor divino estaremos ya en la costa del perú.
Y nosotros partiremos de aqui a xv de margo yran en el
armada al pie de veinte naos con buena artillería y mas de sete-
cientos onbres muy bien en orden porque ya los ay aqui y en el
nonbre de dios e de cada dia crecen y creemos que lo de nicaragua
e mucha gente dello llegara juntamente con nosotros a la costa a
donde acudirá la demás del distrito del abdiencia de los confines
y lo de la nueva españa y lo de la española que si algo se detiene
la rebelión de pigarro sera mucho numero sin lo que de la mesma
tierra del perú tenemos entendido acudirá a la boz de su magestad
este es en suma el estado que las cosas agora tienen.
Y porque ya de aqui adelante quien primero podra llevar nueva
dellas al perú sera aquellos señores que “se partieron con la parte
del armada que he dicho nosotros parescido que abiertamente se
puede ya escretrtr al adelantado belalcagar y enbiarsele las cédulas
que su magestad para el mando dar en que manda quel acuda
con la gente de aquella governacion a mi persona como lo faria
a la de su magestad e ansi se desp?Oa miguel martinez y otra
persona con las provisiones e carta que le escribió.
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Y con el se enbia por aquella governacion el fator cristovaí’-
de la tovilla gran serbidor de vuestra merced para que por allí
vaya con esta e las cédulas oreginales que de su magestad para
vuestra merced y para los oficiales Reales dése Reyno ay, suplico
a vuestra merced que con toda brebedad mande proveer como toda
la mas gente y mas bien encavalgada harmada que fuere posyble
venga dése Reino a juntarse con belalcagar para que por aquella
governacion entre y venga a quito porque quando llegue con-
forme a la necesidad que oviere estara ya allí aviso de lo que desde
alli a de hacer y donde a de yr a juntarse con nosotros e sera
posible que quando llegare a quito estemos ya nosotros alli e que
se hechara de ver lo que cada vno sirbiere y la remisión que vuire
en esto vuestra merced faga conforme a quien es e a lo que
ynporta este negocio en abtoridad e ynterese a su magestad y
respondiendo a la eficacia con que su magestad esta cosa por sus
cédulas manda se ayude e acuda a ella porque es en la que mas^
se hechara de ver lo que cada vno sirbiere y la remisión que vuire,
y porque se que solo estar yo en ella bastaría para que vuestra
merced desécese favorecerla quanto mas concurriendo tan en-
heno el servicio de su magestad a quien vuestra merced tiene
tan gran zelo y lo que ansimismo vuestra merced debe por
quien es su suelo y el valor de su persona e la confianza que-
de vuestra merced faze y lo que en esto se hiciere lo que a de
ser de momento para encargar a su magestad no me alargo a
suplicarlo con mas palabras ni con tanta ynstancia y avn porquel
negocio de su encomienda es gran ynportaneia.
Y todavía avnque entiendo que fuera mucho cosa venir vues-
tra merced en persona con la gente protemiendo la alteración que
podría causar en belalca§ar me paresce que vuestra merced la.
deve de enbiar con persona o personas de mucha confianza y re-
presentando por sus cartas a belalcagar la conformidad que a de
aber en ayudar a este negocio y el cargo que a su magestad e a
vuestra merced que para mirar sus cosas con justicia hechara
con enplearse el en su serbicio en negocio que tanto va.
Y vuestra merced deve encomendar mucho a la gente e a la-
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persona o personas que la truxeren que vengan y entren en quito
quanto fuere posyble syn hacer daño en españoles ni naturales
porque como todo sea de su magestad sera muy servido questa
cosa se faga con el menos daño que fuere posible e ansi todos los
que en ella entendemos hemos de procurar de hacer guerra solo
en aquellos que no se pudiere escusar e quando con amor e buen
tratamiento pudiéremos reduzir la tierra y allanarla lo hemos de
hacer sin vsar de rigor y esto somos obligados en ley de cris-
tianos y de vasallos y criados de su magestad y de próximos de
los que están en el perú.
Y para que los oficiales Reales dése Reyno de la hacienda de
su magestad den e probean todo lo nescesario para la gente e
para todo lo demás que vuestra merced para esta jornada pro-
beyere. se les enbia la cédula que su magestad para ello mando dar
y se les escribe cerca dello lo que en vn treslado que con esta va
se contiene.
Nuestro Señor conserbe e avmente la muy magnifica persona.
de vuestra merced a su santo serbicio como desea y deseo de pa-
namá a 27 de febrero 1547.
Besa las manos de vuestra magestad. El licenciado Gasea (Ru-
bncado.)
Carta del Licdo. de la Gasea al capitán Juan Pérez de Guevara en-
comendando su bondad, valor y celo al servicio de su magestad.
Tumbez 9 Agosto 1547.
1-5-33/17. N.°2. R.°6
Magnifico señor
la carta de vuestra merged resgibi y mucha alegría con ella
porque cierto soy afficionado a su persona por la bondad y valor
della y por el zelo que al servicio de su magestad continuamente
me han dicho que ha tenido y tiene que es conforme a lo que
bueno y hijo dalgo deve y a lo que siempre la corona rreal en su
nación hallo y estoy alegre de que vuestra merged a esta sazón ay
se halle para ayudar en lo que se offreciere y asi se lo suplico que
con los mensajeros que vinieron continuamente me escriba entre-
tanto que nos veamos que plaziendo a dios sera en breve y en el
caminar y yo se terna respecto a su paresger que es prudentemente
y con entero zelo dado nuestro señor conserve y augmente la mag-
nifica persona de vuestra merged en su santo servicio como dessea
y desseo de tumbez a IX de agosto 1547.
a servicio de vuestra merged
El licenciado gasea (Rubricado).
Carta del Licenciado la Gasea dando noticia a los oficiales de la
Casa de la Contratación de Sevilla del desbarato de Gonzalo Pi-
zarro, y justicia que se hizo de él y sus secuaces.
Del Cuzco, de 25 de Abril de 1548.
41-6-э/зь.
Muy magníficos señores
Porque el buen fin e successo que dios ha dado a esta negogia-
gion a que su magestad me embio entenderán vuestras mergedes
del capitán Hernán Mexia de Guzman no havra para que dezirlo
en esta mas de que a puesto su divina mano en ello y con tan poco
riesgo que con sola muerte de un hombre de la parte del exergito
de su magestad y con hasta xv de la de Gonzalo pigarro, haviendo
de entrambas partes mili e quatrozientos arcabuzeros y seysgien-
tos de a cavallo y xvui piegas de artillería e mucho numero ¡de
piqueros e todos gente que donde quiera hizieran raya e prenda-
dos a morir o venger, se desbarato y fueron pressos el y su maes-
tre de campo e sus capitanes e luego otro dia se hizo justigia dellos
e después аса se ha hecho de otros e de los demás se va haziendo
cada dia hasta limpiar esta tierra de ynfieles —
Ante vuestras mercedes se llevara numero de gente que se des-
tierra desta tierra y embia a las galeras, mandaran disponer dellos
conforme a sus sentencias — Nuestro señor las muy magnificas
personas de vuestras mercedes conserve e augmente como deseo en
su santo servicio Del cuzco xxv de Abril 1548.
Las armas y herraje y todas las otras cosas, me escrivio el con-
— 102 —
tador Almaraz que avian llegado a Nombre de dios yo le escrito
que lo embie a Lima para que alli se vendan excepto las picas y
arcabuzes que no querría que hubiesse ninguno en esta tierra/.
Servidor de vuestras mercedes.
El licenciado Gasea (Rubricado.”
‘Trozo de relación de la que escribió el Licenciado Gasea acerca de
lo sucedido ea el Perú en el desbarato de Gonzalo Plzarro.
Sin fecha. (1548?;
1-4-1/6 R. 59
… que partieron en nueve y diez de margo. El exercito que el
llebava de andaguaylas y que a XVIII del dicho llegaron a abancay
donde supieron que gongalo pigarro se estava en el cuzco y que
luego que halli llegaron enbiaron a un capitán y a otro vezino
del cuzco a juntar materiales para hazer una puente por dondv
avian de pasar y a otras personas a hazer otras que heran nes-
cesarias.
que se Pusso gran diligencia que gongalo pigarro y sus secazes
no supiesen que hazia el campo de su magestad ny donde estava
1c qual fue causa que desatino mucho a los contrarios y los pusso.
•en gran cuidado de saver el camyno que abian de llebar.
En primero de abril llegando donde el campo se avia de
asentar tubo avisso como la noche antes abian llegado tres espías
que gongalo pigarro traya por otra parte del rrio donde se hazia
la puente e havian echado fuego para quemar lo que se hazia en
ella y que viendo lo que ymportaba que se acabase se dio gran
priessa en ella y hecha paso el exercito.
En syete del dicho mes de abril abiendo ya pasado la puente
todo el exercito y pasado algunas sebadas entre los corredores del
un exercito y del otro fue el campo de su magestad ha hazer noche
cuatro legoas de los henemigos.
otro dia que fueron ocho del dicho mes camyno el exercito
.de su magestad con yntento de parar aquel dia en cierto sytio que
-jestava una legoa de los henemigos y yendo cerca del dieron
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alarma en la abanguardia y que asy todo el campo camyno a
priesa, creyendo que los henemigos venyan cerca y que hera que
los corredores del canpo de su magestad con algunos arcabuzeros
abian rretraido a los suyos hasta ponerlos en un cerro alto que
estava sobre su canpo y que aquella noche antes de puesto el sol
hizieron muestra de acometer por dos beses y se les hizo rrostro.
Otro dia que fueron nueve del dicho mes los henemigos enpe-
garon a tirar con su artillería a los del campo de su magestad y que
dispararon numero de veses y que aun que les pasava por cima
las pelotas no les hizo daño y que del exercito de su magestad
se tiraron quatro tiros a los henemigos y con la diligencia que en
disparar se tubo y con matar un criado de Gongalo Pigarro que
se estaba cabe el armando y matar otro onbre y un caballo que
asy mismo estava allí junto y la priesa que via en caer pelotas
entre la gente de los henemigos hubo en su campo alguna confu-
sión, la qual ayudo a dar lugar para que algunos que no estavan
tan firmes con gongalo pigarro se le pudiesen enpegar a huyr espe-
cialmente que los yndios que tenyan los henemigos que dis que
feeran mucha cantidad huyeron muy a furia—
tirados los tiros de una parte y de otra y puesto el exercito
de su magestad en toda buena orden llego garallado y un su primo
con otros que con el huyeron de los henemigos al campo de su
magestad y luego el licenciado cepeda y otros muchos que visto
por gongalo pigarro y caravajal, su maestre de campo que se les
yba gente procuraron de camynar con su orden hazia el campo
de su magestad y que viendo esto los lados y sobre salientes del
exercito Real se enpegaron a llegar a ellos y a disparar en ellos
y que lo mismo hizo la artillería y todo el campo con paso bien
congertado y entera determinagion se llego a ellos y que con solo
esto se desbarataron los henemigos „y que como bonbres perdidos
y cortados se pusieron en huyda entre los quales fue carvajal, el
maestre de campo de pigarro con el qual cayo en una ciénaga
su caballo y lo prendió un martin de almendres y que gongalo
pigarro y los otros sus capitanes no fueron para pelear ny para
huir y que asy fue preso por Villa bicencio sargento mayor del
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campo de su magestad con joan de acosta y el bachiller guebara
y francisco maldonado uno que fue destos rreynos al tiempo que
fue el ligengiado gasea, todos capitanes de gongalo pigarro como
otros muchos.
Presso el dicho gongalo pigarro fue traído por el mariscal
alvarado a donde estava el dicho ligengiado gasea y que el dicho
ligengiado después de aver pasado con el ciertas palabras le hizo
llebar y poner a rrecaudo y que luego llebaron ante el dicho ligen-
giado a caravajal maestre de campo del dicho pigarro, y tan ger-
cado de gentes que del abian sido ofendidas que le querían matar.
el qual diz que mostrava que olgara que le mataran ally.
otro dia que fueron diez de abril se hizo justicia del dicho
gongalo pigarro y se le corto la cabega la qual se llevo a la
dad de los rreyes donde se mando poner en gierta mañana en
lugar publico dónele estubiese con letrero que manyfestase cuya
hera y porque delito se avia puesto y se le derribo la casa que
tenie en el cuzco y se puso en ella otro letrero de piedra-
El mismo dia se hizo justicia de su maestre de campo carava-
jal el qual fue arrastrado y hecho quartos y se puso también su
cabega en la giudad de los Reyes como la de gongalo pigarro-
El mismo dia se hizo justicia del bachiller guebara natural
de málaga y de joan de acosta capitanes del dicho gongalo
pigarro-
hubosse de bienes de culpados mas de gient y veinte mili pesos
de oro-
En XIII del dicho se hizo justicia de francisco maldonado ca-
pitán que fue de pigarro y tanbien de un Sebastian de vergara y
tanbien de un gongalo de los nydos y demás desto en veinte
e uno del dicho se agoto gran numero de delinquentes y fueron
condenados otros a que se llebasen a las galeras y otros en des-
tierro para chile-
temíase que en esta batalla muriria mucha gente de ambas
partes por aver en ellas mili y quatrocientos arcabuzeros y seis-
cientos de caballo y mucho numero de piqueros y diez e ocho
piegas de artillería pero plugo a dios que solo morio un honbre
— 106 —
del campo de su magestad y quinze de los contrarios como esta
dicho.
Entre los ciento y veinte mili pesos que dize arriba que se
hallaron escondidos de los culpados se hallaron quarenta mili que
gongalo pigarro avia tomado de los quintos de su magestad al
tiempo que salió del cuzco para yr se a poner en la parte donde
se dio la batalla porque entonces diz que no avia cosa en la caxa
de su magestad e para que se conbidasen todos los que toviesen
oro o plata no marcado a traerlo a marcar hizo publicar pigarro
que marcarían con solo el diezmo e ansy lo efetuo e que del diezmo
ubo los dichos quarenta mili peso? los quales por su mandado se
dexaron escondidos en el cuzco e se hallaron allí en un hoyo hecho
un orno en cima-
De mas de las personas de quien arriba se dize que se hizo
justicia, fue del bachiller castro natural de benavente que fue
muy secuaz de gongalo pigarro y también se hizo de diego contias
natural de Sevilla y de gongalo de morales natural de soria.
Carta del Licenciado Gasea al Consejo de S. M. acerca de castigos,
tasación de tributos y otras medidas.
Los Reyes, 25 Septiembre de 1548.
C. D. 1. H. E.-Tomo 50.
Muy ilustres y muy magníficos Señores:
Con el capitán Hernán Mejia que del Cuzco se partió en 10
de Mayo y de esta ciudad de Lima en quince de Junio, hice
relación de todo lo sucedido hasta cuatro del dicho mayo, por
cuya duplicada con esta va.
Lo que después ha sucedido es que en siete del dicho mayo
se hizo justicia de un Muñoz, vecino del Cuzco y natural de Triana,
muy secuaz de Gonzalo Pizarro, y que estando sentenciado a ga-
leras, habiendo usado con el de harta misericordia, quebrantó la
cárcel y se huyó, y el mismo dia se azotó numero de culpados,
y condenaron unos a galeras y otros en destierro perpetuo de estos
leinos.
En once se hizo justicia de Serra, natural de Carraicejo, que
había siempre seguido a Gonzalo Pizarro y había sido tan desaca-
tado en su rebelión que un dia antes de la batalla de Xaquixa-
guana, siendo corredor y diciéndole los nuestros que viniese a
servir al rey, respondió: que le besase en tal parte, que donoso
rey era, que si fuera el de Francia él se pasará, y que buen rey
tenia en Gonzalo Pizarro. Habia este ahorcado, sin tener para ello
mas veces que un soldado, a uno de los de Diego Centeno, y azo-
tado á otro que prendió después de lo de Guarina; azotóse yt
cortósole la lengua antes de justiciarle.
Este dia recibí carta del capitán Mercadillo de cómo los que
llevaba presos habían concertado de soltar y matarlo, y que
lo había descubierto uno dellos. Escribiósele que hiciese justicia
de los principales y perdonase al que lo había descubierto.
En quince recibí el pliego en que venia el sello que el príncipe
nuestro señor y V. S. enviaron, y tenia ya otros dos, uno que
se halló entre la ropa de Gonzalo Pizarro, que era el que trajo
ei visorey, y otro que el visorey habia hecho en Quito, que me
trajo un Cepeda á quien el visorey le habia confiado. Era este
pliego duplicado de otro que se me habia escrito por mayo de 47,
y por haber venido por la Buenaventura se detuvo un año en el
camino.
En 16 envié al capitán Martin de Robles, hombre diligente
y deseoso de servir, á Arequipa para que ayudase á la justicia y
a los vecinos de allí á defender que la gente que en el pueblo de
aquella ciudad se habia de juntar y embarcar para Chile con Val-
divia no hiciese daño ni llevase naturales, y para que los que allí
acudiesen de los culpados de la rebelión de Gonzalo Pizarro que
no fuesen condenados á Chile, los prendiese y enviase por la
mar á Lima, y aun también se le dio mandamiento para que ciertos
que habían sido desterrados á Chile, y pareció que no convenia
ir allá por ser hombres muy desasosegados, los prendiese y en-
viase a Lima, para que de allí con los otros se enviasen á España.
En 24 se hijo justicia de Francisco de Espinosa, hijo del doc-
tor Espinosa, y maestresala que fué de Gonzalo Pizarro, el cual
cuando Guanuco alzó bandera por S. M. huyó de Guanuco y se
vino á Lima á Gonzalo Pizarro, y con gente que le dio volvió
á Guanuco, y hallando que los mas de aquel pueblo con el capitán
Juan de Saavedra habían salido á juntarse en los Chachapoyas
con los de Trujillo y Bracamoros y Chachapoyas, robó á Guanuco.
y con el despojo volvió á Gonzalo Pizarro y le sirvió y siguió
hasta que desde el Cuzco, después de la Guarina, lo envió á Are-
quipa y á los Charcas á recoger gente y dineros, en la cual jor-
nada ahorcó seis españoles, y entre ellos un regidor y alguacil
de los Charcas, por ser servidores de S. M., y quemó bien cuantos
— 109 —
indios porque le dijesen destos españoles y hacienda dellos, y
traia cuantidad de plata robada y gente por fuerza a Gonzalo
Pizarro, y tomándole la nueva 25 leguas del Cuzco del desbarate
de Gonzalo Pizarro, lo dejó todo y se puso en huida, y le pren-
dieron algunas de las personas que luego desde Xaquixaguana se
enviaron en busca suya: era de los muy privados de Gonzalo Pi-
zarro, y así se hallaron entre los bienes de Gonzalo Pizarro las
cartas que con esta van.
En 25 se enviaron con Juan Porcel á Lima, 35 condenados á
galeras, para que de allí se enviasen á Tierrafirme y de allí á
España.
Este dia se escribió al visorey de la Nueva España y á Gua-
timala y Nicaragua el castigo de Gonzalo Pizarro y de los suyos,
porque para amedrentar los naturales y alegrar los buenos y
celosos de la paz y sosiego y servicio de S. M., parece que con-
venia que todas estas partes se supiese.
En 27 recibí cartas de Lorenzo de Aldana, en que escrebia
como era muerto el tesorero Riquelme, y del recado que se ponía
en su hacienda para que S. M. pudiese ser pagado de lo que le
alcanzase; y luego despaché a Eslopiñan para que fuese a ayudar
en el recado de la hacienda, porque era hombre que tenia noticia
della, y de confianza.
Este dicho dia junté los tres obispos de Lima, Cuzco y Quito
y vecinos que en el Cuzco estaban, que eran los mas y de mas
importancia de todos estos reinos, y les representé cuanto con-
venia á sus conciencias y conservación de los indios, y para tener
ellos renta cierta, la tasación de los tributos, y que pues todos
se hallaban allí, debían de nombrar personas que visitasen la tierra
cuan en breve fuere posible, para que hecha la visitación se hiciese
la dicha tasa. Todos mostraron parecerles bien, y asi nombraron
setenta y dos personas para hacer esta visita, y se les ha dado
instrucciones como la han de hacer y repartido las partes que cada
dos habían de visitar, y un domingo, dicha misa mayor, que se
dijo de el Espíritu Santo en la iglesia del Cuzco, juraron en ma-
nos del deán, que la habia dicho, todos los que allí se hallaron de
— 110 –
los nombrados, que fué la mayor parte, de hacer la dicha visita
y traerla a Lima conforme a la dicha instrucción, bien y fielmente
y con entera diligencia.
En 29 del dicho mayo se abrieron marcas nuevas, y se puso
una en la caja de las tres llaves del Cuzco, y se envió otra á los
Charcas, porque estos dos lugares son donde mas fundición se
hace, y otra a Arequipa por amor de la contratación que de allí
hay para los Charcas y Cuzco, y se espera habrá para el pueblo
nuevo de Chuquiavo, y mandóse que al Cuzco vinieren Guamanga
a hundir, y otra a Lima do^ide se mandó que viniesen a hundir
de Guanuco, y otro á Trujillo donde se mandó que viniesen a hun-
dir los Chachapoyas y Pinza, y otra a Quito, donde se mandó vinie-
sen a hundir Guayaquil y Puerto viejo y la ciudad de Laxa, que es
la que ahora se ha edificado en los Paltas, y mandóse que todas las
marcas viejas se quebrasen ansí porque fuesen todas de una forma,
como también porque se evitasen los fraudes que se podían hacer
con las marcas que los días pasados se habían f alsado.
Pareció que para que de aqui adelante hubiese buen recaudo en
la hacienda de S. M. convenia que fuera de Lima en cada parte
destas donde ha de haber fundición, cada año se nombrasen en
cabildo dos vecinos abonados, que como tenientes de tesorero y
contador tuviesen las dos llaves, y el corregidor que allí fuese tu-
viese la otra, y asistiese á la fundición y al cabo del año diesen
cuenta con pago á los de nuevo elegidos, los cuales dentro de dos
meses fuesen obligados de enviar todo el alcance de todo lo corri-
do en tiempo de los pasados á Lima, y entregado á los oficiales
principales que en esta ciudad han de residir, y que por este tra-
bajo se les diese algún salario, que aunque no fuese mucho, siendo
vecinos los que administrasen estos oficios, bastaría. Y que a los
oficiales principales de Lima cada año el presidente de la audiencia
con un oidor íes tomasen cuenta de todo lo que a su poder hubiese
venido el año pasado, y aquello todo pudiesen los dichos oficiales
en otra arca á parte, de la cual hubiese cinco llaves, las tres que
quedasen en poder de los oficiales y las otras en el del presidente
y oidor mas antiguo, porque desta manera andaría la hacienda más
– 111 —
segura y se administraría con más cuidado, y estaría mas á punto*
para enviarla á España.
Y haciéndose esto escusable há el salario de los oficiales que di-
cen del Nuevo Toledo, y con él se podrán pagar á todos los otros
tenientes, los cuales aunque hubiese oficiales de la Nueva Castilla y
del Nuevo Toledo, no se pueden escusar si ha de haber buen re-
cado en la hacienda y estar abierta la fundición continuamente, sino
solo en los dos pueblos donde ellos residiesen especialmente diston-
do tanto dellos los otros en que se hace fundición. Esto es lo que,
pensando en el recaudo de la hacienda real, me ha parecido la per-
dición que hasta aquí en ella ha habido.
En esta tierra como está tan lejos de S. M. y de V. S. hay mu-
chas desórdenes, y entre ellas hay una que los que tienen escriba-
nías las venden y traspasan, y los cabildos reciben á ellas á los que
las compran, que con decir que han de tener confirmación de
S. M. las tienen como si tuviesen título, y aun las tornan otra vez
á vender, y ansí hallé en el Cuzco, cinco escribanías, que hay, to-
das desta manera; y por sacar la cosa desta costumbre y aun tam-
bién por dar alguna manera de premio á algunos que en esta jor-
nada han servido, en primero de junio proveí á beneplácito de
S. M. y a que dentro de dos años y medio se trajese aprobación de
mi provisión, la cual, pasado dicho tiempo, aunque S. M. no hu-
biese revocado el dicho beneplácito, fuese en sí ninguna, no ha-
biéndose habido la dicha aprobación, á Sancho de Urue, natural.
de Orduña, que ha servido en esta jornada con sus armas y ca-
ballo, y fué uno de los que primero acudieron á la armada que con.
Lorenzo de Aldama se envió, de la escribanía del cabildo de aque-
lla ciudad, que tiene aneja una del número, la cual tuvo Gómez de
Chaves y la vendió y renunció en un Juan de Herrera por dos mil
y trescientos pesos, y se obligó el renunciante de traer confirma-
ción dentro de tres años, la cual hasta ahora no ha parecido acá,.
y con sola esta renunciación y contrato la ha servido días há el
dicho Juan de Herrera.
El mismo dia proveí de la forma y manera ya dicha á Francis-
co Hernández, natural de Medellín, que ha sido en las cosas pa-
sadas servidor de S. M., y se halló en levantar bandera en Guanuco
y en Gaxamalea, y en esta jornada del allanamiento de Gonzalo
Pizarro sirvió como soldado con sus armas, y de escribano en las
cuentas de los gastos que en la guerra se han hecho, de una es-
cribanía de número de Cuzco, que fué de un Francisco Lazcano,
natural de Segovia, el cual padeció gran trabajo y pérdida de toda
su hacienda que era en cuantidad por servir á S. M., y al fin se
halló con Diego Centeno en la batalla de Guarina, donde quedó he-
rido de muerte y cortado un brazo y una pierna, y hallándose así
Francisco de Carvajal, maestro de campo de Gonzalo Pizarro, le
ahorcó. Dejó este Francisco Lazcano dos hijos bastardos a quien
cabria remediar en algo al tiempo de la confirmación de mi pro-
visión y a que S. M. se ha servido de hacella, porque aliende de
perder la vida Lazcano en servicio de S. M. perdió mas de diez mil
pesos, según lo que se dice, y habrá un año que Gonzalo Pizarro,
habia privado desta escribanía al dicho Lazcano, llamándole trai-
dor, porque no le habia querido acudir, y proveídola otro, el cual
la servia.
El mismo día se proveyó de la mesma manera á Asensio Mar-
tínez de Asordai, natural de Oñate, que á su costa con armas é ca-
ballo sirvió bien en esta jornada hasta la prisión y castigo de Gon-
zalo Pizarro, de otra escribanía del número de la dicha ciudad,
que fué de un Diego Gutiérrez, natural de Granada, el cual la ha-
bia renunciado tres años habia en Juan de Baile por mil y tantos
pesos, y con solo ese título lo servía el dicho Juan de Baile, gran
secuaz de Gonzalo Pizarro, hasta que en Xaquixaguana murió el
día de la batalla, peleando de su parte.
Proveyóse de la misma manera a Luis Sedeño, natural de Va-
lladolid, que en esta jornada ha servido como soldado y en despa-
chos necesarios para ella, otra escribanía del número de la dicha
ciudad, que fué de Pedro de León, vecino del Cuzco, que en la
de Huarina murió en servicio de S. M. Servíase esta escribanía
por una renunciación que antes de la batalla el dicho Pedro de
León habia hecho en un Francisco de Talavera, natural de Tor-
quemada, al cual se le daba porque habia servido bien en esta
— 113 –
jornada a S. M., y quiso mas ir a Quito. Pagadas las libranzas que
para los gastos de la guerra contra Gonzalo Pizarro para los ofi-
ciales del Cuzco se dieron, se empezaron á allegar dineros de los
aprovechamientos que para ayudar la hacienda de S. M. se procu-
raron hacer de lo que estaba vaco en aquella ciudad, y de los bie-
nes de los culpados y de lo que caia de los quintos de lo que allí se
vendía, y pareció que era bien que entretanto que yo allí estaba, se
fuese enviando a esta ciudad de Lima para que aquí los oficiales y
Corregidor Lorenzo de Aldana lo pusiesen en recaudo. Y ansí en
cuatro del dicho junio se enviaron con Merlo, vecino de Lima,
cincuenta mil pesos en docientas barras de plata, las cuales llega-
ron aquí á buen recaudo.
En nueve proveí otra escribanía del número de la dicha ciudad
del Cuzco a Juan Muñoz Jaimes, natural de Canarias, que ha sido
continuamente servidor de S. M. y seguido su real voz contra Gon-
zalo Pizarro con Diego Centeno, y después del desbarato de Huari-
na fué preso y lo quisieron ahorcar y se tornó a huir y vino hasta
juntarse con nosotros, y sirvió hasta que fué preso y castigado
Gonzalo Pizarro. Había sido esta escribanía de Martin de Zafra, á
quien por ser servidor de S. M. ahorcó Alonso de Toro, te-
niente de Gonzalo Pizarro en el Cuzco, y después de su muerte
habíala servido Pero Nuñez del Águila, natural de Sevilla, y secre-
tario de Gonzalo Pizarro y su secuaz el cual fué condenado a las
galeras, y la tenia solo con el titulo que el cabildo del Cuzco le
habia dado. Este día recibí cartas de Arequipa como habían el
licenciado Cerdan, corregidor de allí, y el capitán Martín de Ro-
bles justiciado cinco de los de Pizarro, y que tenian presos otros.
En 13 se enviaron con Ribera, vecino de Lima, otras docientas
barras de plata, las cuales fueron y llegaron á buen recaudo. Estos
dias se desterró á España y fuera destos reinos mucho número de
los de la rebelión de Gonzalo Pizarro, y azotaron muchos dellos.
El 18 falleció en el Cuzco el adelantado Andagoya de una ca-
lentura que, después de parecer que estaba sano de la quebradura
de su pierna, le sobrevino, que a todos nos dio mucha pena por
ser tan buen hombre y tan servidor de S. M.
8
– 114 —
En 19 se hizo justicia de un Francisco Martin, natural de los
Hoyos, Sierra de Gata, que fué muy secuaz de Gonzalo Pizarro,
y habia sido en prender al visorey y en guardalle en la mar, y di-
chole muchas palabras desacatadas.
En 23 se enviaron con Caravantes, vecino de Lima, otras do-
cientas y treinta barras de plata, la cuales fueron y allegaron a Li-
ma a buen recaudo.
En 24 domingo, dia de Sant Juan, pronunció el obispo del
Cuzco después de misa mayor la sentencia que con esta envió y se
ejecutó en Juan Coronel, clérigo de misa, y canónigo que fué de
Quito, gran secuaz de Gonzalo Pizarro y ayo de su hijo, y que
habían hecho un libro que intituló de Bello justo, en favor y de-
fensa de la rebelión de Gonzalo Pizarro, queriendo decir que la
guerra de su parte era justa y la que se hacia contra él injusta. Es
este Coronel á quien envió Gonzalo Pizarro á sentir lo que venia
en el ejército de S. M. cuando supo que habíamos pasado la puente
de Cotabamba, de que tengo hecha relación.
En 25 se despachó el licenciado Ramírez para volverse a su
audiencia de los Confines: llevó número de presos para entregar a
Lorenzo de Aldana, que los enviase á Tierrafirme y de allí á las
galeras donde iban condenados. Fueron entre ellos un Luis de
Chaves, heredero bastardo de Juan de Chaves, de Ciudad-Rodrigo
y un Mezcua, natural de Ocaña, caballerizo que fué de Gonzalo
Pizarro.
En 29 se enviaron con el capitán Juan Alonso Palomino cua-
renta y cinco mil pesos en oro; era mucho dello bajo, que apenas
reducido a buen oro llegaria á cuarenta mil pesos; llegó a buen
recaudo.
Este dicho dia pronunció el obispo del Cuzco en la iglesia, aca-
bada la misa mayor la sentencia que aquí envío, y ejecutóse contra
Juan de Sosa, sacerdote, que fué muy gran secuaz de Gonzalo Pi-
zarro. Era este Juan de Sosa uno que vino con Felipe Gutiérrez
a Veragua y que, según dicen, gastó en aquella jornada suma de
dineros.
El 3 de julio se hizo justicia de Juan de la Torre, natural de
— 115 —
Madrid, arrastróse é hízose cuartos y envióse la cabeza a poner
a Lima con las de Gonzalo Pizarro y Francisco de Carvajal. Este
se mostró muy servidor del visorey, y confiándose del le envió con
su hermano Vela Nuñez tras unos que se le iban huyendo al Cuz-
co a Gonzalo Pizarro, y en el camino quiso concertar de matar a
Vela Nuñez é irse a Gonzalo Pizarro, como se fué después que
vido que no pudo efectuar la muerte; y después siempre siguió a
Gonzalo Pizarro, y vino con él á Lima, donde le casó, y de allí fué
“con él á Quito y se halló en la batalla que contra el visorey dio, y
después della por engaño sacó de monesterio de Sant Francisco
de Quito á un su cuñado, capitán que había sido de la guarda del
visorey, y que por miedo de Gonzalo Pizarro después del desbara-
to se habia allí metido, y le entregó a Pedro de Puelles. maestre
de campo del dicho Gonzalo Pizarro, el cual le ahorcó. Es muy pú-
blico que el dicho Juan de la Torre no solo hizo esto por complacer
á Gonzalo Pizarro, pero también porque tenia que hacer con la
muger de este capitán, que era hermana de la propia rnuger del
dicho Juan de la Torre. Y después de vuelto a Lima fué este, como
tengo hecho relación, el que metió á Vela Nuñez en que se huyese,
dicicndole que el sacaría en un navio, y teniéndole metido en la
cosa, lo dijo a Gonzalo Pizarro, y entrambos concertaron que se
pusiese adelante para que con alguna mas color el dicho Gonzalo
Pizarro pudiese matar a Vela Nuñez, como se hizo. Fué tan desaca-
tado en palabras, que trayéndose después de la de Quito en nom-
bre de S. M. pleito contra él sobre un tesoro de mas de cuarenta
mil pesos, que habia hallado, según dicen, dijo públicamente, que
traia pleito con el mayor ladrón de Castilla. Y con estas palabras y
otras agradó tanto a Gonzalo Pizarro que le hizo su capitán, y
después de la de Huarina le envió con gente a tomar el Cuzco y
a recoger toda la gente que hacia aquella parte acudiese, y en el
camino ahorcó tres hombres por ser servidores de S. M., y robó
muchas haciendas, y llegando al Cuzco, robó allí mucho, y ahorcó
otros cuatro españoles y hizo cuartos a un cacique de los Caña-
res, que habia andado en servicio de S. M. con Diego Centeno, ha-
biéndole sacado antes seis mil pesos con tormentos, y recogió nú-
mero de gente que iba huyendo de la de Huarina para juntarse
conmigo.
Corrió continuamente el campo después que pasamos á Cota-
bamba, y hablando con nuestros corredores dijo muchas palabras
graves, diciéndoles que se pasasen a Gonzalo Pizarro, que era buen
principe y rey, y amenazándoles que si ansí no lo hiciesen presto
nos harían cuartos. Y después del desbarate de Xaquixaguana
huyó y anduvo escondido con Bobadilla, hasta que con mucha di-
ligencia y dificultad se pudo hallar en unos bohíos de indios, ver-
de como un indio. Fué tan pertinaz en lo de Gonzalo Pizarro, que,
según dicen, habiéndosele denunciado la muerte, dijo: que holgaba
padecerla por amor de Gonzalo Pizarro.
Después que Mangoyuga, hijo mayor de Guaynacaba, murió en
los Andes, donde se habia huido, los indios que allí se hallaron,
tomaron por inga á un su hijo, que ahora será de trece ó catorce
años, y diéronle por administrador á un su tio, capitán antiguo
que fué de su padre, y abuelo de Guaynacaba, y con él se han es-
tado en aquella parte de los Andes, que es muy fuerte, haciendo
daño al Cuzco y á Guamanga, así porque de los indios destas dos
ciudades se van á estar con él, como también porque ellos salen y
los llevan, y aun ocupan gran cantidad de coca, que es de los re-
partimientos que en estos dos pueblos caen; y paresciéndome que
seria de importancia que este viniese sin rotura á dar la obediencia
á S. M. y á vivir fuera de aquel fuerte, hablé á un tio suyo que se
dice Cayatopa para que le enviase dos criados suyos á persuadidle
que viniese al servicio de S. M., significándole la voluntad que ha-
bia de recibille y hacelle bien, y ansí fueron. Y en 4 del dicho ju-
lio volvieron, y con ellos seis mensajeros deste nieto de Guaynaca-
ba con papagayos y gatillos y fautillas que me enviaba, y solamente
me dijeron que Lingaxaratopa, nieto de Guaynacaba y hijo de To-
payuga les habia mandado venir á darme aquello, y á saber de mí
si aquellos criados de su tio habían ido por mí mandado ó sabidu-
ría; y que’estos mensajeros habia determinado de enviar por las
buenas nuevas que le daban de la voluntad que yo tenia al bien
de los naturales; y que siendo tal cual le habían-dicho, él y los que
— 117 —
con él estaban holgarían de hablar en reducirse a la obediencia
de S. M., y que para tractar lo podría ir seguramente quien yo en-
viase.
Rescibiéronse estos mensajeros bien, y enviáronse vestidos de
diversas sedas de colores, de camisetas y mantas, y á Xayratopa
envié dos barriles de conserva, y á Ponisopa, que es el ayo y admi-
nistrador, envié dos botijas de vino, y envié con ellos á un don
Martin, indio muy españolado, para que les persuadiese la venida
por bien, y también les representase que si no venían por bien
seria forzado venir por fuerza.
En cinco se hizo justicia de Dionisio de Bobadilla, natural de
tierra de Villalón, que como maestre de campo de Francisco de
Carvajal, se halló en la muerte y desbarato de Lope de Mendoza,
cuando en Pocona Lope de Mendoza alzó bandera por S. M. pen-
sando divertir a Gonzalo Pizarro para que no fuese á Quito con-
tra el visorey, y llevó la cabeza de Lope de Mendoza y la puso en
el rollo de Arequipa, y después fué continuamente sargento mayor
de Gonzalo Pizarro, y desbaratado Diego Centeno en la de Guari-
na, por mandado de Gonzalo Pizarro fué á los Charcas a traer di-
nero y gente contra nosotros; y ansi trajo mucha plata y cuanti-
dad de gente á Gonzalo Pizarro al Cuzco, sin embargo de muchos
despachos que por diversas vias les enviamos, y en especial uno
con un barreño, el cual nunca ha parecido y creemos que le mató
él y otros de Pizarro. Envióse su cabeza á Arequipa y púsose en el
rollo donde él puso la de Lope de Mendoza.
En 7 proveí de la misma manera ya dicha una de las escribanías
del número de la villa de la Plata á Pedro de Acebedo, que ha ser-
vido en estas alteraciones a S. M. y se halló en la de Guarina y en
Xaquixaguana en su real servicio, y ha servido y sirve de fiscal en
las causas de los culpados de la rebelión de Gonzalo Pizarro; fué
esta escribanía de un Alonso de Carmona.
En 9 en un cadahalso, estando en él los prelados y gran núme-
ro de los vecinos deste reino y los capitanes con mucha otra gente
y el estandarte real y los otros guiones con la más solemnidad que
se pudo hacer, porque para reducir los ánimos desta tierra al temor
y acato que deben tener, pareció que convenía que ansí se hiciese,
se pronunciaron sentencias, habiéndose antes sustanciado sus pro-
cesos y hecho con las partes que parecieron, y en rebeldía contra
los que no tuvieron defensores, contra las memorias de Pedro de
Oña, natural de Burgos y vecino que fué de Quito, defuncto, y de
Juan Porras, natural de Sevilla y vecino que fué del Cuzco; y
Pedro Fructos, natural de Roa y vecino que fué de Quito; y Mi-
guel de Vidagora, natural de Sant Sebastian y vecino que fué del
Cuzco; y de Francisco Marmolejo, natural de Sevilla y vecino que
fué de Quito, y Pedro Martin de Cecilia, natural de Don Benito,
de Extremadura, y vecino que fué de Lima; y de Ovando, mes-
tizo, natural de la Española y vecino que fué de Quito; y de
Pedro de Puelles, natural de Sevilla y vecino que fué de Quito;
donde se mandó que sus casas fuesen derribadas y puesto en ellas
un letrero que manifestase su traición; y de Gonzalo Diaz de Pi-
neda, natural de Coto de Ureña y vecino que fué de Quito; y de
Juan Márquez, natural de Palos y vecino que fué de Quito; y
de Pedro Cermeño, natural de Sanct Lucar de Barrameda y ve-
cino que fué del Cuzco; y de Francisco de Toro, no se supo de
donde era natural, é fué vecino de Quito; y de Hernando Bochicao,
natural del dicho Sanct Lucar y vecino que fué del Cuzco; y de
Juan Vázquez de Tapia, natural de Talavera, vecino que fué del
Cuzco; y de Diego Bonifacio, natural de Burgos y vecino que fué
de Quito; y de Mateo Ramírez, natural de Granada y vecino que
fué de Quito. Todos estos se dieron por traidores por razón de
haber muerto en la dicha rebelión y se confiscaron todos sus bienes.
Tractóse también contra las memorias de Francisco Xuarez,
vecino de Quito, y absolvióse á instancia judicii, á Jerónimo Her-
mosilla, vecino que fué de Quito y dióse por libre, declarando ha-
ber gozado del perdón que desde Panamá envié con la primera
armada, porque murió viniendo á juntarse conmigo, y acudió á
Rodrigo de Salazar cuando mató á Pero de Puelles y alzó bandera
en Quito por S. M.; y de Gómez de Estacio, natural de Almen-
dral y vecino de Guayaquil, el cual se absolvió ab instanta judicii.
Al tiempo que estas sentencias se dieron, quedaron pendientes
algunos otros procesos contra memorias de difunctos, y no se
aguardó a concluirlos por haber yo de salir del Cuzco á hacer él
repartimiento de lo que estaba vaco en la tierra, y quedaron para
que se concluyesen y pronunciasen juntamente con las que con-
tra los absentes se habían de pronunciar.
Este dicho dia con Montenegro, vecino de Lima, se enviaron
ciento y veinte y cuatro barras de plata, y diez y siete cajoncitos
con pedazos de barras, los quince de cada noventa marcos el ca-
jón, y los de á noventa y seis.
Enviáronse ansimismo con él once cargas de arcabuces que se
recogieron, ansí por quitar las ocasiones de desasosiegos que con
ellos podia haber, como por tenellos para entradas y otros menes-
teres. Llegó todo á buen recado.
La cosa que en este negocio á que se me mandó venir, mas he
temido después que la fui entendiendo, ha sido que allanado Gon-
zalo Pizarro, no se pudiendo cumplir con los que en ello sirviesen
á su sabor, y conforme á la costumbre que en las alteraciones que
en estos reinos ha habido, se ha tenido, habia de resultar inconve-
nientes y desasosiegos y desgracia, especialmente para conmigo, en
quien por la familiar conversación que conmigo ha tenido, y por
haberme ayudado en esta jornada, tanta esperanza cada uno tenia,
porque á hacer otro el repartimiento que de nuevo S. M. enviara,
como desde Tumbez lo supliqué, que no hubiera tanta por no con-
currir en él lo que he dicho, y tenerle otro respeto,” que la mucha
conversación quita, y estos inconvenientes parecían tan grandes
que Gonzalo Pizarro estando preso dijo: que no quería mayor
venganza de mí que verme encargado de tanta gente. Y por ese
temor y por excusar la fatiga de los naturales, mas que por el gas-
to que á S. M. se podría recrecer, dado que también del tuve
consideración, puse tanta diligencia en procurar que no viniese
gente de la Nueva España, ni de Nicaragua, ni de Santo Do-
mingo, ni del Nuevo Reino, y que se despidiese la que venia de Po-
payán, y mas de la mitad de la de Quito, que á algunos pareció que
ponia en aventura la cosa, y han salido una de las cosas mas
acertadas.
— 120 —
Y ansí lo es y será en que se ponga gran cuidado que hasta
que esta tierra esté mas reformada y mas descargada desta gente,
no se consienta venir á ella persona alguna que no fuese merca-
der, y que como tengo escrito para ello con gran instancia se pro-
vea en Tierrafirme, Nicaragua y la Nueva España, que no se deje
embarcar gente para acá que no sea mercader ó marinero de navio,
y que estos se pongan y asienten en el registro, porque acá se pue-
da pedir cuenta dellos, y entender si son verdaderamente marine-
ros y mercaderes, porque so color de marineros pasan por dine-
ros que les dan cada dia los maestros de las naos y otras personas,
y para evitar este fraude es razón que se castiguen con rigor, y no
hay como se pueda averiguar, sino asentando en el registro las
personas que se embarcan. Y si en esto de la gente no se pone re-
medio, cada dia correrá mas riesgo la paz y sosiego de esta
tierra, y los naturales se destruirán sin bastar la justicia a reme-
diallo.
Ansí que temiendo estos inconvenientes de la gente, y que si
no se derramase poco á poco se podria seguir desasosiego y algún
motín en que no solo hubiese desacatos, pero se hiciese mucho daño
en la tierra y robo en españoles y naturales, especialmente saliendo
desgraciada en el repartimiento, en que era imposible caber de las
tres partes a la una, me pareció dilatar lo mas que pudiese el re-
partimiento, porque con la dilación se cansarían los que menos ra-
zón tuviesen de aguardar y se irían poco a poco derramando, como
se hizo, que al tiempo que se vino á hacer ya en el Cuzco no habia
la mitad, (é se habia ido tan poco á poco que con el recado de
alguaciles que en los caminos se habian puestos, se pudo obiar a
los daños, que si ansí no se derramaran, se pudieran hacer) y esa
que quedaba parescia que estaba mas moderada en su cobdicia y
pensamientos, y aun también parescia que convenia la dilación para
poder mas aprovechar la hacienda real con dilatallo, y aunque qui-
siera diferillo más, no pude porque ansí con el deseo que tenían
de verse proveídos los que mas y menos aguardaban, como por el
mucho gasto que en el Cuzco hacían y faltas de mantenimientos
que habia, y se empezaba a murmurar que no quería repartir la
tierra, sino hacer con disimulación lo que las ordenanzas antes de
revocarse disponian, especialmente como veian que para S. M. se
cogían los aprovechamientos de lo que estaba vaco.
Y por esto junté á los prelados, general, mariscal y Diego Cen-
teno y á otras personas granadas, y procuré de satisfacellas, re-
presentándoles la necesidad que habia habido de dilatarse lo del
repartimiento, y como por entender en las otras cosas que en aque-
lla ciudad se habían despachado, no habia sido posible entender
en cosa que tanta desocupación requería como lo del repartimien-
to, y aunque pues S. M. para dalles la tierra habia gastado tanto
de su hacienda y ellos de las suyas no podían serville para ayuda
de lo gastado, no se les habia de hacer duro que lo de vaco y que
aun no posean sin ayudase en algo a S. M., pues ellos lo habían
de gozar después toda su vida y sus hijos y mujeres, y qe yo estaba
determinado, ya que los negocios tenían vado, de salirme fuera de
aquella ciudad á hacer el repartimiento, y que les rogaba y encar-
gaba que ni fuesen á impedirme ni permitiesen que otros fuesen,
pues cuanto mas desocupado estuviese lo haria mejor y mas en
breve. Rescibiéronlo alegremente y ofreciéronse á satisfacer a to-
dos y á cumplir lo que les decía.
Y ansí en once del dicho jullio salí del Cuzco para hacer el di-
cho repartimiento con solos el obispo de Lima, que por su entere-
za y buen entendimiento y experiencia que de las cosas y personas
destas partes tiene, pareció que convenia hallarse en el reparti-
miento, y Pero López, escribano, ante quien habia de pasar y que
tenia el registro de los repartimientos pasados, y aunque quisiera
que fueran también los otros dos prelados no podían por hallarse
enfermos en aquel tiempo.
Dejé en el Cuzco al Licenciado Cianea para la administración de
justicia y determinación de las cansas que quedaban pendientes de
los culpados, y al contador Cáceres y á Diego de Mora para la
cobranza de los bienes e beneficio de los que allí quedaban de cobrar
y beneficiar, los cuales quedaron con las dos llaves, y la tercera
quedó al regente fray Tomás de Sant Martin, provincial de la
orden de Santo Domingo.
— 122 –
En 13 llegamos doce leguas del Cuzco, pasada la puente de
Apurimá, camino de Lima, a un asiento que se dice de Guaynari-
ma, donde nos pareció hacer el repartimiento, porque temimos que
estando mas cerca del Cuzco no se pudieran excusar importunida-
des, y allí se empezó á entender con toda diligencia, mirando á que
no se diese causa de pleitos con las provisiones, como se ha hecho
en las pasadas, antes se quitasen los que habia, concertando á los
que los tenían, con darles de lo vaco, y para ello fué necesario
veer todos los registros de las provisiones pasadas, y de repartir la
tierra conforme a lo que cada uno habia merecido, y la fidelidad
que en servicio de S. M. habia tenido, y para ello se procuró enten-
der lo que cada cosa era en la tierra por las relaciones que á los
vecinos Je los pueblos se habían pedido y ellos habían dado, y los
méritos de las personas por las noticias que dellos se tenian y las
relaciones que de personas de crédito se habían tomado, que no
fué poco trabajo.
En 14 llegó á este asiento Arguello, criado del licenciado Vaca
de Castro, que venia á entender en sus negocios y habia arrivado
á la Buenaventura, y ansí vino por la ciudad de Quito, y de las
cartas que de aquella ciudad trajo, y de lo que dijo, se entendió,
cerno sabido por un Lunar, vecino que habia sido de Guayaquil,
y por otros mal intencionados y aficionados á la rebelión de Gon-
zalo Pizarro, como Diego Centeno era des baratado, echaron fama
que nosotros también íbamos desbaratados y huyendo, y que
concertaron que á once de marzo próximo pasado, domingo 4.0 de
cuaresma, en la iglesia, estando el pueblo en misa, diesen en los
alcaldes y los prendiesen y matasen, y apellidasen la voz de Gon-
zalo Pizarro, y hiciesen lo mismo con las personas que no les acu-
diesen; pareciéndoles que en aquel tiempo y lugar tomarían el
pueblo mas descuidado, y que teniendo esto ansí concertado, uno
dellos, que era un mestizo, lo habia descubierto á un religioso de
Santo Domingo, el cual habia dado dello aviso a un alcalde, y que
con este aviso se habia prendido el Lunar y otros, y hecho dellos
justicia.
Escribiéronme ansimismo la justicia y regimiento de Quito,
— 123 —
como luego otro dia que justiciarn aquellos, llegaron cartas mias
en que desde Xauxa escrebí á aquella ciudad que nos partíamos
en busca de Gonzalo Pizarro, buenos y con pujanza, y que les ha-
bían mucho animado y alegrado, y asentando del todo aquella ciu-
dad, porque como nos alejábamos, yendo hacia el Cuzco, de los
pueblos que abajo quedaban, parecióme que para animallos con-
venia escrebilles, y ansi se hizo á todos ellos.
Despaché luego al Cuzco al licenciado de la Gama para que
se diese priesa en partirse é ir á aquella ciudad de la que le deje
proveído de corregidor sin saber esto, pareciéndome que ansí por
estar tan apartada aquella ciudad, como porque en ella entendía
que habían quedado personas que habían andado con Gonzalo Pi-
zarro, requería persona de la experiencia, reputación y vigor del
licenciado de la Gama, y ansí luego vino y es ido ya, y porque
fuese con mas diligencia se despachó dende esta ciudad de Lima
por el mar.
En seis de agosto recibí cartas del licenciado Cianea y del con-
tador Juan de Cáceres, en que me escribían como habían hecho
diligencia con el dicho Arguello para saber los bienes que acá
Vaca de Castro habia dejado, y para ello habían querido ver las
escrituras que él traia, y que sobre ello se habían perjudicado, ne-
gando las escripturas que después en su poder se hallaron, que son
cuyo traslado con esta envío, entre ellas está la instrucción.
En ocho recibí la lista que aquí va de los sentenciados en re-
beldía, cuyo traslado hice luego enviar á las justicias de todos los
pueblos destos reinos y á Popayan. Muchos de los contenidos en
esta sentencia estaban presos en los Charcas y Arequipa, donde
se habían huido, y otros se han preso después.
Este dicho dia pasaron por aquel asiento doce presos, que lle-
vaban á Lima para allí enviarlos á Tierrafirme y de allí a las
galeras, y entre ellos iba un Almao, camarero que fué de Gonzalo
Pizarro, natural de Molina, y un Hernando de Torres, natural de
Arcos, cabe Xerez de la Frontera y vecino que fué de Arequipa,
y un Luis de Baeza, natural de Granada, y Cristoval Pizarro, na-
tural de Trujillo, hijo de un Orellana.
— 124 —
En 16 llegaron los mensajeros que de nuevo enviaba el hijo
del Inga con el indio Don Martin, y dijeron, como los enviaba á
decir que vendría á la obediencia, con que le diesen para él y para
los que con él hubiesen de venir, lo que se incluye entre el pedazo
del rio de Apurimá, y hay desde la puente hasta donde se junta con
Avancay, que es de diez leguas, y entre el camino que hay desde
la dicha puente hasta la de Avancay, que es de ocho leguas, y entre
el pedazo de1 rio que hay desde la dicha puente de Avancay hasta
la dicha junta de Avancay y Apurimá, que es de cuatro leguas,
y que habían de dar lo que él en los Andes tiene ocupado ahora y
unas casas que habian sido de su abuelo en el Cuzco, y cierta here-
dad y rl solar de unas casas de placer que en Xaquixaguana solia
tener su abuelo. En el pedazo de tierra que entre los rios hay, solo
hay quinientos y cincuenta ó seiscientos indios de dos vecinos, que
el uno es Hernando Pizarro.
Visto lo que importaba que este viniese á obediencia de S. M.
se le ofreció este pedazo de tierra que para ellos es muy buena, y
las dos casas y heredad que pedia y unas dos heredades, que donde
ellos están han desmontado y hecho de coca, y no se les dio allí
lo que pedían ansí por ser mucho, como también porque parescia,
que quedando ellos señores de aquel fuerte, cada vez que quisie-
sen se alzarían; y con este despacho contentos se volvieron, y se-
gún la gana que don Martin dice que sintió en el hijo del Ynga y
en su ayo y en los demás de salir de allí, créese que vendrán, por-
que es tierra muy enferma y viven en ella, según don Martin dice,
enfermos.
Este dicho dia recibí un pliego de Luyando en que vinieron
las bulas del arzobispo de los Reyes al obispo, y se le dieron con
la insignia del palio, que con ellos venia.
Acabóse el repartimiento de hacer, que conforme á las rela-
ciones que del valor de los repartimientos los vecinos y personas
que dello tenían noticia dieron, vale y renta en cada un año lo que
se proveyó un millón y tantos mili pesos, conforme á la estima que
ahora tienen, pudiendo andar la décima parte de indios en las mi-
nas y durante la groseza de las minas del Potosí que es muy grande
– 125 —
como V. S. podrá mandar veer por estas cartas que aquí envío de
Gabriel de Rojas y licenciado Polo, que con estas cualidades se
dieron las relaciones del valor de los repartimientos, mejorasen
muchos vecinos de repartimientos, dándose los que ellos tenían á
otros, y con esto montó el repartimiento lo que digo. Y repartié-
ronse sobre las personas á quien se dieron repartimientos ciento
treinta mil pesos, que antes que les diesen las cédulas habían de
dar para repartir por las personas á quien no cupo repartimiento,
y la distribución destos dineros encomendé que hiciesen en el Cuzco
el arzobispo, general, mariscal, Diego Centeno y provincial de los
dominicos, porque tenian mas noticia de las personas y de lo que
habían servido; y alíende del repartimiento de los dichos indios
montó á la común tasa la encomienda de los yanaconas que en
Potosí se hizo, y el aprovechamiento ‘dellos en cada un año cuasi
cincuenta mili pesos.
El repartimiento de Yncay con la coca de Avisca que era lo
que el marqués tenia en el Cuzco, que valdrá doce ó trece mili pe-
sos de renta, no proveí, sino puse un depositario que cogiese y
aprovechase la dicha coca, y tuviese cuenta de lo que rentase, hasta
que consultado S. M. y V. S. sobre si eran servidos que este re-
partimiento se proveyese á un hijo del marqués don Francisco Pi-
zarro, que hubo en una india que es ahora mujer de un Betanzos,
lengua, y se enviase a mandar lo que S. M. era servido que en
ello se hiciese.
Es este niño de nueve ó diez años, y no quedan del marqués
sino don Francisco, su hijc, y él muéstrase bien inclinado: no que-
dó legitimado, pero paresce que, mirando lo que el padre sirvió
y que siempre fué fiel, cabria hacérsele esta merced. A V. S. su-
plico que consultado con S. M. se envié á mandar lo que en esto
se deba hacer, y en el entretanto de lo que sentare este repartimien-
to podránse remediar dos hijuelas que dejaron Juan Pizarro y
Gonzalo Pizarro, pequeñuelas, y enviáronse á Trujillo á una su
tia, con remedio para que de lo que acá se les diere se casasen, y
esto suplico á V. S. tengan por bien, siquiera por habérmelas en-
– 126 –
comenclado Gonzalo Pizarro, pues el remedio se hace sin costa
de nadie.
Gonzalo Pizarro dejó un muchacho mestizo que será ahora
de once ó doce años, es tenido por mal inclinado, y su padre habló
algunas veces en decir que muerto él habia de quedar en su lugar
este, parésceme que se debe enviar a Castilla, y podráse también
remediar de algo de lo que aquel repartimiento rentare; también
es justo que V. S. envíe á mandar lo que se deba hacer en esto.
En el repartimiento reservé en mi facultad, en caso que ade-
lante algún repartimiento paresciese escesivo, de reducirlo á lo
comunal, y de añadir a los que constase ser cortos.
Y ansimismo que porque á iglesias ni monesterios no se daban
indios, reservaba en mí y en la audiencia facultad de poder repar-
tir peonadas de indios para la edificación de las iglesias y mones-
terios, los cuales los comendatarios fuesen obligados de tomar en
parte de sus tributos.
Ordenóse que en las provisiones se amonestase que ninguno
llevase tributos inmoderados, con apercibimiento que si al tiempo
de la tasa se hallase haber llevado mas tributo del que se tasare,
se mandaría tomar en cuenta para lo venidero, con mas la pena
que pareciese deberse echar, y en las provisiones de corregidores
que se hacen, es esta una de las cosas de que mas se amonestan
que tengan cuidado, y de defender y amparar de toda molestia
á los naturales.
Y ansimismo por quitar todos los pleitos se mandó que antes
que se diese la cédula de provisión á alguno renunciase por acto,
el cual se pusiese al pié del registro de la provisión, cualquier de-
recho que á la encomienda de otros indios tuviese. No se confirmó
ni dio indio alguno que Gonzalo Pizarro hubiese proveído á per-
sona alguna á quien él los hubiese dado; porque no paresciese que
se tenia por bueno cosa que él hubiera hecho, y que ninguno pu-
diese decir que le quedaba algo de su mano dado; que á muchas
personas á quien él dio indios se dieron otros, por lo bien que en
esta jornada han servido.
Desde el Cuzco hasta los Charcas hay ciento sesenta leguas, y
127 –
desde Arequipa á Charcas las mismas, y por estar tan gran pe-
dazo de tierra sin pueblo de españoles se hacen muchos robos y
vejaciones y molestias á los naturales, y los indios del medio tienen
mucho trabajo de venir á servir al Cuzco y Charcas, y por esto
paresció cosa muy conveniente que en Chuquiavo se hiciese un
pueblo de los vecinos á quien se repartiese aquello de Chuquiavo,
y los repartimientos que en el Cuzco y Charcas servían, que esta-
ban junto á Chuquiavo apartado de aquellas dos ciudades, y ansí
se ha mandado hacer, y se intituló Nuestra Señora de la Paz.
Paresció que con este repartimiento debía volver al Cuzco el
arzobispo, porque con su autoridad y respeto que todos le tienen
podía ser mejor recibido, y que para ello el dia de Sanct Bartolo-
mé, antes de publicarse el repartimiento, predicase al propósito el
regente, y al fin del sermón leyese una carta mia, cuyo traslado
aquí envío, porque según la cobdicia inmoderada desta tierra,
todo parescia que era menester para obviar la desgracia de aque-
llos á quien no cupiese suerte, ó al menos no tan llena como desea-
ban, y ansí en 19 del dicho agosto se partió al Cuzco el arzobispo,
no con poca congoja de las importunidades y pesadumbres que
creía que habia de recebir, pero como en todo desea servir á V. M.,
esforzóse á la vuelta.
Y escribióse con él al licenciado Cianea que quedase y residiese
allí hasta que aquella ciudad se vaciase de la gente que en ella
habia y se sosegase. Y escribióse á los Charcas y Arequipa, amo-
nestando el cuidado que debían tener del sosiego y quietud, y de
castigar cualquier desacato ó bullicio que en este tiempo se ofre-
ciese.
Este mismo dia me partí para Lima, y no volví al Cuzco, ansí
por huir ocasiones de no me desgraciar con algunos que con sobra
de cobdicia se me desacatasen con palabras importunas, como
también por entender en el sosiego de lo de abajo y asiento de
la audiencia.
En 28, yendo en el camino para Lima, recibí cartas de como
los presos, que para las galeras Mercadillo habia llevado á Lima.
los habia enviado Lorenzo de Aldana desde allí en dos navios, y
128 —
que habían soltado de las prisiones é iban la vuelta de Nicaragua,
excepto diez que habían saltado en la costa del Perú, de los cua-
les dos se habían preso en Trujillo y otros en Piura, y otros en
Guayaquil. Escrebí luego á Nicaragua y Nueva España, dando
aviso dello para que allá los prendiesen y castigasen los principa-
les y los otros enviasen á España; con estas cartas se partió de
Lima el licenciado Ramírez, y con determinación de hacer en ello
lo que suele en las cosas del servicio de S. M., y ansimismo escribí
al licenciado la Gama para que de camino en los términos de Tru-
jillo, Piura, Guayaquil pusiese gran diligencia en haber los otros
seis, y castigar los principales, y los otros tornallos á enviar a
Tierrafirme; y ansimismo escrebí al corregidor de Tierrafirme para
que tuviese cuidado si por allá aportasen, de hacer la mesma dili-
gencia.
En 4 de setiembre llegó á mí á la Nasca el capitán Alonso de
Mendoza, que le enviaban el arzobispo, general y mariscal y Diego
de Centeno á hacerme saber como habia habido una cierta ma-
nera de motin en el Cuzco de algunos á quien no habia alcanzado
del repartimiento, y de otros que aunque les habia cabido suerte
no tan llena como quisieran, y que habían hablado entre sí de
poner las manos en el arzobispo y en otras personas, y que se sos-
pechaba que habia sido mucha parte del principio desto un Fran-
cisco Hernandez, teniente de Benalcazar en la gobernación de Po-
payan, que fué el que, según dicen, puso al adelantado en ajusti-
ciar a Jorge Robledo, el cual fué capitán del visorey en la de
Quito, y en esta de Xaquixaguana lo fué también de á caballo, y
entrambas jornadas sirvió bien, y por ello sin tener en la gober-
nación de Popayan cuatro cientos pesos de tributos, se le dio en
el repartimiento todo lo que Gonzalo Pizarro tenia en el Cuzco,
que según la relación que dello hay vale en coca once mil pesos.
aliende del trigo y maiz que los indios dan de tributo, el cual me
dijo que quedaba preso.
Parescióme que convenia que yo volviese á hacer castigar se-
mejante desasosiego, y ansí me determiné en ello, sin embargo
que estaba setenta y cinco leguas del Cuzco, y que Alonso de
— J29 —
Mendoza, me decía que no habia necesidad. Y estando en esta
determinación llegó un Marchena con cartas del arzobispo y de
otros, en que me escribían como estaba todo llano con haber jus-
ticiado uno y tener presos otros muchos.
Despaché luego un mensagero á diligencia encomendado mu-
cho al licenciado Cianea, el cual en todo lo hace muy bien, y es
de las mejores ayudas y mayores que he tenido y tengo, que tu-
viese gran cuidado y entero rigor para castigar a los que desto
hubiesen sido principio, y ansí he sabido que lo ha hecho y hace,.
y que tiene preso a Francisco Hernandez, dado que no se ha
hallado en él tanta culpa como se creyó; y cierto es justo que S. M.
haga merced al licenciado no solo por lo que en esta jornada ha
servido como juez, y letrado y hombre de guerra, con sus armas
y caballo, pero aun por lo que en ella ha gastado con su persona
y casa, abrigando y manteniendo soldados y gente, y manteniendo
otra casa con su mujer en Tierrafirme, de que no deja de estar
alcanzado y adeudado; y ansí á S. M. suplico se la mande hacer.
y á V. S. que den al licenciado para ello favor, y’ésme Dios tes-
tigo que esto digo sin sabiduría ni intención suya, sino solo por
lo que debo á la verdad y á la justicia.
En 6 del dicho setiembre dos jornadas mas adelante de la
Nasca, despaché al capitán Alonso de Mendoza, con provisión de
corregidor de la ciudad de Nuestra Señora de la Paz, para que
fuese á poblar el dicho pueblo, y hiciese a los vecinos que estaban
señalados que fuesen a residir en él, porque me pareció que por
ser persona tan diligente y de rostro como es, era conveniente para
el allanamiento y pacificación de aquella tierra.
En 17 llegué a Lima, donde recibieron el sello y a mí con mu-
cho regocijo de juegos y danzas, y personajes vestidos de diver-
sas sedas que la ciudad dio.
Metieron al sello debajo de un palio en un caballo bien ador-
nado, el cual llevaba el corregidor Lorenzo de Aldana de la rien-
da; iba él y los alcaldes y regidores, y los otros que llevaban el
palio, vestidos de ropas largas de carmesí’ raso, y la gente que
sacaron de guarda para el sello vestidos de librea de seda.
— 130 —
En 18 hice que se nombrasen personas para hacer las cuentas
del tesorero Riquelme, y que se hiciese almoneda de algunos bie-
nes, que se perdían en no se vender, porque según se cree será
el alcance habrá necesidad para que S. M. se pueda pagar, de be-
neficiar con cuidado los bienes que dejó, y ansí se entiende en este
negocio.
Este dia recebí carta de Arequipa de que Valdivia era partido
para Chile por tierra con ciento y veinte hombres, y que la otra
gente aguardaban que los navios llegasen al puerto de aquella ciu-
dad para embarcarse en ellos é ir por mar.
En el Cuzco recebí una carta en cifra, y por no tener el abe-
cedario allí, como ya hice relación, no la pude leer; ahora la he
visto, y en ella se me mandaba que estorbase el casamiento que á
Su Alteza se habia dicho que Gonzalo Pizarro quería hacer con su
sobrina Dona Francisca, hija del Marqués; y pues ya es muerto,
no habrá que decir en esto mas de que, según he sido informado,
nunca á él le pasó por pensamiento, ni habia para que pasarle,
porque este casamiento ni con los españoles ni con los naturales
le autorizaba, ni hacia parte para su rebelión, porque las mujeres
entre estos naturales nuncan heredan, ni hacen de ellas caso, espe-
cialmente esta que viene ya por tantas quiebras.
También se me mandaba que hiciese alguna fortaleza ó fuerte
en Panamá, y tampoco desto me parece que hay necesidad, no solo
porque ya cesa la que, cuando se mandó parecía que podia hacer,
pero aun también porque ninguna disposición hay en Panamá da
lugar donde se pueda hacer fortaleza que defienda tomar tierra
los navios que fuesen del Perú, porque aunque se pueda hacer
para defender que no entren en el puerto que esta junto al pueblo,
puédese tomar en otras muchas partes que desde allí no se puede
impedir.
Pero para lo que toca a Tierrafirme parece que importa ha-
cerla en el Nombre de Dios, especialmente si la hiciesen en los
arrecifes del puerto, que haria tan fuerte aquel puerto y pueblo,
que habiendo allí artillería me parece que ninguna armada seria
parte para entrar en él ni llegar a la ciudad.
— 131 –
Y para el Perú parece que importaría hacer fuerza en esta
ciudad de Lima por ser la escala principal de todas estas tierras,
y aun si se hiciese otra en el Cuzco ó los Charcas seria para total
seguridad y pacificación dellas.
Por una cédula de Su Alteza se me envía á mandar que no
habiendo necesidad de la artillería que se trajo de Santo Domingo
la haga volver allá. Aquella artillería no ha venido acá ni yo la
he visto, pero como yo envié á decir que no pasase la gente de
Santo Domingo, creo se quedaría en Tierrafirme. Yo escribo á
los oficiales de allí, que si allí está la envíen, y les envío para que
con mas cuidado lo hagan la cédula.
En esta ciudad está allegado buen golpe de dinero que en las
partidas de que arriba he hecho relación se trajo del Cuzco, y el
arzobispo y personas que para entender en ello quedaron en el
Cuzco enviarán otra partida que de restas que allí quedaron por
cobrar se habrá llegado, y de los Charcas se trairá mas de otro
tanto, según lo que Gabriel de Rojas y el licenciado Polo me es-
criben, y para que desde Arequipa á aquí venga, se enviará dentro
de 20 días un navio, y desde la Nasca envié una provision á Ga-
briel de Rojas para que lo trajese á embarcar á Arequipa, y á los
vecinos de los Charcas y Nuestra Señora de la Paz y Arequipa la
acompañasen con gente de á pié y caballo, como él los ordenase, y
creo que en todo enero, dando Dios buen aviamiento á Gabriel de
Rojas, habrá aquí seiscientos mili pesos, aliende de estar pagado
todo lo que se libró para la guerra fuera de esta ciudad, y lo que
en ella está librado, se va pagando de cada dia de los quintos, sin
que á esto ni á lo que más se trajese se toque que según las cosas
han andado y el poco tiempo, que para allegar á S. M. ha habido
después del castigo de Gonzalo Pizarro, no ha sido poca hacienda.
Bien creo que antes que se envíe por este dinero se me enviará
á mí licencia para volverme á morir en mi naturaleza; pero si
ansí no fuse, suplico á V. S. se tenga por cierto que yo iré junta-
ansí no fuese, suplico a V. S. se tenga por cierto que yo iré junta-
mente con ello, y que por ninguna cosa quedaré acá, porque me
pareceria que ya se contemporizaba conmigo, y en esto no habrá
— 132 —
mi determinación mudanza, y aliende del gran bien y merced
que á mí se hará en enviarme licencia para irme conviene al ser-
vicio de Dios y de S. M. y buena administración de justicia que
otro la administre y no yo, que tan prendado estoy en opinión de
los de esta tierra á serles amigo igual, y no juez superior, y por
no ser más pesado, creyendo que no hay necesidad dello, sino qué
cuando esta llegare, ya verná mi licencia, no insto en pedilla con
mas palabras.
En esta ciudad me dieron una relación, que con esta envío,
que dejó un Alonso Castellano, servidor que ha sido de S. M.y
para que se me diese, porque él no me pudo aguardar á causa de
tener necesidad de partirse á Trujillo, por la cual dice que en ei
monesterio de la Merced de esta ciudad, pocos días antes que á
ella viniese la nueva del desbarate de Gonzalo Pizarro le habló
fray Pedro Muños, fraile de la dicha orden, de quien en las pa-
sadas he hecho relación, para que levantase este pueblo por Gon-
zalo Pizarro, ofreciéndose este fraile de matar á Lorenzo de Al-
dana, al cual dio aviso este Castellanos, y por su parecer dio y
tomó el Castellanos con este fraile hasta que vino la nueva de!
desbarate y castigo de Gonzalo Pizarro.
Esta ha sido una orden en esta tierra perjudicial al servicio
de Dios y de S. M., y mucho escándalo para españoles y natura-
les, y tengo creido que ansí lo será de aquí adelanfe ó habrá poca
enmienda en ella, porque de orden que tan suelta suele ser en Es-
paña, ¿qué se ha de esperar en tierra tan libre para los males como
esta? y al comisario que acá vino téngole por buen hombre, pero
de tan poco rostro que temo ser de ningún fructo, ó tan poco que
no será nada, y cierto delante de Dios hablo que me parece seria
gran servicio que á Dios y- á”S. M. y bien a la tierra se haria era-
poblar sus casas de religiosos’ de Sant Francisco ó Sancto Do-
mingo, y que se fuesen’ todos los que de esta orden en’estas partes
están á España; y ansí muchos’ me lo han hablado y aun de parte
de Trujillo pedido y dado sobre ello información de graves cosas.
Nuestro Señor, etc. De los Reyes’25 de setiembre de 1548 = ‘.’
Carta del licenciado de la Gasea a los oficiales de la Contratación
de Sevilla dándole noticia de quedar ocupado en asentar y dar or-
denes a las cosas de aquella tierra y en especial en las de la Audien-
cia. Suplica se envíe con diligencia y recaudo el pliego que va para
los del Consejo y, que tengan gran vigilancia, que no pase para
allá persona que no sea mercader o marinero.
Los Reyes, 14 de Octubre de 1548.
41-6-3/38.
Muy Magníficos Señores.
Porque el mes pasado luego que llegue aquí escriui a vuestras
mercedes haziendoles saber lo que hasta entonces se ofrecía y
depues аса no se ofrece de que dar quenta no terne en esta que
decir mas de que bendito dios quedo con salud entendiendo en
asentar y dar orden en las cosas de estas partes y en especial en
las de la audiencia y que suplico a vuestras mercedes manden
rescebir el pliego que va para los señores del consejo y enb les etilo
a diligencia y rrecaudo y que continuamente me mande hacer mer-
ced de darme aviso del rrescibo de los pliegos que enbio y de los
presos que allí allegaren porque hasta saberlo vivo con cuidado
e que se tenga gran vigilancia en que hasta que esta tierra este
mas descargada de gente no pase аса persona que no sea mercader
o marinero y que so color de estos no vengan otras como cada día
vienen y se castigan los maestres que los intetaren a traher por-
que ninguna dificultad tiene hoy el asiento y sosiego de la tierra
sino la sobra de gente que аса hay la qual es de tanto inconveniente
quanto no podría significar Nuestro señor conserve y augmente
las muy magníficas personas de vuestras mercedes a su santo ser-
vicio como desean e los Reyes XIIII de octubre de 1548.
Servidor de vuestras mercedes.
El licenciado gasea (rubricado).
Carta del Licdo. de la Gasea al capitán Juan Pérez de Guevara en-
comendándole la persona de Hernando Genar, que va con él a la
conquista de los Bracamoros.
Los Reyes 28 Dicbre; 1548.
1-5-33/17. N.°2. R.°6.
Magnifico señor
hernando genar une ha escripto como el yva con determinación
de yr a la conquista y población de los Bracamoros creyendo que
el capitán Porcel fuera a ello al gua / yo avia encomendado para
que le diesse de comer y después que entendió que vuestra mer-
ced hazia essa jornada ha acordado de se yr con el por la confian-
za que tiene del valor y bondad de vuestra merced que ha de fa-
vorecer a los servidores de su magestad mucho le suplico que ten-
ga por muy encomendado su persona y cosas para ledar de comer
y hazenle toda la merced y favor que lugar hubiere que aliende
de caber en su persona y servicios rresgivire yo merced en ello y
mucho contentamyento por lo que le soy aficionado nuestro señor
guarde y acresejente la magnifica persona de vuestra merced a su
santo servicio con el augmento que deseo de los reyes XXVIII
de diziembre de 1548.
a serviejo de vuestra merced
El licenciado Gasea (Rubricado).
Carta del licenciado Gasea al Consejo de Indias acerca de la conve-
niencia de proveer la conquista del Paraguay, lo que hace, nom-
brando Gobernador a Diego Centeno. Aconseja se aumente el sa-
lario á los oidores. Informa acerca de los distritos de las goberna-
ciones de Pizarro, Almagro y Sanabrla. Refiere lo que ha dispues-
to para el trato de los indios.
28 de enero de 1549.
C. D. !. H. E. Tomo 49.
Muy ilustres y muy magníficos señores
A 26 de noviembre próximo pasado hice relación de lo que
hasta entonces se ofrecía de que hacerla por mi carta, cuya dupli-
cada con esta va, y de las escrituras que en ella se hacia mención,
torno á enviar las dos informaciones que en el negocio de Pedro de
Valdivia recibí juntamente con el poder que de Chile vino en la
fragata y la petición que el procurador dio.
Lo que después se ofrece de que hacerla es., que en 7 de di-
ciembre llegaron á esta ciudad Nuflo de Chaves y Pedro de Oñate,
dos de los cuatro que los del Rio de la Plata enviaban, y me die-
ron la carta original que Domingo de Irala y los oficiales que con
él quedaban escribían, la cual envío con esta, y tras ellos enviaron
Gabriel de Rojas, Diego Centeno y el licenciado Polo á Juan de
Barrientos con las cartas que van con esta en que con gran ins-
tancia me decían que diese aquella entrada, porque convenia y
era necesario para descargar la tierra de gente perdida, que en
cantidad había acudido y de cada día acudía aquel asiento de Po-
tosí, no solo por el remedio della, pero aun por la conservación
de la pacificación y sosiego, el cual corría riesgo en tanto que aque-
lla gente no salía á entradas, la cual no quería ir sino aquella en-
— 137 —
trada por estar tan á mano y haber tan buena noticia de aquellas
partes, y también que á ella saldría sin hallar ni pasar por otras
partes del Perú. Y ansimismo para la seguridad de la hacienda
que allí S. M. tenia, convenia no hubiese en aquel asiento tanta
gente perdida y ociosa, y Juan de Barrientos y Baltasar de Loai-
sa, que después llegó, me dijeron que los capitanes Gabriel de
Rojas, y Diego Centeno y licenciado Polo habían encomendado
me dijesen encarecidamente, que en tanto que tanta gente habia
en aquel asiento, tenian la hacienda no en poco cuidado y no osa-
rían sacalla y ponella en camino para traerla en Arequipa y desde
allí á esta ciudad.
Y ansimismo trajo una información que cerca de las cosas
del Rio de la Plata el capitán Gabriel de Rojas y licenciado Polo
tomaron de Aguayo y Miguel de Urrutia, que eran los otros dos
que de allá habían venido, la cual aquí envío. Y según por sus di-
chos parece el intento de su venida era para que yo proveyese á
Domingo de Irala ó á otro que de acá fuese la conquista de aque-
lla tierra en que estaban, y daban á entender que convenia fuese
persona de mas cualidad que el dicho Domingo de Irala. Junté
al arzobispo, y á Pedro de Hiño josa, y al mariscal, y Lorenzo
de Aldana y á don Alonso de Montemayor, y todos vimos las
dichas cartas é información y oimos á los dichos Ñuño de Cha-
ves y Pedro de Oñate. Y dado que entendí de todos ellos mucho
deseo que se proveyese aquella gobernación y entrada por la
gran necesidad que les parecía que de ello habia , con el temor que
tenia de no proveer cosa, que pareciese que se encontraba con lo
que de España S. M. y V. S. proveyesen, no solo no me quise de-
terminar á hacerlo, pero les dije, que no pensaba proveerla, di-
ciéndoles, que aunque se perdiese el Perú no habia de proveer ni
hacer cosa en manera alguna se pensase que se podría encontrar
con lo que de España se hubiese proveído, especialmente que si
por caso acertasen á proveerse á una misma tierra dos personas
por gobernadores podrian nascer discordias semejantes que las
que hubo entre don Francisco Pizarro y Almagro, dado que por
— 133 —
estar mas á mano el remedio de obviallas, estando ya audiencia
en estas partes se podrían mas fácilmente atajar.
En 8 del dicho diciembre llegó el licenciado Cianea y le di po-
der de justicia mayor desta ciudad en tanto que venían oidores
para asentar la audiencia, y comisión para tomar residencia á Lo-
renzo de Aldana y á todos los otros oficiales, que desde la muerte
del marqués habían tenido cargo aquí, porque desde entonces no
se habia tomado, aunque algunas veces se habia intentado
á tomar; porque, como tengo escrito, ya que la tierra va en mas
sosiego, y la justicia temiéndose y respetándose mas, parece que
se sufre aguardar a que llegue el doctor Sarabia, que por traer su
mujer en dias de parir se ha detenido y detiene en Panamá, y
no asentarla con oidores de emprestado, especialmente que como
al de la Gama envié á Quito y á Polo á los Charcas, no hay aquí
de quien echar mano para asentar en la audiencia, aunque fuese
de emprestado sino el doctor Villalobos, el cual desde antes que
el licenciado Cianea llegase, ha estado y está tan indispuesto que
aun para esto no podría aprovechar.
El licenciado sirve en todo muy bien y con toda entereza,
aunque no con poca necesidad, porque aliende de la que le ha puesto
lo mucho que ha gastado sustentando una casa con su mujer en
Panamá, y acá él en la jornada que contra Gonzalo Pizarro se
hizo, gastando en sustentar soldados y hacelles buen acogimiento,
y aderezarse de armas y caballos, cosas tan costosas que en aquel
tiempo eran, que no de los mejores costaban ochocientos y mili
pesos. El salario que se da á los oidores es tan poco para poderse
sustentar en esta tierra, que por la cuenta que á Dios debo, tengo
duda que se pueda sustentar la mitad del año con ello, á lo menos
en este tiempo que tan falta ha quedado esta tierra con las des-
venturas pasadas de las cosas necesarias para vivir, que no se
compra con un peso de oro lo que en España se puede comprar
con un real. Y pues S. M., como es justo, manda que los oidores
vivan limpiamente, será necesario que les añada el salario, y aun
que se lo doble; y si para escusar algo de costa fuere necesario
disminuir el número de los oidores, por mejor lo ternía que no
que todos muriesen de hambre y necesitados de no vivir limpiamen-
te y de se ayudar de sus vecinos.
• Y aunque esto que digo de doblarles los salarios sea conve-
niente y aun necesario, con el licenciado Cianea, por lo que ha
servido de entrambas sillas, y lo que ha gastado y la necesidad
en que por servir se ha puesto, hay particular razón para que
no solo se haga esto en lo del salario, pero para que se le hagan
mercedes y ayuda; y es verdad que porque se quedase en el
Cuzco á regir aquella ciudad ofrecían los vecinos de le dar por
año cinco mili pesos. Delante de Dios hablo, que formaría con-
ciencia si lo que digo no representase á V. M. y á V. S.
Viendo la mucha necesidad que habia de descargar gente desta
tierra y el aparejo que para ello habia, si se pudiese dar entrada
por la parte que habian salido estos cuatro mensajeros y la ins-
tancia que por todos se hacia para que la diese, quise procurar
de entender hasta donde llegaban las gobernaciones de don Fran-
cisco Pizarro y don Diego de Almagro, porque según lo que me
decían, la que se dio á don Pedro de Mendoza y después á Cabeza
de Vaca, que según se cree es la que ahora se provee á Sanabria,
estaba fuera de las dichas dos gobernaciones, y ansí parece que
es de creer que S. M. no la daría en nada de lo que tenia dado
á los dichos don Francisco Pizarro y Almagro.
Y hallé una provisión, cuyo traslado con esta va, dirigida á
fray Tomas de Berlanga, obispo de Tierrafirme, en que se dice
que la gobernación de don Francisco Pizarro es toda la tierra
que se incluye Ueste-Leste entre el paralelo que Norte-Sur, dere-
cho meridiano, dista del sobredicho por ducientas y setenta leguas.
É que la gobernación de Almagro es toda la tierra Oeste-Leste
que se incluye dentro deste segundo paralelo é del que Norte-
Sur derecho meridiano dista deste segundo por duzientas leguas,
y para mejor entender esta cosa en 19 del dicho diciembre junté á
Antón de Rodas y á Francisco Guasino, antiguos pilotos deste
mar, y que entendieron en deslindar las dichas dos gobernaciones,
y visto lo que estos decían é lo que parecía de las alturas por las
— 140 —
tablas mas nuevas que destas partes hay, y los actos que sobre
los límites destas gobernaciones se hicieron, pareció:
Que la gobernación de don Francisco Pizarro hacia el Norte
empezaba dos grados poco más ó menos antes de la equinoccial,
hacia la parte del Norte, y se acababa procediendo desde allí
Norte-Sur, derecho meridiano, en 14 grados escasos de la equi-
noccial hacia la parte del Sur. É que Oeste-Leste contenia toda
la tierra que entre los dos paralelos que deste principio y deste
fin iban desde la de la mar del Sur hasta la mar Grande, que es
la que comunmente se llama mar del Norte. Porque dando á cada
grado de los del meridiano 17 leguas y media parece que monta-
rian diez y seis grados, dos antes de la equinoccial y catorce
pasada la equinoccial hacia el Sur ducientas y ochenta leguas,
que son diez mas de las 270 que á la dicha gobernación Norte-
Sur, derecho meridiano, S. M. dio, y po*r estas diez mas se ponen
escasos los dichos catorce grados.
Y pareció ansimismo que la gobernación del adelantado Alma-
gro empezaba desde el paralelo de los dichos 14 grados hasta
el paralelo de 25 grados escasos que pasa mas hacia la parte del
Sur del Trópico de Capricornio un grado y tantos minutos. Y
que ansí la dicha gobernación de Almagro era toda la tierra que
se contenia Oeste-Leste entre los dos paralelos que distaban pol-
la equinoccial el primero por catorce grados escasos y el otro por
veinticinco escasos de mar á mar. Porque dando las dichas 17
leguas y media á cada grado del meridiano once grados que
desde los 14 hay hasta los 25, montan ciento y noventa y dos
leguas y media, y ansí falta para las ducientas que Norte-Sur,
derecho meridiano, S. M. dio á la gobernación de Almagro siete
leguas y media; pero porque á los 14 grados sobraban diez á la
gobernación de don Francisco Pizarro, que se han de dar a esta de
Almagro, poniendo el fin desta postura en 25 grados cabales so-
brarían dos leguas y media, y por esto se pone el paralelo fuera
de ella á 25 grados escasos. Y conforme á esta cuenta la gober-
nación que dicen se dio á don Pedro de Mendoza y después á
Alvaro Nuñez Cabeza de Vaca, y por su dicho parece que la
— 141 –
dicha gobernación tenia ducientas leguas Norte-Sur, que empe-
zaban desde la dicha boca del Rio de la Plata, procediendo hasta
el estrecho de Magallanes y otras tantas Leste-Oeste en cuadro.
Y lo mesmo parece por las disposiciones de Nuflo de Chavea
y de Pedro de Oñate, según lo cual, como esta dicho, esta gober-
nación por lo mas cercano dista los dichos nueve grados de la
gobernación de Almagro.
Y ansí estos dos dicen que entre ellos y los otros que que-
daban en la entrada del Rio de la Plata se decia que después
que llegaron al Paraguay, que es el rio que de la parte del Cuzco
se va á juntar con el de la Plata, andaban fuera de la dicha
conquista de don Pedro y Alvar Nuñez Cabeza de Vaca aun
paresce conforme á lo que dicen y se vée por las alturas que antes
de llegar al dicho Paraguay, salieron de la dicha gobernación
de don Pedro, apartándose della y llegándose hacia la equinoccial.
Tomé el dicho á Gaspar de Ocampo sobre si la gobernación
que se decia traia Sanabria era la mesma de los dichos don Pedro
y Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, y dijo que ansi lo habia oido
decir en España.
Tomóle ansimismo á Acosta, hijo de Acosta, piloto de S. M.,.
que me decian venia por piloto de la armada de Sanabria, y dijo
que en Sevilla entendió de su padre que el dicho Sanabria traia
en gobernación ducientas leguas en cuadro, y que las ducientas
Norte-Sur, derecho meridiano, empezaban entre Sancta Catalina
y la boca del dicho Rio de la Plata, y que esto vio hablar como
cosa cierta.
Y siendo así la dicha gobernación tampoco llega á la de Alma-
gro, porque aunque empezase desde la mesma Sancta Catalina
y se estendiese de mar á mar, Leste-Oeste distaría del fin de la
gobernación de Almagro tres grados Norte-Sur, derecho meri-
diano, que montan cincuenta y dos leguas y media mas hacia el
Sur, porque Sancta Catalina según Acosta dice y parece por
las cartas, tiene de altura veinte y ocho grados hacia la dicha
parte del Sur.
Dicen ansimismo Nuflo de Chaves y Pedro de Oñate que los
que de nuevo viniesen de España, para venir desde la boca del
rio hasta donde habían dejado á Domingo de Irala y á los otros
compañeros habían menester dos años, y habiendo de traer caba-
llos mas tiempo por las muchas dificultades que en subir el rio
arriba hay, que ellos en sus deposiciones espresan. Ponen por
muy dificultoso poderse conquistar por el dicho Sanabria lo del
Paraguay, y ansi por la dificultad que en subir á él ternia, como
por no poder traer caballos tales, no tantos como eran menester
para dicha conquista, ni las otras cosas necesarias para ella, y
representan la gran cualidad que hay para poderse pacificar y
poblar desde los Charcas de donde se va por camino llano, y
llegan, según dicen, los repartimientos de aquella villa cuarenta
leguas de donde quedaba Domingo de Irala.
En II del dicho diciembre torné á juntar al arzobispo, obispo
de Quito, licenciado Cianea, Pedro de Hinojosa, mariscal, don
Alonso de Montemayor y á Lorenzo de Aldana, y se les leyeron
todas las dichas deposiciones, y dije que pues habían visto lo
que había venido de los Charcas y todo lo demás que á esta
negociación tocaba, que les pedia me diesen su parecer de SÍ
debia dar entrada hacia el paraje en que se vaciase la gente que
estaba represada en los Charcas ó no, porque yo estaba muy per-
plejo, entendiendo la necesidad que habia de darla para cumplir con
aquella gente y ocuparla y sacarla de aquella tierra, donde estando
juntos ociosos con necesidad y acostumbrados á desasosiegos y
á vivir de la hacienda real y de las particulares, no podían sino
poner en peligro la paz y sosiego, y aun la hacienda de S. M. y
de los demás. Y considerando por otra parte que como no se
tuviese clara noticia de lo que Sanabria traia señalado por gober-
nación, podría encontrar lo que yo proveyese con lo que él trajese
proveido.
Todos en concordia fueron de parecer que se debia dar la
entrada y conquista, paresciéndoles que conforme á lo que arriba
está dicho se podia dar sin tocar en la que dicen del Rio de la
Plata, y que no solo era necesario en gran manera para la paz
y sosiego desta tierra y seguridad de la hacienda que de S. M. en
— 143 —
los Charcas habia, que todo corría riesgo, no se dando por aquella
parte entrada á la gente que allí habia, pero que aun para doblar
y pacificar todo lo que habia de una parte y de otra del Paraguay,
convenia darla, pues por las Charcas tan fácil era de hacerse, v
por el Rio de la Plata teríia tanta dificultad de poderse efectuar.
Tórneles á decir que yo les quería dar por escrito las causas
que me ponían en perplejidad para que mas despacio mirasen en
ello, y que después de vistas y mirado en ello les rogaba, que cada
uno al pié de ellas por escrito me diese su parecer, así para que
yo mejor lo pudiese ver y pensar sobre ello, como también porque
queria hacer relación de todo á V. M. y á V. S., y enviar sus
pareceres, y en lo que yo me resolviese.
Y ansí se hizo, y tornaron á dar por escrito lo mesmo que
antes les habia parecido con las causas que á ello les movia, que
fueron las que de palabra habian dicho, como todo parece por
el traslado de la dicha cédula que al obispo de Tierrafirme se
dio para deslindar las gobernaciones de Pizarro y Almagro, y el
de las deposiciones de los pilotos y de los demás, y de los dichos
pareceres que con esta van.
É visto todo y especial que lo del Paraguay es cosa muy
distinta de lo del Rio de la Plata y que dista dello por mucho
espacio me determiné á proveer á Diego Centeno esta conquista
y gobernación del Paraguay, dándole por límites de la parte del
Occidente los términos del Cuzco y Charcas, y del Oriente los de
la costa del Brasil, y hacia el Norte el paralelo que dista de la
equinoccial hacia el Sur catorce grados, y hacia el dicho Sur el
que va debajo del Trópico de Capricornio que dista por 23 grado?
y 33 minutos, por manera que Norte-Sur, derecho meridiano,
terna nueve grados, 33 minutos, que son ciento y setenta y tantas
leguas derechas por meridiano, mandándole que guarde los térmi-
nos de su demarcación al rey de Portugal y los suyos á la ciudad
del Cuzco y Villa de la Plata, y á Gonzalo de Sanabria y á otra
cualquier persona á quien S. M. hubiere proveído lo del Rio de la
Plata los suyos, como V. S. podrá mandar ver por el traslado de
la provisión que con esta envió. Y ansimismo se le dio conforme
— 144 —
á lo que S. M. manda en la facultad que me.dio para proveer
conquistas, la institución, cuyo traslado va en este pliego.
Pidiéronseme de parte de Diego Centeno los capítulos que
con esta van, y respondiósele lo de la margen, para que en elle
S. M. haga lo que fuere servido, porque como acá se tiene nota
de lo que S. M. da con las gobernaciones, hánlo pedido Pedro de
Valdivia y Diego Centeno con intento que si S. M. fuere servido
de les dar algo dello lo recibirán, y no por eso dejarán de aceptar
sin ello las gobernaciones y conquistas con solo lo que acá se les dio.
É dado que á lo que tengo entendido lo que dicen trae Sana-
bria no llega á la gobernación de Almagro, que como he dicho
se acaba á los 25 grados, por apartar esta del Paraguay mas de
la de Sanabria puse al fin della en grado y medio menos de altura
de los dichos 25 grados, y con todo esto por no tener tanta pro-
banza, cuanta quisiera, de lo que Sanabria trae, no la proveyera
sino me viera en tanta necesidad de echar gente desta tierra.
Este dia 11 del dicho diciembre se envió desta ciudad “de
Lima para V. S. el pliego, cuyo duplicado va con esta, y algunos
presos y condenados por la rebelión de Gonzalo Pizarro, y entre
ellos á fray Luis, fraile de Santo Domingo, que es el que fué
muy secuaz de Gonzalo Pizarro y tres clérigos, el uno que llaman
el canónigo Coronel, que vino con el visorey por canónigo de
Quito y después ha seguido á Gonzalo Pizarro é sido ayo de un
su hijo mestizo, é que hizo en favor de su rebelión cierto libro
de que en otra he hecho mención, intitulado de Bello justo; y otro
clérigo que se llama Sosa muy secuaz desta rebelión, y otro clé-
rigo vizcaino que se llama Domingo Ruiz, que en las alteraciones
de don Diego de Almagro, el mozo, le siguió, y cuando Gonzalo
Pizarro, según dicen, venia contra el visorey queria venir con él,
y porque le pidió un caballo en Guamanga ¿ no se le dio, se quedó,
é desde allí se fué a los Charcas donde se juntó con Diego Centeno
é le siguió continuamente, y de los primeros que esta postrera
vez que se alzó bandera por S. M. fueron Diego Alvarez y este
clérigo y otros cuatro que habiendo sabido de la llegada de ia
primera armada que con Lorenzo de Aldana, y Hernán Mexía y
— 145 —
Palomino á estas partes se envió, la alzaron é se fué á juntar con
Diego Centeno. É por esto pretendió después este clérigo que
Diego Centeno le habia de hacer alférez general, y porque Diego
Centeno no venia en ello sino en darlo al dicho Diego Alvarez
se indignó con entrambos y para apaciguarle hubo necesidad de
dejarlo en manos del obispo del Cuzco, para que si él dijese que
era cosa que cabia en clérigo se le daria, y con decir que no lo era
se asosegó, é dio Diego Centeno el dicho estandarte á Diego Al-
varez. Fué uno de los que con más calor trabajaron en juntar
gente á Diego Centeno, y en la de Guarina peleó á caballo como
cualquier otro lego y fué uno de los que mas procuraron animar
la gente de Diego Centeno, y después del desbarate le ayudó á
que se salvase y le curó y acompañó hasta Lima y desde allí vino
á Xauxa á hacerme saber de su llegada á Lima y volvió á venirse
con él, y ansí me volvió á alcanzar en Andaguaylas que no fueron
pocas leguas las que desde el desaguadero hasta volver á Anda-
guaylas anduvo, y de allí fué siempre con el campo hasta que fué
desbaratado y castigado Gonzalo Pizarro.
Y aunque en el repartimiento se le dieron encomiendas, anaco-
nas y mili y quinientos pesos de socorro, porque no se le dieron
indios fué uno de los que mas hicieron en el motín del Cuzco,
y por ello el obispo de aquella ciudad lo prendió y procedió con-
tra él; solo de recebir á prueba el fiscal, apeló para Roma y el
fiscal apeló para el arzobispo, el cual le mandó enviar á España
preso, y trayéndole se soltó y vino á Guamanga, de donde la jus-
ticia mayor que yo allí habia puesto me le trajo con toda decencia,
porque ansí yo lo escrebí.
É le recebí benignamente é hice aposentarle en mi posada
sin prisiones y que le proveyesen todo lo necesario, y llegado e!
arzobispo intercedí por él para que teniéndole respeto á lo que
habia servido le dejase estar como estaba por algunos días, hasta
que algunos amigos le diesen con que mejor pudiese irse á España,
y ansí á ruego mío lo hizo.
Y estando así un Juanes de Cortaza de su tierra y que se
habia hallado en esta ciudad con el visorey, y después arriba
10
— 146 —
con Diego Centeno y pasado el desbarate de Guarina habia venido
con Diego Centeno á juntarse con nosotros, y hallándose en Xa-
quixaguana avisó al arzobispo y á mí que con venia que este clérigo
saliese destos reinos, porque sin embargo del sosiego que mos-
traba le habia hablado y reñido con él como con amigo, diciéndole
que si él le dejara cuando la diferencia del estandarte matara
á Diego Centeno y á Diego Alvarez, y que se fuera con la gente
á Gonzalo Pizarro y fueran ricos y señores; pero que él tenia ya
licencia para no se ir desta tierra por tres ó cuatro meses, que
dentro de aquellos no podría sino haber otro mundo, y que se
irian arriba á los Charcas donde tenían amigos y haria su hecho.
Entendido esto pareció que se debia de enviar este clérigo’ á
cumplir su destierro, y ansi se hizo, y todavía por parecer que
en algo habia servido, le hice tornar á dar otros mili pesos de
una pensión, porque me decían, que los mil y quinientos que
primero se le habían dado ya los tenia gastados.
Hánme dicho que piensa desde España tornar por la mar
del Norte á la entrada que hace Diego Centeno; parésceme que
hombre tan bullicioso y amigo de desasosiego no se debe de dejar
solver.
En 18 despaché á Juan de Barrientos respondiendo á Gabriel
de Rojas y á Diego Centeno y al licenciado Polo, y haciéndoles
saber como habia dado la gobernación y conquista del Paraguay
á Diego Centeno, y encomendéle fuese á diligencia, porque como
cuando de aquí Pedro de Valdivia partió, estaba en no proveerla,
y á él importaba que se publicase ansí porque fuese con él alguna
mas gente que en los Charcas habia y de cada dia iba, se podría
alterar, no llegando en breve la nueva de la provisión.
En 21 proveí de la escribanía del número y del cabildo de
la ciudad de Nuestra Señora de la Paz á Juan de Aulestia, que
en esta jornada continuamente desde Panamá ha servido con sus
armas, y en los despachos que para la guerra y después della se
han hecho, y fué uno de los cuatro que primero llegaron en Xa-
quixaguana á tomar la artillería de Gonzalo Pizarro, que iba en
— 147 —
los delanteros arcabuceros sobresalientes debajo del capitán Pablo
de Meneses.
En 27 se partió Ñuño de Chaves con cartas para Domingo
de Irala y los que con él estaban, cuyos traslados con esta van,
en que les hacia saber de la provisión que Diego Centeno habia
hecho y las causas que me habían movido, y lo mucho que impor-
taba esta provisión para poblarse en breve aquella gobernación
y que ellos tuviesen de comer y el aparejo que Diego Centeno
mas que otro para esta conquista y población tenia.
Proveí á Garci de Vergara, natural de Ontiveros, del oficio
de thesorero hasta que S. M. mandase proveer á otro, y á Nuflo
de Chaves de contador, y de la mesma manera á Antón Cabrera
de veedor, y á Pedro Dorantes de fator, porque según me infor-
maron eran las personas de mas facción que allá habia y de
bondad y celo para el servicio de S. M.
Y porque ningún hombre que sea de confianza y partes para
estos oficios, impidiéndoles para poder tener indios, los quieren
aceptar, me fué forzado que para que los aceptasen los que se
proveyeron á Chile decirle en sus provisiones que tuviesen los
oficios hasta que desto se hiciese relación á S. M. y mandase
proveer á otros dellos, y que en el entretanto no les fuesen de
impedimento para que no se les diesen indios, y lo mismo se dijo
á los que se proveyeron para lo de Paraguay.
Bien entiendo lo que la ordenación á esto quiere repugnar, pero
no supe como se pudiese proveer al recaudo de la Hacienda Real
en personas que fuesen de confianza, rostro y estofa para cobrarla,
defenderla y guardarla, no se les permitiendo esto, porque lo-,
que estas cualidades tienen pretenden indios, y no tienen en nada
el salario, como no lo es en tierras donde tanto las cosas valen.
que todas son de mucho precio, y solo el oro y plata parece que
es lo que no le tiene, y cierto acá se ofrecen cosas que no se saben
proveer, á ló menos por hombres que tan poco alcanzan como yo,
de la manera que desde España miradas parece se pueden proveer.
Y aunque en la Nueva España y en el Perú, donde ya sobra
gente, de todas maneras se pueda guardar esta ordenanza, é se
— 148 —
hallan personas cuales para estos oficios convienen, aunque no
sin dificultad, porque es tan poco el salario no solo de los ciento
y treinta mili maravedís que á los de Chile y Paraguay señalé,
mas aun los quinientos y diez mili que S. M. manda dar á los
del Perú, que ninguno dellos hay que no gaste harto mas en el
gasto de su casa y persona; pero en entradas que de nuevo se
van á conquistar, paréceme que no se puede guardar sin riesgo del
recaudo de la Hacienda Real, porque no hay hombre de estofa
que por el interese del salario quisiera ir á pasar tantos trabajos
y peligros como en los descubrimientos y conquista? se pasan.
En 30 se partió Pedro de Oñate con la provisión de la gober-
nación del Paraguay para Diego Centeno.
En estos dias se hizo alcance líquido á los bienes del tesorero
Riquelme de ochenta y tres mili y tantos pesos, como parece del
traslado del escrito que con esta va. Y todos los bienes que
hecha la diligencia posible se han podido hallar con las deudas que
al dicho tesorero se debían, que se piensan que se pueden cobrar.
se tasaron con estenderse la tasa todo lo que cupo, no llegaron
más de á sesenta y cuatro mili pesos, como V. S. podrá ver por
la fée de la tasa que envío.
Hiciéronse muchos apuntamientos por los contadores contra
el dicho tesorero y los otros oficiales reales, que han sido mas,
y aliende del dicho alcance el veedor García de Salcedo y el
contador Juan de Cáceres, y los albaceas tenedores de lo? bienes
del fattor Guillen Suarez, por quitarse de pleitos con S. M. dieron
y tomaron sobre concertarse y tomar asiento cerca del dicho alcance
y apuntamientos, y se resolvieron conmigo que ellos darían á
S. M. cien mili pesos, los diez mili pagados luego, y dentro de año
y medio otros diez mili pesos, y dentro de otro año y medio veinte
y cinco mili pesos, y en fin de los cuatro años el resto, que es
cincuenta y cinco mili pesos, con que S. M. les diese por libres
de lo que contra ellos por razón de sus oficios hasta ahora pudiese
pretender, y que ansimismo S. M. les diese los bienes del dicho
tesorero y cediese en ellos los derechos y acciones que por razón
de las dichas cuentas y administración del oficio de tesorero pu-
— 149 —
diese pretender, con que si tasados los bienes que ahora se tasaron
en los dichos sesenta y cuatro mili y tantos, en setenta mili pesos
en que ellos lo tomaban, ellos cobrasen de los bienes del tesorero
mas de á cumplimiento de los dichos cient mili pesos, fuese
para S. M., y que ansimismo quedase á S. M. cualquier derecho
á salvo que por razón de las dichas y apuntamiento le pudiese
competer contra cualesquier personas que no fuesen los dichos
García de Salcedo, Juan de Cáceres, Guillen Xuarez y tesorero
Riquelme.
Y considerada la diligencia que en buscar los bienes del
tesorero se ha puesto, y como acá no se habian podido hallar
mas de los contenidos en la tasa, y no se sabia que en España
tuviese algunos, porque según lo que acá se tiene entendido que
el tesorero envió cantidad de dineros en diversas veces á poder
de un Francisco de Plasencia, jurado y vecino de Sevilla, por
fines que á él le parecieron, según lo que se entiende, hizo que se
le tornasen á remitir, tomándolos acá y librándolos en España, y
entendidas las defensas que los oficiales tienen contra los dichos
apuntamientos y la cantidad que se puede cobrar de terceras per-
sonas de lo contenido en los dichos apuntamientos, nos pareció
era asiento que no estaba mal á S. M., y por esto no se deshizo
este asiento, pero díjoseles que sin consultallo yo no era parte para
efectuallo, ni aunque lo fuera lo debia hacer.
É con esto venimos á sentar con ellos que desde luego toma-
sen los bienes contenidos en la tasa por precio de setenta mili
pesos, y hiciesen obligación é diesen fianzas que guardariac». el
dicho asiento de los dichos cient mili pesos de la manera que
arriba está dicho, teniéndolo S. M. por bueno, y donde n:» lo
tuviese por tal, que S. M. tuviese contra ellos y contra cuales-
quier otros el derecho que por razón de los dichos apuntamien-
tos é cuentas le competiese, y que ellos pagasen dentro de dos
años primeros siguientes los dichos setenta mili pesos en la tasa
contenidos, y ansí se hizo la escriptura que con esta va.
Como digo habidas las consideraciones que arriba van, nos
pareció era asiento conveniente al recaudo de la hacienda de
— 150 –
S. M., la cual con las alteraciones y desórdenes pasados parece
como vertida, se ha de cojer lo mejor que fuere posible. É no
está mal á los oficiales, porque aunque tengan defensas, hay
diversas cosas de que no se puede asir para movelles pleitos
y pretender que se puede sacar dellos cantidad, y también por-
que aunque dan mas de lo que los bienes del tesorero valen
mas á lo que entiendo de treinta mili pesos, pero con la espera que
en el asiento se señala, el multiplicar del ganado que en el dicho
tiempo puede haber, según lo mucho que en esta tierra vale, les
podrá ayudar á pagar la mayor parte de lo mas que ofrecen.
Yo envío con esto los apuntamientos, y al pié de cada uno
dellos señalado de mi mano lo que entiendo acerca de cada uno
dellos, y ansimismo las escrituras de que en los dichos apunta-
mientos y en lo que yo digo se hace mención para que sobre todo
visto por V. S. se envíe á mandar lo que se deba hacer, y para
que del todo se pueda ver envío todas las cuentas que los conta-
dores han tomado.
Eutretanto que la respuesta vuelve se dará prisa en la co-
branza de lo que en los apuntamientos se contiene, que no será
poco lo que se sobrará de otras personas fuera de los oficiales,
porque serán más de otros cient mili pesos, y por el resto de lo
que en ellas se contiene ya que S. M. no tenga por bueno el asiento
de los cien mili pesos que ofrecen se podrá entender con los
oficiales.
Y porque haya mas diligencia y cuidado en la cobranza de
estas y de otras debdas, el arzobispo entre los otros trabajos que
en servicio de S. M. toma, junta cada semana dos dias los oficiales
reales, y por el libro en que de las deudas les está hecho cargo.
les toma cuenta de lo que han hecho en la dicha cobranza, y se
da orden de lo que se debe hacer en ella.
Y ansimismo en los pleitos se tiene cuenta y se hace un
dia cada semana junta con los oficiales, letrados de pleitos y
procurador patrimonial, porque según las cosas han andado, para
tornarlas en orden y cojerse algo de lo derramado, todo es
menester.
Diéronseles desde luego los bienes tasados en setenta mili
pesos, porque aliende de dar mas por ellos de lo que al presente
valen, estarán seguros de no se perder, como se perderían estando
por S. M., porque aunque en todas partes lo que no tiene dueño
particular, especialmente siendo bienes muebles, padesce mas en
esta tierra, especialmente siendo cosas que ni yo ni el que viniere
en mi lugar podemos tener delante de los ojos.
Pienso que los oficiales no se estenderán á dar mas que lou perdición y la de Gonzalo Pizarro, y parece que se puede creer
que si esto no conociera no se pasara, pues no lo hizo cuando
corrió el campo, que fué un sábado antes del dia en que se dio
1.« batalla.
La tierra, bendito Dios, está en todo sosiego y paz, y media-
namente limpia de los de Gonzalo Pizarro, é los que quedaban
se van rebuscando y se echarán fuera della, y todos temen la
justicia no solo para no hacer ni hablar en alteración alguna, pero
ni aun para no osar trabar cuestiones particulares, que con enten-
der que cualquiera que en este tiempo en algo se mostrare inquieto
) revoltoso, al menos se ha de echar de la tierra, y que en todas
partes esté ansí proveído, procuran todos de vivir bien y quietos.
Solo falta para reposar esta tierra salir yo della, porque de
la esperanza que todos ÍDS que han servido tienen en mí, y el
deseo que conocen que tengo de hacelles bien, causa que estén per-
didos ordinariamente muchos en esta ciudad, aguardando lo que
lia de vacar, y que luego que algo vaca vienen de todas partes á
amontonarse muy mayor número sobre mí, lo cual cesaría ido yo,
porque desconfiados de lo que de mí esperan, los que aquí hay
irían á buscar en que vivir y ganar de comer, é los que fuera de
aquí estuviesen no se inquietarían ni gastarían, como lo hacen,
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cuando algo vaca. Digo esto porque es ansí, y pasa como lo digo,
y no para persuadir á V. S. se me envíe licencia, pues con la
cjue ya vemá de camino, ó con la porque supliqué cuando acá
me mandaron venir, estaré en el Nombre de Dios en principio
‘..’el año que viene, placiendo á Nuestro Señor.
Sobre causas de indios se ha hecho y hace mucha instancia
por diversas personas, procurando que se conociese dellas, lo cual
hasta aquí en esto se ha hecho poco, que por el poder especial
que traje, á los despojados por Gonzalo Pizarro en el tiempo de
sus alteraciones los he restituido después de lo de Xaquixaguana,
porque antes en ninguna cosa toqué por no amedrentar ó acedar
á los que con él andaban para dejar de pasarse al servicio de S. M.
como ya desto hice relación, respondiendo á lo que en la cédula
que sobre la restitución de los indios de Mesa, de que por ser
servidor de S. M. Gonzalo Pizarro le habia despojado, se me envió,
y en ningún otro caso he osado usar del dicho poder por temor
de no hacer cosa que pareciese que tocaba á la ordenanza que
prohibe que acá se conozca de causas de indios, excepto que,
como en el repartimiento que en Guainarima hice, di muchas
cédulas de repartimientos, y por ellas pretendieron diversas per-
sonas que unos mesmos indios caian en su cédula, he tenido bien
cuantas veces necesidad para quitallas de diferencia de sumaria-
mente hacer tomar información, ansí la que dieron las partes
como la que se pudo hacer de oficio, para averiguar qué indios
eran de los que se hacia mincion en cada una de las cédulas,
sobre qué era la diferencia, y sin mas conocimiento mandé, con-
forme á lo que hallé, meter en la posesión de los repartimientos y
indios que en las cédulas parecieron contenerse. Esto hice no solo
por evitar la diferencia que las partes pudieran tener sobre la apre-
hensión de la posesión, no teniendo acá juez que lo averiguase.
como también por la facultad que de declarar en mí reservé cuando
hice el repartimiento.
Hemos dudado en la audiencia cerca de la dicha ordenanza,
porque aunque parezca que tan generalmente prohibe el conoci-
miento de causas de indios, pero parece que cuando algún vecino
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de hecho despojase á otro del repartimiento, ó parte de reparti-
miento que poseyese, que será necesario conocer de su despojo,
y reintegrar al despojado, guardando en lo demás la ordenanza,
porque de otra manera daríase ocasión que se despojasen ir ios
á otros sin haber acá quien lo remediase. E teniendo esta conside-
ración se dio el otro dia una provisión para que la justicia de
los Charcas volviese á Martin de Robles en la posesión de ciertos
indios de que se decia que por parte de Pedro de Hinojosa habla
sido ahora despojado, hallando ser ansí. Y aun también por virtud
de una provisión que aquí sé halla en que se manda al gobernador
que no consienta despojar de los indios á ninguno “sin ser llamado, y
Dado que no parece hablar sino con el gobernador, mandán-
dole lo que él sin mandárselo debia de hacer, y ansí parece sola
la provisión servir de incitativa, se ha dudado si también en este
caso cuando alguna parte pretendiese haber sido despojado de sus
indios por provisión del gobernador y dados á otros, podría el
abdiencia, sin embargo de la ordenanza, conocer desta causa y de-
terminarla sin hacer la remisión á S. M. y á V. S.
Suplico á V. S. envíe á mandar lo que en esto se deba hacer
y guardar, porque todos en esta audiencia deseamos acertar y
quedar antes cortos con celo de obedecer, que no alai gamos á
cosa que pueda parecer á V. S. que tomamos lo que no se nos da;
porque conocemos cuanto mejoi reciben los Señores y supiriores
lo primero que no lo segundo.
Los indios, bendito Dios, están mejores de su etifenucdad,
y con habellos quitado la desventura de las cargas y tenerles
en justicia para que no los roben sus mujeres, y hijos y nidios
y lo que tienen, como en lo pasado se ha hecho, están alegres y
muestran mucho contentamiento, y se salen de los montes y escon-
drijos, y vuelven á sus pueblos y pueblan y hacen sus sementeras
cabe los caminos y no huyen de la manera que solian hacer de
los españoles caminantes, antes empiezan ya á salirles á venderles
lo que tienen, y se han empezado á volver cristianos algunos caci-
ques viejos, que antes no lo habían querido ser. Espero en Dios
que con el cuidado que de su defensa y buen tratamiento el visorey
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y audiencia contino tenían, y con la diligencia que se norná para
mantenellos en justicia, se volverán á restaurar y reformar y per-
suadirán á abrazar nuestra religión cristiana y fée católica, como
disuadían á no lo hacer viendo la poca que desto hasta aquí se
ha usado con ellos, y la poca humanidad y mucha crueldad con
que han sido traetados.
Entre las escrituras que se han visto hallé un conocimiento
de Calderón de la Barca, criado del licenciado Vaca de Castro, en
que confiesa que todo lo que llevó á Chile es del licenciado, y
que por suyo lo ha de vender y beneficiar. Hice poner el origina!
en el arca de las tres llaves, y sacar dos traslados con reconoci-
miento de la firma, y el uno dellos envié á Chile con provisión
para los oficiales de aquella provincia para que tomasen cuenta al
dicho Calderón de la Barca, y cobrasen lo que se hubiese hecho
de la hacienda que llevó, y lo enviasen á los oficiales reales, que
aquí residen, con fée de todos los autos, que sobre ello se hubie-
sen hecho para que de aquí se remitiese á la casa de la contrata-
ción, como S. M. y V. S. lo han mandado, y el otro traslado
envío aquí.
Hasta ahora no he tenido carta ni nueva cierta de que sea
partida la plata de Potosí, pero tengo por cierto que saldría en
fin del mes pasado ó principio deste, conforme á lo que escribe
Pedro de Hiño josa y el licenciado Polo en estas cartas que hoy
he recibido. Lo que dice el licenciado Polo que seria mas útil
pagar de vacío el salario al factor Mercado que no dejarle usar
de aquel oficio, téngolo por cierto, y que si no se le hubiese ido
á la mano según empezó, estuviera ya bien rico á costa de los
indios y hacienda de S. M., en la cual empezaba á hacer com-
pañías, de que pudiera harto interesar con fatiga de los indios;
pero luego se remedió con proveer al licenciado Polo y corregidor
de Nuestra Señora de Paz tomasen cuenta á él y á las personas
con quien había hecho compañía de lo que había metido en ella
de la hacienda de S. M. y aprovechándose de los indios y carneros
de Chucuyto, y que lo que fuese de S. M. se metiese en el arca,
y lo de los indios se les rrestituyese. Y ansimismo porque él habia
puesto en los indios un hombre de su mano para mejor guiar su
propósito, se le quitó y envió otro, de quien se tiene confianza,
con instrucción que ningún tributo se diese al factor sino en ei
asienta de Potosí, y allí se le diese delante de la justicia y un
escribano, y que delante dellos en pública almoneda lo vendiese
y beneficiase y luego echase el precio en el arca de las tres llaves
y que si Mercado no fuese á residir en el asiento de Potosí donde
se han de beneficiar los tributos, no le diesen el salario.
Hay tan poca fidelidad y tan crescida cobdicia en esta tierra,
que no es la menor parte del trabajo para quien desea que se
tracten con verdad las cosas, el cuidado de mirar que ansí se haga.
Nuestro Señor conseve y augmente vidas y estado de V S á
su santo servicio como los suyos deseamos. De Los Reyes á 17
de julio 1549.—Licenciado Gasea.
Después de escrita esta pareció á los del audiencia escribir
sobre lo del ejercicio de la juridicion lo que en la carta común
V. S. verá. Vista aquella y esta V. S. podrá mandar lo que mas
convenga, que cierto, á lo menos por ahora, en lo criminal im-
porta que el audiencia tenga mano larga para castigar.
Acá se dice que se hacen mercedes de licencias para pasar á
esta tierra, las cuales se venden en Sevilla. Suplico á V. S. se en-
tienda que siendo ansí no es vender el paso á esta tierra, sino
el sosiego y paz della, y la conservación de los naturales; pues
como en diversas tengo escrito nada pone hoy dificultad en estas
cosas sino la sobra grande que de gente perdida en estas partes
hay, y entendiendo esto, formo conciencia de echar de ella á todos
los que sin ofensa de la justicia se pueden echar. Suplico á V. S.
mande poner estanco en semejantes licencias y gran recaudo, en
que por ahora hasta que mas descargado este reino esté, no venga
el hombre que no sea verdaderamente mercader, ó casado muy
pacífico con su mujer, y tal que se crea del que ha de vivir por
su trabajo y no de vagamundo, que destos hay acá mas, á lo
que creo, que en España, Francia y Italia todas juntas, porque
allá todos comunmente si tienen oficio, viven por ellos, y sino.
ya que no tengan de suyo, sirven á quien les dée de comer, y
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acá luego que llegan quieren ser caballeros y vivir sin oficio y
sin servir.
En las tasas se entiende con toda diligencia, porque como ya
tengo escrito es la cosa mas necesaria para la orden y concierto
de la tierra, y para la conservación de los naturales, y para poner
freno en la cobdicia de los encomenderos, y en ello hace y trabaja
el arzobispo, como lo ha hecho y hace en todo lo demás que toca
al servicio de S. M. y descargo de su real conciencia, y todo el
dia entiende en este negocio, y para que con mas continuación
se haga, los religiosos que en ello entienden, comen y están con
“Callao, y que la llevasse Juan Gómez de Anaya, porque Bernaldi-
rto de Sant Pedro no se podia tan presto despachar, á cavsa de
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