Juan de Samanos. Relacion de los primeros descubrimientos de Francisco Pizarro y Diego de Almagro, 1526

Juan de Samanos. Relacion de los primeros descubrimientos de Francisco Pizarro y Diego de Almagro, 1526.

Juan de Samanos.

Relacion de los primeros descubrimientos de Francisco Pizarro y Diego de Almagro, 1526.

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RELACIÓN de los primeros descubrimientos de Francisco Pizarro y Diego de Almagro, sacada del códice número CXX de la Biblioteca Imperial de Viena.

En el año pasado de 1525 años estando Pedro Arias de Avila Gobernador de la tierra-firme, que es cierta parte de la tierra firme a la que llaman Castillo del Oro (1), en la ciudad de Panamá que es fundada en la costa de la otra mar del Sur, se ofrecieron al dicho Gobernador los capitanes Francisco Pizarro y Diego de Almagro a hacer a sus expensas cierto descubrimiento hacia la parte de levante, que es al oriente de la dicha ciudad : y lo que hicieron y hallaron, es lo que se sigue.

Los dichos capitanes teniendo noticia de una provincia que se dice el Perú que es en la misma costa de tierra firme en la parte del mar del Sur de donde es la ciudad de Panamá hacia el levante, partieron en el año de 25(2) con dos navios de cuarenta y setenta toneles y un bergantín pequeño, y hasta ciento y cincuenta hombres compañeros de la tierra y sus maestros y marineros que discurriendo por la costa hasta dar en dicha provincia, hallaron algunos pueblos junto a la mar, pequeños, y con algunos de ellos asentaban sus paces y pasaban de largo.

Tuvieron noticia en aquellos pueblos que entrando la tierra dentro, detrás una sierra que se hace grande había muchos pueblos adonde había mucha cantidad de oro, y que la tierra era muy llana y enjuta, toda por la mayor

(1) Debió decir Castilla del Oro.

(2) 1525.

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parte prados, y poco montuosa, y que era tan caliente en cierto tiempo del ano que no podían andar los indios sin llevar debajo de los pies unas cortezas de árboles hechas a manera de chinelas, porque descalzos se quemaban los pies, y unos sombreros hechos de hojas de árboles sobre las cabezas. Yendo por la costa adelante, dejando estos pueblos pequeños que digo, hallaron que la costa era algo mas áspera y volviéronse atrás al paraje de aquella tierra caliente para tomar contratación con los indios: todos los pueblos que habían dejado en la costa halláronlos quemados y los indios alzados y idos la tierra dentro.

Parece que en aquellos pueblos solo se sirven los indios de pesquerías y hacer sal para proveer los otros de la tierra dentro. Procuraron de entrar los capitanes y gente a un pueblo de que tuvieron noticia que era grande y bueno, y dieron sobre él: halláronle barreado todo de madera de rama; al combatir fueron heridos algunos cristianos y quebraron el ojo al capitán Diego de Almagro. Las armas que tenían eran lanzas y tiraderas y macanas y piedras. Al fin entraron el pueblo y hirieron y mataron algunos indios. Ellos tenían alzado toda la hacienda, mugeres y hijos; y los capitanes por curar los enfermos tornáronse al navio. Y porque la tierra era muy áspera de ciénagas, y muy montuosa por toda aquella costa la dicha provincia, que es hasta ochenta leguas, aunque es la costa llana para la tierra dentro, no se manda por caminos ninguno, salvo por los ríos y canoas, porque lo demas es todo ciénagas y montes muy espesos y muchas partes de palmas espinosas: y porque los capitanes no tenían navios sotiles para por los ríos, no entraron sino en tres o cuatro partes, y no podían ser sino vistos; y hallaban los indios alzados y no podían conseguir

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otro efecto sino proveerse de algunos mantenimientos para en los navios. De algunos alcances que siguieron, tomaron algún oro y piezas que los indios tienen para sus personas: halláronse unas madejas de hilo de oro tirado que pesaba (1) mas de seiscientos castellanos, y muy fino oro en aquellos pueblezuelos que digo pesquerías, pero no les habían tomado nada por guardarles paz pensando que los pudieran atraer a ella.

Viendo la aspereza de esta tierra y que no tenia gente ni aparejo para poder atravesar las tierras para ir a los pueblos grandes, que arriba dije que es caliente y rica, siguieron la costa adelante que va por la mayor parte discurriendo norte sur, y viéronse en mucha necesidad con tiempos contraríos porque se hacen muchas puntas en algunas partes, y hallaron algunas islas despobladas: cerca de tierra fueron a dar a un rio grande que pusieron nombre San Juan, y hallaron ahí algunas poblaciones; y por ser vistos antes que pudiesen dar en ellas, se fueron los indios con lo que tenían y algunos pueblos quemaron.

Los capitanes aposentáronse en un pueblo, y los indios vinieron a dar sobre ellos y les pusieron en harta necesidad; pero al fin se fueron los indios, y quedáronse aposentados y procuraron de hacer paz con ellos; pero no a fecho (2).

Y viendo los capitanes la poca manera que habia en aquella tierra de poblar ni haberse provecho, y que traían la gente muy cansada acordaron de enviar un piloto muy bueno que tienen que se dice Bartolomeo Ruiz, que fué con un navio y cierta gente la costa delante, mandándole que la siguiese dos meses todo lo que pudiese andar.

(1) En el ms. “pasaba”.

(2) Así el ms. querra decir: “pero no hubieron suceso”.

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El fué, aunque con mucho trabajo, y halló una bahía muy buena, que puso nombre de San Mateo, y allí vio tres pueblos grandes junto a la mar, y salieron algunos indios a él que venían arecidos de oro, y tres principales, puestas unas diademas, y dijeron al piloto que se fuese con ellos: dióles un hombre que se dice … de Bocanegra (1), y estuvo allá dos días y violes andar arecidos de oro, y diéronle un poco de oro por fundir. Allí no había diferencia de la manera de los indios mas de como los dé Panamá.

Vuelto el cristiano al navio acompañado de los indios que le habían llevado y de otros muchos, siguieron la costa y de allí descurriendo vieron que iban tierra muy llana y de muchas poblaciones en que allegaron al paraje de unas grandes sierras y costa brava, y halláronse que estaban de aquella parte de la línea equinoccial tres grados y medio perdido el norte. De allí porque se les acababa el término dieron vuelta: en esa tierra llana muy poblada dieron algunas calas para tomar posesión y proveerse de agua; tomaron un navio en que venían hasta veinte hombres, en que se echaron al agua los once de ellos, y tomados los otros dejó en sí el piloto tres de ellos y los otros echólos asimismo en tierra para que se fuesen; y estos tres que quedaron para lenguas, hízoles muy buen tratamiento y trujólos consigo.

Este navio que digo que tomó, tenia parecer de cabida de hasta treinta toneles; era hecho por el plan y quilla de unas cañas tan gruesas como postes, ligadas con sogas de uno que dicen eneguen, que es como cañamo, y los altos de otras cañas mas delgadas, ligadas con las dichas sogas, adonde venían sus personas y la mercaduría en

(1) Falta el nombre en el original.

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enjuto porque lo bajo se bañaba. Traía sus mástiles y antenas de muy fina madera y velas de algodón del mismo talle, de manera que los nuestros navios, y muy buena jarcia del dicho eneguen que digo, que es como cáñamo, y unas potalas por anclas a manera de muela de barbero.

Y traian muchas piezas de plata y de oro por el ario (1) de sus personas para hacer rescate con aquellas con quien iban a contratar, en que intervenían coronas y diademas y cintos y ponietes y armaduras como de piernas, y petos y tenazuelas y cascabeles y sartas y mazos de cuentas y rosecleres y espejos guarnecidos de la dicha plata, y tazas y otra vasijas para beber; traian muchas mantas de lana y de algodón, y camisas y aljulas (2) y alcaceres y alaremes y otras muchas ropas, todo lo mas de ello muy labrado de labores muy ricos de colores de grana y carmisí, y azul y amarillo, y de todas otras coloras de diversas maneras de labores y figuras de aves y animales y pescados y arboledas; y traian unos pesos chiquitos de pesar oro, como hechura de romana, y otras muchas cosas. En algunas sartas de cuentas venían algunas piedras pequeñas de esmeraldas y cacadonias (3), y otras piedras y pedazos de cristal y anime. Todo esto traian para rescatar por unas conchas de pescado de que ellos hacen cuentas coloradas como corales, y blancas, que traian casi el navio cargado de ellas.

Y vuelto este piloto al rio de San Juan adonde digo que habían quedado los capitanes con la buena nueva de la buena y llana tierra que habían hallado, se fueron

(1) tal vez, avio.

(2) Será ajubas.

(3) Serán calcedonias.

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luego los dichos capitanes con navios y gente derechos a la bahía de San Mateo, adonde digo que el cristiano habia entrado en los pueblos con los indios, y allí se les embarcaron y dejaron de dar en los dichos pueblos porque no hubo lugar de meter los caballos que llevaban por un estrecho que habían que pasar, y fuéronse por la costa adelante a dar en otro pueblo que estaba cuatro leguas de allí muy grande, que se dice Tacamez, y los capitanes y gente por tierra, y maestros marineros con los navios por mar: salieron a los dichos navios catorce canoas grandes con muchos indios, dos armados de oro y plata, y traian en la una canoa un estandarte (I), y encima de él un bolto(2) de un mucho deste (3) de oro; y dieron una vuelta a los navios por avisarlos, en manera que no los pudiese enojar, y así dieron vuelta hacia a su pueblo, y los navios no los pudieron tomar porque se metieron en los bajos junto a la tierra: y los capitanes y gente que venían por tierra no vieron nada de esto, y así se volvieron al pueblo de su salvo. Cuando los capitanes allegaron al pueblo hallaron toda la gente de él recogida y hecha fuerte en una parte, puesto en recaudo sus mugeres y hijos, porque parece que tres dias (4) que tenía noticia de ellos. Y aposentáronse en otro pedazo del pueblo, y enviáronles ciertos mensajeros con los indios mansos que llevaban para que viniesen allí para hacer paz, y dijeron que otro día vendrían a cierta hora y no vinieron; y tornáronles a enviar otra vez los mensajeros, y nunca volvieron los mensajeros ni ellos: y viendo los capitanes la mucha multitud de indios que habia, porque

(1) El ms. “ó en estandarte”.

(2) Bulto.

(3) El ms. dice “de un mucho desio de oro”.

(4) Quizá: “porque tres dias habia”.

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era pueblo de mil y quinientas casas y estaban otros pueblos junto de que se recogían mas gente, y ellos no eran de ochenta hombres arriba sin los de los navios para poder pelear, parecióles de retirarse, y asi disimuladamente se salieron y embarcaron y volvieron a una isla que está veinte y cinco leguas atrás, con acuerdo que el capitán Francisco Pizarro se quedase allí con los navios y gente, y el capitán Almagro viniese con un navio a Panamá por cien hombres de socorro y algunos caballos y pertrechos para tornar a dar en el dicho pueblo: y llegado a Panamá no halló la gente ni socorro que hubo menester: compró un navio que estaba en el Nombre de Dios y envióle a la isla española para que de allí le llevasen gente. Y porque en este medio el capitán Pizarro y la gente que con el estaba no padeciese hambre o otro peligro, enviáronsele dos navios proveidos de bastimentos, el uno para que el capitán con la gente que hubiese fuese a descubrir con el piloto adelante lo que primero habia descubierto, todo lo que pudiese, y volviesen a cierto tiempo, y el otro navio trújese la gente flaca y otros que se quisiesen venir a reformar a Panamá en tanto que hubiese harta gente para ir de socorro.

Aquellos tres indios que digo que se tomaron en el navio, que se llevaron a los capitanes, tomaron nuestra lengua muy bien: parece que ellos eran de una tierra y pueblo que se dice Calangane: es gente en aquella tierra de mas calidad y manera que indios porque ellos son de mejor gesto y color y muy entendidos, y tienen una habla como arábico, y a lo que parece ellos tienen sujeción sobre los indios que digo de Tacamez y de la bahía de San Mateo, y de Nancabez y de Tovirisimí y Conilope y Papagayos, y Tolona y Quisimos y Coaque y Tonconjes

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y Arampajaos, y Pintagua y Caraslobez y Amarejos, Cames, Amotopse, Docoa (1), todos pueblos de la dicha tierra llana que van descubriendo por la costa; y de todo lo otro de la costa en aquel pueblo de Calangone donde ellos son, hay cuatro pueblos juntos todos de un Señor, que son el dicho Calangone (2) y Tusco y Seracapez y Calango. Allí hay muchas ovejas y puercos y gatos y perros y otros animales, y ánsares y palomas, y allí se hacen las mantas que arriba digo de lana y de algodón, y las labores y las cuentas y piezas de plata y oro, y es gente de mucha policía según lo que parece: tienen muchas herramientas de cobre y otros metales con que labran sus heredades, y sacan oro y hacen todas maneras de grangeria: tienen los pueblos muy bien trazados de sus calles: tienen muchos géneros de hortalizas, y tienen mucha orden y justicia entre sí: las mugeres son muy blancas y bien ataviadas, y todas por la mayor parte labranderas. Hay una isla en la mar junto a los pueblos donde tienen una casa de oración hecha a manera de tienda de campo, toldada de muy ricas mantas labradas, adonde tienen una imagen de una muger con un niño en los brazos que tiene por nombre María Meseia: cuando alguno tiene alguna enfermedad en alguno miembro, hácele un miembro de plata o de oro, y ofrécesela, y le sacrifican delante de la imagen ciertas ovejas en ciertos tiempos.

Y la otra relación que a V. A. se envió que habia enviado Pedro Arias de Avila, délas bocas de huego (3) y lagunas, se hallaron en esta misma costa de la tierra firme

(1) Se ve claramente que los nombres de estos pueblos están estropeados o por el autor de la relación o por los copiantes.

(2) Aquí dice el ms. Calangome.

(3) Será “fuego”.

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a la parte del poniente en la dicha mar del Sur; y como esto otro que arriba se dice del Perú es a la parte del Oro de la ciudad de Panamá, esto otro de las lagunas es a la parte del poniente, y todo en la misma costa, y llámase la provincia Nicaragua, y todo es en las espaldas de la tierra firme en la otra mar del Sur; y esto parece por las relaciones que a S. M. se han enviado, y asi se enviará a V. A. de todo lo que viniere, porque su embajador dice que V. A. es de ello instruido—Juan de Sámanos (1).

(1) Juan de Sámanos era Secretario de Carlos V.

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