INFORMACIONES ACERCA DEL SEÑORÍO Y GOBIERNO DE LOS INGAS HECHAS POR MANDADO DE DON FRANCISCO DE TOLEDO VIREY DEL PERÚ. 1570—1572.
La siguiente obra forma parte del tomo XVI de la colección de libros españoles raros y curiosos, año 1882.
El trabajo corresponde al gran bibliófilo y sabio americanista, Don Marcos Jiménez de la Espada.
ENTRE los actos más notables realizados por el virey del Perú Don Francisco de Toledo, durante su célebre visita de aquel reino, deben contarse las informaciones sobre el origen de los Incas y sus derechos á la soberanía y posesión de la tierra conquistada después por los españoles, y de su religión, gobierno y costumbres. De ellas resultaron unos veinte documentos, que, agrupados en expediente de crecido volumen, remitió D. Francisco á S. M. en su Consejo de las Indias, precedidos de una carta, donde los resume por orden y á modo de sustancioso memorial acerca del asunto de sus informaciones y del objeto que con ellas se propuso.
Las que atañen á la religión, gobierno y costumbres, se han dado á la estampa, con evidentes y extraños errores, en el tomo XXI, páginas 131-220 de la Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españolas de América y Occeania. De las restantes ignoro que se haya hecho edición alguna, aunque lo merezcan tanto como las publicadas.
Sin embargo, no creo que interese conocer todas las manuscritas, ni menos a la letra; sobra allí mucho fárrago escribanesco, y basta, de la mayor parte de ellas, un lijero extracto ó la expresión de los nombres de los testigos y de los cargos que tenían al declarar, ó tuvieron en tiempo de sus Señores; pero la carta del Virey y dos de las informaciones hechas en el Cuzco, son dignas de ver la luz íntegramente. Encierran datos singularísimos, y algunos con tal carácter de verdad en cosas tratadas hasta hoy por los analistas inqueños en forma de mitos y leyendas, que, á mi juicio, constituyen un adelanto positivo y seguro en la historia de los primeros años de la era de Manco Capac, y en la etnografía de la comarca donde asentó la capital de su imperio.
Antes de proceder á la inserción de los expresados documentos, me parece oportuno dar una idea del manuscrito de donde los tomamos, y que existe original en el Archivo de Indias.
Es un tomo en folio de 213 folios útiles.—Por título:
«Esta es la información y probanza que por mandado de S. E. se hizo del origen y descendencia de la tiranía de los Ingas de este Reino, y del hecho verdadero de cómo antes y después de esta tiranía no hubo Señores naturales en esta tierra; la cual información se esta en el cuaderno del Gobierno, y es sobre el derecho de los cacicazgos.»
Lleva primero la
· «Relación sumaria de lo que se contiene en la información de la tiranía de los Ingas, y que se cita en el cuaderno del Gobierno.»
Después;
·
Carta original del virey al Consejo de Indias, fecha en el Cuzco á 1° de marzo de 1572, sobre una Historia que remite, y «la fé y testimonio que va puesta (asi) en los cuatro paños de la verificación que se hizo con los indios de la pintura é historia dellas.»
Vienen luego las siguientes informaciones, hechas en
· La Concepción de Xauxa, á 20 de noviembre de 1570.
· La ciudad de Guamanga, á 14 de diciembre de 1570.
· Entre Guamanga y el Cuzco, en El Tambo de Vilcas, á 27 de enero de 1571.
· El Tambo de Pincos (?), á 31 de enero de 1571.
· Limatambo [Rimac Tampu], á 6 y 7 de febrero de 1571.
· El Tambo de Mayo (Valle de Xaxahuana), á 10 dé febrero de 1571.
Cuatro en
· El Cuzco, á 13 de marzo de 1571, 4 y 14 de enero y 22 de febrero de 1572.
Y, por fin,
· Cuatro testimonios tomados en el valle de Yucay, á 19 de marzo de 1571.
M. J. de la E.
RELACIÓN SUMARIA
DE LO QUE SE CONTIENE EN LA INFORMACIÓN
DE LA TIRANÍA DE LOS INGAS.
S. C. R. M.
ENTENDIENDO lo que importa al servicio de V. M., orden y asiento y conservación destos reinos del Pirú, y para que con más facilidad se pueda plantar la dotrina cristiana y luz evangélica en los naturales dellos, y para la buena gobernación de sus repúblicas y mirar la orden que se podría dar, así en esto como para que fuesen mantenidos en paz y justicia y se excusasen las vejaciones y molestias que se ha entendido questos naturales han recibido y cada dia van recibiendo de sus caciques y mayores, que son muchas y dignas de remedio; demás de ir proveyendo el que para esto ha sido necesario en esta visita general que voy haciendo en todas las provincias del hasta llegar á la ciudad del Cuzco, mandé hacer y se ha hecho una Información con número de cien testigos destos naturales, de los más viejos y ancianos y de mejor entendimiento que se han podido hallar, de los cuales muchos son caciques y principales, y otros de la decendencia de los Ingas que hubo en esta tierra, y los demás indios viejos de quien se entendió que con más claridad y razón la podrían dar para los efectos arriba dichos; la cual se envia á V. M. en su Real Consejo de las Indias; y para que V. R. M., siendo servido, la pueda mandar ver, por ser cosa tan importante á Vuestro Real servicio, me ha parecido enviar una Relación sumaria de lo que en ella se prueba, que es lo siguiente:
Que hasta Topa Inga Yupanqui, que tuvo y sujetó tiránicamente estos reinos, los dichos naturales no tenian ni tuvieron ningún Señor ni cacique que les mandase ni gobernase en tiempo de paz, ni á quien tuviesen ninguna sujeción, y eran como behetrías, sin que hubiese entre ellos ningún género de gobierno, sino que cada uno gozaba de lo que tenia, y vivía como quería.
Pruébase, que entrestos naturales habia de ordinario guerras y diferencias de unos pueblos con otros sobre sus chácaras y pastos y otras cosas, fundando su enemistad ó pasión como querían; y cuando entrellos salia algún indio que se señalaba más que los otros en la guerra, iba éste delante, al cual seguían todos, sin que hubiese otra manera de elección para que fuese su capitán y los mandase; y á este tal llamaban Suanche [así, por Sinchi, Çinchi, fuerte, valiente, esforzado] que quiere decir entrellos [en quichua] «éste es agora valiente:» y durante la guerra le respetaban en las cosas della, y si otro se señalaba más que él, le dejaban y siempre seguían al que más se señalaba; y no le daban ningún tributo en aquella sazón ni después, más de tenerle algún reconocimiento porque los ayudaba y favorecía contra sus enemigos en estas guerras; y, acabadas, eran como los otros indios; por lo cual se verifica, demás de lo que arriba está dicho, que no tenian ningunos Señores ni caciques que los mandasen ni gobernasen, sino que cada uno era señor de su casa.
Estando la tierra en este estado, se prueba con estos testigos que el dicho Topa Inga Yupanqui, padre de Huaina Gapac, fué el primero que conquistó y sujetó tiránicamente á todos los naturales destos reinos, desde esta ciudad de Cuzco hasta las provincias de Chile, y de aquí para abajo hasta la provincia de Quito, haciéndoles muy cruda guerra y matándolos y asolando las tierras é indios que no se le querían sujetar y reconocerle por Señor, y otras muchas crueldades; y mudando á unos indios de sus tierras á otras para asegurarlos, porque no se tornasen á levantar contra él; y asi tiránicamente sujetó y puso debajo de su obediencia todo lo que está dicho.
Pruébase que este Topa Inga Yupanqui fué el primero que instituyó la manera de gobierno que agora tienen, proveyendo los curacas, caciques y principales que los mandan y gobiernan y tienen señorío sobrellos, porque de antes del no los había, como está dicho, porque eran behetrías; y que ponía en los dichos cargos á quien quería, así de sus capitanes y criados, como de los indios que le servían en la guerra y á otros naturales, buscando siempre los que le parecía de mejor entendimiento para gobernar y mandar los indios que les encargaba, y qué proveía á unos de una provincia en otra.
Ansimismo se prueba que quitaba los dichos cargos á los que quería y ponía á otros en su lugar que le parecía que tenían más habilidad para gobernar; y cuando se moría alguno destos curacas, caciques ó principales, cuando no dejaban hijos que tuviesen habilidad para gobernar, y aún dicen muchos testigos que aunque los tuviesen, proveía el dicho Inga á otro indio, cual le parecía de más buen entendimiento, en este cargo, y este se quedaba en él y mandaba como el pasado, hasta que al Inga le pareciese otra cosa, sin que ningún hijo ni pariente del muerto lo contradijese.
Pruébase ansimismo, que cuando había algún hijo del tal curaca, ó cacique ó principal muerto que tuviese habilidad y entendimiento para gobernar, el dicho Inga le proveía en el dicho cargo sin tener consideración á que fuese el mayor ó el menor, sino á el que tuviese más habilidad; y que siempre estuvo en costumbre de quitar y poner estos curacas y caciques como le parecía y en quien quería, sin tener respeto á decendencias ni sucesiones, ni á otra cosa, y no había ninguna contradicion en ello.
Todo esto dicen los testigos que oyeron á sus padres y pasados y á viejos, y quellos se lo contaban y decían, para que tuviesen memoria dello y lo dijesen así á sus hijos, como aún agora se hace entrellos.
Pruébase que Huaina Capac, hijo de Topa Inga Yupanqui, que fué el que sucedió [en todo lo] que su padre sujetó y tuvo tiránicamente, guardó la misma orden en el tiempo que señoreó esta tierra, acerca del proveer los dichos oficios y cargos, sin que adquiriesen en ellos otro señorío; y que este Huaina Capac murió ocho ó diez años antes que los españoles entrasen en esta tierra y la conquistasen. Huáscar Inga y Atagualpa, hijos de Huaina Capac, tuvieron guerras entre sí cerca del señorío desta tierra. El Huáscar Inga estaba en esta ciudad, y el Atagualpa en Quito, donde dicen que murió Huaina Capac, su padre. Los capitanes de Atahualpa prendieron á Huáscar. Y dicen los testigos, que tuvieron la misma orden de gobierno, y que el dicho Atahualpa, después de preso Huáscar, hizo matar toda su generación para quedarse él con la tierra; y teniéndolo preso, entraron los españoles en ella.
Otra información se hizo, S. M., por mi mandado, en esta visita general que voy haciendo, de otros hechos que, á mi parecer, son muy importantes al servicio de V, M. y acrecentamiento de Vuestra Real Hacienda, con otros cien testigos diferentes de los primeros, para saber y averiguar la orden y costumbre que los Ingas y curacas y otros indios tenian en tiempo de su gentilidad é idolatrías de enterrarse, y qué riquezas llevaban consigo á sus sepulturas, é para qué efecto, é á qué dioses é ídolos adoraban, y qué les ofrecían á ellos y á los Ingas muertos, y qué orden y recaudo se tenia en la guarda desto, y qué cosas tenian dedicadas para ello y los sacrificios que les hacían de niños y niñas; y ansimismo sobre las costumbres que los naturales tenian destos reinos antes que entrasen los españoles en ellos, y qué modo tenian los Ingas para los gobernar, aplicándolos al trabajo porque no se hiciesen ociosos, y si comían carne humana y en qué provincia, y cómo eran castigados en los delitos que hacían; y parece que con el dicho número de cien testigos, que algunos dellos son de la casta y decendencia de los Ingas, y otros caciques y principales, y los demás indios todos viejos y ancianos, que se buscaron de los que pareció que podrían tener más noticia de las cosas pasadas en tiempo que fueron gobernados por los Ingas, se proveyó y averiguó lo siguiente:
Pruébase, que antes que los españoles entrasen en esta tierra, en tiempo de su infidelidad, los Ingas que los gobernaban y los caracas y caciques y otros indios ricos se hacían enterrar con mucho secreto y en partes muy escondidas, y llevaban consigo á sus sepulturas mucha parte de sus tesoros y riquezas de oro, plata y otras cosas que ellos más estimaban; y para que se hiciese con mayor secreto, no lo fiaban sino de algún privado ó amigo suyo, ó de las mujeres ó amigas que más querían, ó de quien tenian más confianza, porque no se pudiese saber ni entender dónde estaban los dichos entierros y tesoros ni encontrarse con estas riquezas. Y dicen muchos testigos, que demás de lo haber oído decir así á sus padres y pasados, y tenerse por cosa muy cierta y acostumbrada entre ellos, y haberlo visto así en tiempo de Huaina Capac Inga, que ellos vieron y entendieron que antes y después que los españoles conquistasen esta tierra, los caciques y otros indios ricos y sus padres de los dichos testigos tenian la dicha orden de enterrarse con sus tesoros y haciendas, y que muchas veces los han hallado desta manera los clérigos que están en sus dotrinas.
Pruébase que tenian entendido todos los Ingas é indios que habian de resucitar en cuerpo y en ánima, porque había de venir un Viracocha que revolviese la tierra, y que por esta causa mandaban enterrar consigo los dichos tesoros escondidamente, para hallarlos allí cuando resucitasen y no vivir con pobreza; y que así se lo decían los dichos sus padres y pasados, para que tuviesen memoria dello y se enterrasen por la dicha orden. Y algunos testigos dicen que les decían que la dicha resurrección había de ser para esta vida, y otros, que ahora entienden, por lo que les enseñan y predican en la dotrína, que esta resurrección no ha de ser para esta vida sino para la otra.
Pruébase que los cuerpos de los Ingas muertos tenian servicio situado de indios, chácaras y ganados para su comida, como si fueran vivos, y que los sacaban y daban de comer y beber á manera de ceremonia que se usaba entre ellos, y que de la misma manera que se lo ofrecían en vida, se lo tenian guardado después de muerto; y había depósitos para esto antes que los españoles entrasen en esta tierra; y que ellos lo vieron y oyeron decir así á sus padres y pasados.
INFORMACIÓN
HECHA EN LA CONCEPCIÓN DE XAUZA
A 20 DE NOVIEMBRE DE I57O.
Hallo en ella de interesante lo que sigue:
Uno de los testigos es don Alonso Poma Guala, hijo de Guamachi Guala y nieto de Xaxahuaman, caciques que fueron nombrados por el Inga que conquistó la tierra, de edad de 92 ó 93 años, natural de Tuna en los Lurinhuancas, sujeto de don Carlos Lima Illa, cacique principal del repartimiento.
Responde á la décima pregunta: «Que oyó decir que el primero de los Ingas que conquistó y señoreó esta tierra [Xauxa] fué Topa Inga Yupanqui, y que éste era hijo de Pachacuti Inga Yupanqui, y que el dicho Pachacuti Inga, padre del dicho Topa Inga, estaba en el Cuzco, porque era viejo, y envió desde allá á Capa Yupanque, su hijo mayor, y hermano de Topa Inga Yupanque, á que conquistase hasta Vilcas… y que no pasase de allí; y porque supo que habia pasado adelante, envió al otro su hijo Topa Inga á que le matase por aquella desobediencia; el cual le mató y pasó adelante conquistando y señoreando toda esta tierra hasta Quito. Y. que dicho Pachacuti Inga no era Señor de esta tierra. Y que éste [Pachacuti] era hijo de Mango Capac, que salió de una cueva que ellos llaman Tuco, y que era Señor de un pueblo que estaba cabe aquella cueva, donde decian que había salido. Y que este Mango Capac. fué el primero de los Ingas que salió de dicho agujero.»
A la oncena contestó: «Que oyó decir á su padre y abuelo, que cuando vino el dicho Inga á conquistar y señorear esta tierra, se puso en un cerro, en este repartimiento, con la gente que traía, que serian diez mill indios de guerra, que en su lengua se llama este número uno. Y que allí se fué su bisabuelo del testigo, que se llamaba Apo Guala, el cual le dio la obediencia y le mochó. Y que había llevado consigo diez indios soldados, porque él era uno de los cincheconas deste valle; y había dicho á los indios, que le respetaban por ser su cinchecona, que se estuviesen escondidos, porque él quería ver si el Inga le hacia algún mal tratamiento ó le mataba. Y que así oyó decir á los que dicho tiene, que el dicho su bisagüelo llegó á hablar al dicho Inga y á sujetársele, y que los demás indios que llevaba consigo, llegaron con él, y los otros se quedaron escondidos; y el dicho Topa Inga, oyó decir este testigo que habia dado al dicho su bisagüelo unas camisetas y mantas galanas y unos vasos en que bebiese, que llaman entre ellos aquilla. Y que con esto habia vuelto á los indios que estaban escondidos, los cuales se habían holgado mucho de ver lo que el Inga habia dado á su bisagüelo; y que cuando le vieron venir, entendieron que era el Inga que los venia á matar, y cuando le conocieron que era su cinchecona, se holgaron mucho. Y como les halló comiendo [con miedo], les dijo que no temiesen y que fuesen con él á darle obediencia al Inga, porque le habia preguntado por ellos; y así el dicho cinchecona, su bisagüelo de este testigo, llevó consigo todos sus indios al dicho Inga, y le dijo qué quería que hiciese de ellos; y el Inga les dijo que fuesen con él hasta Quito. Y que oyó decir que allí le dieron la obediencia, y que á otros que no le obedecían ni le venían á mochar, les hacia guerra y los sujetaba, matando á algunos de ellos y tomándoles sus tierras, etc.»
Contestando á la duodécima, dice: Que el primer Inca fué Manco Capac; el segundo, su hijo Pachacuti Inca Yupanqui; el tercero, Tupac Inca Yupanqui, hijo del anterior; cuarto, Capac Yupanqui, á quien mató Tupac Inca, su hermano; quinto, Huayna Capac, hijo de Tupac Inca; y sexto, Huáscar, hijo del precedente.
Otro testigo es don Diego Lucana, principal de los mitimaes Cañaris y Chachapoyas y Llaguas, que están en el repartimiento de los Lurinhuancas, en la Purificación de Huacho, hijo de Huami Lucana y nieto de Puyu Lucana, de edad de 85 años. Confirma todo lo anteriormente dicho, y añade que Manco Capac habia salido de una peña de plomo; que Tupac Inca conquistó hasta los Cañares de Quito; que Capac Yupanqui era el hijo mayor de Pachacuti.
Don Francisco Poma Cao, principal de la pachaca de Santa Ana de Lurinhuancas, de 95 años, hijo de Lila Icho y nieto de Pome [así). Confirma lo que el antecedente, y dice que Manco Capac era Señor del pueblo donde nació, y que fué poco á poco conquistando hasta lo del Cuzco; pero no sabe, ni se acuerda, ni oyó decir qué pueblo era el de Manco.
Don Hernando Apachua [ó Apachin], cacique de Santa Cruz de Lurinhuancas,
de 94 años. Confirma lo que el antecedente; pero dice que Manco Capac (que no
sabe dónde nació), fué el primer Inga y el segundo Viracocha Inga Pachacuti.
Alonso Cama, natural de Matahuasi, de los Lurinhuancas, hijo de Uulo, de 83
años. Confirma lo que los antecedentes y dice que Manco Capac era hijo del sol,
según le dijo su padre, y que solamente tenia lo del Cuzco.
INFORMACIÓN
HECHA EN GUAMANGA EL 14 DE DICIEMBRE DE 1570.
Es de notar el dicho de don Antonio Guaman Cucho, cacique principal del pueblo de Chirua, hijo de Paucar Asto, y nieto de Asto Guaman, según el cual, Tupac Inga Yupanqui envió á conquistar desde el Cuzco á Capac Yupanqui, su hermano, y que por haber pasado éste más allá, volviendo al Cuzco, le mataron en el valle de Vilcaconga. Que Viracocha Inga habia salido del agujero de Tampu Tocco.
Otro testigo, don Baltasar Guaman Llamoca, hijo del cacique principal de los Soras, confirma la muerte de Capac Yupanqui, aunque no expresa dónde se la dieron; y dice que Pachacuti fué hijo de Manco Capac, pero no sabe si fueron Señores de algunos pueblos ni de dónde vinieron.
INFORMACIÓN
HECHA EN EL CUZCO A 13 DE MARZO DE I571.
Es curiosa la lista de testigos, no sólo por sus nombres, cargos, naturalezas y descendencia, sino también por las personas que citan en apoyo de sus dichos.
Don Francisco Antigualpa, gobernador de los Andesuyos, término de la ciudad del Cuzco y cordillera de los Andes, el cual cita en su apoyo á Acos Topa y Chalco Yupanqui, servidores de Tupac Inca Yupanqui, y á Purun Hualpa Suczo, abuelo del testigo.
Don Juan Llamoca, principal de los Anansoras.
Don Juan Caquia, principal de los Hurinsoras, que cita á Guacralla, cacique que fué de los Soras, y á Sura Marca y Yauri Paucar, indios antiguos.
Lucas Chico, cacique de Urcos.
Bautista Huallpa Rucana, curaca de Cachec, en Yucay.
Lope Martin Cuntí Mayta, curaca en Yucay.
Don Pedro Calcac Pina.
Don Juan Patanoco, curaca principal de los Chumbivilcas.
Juan Pizarro Ninantahua, principal de Villilli.
Don Alonso Cóndor, principal de Cuyo, en los Andes.
Don Diego Tupac, del linaje de los Incas, cacique del repartimiento de Cacya-xahuana.
Juan Huallpa, de casta de Ingas, que en tiempo de Guayna Capac fué «veedor de su ropa, y cotejador si la dicha ropa se hacia del largo y medida que era menester para el vestido del dicho Inga.»
Don Francisco Tucha Suyro, cacique de Yucay, de la encomienda de don Carlos Inca.
Don García Calla Amu Huchu, de casta de Incas de Urincuzco, y cacique de Mará Sayllo.
Don Diego Guaman Yanqui, orejón y cacique del repartimiento de Tambo, de la encomienda de Pero Vázquez.
Don Martin Cuxi Poma, curaca de Quilliscachi, que «era escucha puesto por Guayna Capac; y estando el dicho Guayna Capac en Tomebamba, le fué á dar nuevas de lo que por acá pasaba.»
Don Diego Ira Yucana, curaca de Paca.
Don Juan Zuay Tumba, cañar, de edad de 77 a 78 años, principal de los Cañaris y descendiente de otros de esta misma nación que trajo de hacia Quito á estos términos del Cuzco, Tupac Inga Yupanqui, según le dijo su padre.
Don Diego Chico Mayta, de la casta de Manco Capac y cacique de Bimbilla.
Don Felipe Chanca, cacique principal del repartimiento de Alonso de Loaisa.
Don Martin Nacqui Yupanqui, de 82 años, capitán que fué de Guayna Capac.
Don Juan Cunti Mayta, cacique de Acos.
Don Gonzalo Guacanqui, de la casta de Capac Yupanqui.
Don Francisco Coca Mayta, cacique de los mitimaes de Alonso de Loaisa.
Felipe Uxca Mayta Inca, de la casta de Mayta Capac Inga.
Don Juan de la Concha Yupanqui, cacique de Calla Cacha.
Don Martin Vilca, chachapoya, de más de 80 años; que dijo «que Guayna Capac lo trajo de los Chachapoyas á estos términos del Cuzco.»
Don Felipe Guarcaya, cacique de Pomatambo.
Don Diego Llagua, cacique del pueblo de Canta.
Don Francisco Auca Nucho (ó Micho), del linaje de los Incas de Urincuzco, del ayllo Sutic.
Don Francisco Chumbi Atoc, curaca de Runtu Canqui Guar.
Don Juan Auca Puri, curaca de Huaro.
Don Baltasar Huahua Cóndor, curaca de Chicacupi.
Don Juan Atau Yupangui, de linaje de Incas y curaca del pueblo de Corcura.
Don García Puranti, de sangre de Incas y curaca de Carapa.
Don Juan Chalqui Yupanqui, descendiente de Incas.
Don Alonso Chuyo, curaca de los Yamparaes.
Don Martin Illa, curaca de la encomienda de Palomino.
Don Hernando Vilca Rimac, natural del valle de Huáilas e hijo de un indio que Tupac Yupanqui trajo á los términos del Cuzco.
Don Francisco Zaran Nauta Chilche, cacique en el valle de Yucay.
Don Pedro Cochachi, natural de Chuquipata.
Cristóbal Curimay, de casta de Incas.
Domingo Achimec, curaca de Checo, en el valle de Yucay.
INFORMACIÓN
HECHA EN EL VALLE DE YUCAY
A 19 DE MARZO DE I571.
Tiene el mismo interés que la anterior, y la lista de testigos es como sigue:
Hernando Atahuallpa, hijo de Auqui Pullo, curaca de Huarocondor, que fue quipocamayoc de Guayna Capac, al cual conoció reinando.
Francisco Guaman Atao, cacique de Ne (?).
Don Francisco Comisaca, cañar, cacique del pueblo de Tuayma.
Don Diego Huallpa, de casta de Incas y cacique de Poma Huanca.
Don Juan Cusi Piña, orejón, hijo de orejones criados que fueron de Guayna Capac, y es de los que entienden en las obras públicas del pueblo de Ahuacha Huarocondor.
Diego Chullo Yucra, curaca de Lango.
Don Alonso Cóndor, natural de los Soras, hijo de otro que trajo de aquí Inga Yupanqui y le hizo curaca de Pomahuampa; fué paje de Guayna Capac, y «estando este Inca en Quito, el dicho su padre cuando se queria morir, le fué encomendado que tuviese cuenta y mirase por él al dicho Guayna Capac; y así, después de muerto su padre, se le dio el cacicazgo.»
Don Gaspar Caña, natural de Atún Caña, á cuyo padre trajo de este pueblo Inga Yupanqui, cuando conquistó este reino y le hizo mitimac de Lacrama, en el valle de Xaxahuana, porque era valiente, para que no se alzase.
Martin Capta, natural de Cache, en Yucay, cuyo padre fué cachicamayoc (salinero) de Guayna Capac.
Pedro Astaco, natural de Cachec, de 80 años, cuyo padre fué criado de Tupac Inga Yupanqui y se llamaba Llacta Chaperi, y el Inca le hizo curaca de Huallpa, término del Cuzco, en Yucay; y después, Guayna Capac, habiendo consultado con sus dioses y con el sol, estos le dijeron que no convenia que su padre ni ninguno de sus parientes fuesen curacas, y le quitó el cargo.
Marcos Hampire, natural de Huaro, nieto del curaca de este pueblo Cristóbal Unci (ó Una) Paucar, natural del pueblo de Casca Huaro Cóndor.
Don Diego Poma Chagua, del pueblo de Lango, del valle de Xaxahuana, cuyos abuelos fueron de la guardia de Tupac Inga Yupanqui.
Alonso Cuxí Illa, del pueblo de Lango, nieto del curaca de dicho pueblo Juan
Ucha Pillco, natural del pueblo de Yacos, «hijo de soldado que seguia á Capac, que
entre ellos llamaban guaynaconas.
Alonso Anca, natural del pueblo de Chanca, en Yucay, hijo de soldado de Inca.
Marcos Chayo Huallpa, natural del pueblo de Chauca, hijo de un chacracamayoc, criado de la casa de Guaina Capac.
Hernando Conchuy, natural de Chauca; su padre y abuelos fueron veedores del Inca.
Martin Atau Curi, natural de Cache, hijo de soldado del Inca.
Don Antonio Pacrotrica, natural del pueblo de Anta, hijo de Ata Huaranga, el cual tenia á su cargo guardar los depósitos de maíz de Guaina Capac, en Xaxahuana.
Don Francisco Chachin, natural de Huáillas y residente en Chinchaipucquio, de 90 años; «su padre fué curaca grande de Huáillas, puesto por Tupac Inga Yupanqui en la conquista que hizo, y después que murió Guaina Capac en Quito, Raua Ocllo, mujer del dicho Guaina Capac, le trujo á él y á cincuenta indios, de los cuales le hizo curaca en Chinchaipucquio é les dio tierras en que vivir.»
Tomás Pilpe, natural de Ayahuillca, de 90 años; «cuyo padre fué llevado de su tierra para soldado por Tupac Inga Yupanqui, para ir guardando las tierras que iba ganando; y cuando Tupac volvió de Quito, dejó al padre del testigo por guarda de un hijo que le nació en Quito, que fué Guaina Capac; y después trujo á este testigo desde Quito un capitán que fué de Atahuallpa, que se llamó Quizquiz.»
Antón Siguan, natural de Ayavillay [Ayahuillca?], «cuyo padre mandaba y gobernaba en el Collao los pueblos de Asángaro, Oruro é Asillo, por mandado de Tupac Inga Yupanqui.»
Antón Tito, natural de Ayavillay, hijo de un criado de Tupac Inga Yupanqui, á quien éste hizo gobernador del pueblo de Parinacocha.
Juan Huanaco, natural de Chinchaipucquio, «á cuyo abuelo trajo Tupac Inga Yupanqui para que fuese cantero de Auqui Marca, que es en Chinchasuyo, términos de Guánuco.»
Domingo Malma, natural de Usno, de 90 años; «su padre fué criado de Guaina Capac, y en su casa le servia de guarda de una maza de armas que nombraba huamanchaui, y que en las fiestas que el Inga hacia y bebía, era también guarda de las huaracas que el Inca traia en la cabeza.»
Gómez Condóri, natural de los Collahuas, residente en Chinchaipucquio, cuyo padre fué traido á este lugar por criado del Inca Amaro Topa Inca, hermano de Topa Inca Yupanqui.
Don Francisco Paucar Cuxi, curaca del pueblo de Mayo, hijo de Cactaua Paucar Cuxi, y nieto de un capitán de Tupac Inga Yupanqui.
Don Diego Auca Ille, descendiente de Yahuar Huacac Inga y de Huirá Cocha Inga, vecino de Carhuanca, en Xaxahuaman, hijo y nieto de gobernador puesto por el Inca.
Pedro Pongo Xiuc (?) Paucar, natural del pueblo de Anta, «cuyo abuelo fué tio de Pachacuti Inga Yupanqui, hijo de Huirá Cocha, porque la hermana del dicho su abuelo fué mujer del dicho Huirá Cocha y madre del dicho Pachacuti Inga.»
Domingo Xuxso, natural de Chihuaco, donde su padre fué mandón de diez indios; cargo que el testigo no heredó, por ser de poca habilidad.
Don Jerónimo Chumpiri, natural de Ayahuillca, cuyos padres, así como los demás del dicho pueblo, eran indios de la cámara del Inga.
Juan Tarumaguia, natural de Lurinhuanca, residente en el pueblo de Chiuchis, de 90 años; hijo del cumbicamayoc (jefe de los tejedores ó roperos] de ese pueblo, puesto por Guaina Capac.
Pedro Ichoc, natural de Chiuchis. «Sus abuelos fueron traidos de Ucros, términos de Huánuco, por Tupac Inga Yupanqui, para mandar é gobernar los indios ovejeros que tenia el Inga en Chiuchis.»
Simón Pariapoma, natural de Chiuchis. «Sus abuelos y padre fueron camareros y roperos de Tupac Inga Yupanqui y de Guaina Capac.»
Juan Cóndor Capcha, natural de Chiuchis, de 90 años. «Su padre fué traido desde los Chupachos, términos de Huánuco, para que fuese mandón de los indios que tenian á cargo el sembrar el maíz del Inga.»
Don Alonso Pango Piña, natural del pueblo de Choco, hijo de un soldado de Guaina Capac.
Don Diego Mayna (ó Moyna) Yupanqui, de 100 años, descendiente de Huirá Cocha y de Pachacuti. «En su mocedad mandaba el pueblo de Anquichua, donde le puso Guaina Capac. Su padre se llamaha Moyna Yupanqui, y regia el ayllo de los Incas que se decia Inaca Panaca. Ahora es vecino del pueblo de Pomata.»
CARTA
DE DON FRANCISCO DE TOLEDO AL CONSEJO
DE INDIAS, FECHA EN EL CUZCO A 1º DE MARZO
DE I572, SOBRE UNA HISTORIA QUE REMITE
CON LA AVERIGUACIÓN QUE ACERCA DE
ELLA SE HIZO.
M. A. y M. P. S.
Por haberse hecho la verificación desta Historia con tanta examinacion del hecho de la verdad della y haber habido, ansí en estos reinos como en esos y fuera de ellos, oposiciones tan falsas y con tan poca examinacion y fundamento, donde han resultado tantos daños, y parece que seria reparo del saneamiento dello y de la justificación mayor del título que S. M. tiene á estas provincias, que la verdad de esta Historia anduviese impresa, como lo han andado otros libros de mentiras y falsas relaciones en partes que han hecho el daño que vemos, para consutallos y desengañar, no solamente á nuestra nación, sino á las otras, V. A. lo mandará ver y proveer lo que más convenga á V. R. servicio en lo que se pretende. Y guarde Nuestro Señor la muy alta y poderosa persona de V. A. con el acrecentamiento de más reinos y señoríos, como los críados de V. A. deseamos. Del Cuzco á 1° de marzo de 1572.
Las demás partes desta Historia que en ella se prometen, parece que no importará tanto para lo que toca al desengaño de lo que la gente tenia recibido y mayor crédito del derecho de S. M., como ésta que aquí vá con tanta verificación y autoridad, para poderse imprimir. Muy Alto y Muy Poderoso Señor, besa las Reales manos de V. A., su servidor don Fran.cº de T.º
LA FE Y TESTIMONIO QUE VA PUESTA EN LOS
CUATRO PAÑOS, DE LA VERIFICACIÓN QUE SE
HIZO CON LOS INDIOS Y DE LA PINTURA E HIS-
TORIA DELLOS.
Vá integra.
En la ciudad del Cuzco, á catorce dias del mes ele enero de mili y quinientos y setenta y dos años, el Muy Excelente Señor Don Francisco de Toledo, mayordomo de S. M., etc.; para saber y averiguar si lo que está escrito y pintado en estos cuatro paños, que están fechos para enviar á S. M., de la decedencia é origen de los Ingas, y de cómo tiránicamente sujetaron á los naturales destos reinos, mandó que ante el doctor Grabiel de Loarte, alcalde de Corte por S. M., que asiste con Su Excelencia y por su mandado á ,1a. visita general de los dichos reinos, y en presencia de mí, Alvaro Ruiz de Navamuel, secretario de Su Excelencia, etc., se llamasen los indios principales de los ayllos y decendencias de los dichos Ingas, de los más viejos y ancianos y que más noticia pudiesen tener de los fechos y sucesión y historia referida en los paños, y así juntos, se les leyese y refiriese todo lo que en ellos vá escrito y pintado, para que dijesen y declarasen si era aquello la verdad ó si habia alguna cosa que no lo fuese conforme á lo que ellos tienen entendido de sus antepasados, para comprobación de todo ello; y ansimesmo mandó Su Excelencia que, para la dicha comprobación,, se llamasen los primeros conquistadores antiguos deste reino y al licenciado Polo Ondegardo, corregidor desta dicha ciudad, por la curiosidad que está informado que ha tenido en averiguar esta historia y fechos antiguos de los Ingas, para que asimesmo declaren lo que han oido y averiguado y se ponga por testimonio; y así lo proveyó y firmólo.—Don Fran.cº de Tdº—Ante mí, Alvaro Ruiz de Navamuel.
Y luego este dia, mes y año susodicho, ante el Ilustre Señor Doctor Gabriel de Loarte, alcalde de Corte por S. M., y en presencia de mí el dicho secretario, parecieron presentes los indios, que, por lengua de Gonzalo Gómez Jiménez, lengua é intérprete de Su Excelencia, de quien se tomó y recibió juramento en forma de derecho y juró que declararía é impetraría (así, por interpretaría) la verdad, dijeron ser [de] los nombres é ayllos siguientes:
De la decendencia é ayllo de Mango Capac.
Domingo Checo, de 70 años de edad.
Ayllo de Cinchi Roca.
Joan Apanga, de 80.
Don Alonso Puscon, de 45.
Don Diego Quispe, de 60.
Ayllo de Lloque Yupangui.
Don Diego Cayo Huallpa, de 70.
Don Felipe Ticce Conde Mayta, de 41.
Don Agustín Conde Mayta, de 45.
Ayllo de Mayta Capac.
Don Johan Tambo Usca Mayta, de 60.
Don Phelipe Coca Mayta, de 70.
Ayllo de Capac Yupangui.
Don Francisco Coca Zaca, de 70.
Don Francisco Cusi Gu[a]man, de 45.
Don Francisco Quihua, de 55.
Johan Pizarro, de 85.
Ayllo de Inga Roca.
Don Joan Guaca Mayta, de 67.
Don Francisco Guaman Rimachi,de 54.
Ayllo de Yaguar Guacac.
Don Joan Cocha Yupangui, de 60.
Don Martin Tito Yupangui, de 30.
Don Gonzalo Paucar Aucaylli, de 40.
Ayllo de Viracocha Inga.
Amaro Tito, de 70.
Don Francisco ChalcoYupangui, de 45.
Don García Atao Yupangui, de 40.
Don Francisco Andi Huallpa, de 89.
Ayllo de Pachacuti Inga Yupangui.
Don Johan Cuzco, de 40.
Don Gaspar, de 53.
Don Diego Cayo, de 65.
Don Joan Illac, de 26.
Don Domingo, de 99.
Ayllo de Topa Inga Yupangui.
Don Andrés Topa Yupanqui, de 40.
Don Cristóbal Pisac Topa, de 50.
Don García Topa, de 28.
Don García Vilca, de 50.
Don García Pilco, de 40.
Hierónimo Tito, de 26.
Ayllo de Guayna Capac
Don Diego Viracocha Inga, de 39.
Don Francisco Sayre, de 28.
Ayllo de Guascar
Don Alonso Tito Atauchi, de 40.
Y demás destos, don Hernando Urco Guaranga, de 85.
É juntos, el dicho señor alcalde de Corte, por la dicha lengua é intérprete, tomó é recibió dellos juramento en forma, por Dios y por un señal de (una cruz) que hicieron con sus manos, de que declararían la verdad de lo que supiesen y les fuese preguntado; y fecho el dicho juramento, se les leyó á los dichos indios todo lo que estaba escripto y pintado en los dichos cuatro paños, así de los bultos de los Ingas, como de las medallas de sus mujeres é ayllos, é la historia de las cenefas de lo que sucedió en tiempo de cada uno de los Ingas, y la fábula y notables que van puestos en el primer paño, quellos dicen de Tambotoco, y las fábulas de las creaciones del Viracocha que van en la cenefa del primer paño por fundamento y principio de la Historia, cada cosa por sí distintamente, como está escripto y señalado de la rubrica de mí el presente secretario, ecepto lo ques declaración y prevención para inteligencia de la Historia y los rumbos y vientos para la demarcación de los sitios de los pueblos, ques puesto por el capitán Pedro Sarmiento, que no se les leyó, porque no lo entienden los indios. É yéndoselos leyendo, se les declaraba cada cosa por si particularmente á los dichos indios, y á cada uno de los dichos ayllos por sí y á todos juntos, mostrándoles por vista de ojos todo lo que en los dichos cuatro paños está pintado y el escripto, y declarándoles lo que era cada cosa por la dicha lengua; por lo cual, todos y cada uno dellos dijeron que todo lo que está escripto y pintado en los dichos cuatro paños, así en los bultos de los Ingas como en las medallas de sus mujeres é ayllos é historias de las cenefas, ecepto lo que no se les leyó, ques lo dicho y era y es la verdad realmente, y lo que entrellos está averiguado y se trata y siempre [se] ha tratado por cosa muy cierta; y ellos lo saben porque así se lo dijeron sus padres, abuelos y otros sus antepasados, que decían quellos lo habían oído á los suyos porque tuviesen memoria dello y lo fuesen diciendo á sus hijos y decendientes; y que por la mesma orden lo van tratando ellos ahora con sus hijos, para que puedan dar razón de sí cuando se lo preguntaren; y que no saben ni han entendido otra cosa en contrario. É questa es la verdad, y questa escritura y las relaciones de las historias y fábulas que en ella van puestas, conforman en todo con lo questos saben por relación de sus padres y con los que algunos dellos han dicho en sus dichos en la información que se ha fecho antel dicho secretario por el dicho alcalde de Corte, y conforme á la Historia general que de los dichos Ingas — el capitán Pedro Sarmiento ha fecho por las memorias, informaciones y relaciones destos dichos testigos y otros muchos indios principales; y quellos han visto otros muchos cuadernos fechos por diferentes personas, desta misma Historia, y que ésta es la más verdadera, y que lo que en contrario se ha dicho ó dijere, no entienden ques la verdad. Y la dicha lengua dijo, que lo que está escrito es la verdad de lo que se leyó y refirió á los dichos indios en su lengua, y lo quellos declararon; y los que de los dichos indios sabian firmar, lo firmaron, é asimesmo la dicha lengua. Y el dicho señor alcalde de Corte dijo que ponia é interpuso su autoridad y decreto judicial y firmólo.—El doctor Loarte.—Don Agustín Tito Conde Mayta.—Don Alonso Tito Atauchi Inga.— Don Juan Illa Topa.—Don Francisco Sayre Topa Inga. — Gonzalo Gómez Jiménez.—Ante mí, Alvaro Ruiz de Navamuel.
É después de lo susodicho, diez y siete días del dicho mes é año, el dicho señor alcalde de Corte, ante mí el dicho secretario, en cumplimiento de lo proveído y mandado por Su Excelencia, hizo parecer ante si al dicho licenciado Polo, corregidor en esta dicha ciudad, y á Alonso de Mesa, y á Mancio Serra, y á Joan de Pancorbo, y á Pedro Alonso Carrasco, vecinos desta dicha ciudad del Cuzco, á los cuales, habiéndoles mostrado los dichos paños y todas las pinturas y escritos de ellos, y habiendo jurado en forma de derecho por Dios Nuestro Señor y por una señal de (una cruz) que dirían lo que alcanzasen y supiesen de lo que tes fuere preguntado, siendo preguntados por el dicho señor alcalde si tienen noticia del origen é historia de los Ingas que fueron en este reino y en estos paños están pintados, y si conforme á lo que han entendido y oido de los antiguos deste reino é trato é comunicación que con los naturales del han tenido, saben que el primero de los Ingas que tiranizó estos reinos del Pirú y salió de los límites del Cuzco, sujetolos por fuerza de armas y recobrando lo que su padre Pachacuti Inga había subjetado, que se le habian rebelado, fué Topa Inga Yupangui, y que el postrero en que se acabó la subcesion por línia ligítima, conforme á sus costumbres, fué Guascar Inga, á quien hizo matar Atagualpa, su hermano bastardo, con toda su generación; y que este Atagualpa fué el que prendió don Francisco Pizarro en Caxamarca; y si las pinturas y anotaciones que están en los dichos paños son verdaderas y ansí lo han entendido y oido y parte dello vieron por vista de ojos.
Y estando juntos delante de Su Excelencia y en presencia del dicho señor alcalde de Corte, .habiendo jurado, según dicho es, dijeron que ellos han visto la pintura de los dichos cuatro paños, y que lo que cerca de la pintura é historia dellos pueden decir es, que lo que siempre han oido decrr á indios antiguos del linaje de los Ingas y á otros es, que desde el primero de los Ingas hasta Guascar, que fué el postrero, fueron doce, y que los fechos particulares de cada uno y la coránica dellos y si la pintura conforma con ellos, podrán decir los indios, que podrán tener más particular noticia; y que en cuanto toca á la tiranta, han oido decir á los indios que Topa Inga Yupangui, padre de Guayna Capac, fué el primero que por fuerza de armas se enseñoreó de todo el Pirú, desde Chile hasta Pasto, recobrando algunas provincias comarcanas al Cuzco que su padre Pachacuti Inga habia conquistado, que se le habian rebelado; porque hasta entonces todo el Pirú se gobernaba por behetrías; y que Guayna Capac, su hijo, continuó su señorío y conquistó algunas tierras, mas que por muerte deste subcedió Guascar, su hijo legítimo; y que estando en guerras el reino entre Guascar y Atagualpa, su hermano bastardo, vino á estos reinos por orden de S. M. el marqués don Francisco Pizarro y con él los dichos Alonso de Mesa, y Mancio Serra, y Pedro Alonso Carrasco, y Juan de Pancorbo; y que habiendo fecho cierta población, fueron á la provincía de Caxamarca, donde estaba el dicho Atagualpa con su gente de guerra, y le prendieron, y que teniéndole preso, entendieron que el dicho Atagualpa, por sus capitanes Chalco Chima y Quizquiz, hizo prender y matar al dicho Guascar con toda su generación y decendencia; de manera que ningún subcesor le quedó y se acabó en él la decendencia legítima de los Ingas; y después, el dicho marqués Pizarro, por causas que le movieron, hizo matar al dicho Atagualpa; y que conforme á esto les parece que la pintura estaba buena y verdadera y conforme á los fechos que han entendido y oido de lo antiguo y vieron después que entraron en esta tierra. Y el dicho licenciado Polo, demás de lo susodicho, dijo que él muchos años há trata de la genealogía destos indios y la tiene escripta por averiguación de todos los más viejos, para diferentes efectos, así para lo que toca á la religión, como para el gobierno, y pasa según y cómo está pintado en los dichos cuatro paños, por los dichos y dipusiciones de todos los subcesores; y entendido la gran veneración en que tuvieron los cuerpos de todos los contenidos en esta dicha pintura, y los muchos sacrificios que hacian para su conservación, así de criaturas como de otras cosas, que era notable inconveniente y estorbo para su conversión, estando á cargo deste testigo el gobierno destas provincias, doce ó trece años há, procuró con mucha diligencia y por diferentes medios descubrir los dichos cuerpos, para atajar el daño, y en efecto halló la mayor parte, así del ayllo de Hanan Cuzco como de Urin Cuzco, y algunos dellos embalsamados y tan frescos como cuando murieron; y cuatro dellos, que fueron el de Guayna Capac y Amaro Topa Inga y Pachacuti Inga [y] Yupangui Inga, y á la madre de Guayna Capac, que se llamó Mama Ocllo, y los demás, halló enjaulados en unas jaulas de cobre, los cuales hizo enterrar secretamente; y con ellos descubrió las cenizas del cuerpo de Topa Inga Yupangui, conservadas en una tinajuela envuelta en ropa rica y con sus insignias; porque este cuerpo habia quemado Juan Pizarro, según oyó, por cierto tesoro que decian que estaba con él; el cual asimismo enterró, con lo que cesaron grandísimos daños, muertes, idolatrías y supersticiones que con los dichos cuerpos se hacían; allende de hallar con los dichos cuerpos las guacas é ídolos principales de las provincias que cada uno habia conquistado, las cuales eran asimesmo notable estorbo de la conversión destos naturales, y otras cosas que más á la larga constaron por su dicho y depusicion en la información que sobre esto se hace (así). Finalmente, que la genealogía é historia le parece á este testigo verdadero, según lo que tiene averiguado, en todo lo cual no se acuerda haber oido cosa en contrario. Y esto es lo que sabe.—El doctor Loarte.—-El licenciado Polo.—Alonso de Mesa.—Mancio Serra.—Pero Alonso Carrasco.—Juan de Pancorbo.—Ante mí, Alvaro Ruiz de Navamuel.=Yo, el dicho Alvaro Ruiz de Navamuel, secretario de Su Excelencia y de la gobernación y visita general destos reinos y escribano de S. M., hice sacar este treslado del original, con el cual se corrigió y concertó por mandado de Su Excelencia; y fice aquí mi signo en testimonio de verdad.—Alvaro Ruiz de Navamuel.
Recordaré aquí para más noticia en este asunto de la historia de los cuatro paños ó lienzos, lo que don Francisco de Toledo escribía á S. M. desde el Cusco con fecha de 1º de marzo de 1572:
«S. C. R. M.»En el despacho primero de Lima escribí á V. M. que entre las pesadumbres de negocios desta tierra, inviaría la entretenencia de muestras de particulares della que hobiese; y en el que escribí después desde el valle de Yucay, invié la muestra de la traza de la descendencia y genealogía donde vinieron y procedieron los Ingas, tiranos que fueron de estos reinos, con una probanza de la averiguación deste negocio que iba haciendo, [y] prometí de inviar esta probanza más extendida con la Historia, también autenticada, juntamente con los paños de la pintura autorizados, que agora se llevan; y por concurrir en esto curiosidad de que V. M. gustará de ver y entender importancia tan grande de la verificación deste hecho, he querido en la mejor forma que acá, conforme á las oficiales de la tierra se podia poder, enviar á V. M. esos cuatro, paños, de que, siendo V. M. servido, se podrían mandar más en forma en Flándes en alguna tapicería, que con más perpetuidad quedase la verdad que en ellos va… Memoria sumada del inteligencia dellos lleva el portador [Jerónimo Pacheco, su criado], con el libro de la Historia y probanza; y es cierto que aunque los indios pintores no tienen la curiosidad de los de allá, que por la fiema y poca pesadumbre de su naturaleza, creo que gustaría V. M. de tener algunos en las casas de Aranjuez y el Bosque y el Pardo, no los he osado inviar sin licencia, que no es gente con quien es menester hacer más asiento que dalles la comida y la manta con que se cubren.»
(Archivo de Indias.)